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Entrevista a Antonio García, comandante del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia

«En el actual panorama político de Colombia está la opción neoliberal impositiva y guerrerista de Uribe frente otra opción de una expresión democrática, soberana, popular y de paz»

Fuentes: Sistema Informativo Patria Libre

El Gobierno dice estar cerca de un encuentro con el ELN? ¿Es eso cierto? En Mayo del año recién pasado, el Presidente Uribe solicitó a México sus buenos oficios como facilitador de un eventual proceso de diálogo entre el ELN y el Gobierno colombiano. Sin mucho miramiento saludamos el gesto de México y esa misma […]

El Gobierno dice estar cerca de un encuentro con el ELN? ¿Es eso cierto?

En Mayo del año recién pasado, el Presidente Uribe solicitó a México sus buenos oficios como facilitador de un eventual proceso de diálogo entre el ELN y el Gobierno colombiano. Sin mucho miramiento saludamos el gesto de México y esa misma semana presentamos al país una propuesta concreta para un ACUERDO HUMANITARIO, como el gobierno esquivó dicha propuesta, no quedaba otra opción que explorar la posibilidad de abrir un proceso de diálogo con la facilitación de México.

Como el Gobierno hablaba permanentemente con el Embajador Andrés Valencia y tenía todas las posibilidades de exponerle sus puntos de vista, el Comando Central le solicitó al facilitador mexicano una reunión para intercambiar sobre los posibles cursos del proceso. Ahí empezó el problema, el gobierno colombiano colocó condiciones al ELN para hablar con el facilitador, pero el gobierno lo podía hacer en completa libertad, eso es un completo desbalance. El gobierno solicitaba cese al fuego y a las hostilidades para hablar con el facilitador, eso es un total contra sentido, pues equivale a decir acabemos la guerra para sentarnos a hablar para ver si se puede acabar la guerra.

El ELN no esquivó la propuesta, por el contrario flexibilizó su postura y aceptó parte de los condicionamientos, suspender las operaciones militares ofensivas contra la fuerza pública y los ataques a la infraestructura durante el tiempo que durase la reunión. Pero el gobierno se volvió aún más inflexible.

Como había tanta dificultad para hablar con el facilitador, propusimos hablar directamente con el gobierno, pues era éste quien estaba colocando las condiciones, para lo cual ofrecimos el mismo gesto. Como el gobierno continuó inflexible y no pudimos llegar a un acuerdo le dijimos al delegado del gobierno que siguiéramos estudiando el asunto para buscarle una salida y que no precipitáramos una salida equivocada de manera pública, dado que el gobierno también exigía confidencialidad.

¿Las declaraciones del presidente Uribe, rompen la confidencialidad y discreción que se traía?

En aras de buscar apoyo internacional para un proceso de paz para nuestro país, enviamos una carta a la reunión de presidentes en Guayana. En dicha comunicación, que conoció previamente el gobierno colombiano, no exponíamos nuestros puntos de vista, sino que era un mensaje genérico solicitando una mirada generosa de dichos gobiernos para con el proceso de paz. Pero el Presidente Uribe no tubo la delicadeza de respetar la confidencialidad que se había convenido y empezó hablando «entre nosotros» en una reunión de más de 200 personas y que estaba siendo transmitida por la televisión para el mundo.

Pero lo más delicado es que terminó públicamente con una discusión que traíamos de manera bilateral y sin contar con nuestra presencia, acabando de raíz la posibilidad de flexibilizar los puntos de vista, como las dejó el presidente ya nadie podrá mover las posiciones.

¿Es cierto que ustedes no aceptan suspender los secuestros? ¿Por qué?

Como el ELN se ha negado y se seguirá negando a involucrarse en el narcotráfico,

ahora no puede suspender las retenciones y las impuestaciones, porque necesitamos financiar nuestras actividades políticas y sociales y el sostenimiento de sus hombres, en cambio el gobierno se gasta el dinero de los colombianos en sus planes de guerra, además anda por el mundo solicitando ayuda económica para financiar su guerra y Estados Unidos también hace desembolsos considerables para tal fin. Si tuviésemos esas mismas opciones no tendríamos que recurrir a ellas, lo cual no quiere decir que en un proceso de paz no puedan surgir otras alternativas de financiamiento, a lo cual siempre hemos estado abiertos a examinar.

¿Qué pasó con la facilitación de Méjico?

Nos gustaría hablar personalmente con el Gobierno y facilitador mexicano, hubiésemos querido tener las mismas oportunidades que tenía el gobierno colombiano para hablar ampliamente con él, pero las condiciones que colocó Uribe

dificultaron su labor de facilitación.

El ELN ha sido amigo de la participación de la sociedad y la comunidad internacional en los procesos de paz, ¿Cómo está eso hoy?

Cuando surgieron dificultades en la interlocución con el facilitador mexicano la Comisión de Facilitación Civil nos ayudó de manera profesional y logramos reanudar el proceso, pues la propuesta de paz del ELN es por esencia un proceso abierto a la sociedad, busca la participación de todos los sectores de la sociedad por cuanto pensamos que la paz es un deber y un derecho de todos los colombianos, de igual manera entendemos que la paz de Colombia hace parte de la construcción de la paz del mundo y se necesita la cooperación de la comunidad internacional.

El ejercicio que hemos hecho con este gobierno ratifica aún más esta visión, pues los gobiernos pasan y la guerra sigue, sólo si la fuerza de una sociedad apoya y participa, la construcción de la paz será posible.

Con las declaraciones de Uribe, ¿ustedes dan por cerrado el proceso?

El ELN jamás ha cerrado ningún proceso, lo que si decimos es que cada proceso da de sí lo que tienen sus gestores en la cabeza. Por las declaraciones que hizo el Presidente Uribe yo no voy a salir a gritar que es un «saboteador», eso no sería serio de mi parte, simplemente digo lo que señalé anteriormente, que el Presidente colocó en el escenario público nacional e internacional una discusión que era bilateral y confidencial, y al expresar de manera inflexible su punto de vista petrificó la búsqueda que traíamos y ahora es muy difícil que las dos partes nos podamos mover.

¿Cuáles son en su consideración los atranques para que avance el proceso de paz?

Lo más grave es que el actual gobierno niegue la existencia de un conflicto interno, porque quiere borrar la historia y con ella todos los estudios y reflexiones que tiene la sociedad, los sectores académicos, la intelectualidad, los mismos gobiernos anteriores, es un menosprecio a todos ellos. Sin duda que la sociedad en su conjunto ha comprendido las causas y orígenes del conflicto, y cuando la sociedad madura en la comprensión de sus problemas está cerca de encontrar las soluciones.

Este gobierno ahora dice que no hay conflicto, sino «terrorismo» y que lo va a derrotar o lo va a mandar a otro planeta, y al mismo tiempo dice que quiere buscar la paz, por todo lo que dice y hace este gobierno quiere la guerra, no la paz, y por eso quien pierde es el país, pues se aplaza para quien sabe cuando las soluciones que deben ser para hoy.

¿Vale la pena los esfuerzos que se hacen con este gobierno para alcanzar un proceso de paz?

No podemos dejar que impere la lógica de la guerra, con eso perdemos todos, la paz es la prioridad de la nación y en eso no podemos equivocarnos. Amplios sectores de la sociedad han ubicado las causas del conflicto en la ausencia democracia, en las profundas desigualdades sociales, en la persecución política, en un diseño de sociedad que no interpreta a las mayorías, por eso cada día que pasa la opinión nacional se inclina más a favor de la paz, así este gobierno la dificulte debemos persistir en ella, pues al final con este o con otro gobierno tenemos que concluir con esa tarea.

Estamos en el momento en el que todos los colombianos debemos jugárnosla por un gobierno que de verdad quiera y propicie la paz.

¿Qué sigue ahora?

Vamos a analizar las explicaciones que nos presente el gobierno, también esperamos conversar con los embajadores de Venezuela, Brasil y España que han anunciado una visita a Francisco Galán. No nos hacemos muchas ilusiones con este gobierno. Lo que si es seguro es que seguiremos trabajando con todos los sectores que creen en la paz, para que entre todos abramos un camino ancho por donde todas las iniciativas puedan fluir.

Crece el escepticismo en el país sobre el proceso con los paras. ¿Cómo lo ven ustedes?

Entre los paramilitares y el Estado colombiano no se puede dar ningún proceso de paz por cuanto jamás ha existido entre ellos ningún conflicto, la sociedad no conoce ninguna declaración de principios donde los paramilitares fundamenten su lucha contra el Estado. El registro histórico del accionar violento de los paramilitares habla por sí mismo, miles de masacres contra la población no combatiente, miles de acciones dirigidas y diseñadas con la deliberada intención de matar, y para robarle las tierras y las pertenencias a los pobres de Colombia, y para quitar del camino a todas las personas que se opusieran al Estado, incluyendo niños, ancianos y mujeres embarazadas con la intención de producir terror entre la población, casi todas las masacres se hicieron y se siguen haciendo en áreas donde las fuerzas armadas del Estado tenía y tiene una fuerte presencia.

De otro lado existe una amplia cooperación y coordinación entre los paramilitares y las tropas gubernamentales en la confrontación militar contra la insurgencia, donde la estrategia global la traza el Estado y los paramilitares cumplen su rol.

Lo que existe en la actualidad es un mejor ajuste en los roles que cada uno debe seguir cumpliendo. Si se quiere hacer un proceso de paz con los paramilitares lo primero que se debía precisar es con quien se enfrentaban o se enfrentan ellos, si los resultados de sus combates son el reguero de masacres y las decenas de miles de huérfanos y viudas y los millones de desterrados-desplazados, objetivamente su enemigo principal era y es la población indefensa y no combatiente, los registros históricos existen y la reciente aplicación de la «arqueología» lo está demostrando en San Onofre, Sucre.

¿Debe haber, verdad, justicia y reparación?

Lo primero que debe decírsele al país es qué fue lo que hicieron y lo que siguen haciendo los paramilitares, además el país necesita saber la verdad de lo que está en curso, pues el Estado está legalizando una estructura criminal sin ningún miramiento jurídico.

Todas las estructuras paramilitares están comprometidas en crímenes de lesa humanidad, y varios miles de sus integrantes ya están legalizados y al país no se le ha presentado ningún balance de lo que hicieron los paramilitares, y es sobre el conocimiento de esta verdad histórica que el país debe definir que tipo de justicia y reparación debe aplicarse. Con este gobierno todo es al revés, primero se perdona y se legaliza y luego se mira que fue lo que se perdonó, y al final se discuten las normas jurídicas que a bien tengan aceptar los jefes paramilitares.

Con estas favorabilidades del gobierno con los paramilitares se le está haciendo mucho daño al país, pues la gente no sabe que es más lesivo para la sociedad: o ser simplemente narcotraficante, o un criminal paramilitar.

Al simple narco se lo extradita a Estados Unidos, pero a un paramilitar que mata gente inocente y además es un gran narco se le legaliza, no se puede hablar de perdón, pues para llegar a él se requiere que el perdonado asuma sus crímenes, diga en concreto sobre qué es lo que pide perdón. O es que ahora para pedir perdón hay otra innovación: obligar y chantajear a los que deben perdonar o castigar. El presidente dijo en una oportunidad que no iba a indultar a nadie, pero casi todos los paramilitares están libres, lo que quiere decir que sí se está haciendo, se le está dando un tratamiento de fuerza política a los responsables de crímenes de lesa humanidad y se les cobija también el narcotráfico al hacerlo conexo a los crímenes de lesa humanidad, que caldo tan explosivo, y todo con la venia de los Estados Unidos.

En días pasados, hubo en el Cauca, un referendo con las comunidades sobre el TLC. ¿Qué opinión les merece?

Es un 98% que condena el TLC y eso evidencia que los pueblos ya saben que las políticas neoliberales han sido altamente lesivas para ellos, el modelo de estabilidad social que difundieron los neoconservadores fracasó. Es aleccionador que las comunidades indígenas del Cauca nos recuerden a todos donde radica la soberanía de la nación, y que en temas tan esenciales para el país, la sociedad debe ser consultada, y el gobierno debe interpretar el sentir mayoritario de los colombianos. Las comunidades indígenas están más tono con el funcionamiento democrático de las sociedades del mundo que se consideran avanzadas.

La izquierda legal se esta unificando, ¿ven ustedes posible un candidato único?

La izquierda legal en Colombia ha sido históricamente perseguida y asesinada, sería bueno actualizar las estadísticas y refrescar la memoria para no perdernos en la frialdad de las cifras. Este tratamiento a la izquierda no ha cambiado sustancialmente, baste recordar lo que ha pasado en el actual gobierno y analicemos los asesinatos a dirigentes y activistas sociales, así como las incontables y arbitrarias detenciones masivas.

Pese a todo este drama, la izquierda legal ha sobrevivido y hoy con más experiencia y madurez se viene convirtiendo en una opción para los cambios en Colombia, esta llegando el momento de superar los proyectos de grupo o de partido y ya se habla den un proyecto de nación que nos involucre a todos, que vaya más allá de la izquierda, pues hay amplios sectores democráticos y sin partido que quieren una Colombia más democrática y con cara de pueblo. Hoy además de posible es necesario un candidato único, que nazca de una convergencia amplia, que unifique al país a favor de la democratización y se comprometa con la construcción de la paz.

¿La nueva dinámica que hoy tiene la izquierda colombiana se inscribe en los fenómenos de triunfos electorales que se viven en el continente?

Los fenómenos que acontecen en el continente indudablemente también se manifiestan en Colombia, no sólo en el fenómeno electoral, sino en otros campos. Primero que todo el neoliberalismo como proyecto social fracasó en América Latina, y la vía impositiva para frenar la lucha social también fracasó.

En Colombia, con Uribe, se pretende imponer el neoliberalismo por la vía de Fujimori, pero a destiempo, es como si se quisiera negar que en otros países dichas recetas dejaron funestos resultados. En segundo lugar, los países que hoy intentan una vía diferente al neoliberalismo lo hacen a través de una importante lucha popular que ha ido abriendo paso a opciones electorales, pues la opción electoral sin un amplio apoyo popular, de movilización y de lucha es insuficiente.

En el actual panorama político de Colombia está la opción neoliberal impositiva y guerrerista liderada por Uribe, donde los partidos tradicionales oligárquicos no están plenamente identificados y se notan fisuras, y otra opción que se viene abriendo camino desde el fracasado referendo de Uribe, como una expresión democrática, soberana, popular y de paz que hoy construyen las fuerzas que vienen convergiendo en una propuesta de nuevo país y que se la jugarán por un candidato único. En medio de estas dos opciones existen otras expresiones políticas que en el transcurso de los meses terminarán por bosquejar los escenarios de futuro para Colombia.

¿Cómo ven la reelección, es algo que le sirve al país? ¿Cómo verían la reelección de Uribe?

La reelección de Uribe está sustentada en la necesidad de darle continuidad a su gobierno para continuar la guerra contra la insurgencia, a lo mejor si la hubiese derrotado también la hubiera buscado por que a los autoritarios les gusta empotrarse en el poder. El tema de la reelección cambió la lógica de gobernar por la de hacer campaña desde el gobierno y eso para nada le sirve al país, pues se confunden los objetivos del país por los de las aspiraciones personales, que afecta incluso el flujo normal de las aspiraciones presidenciales de los partidos tradicionales.

La intransigencia de Uribe ha propiciado la unidad de los sectores democráticos y de la izquierda, ha hecho posible que se mire con más claridad una opción de gobierno más favorable al pueblo, que propugne por cambios que le sirvan a la gente humilde y haga viable la paz.

El colocar sobre el horizonte la posible reelección de Uribe significaría decir que el país tendría otros cuatro años de guerra y que la paz se alejaría aún más, cosa que beneficiaria a las corrientes de extrema derecha, enemiga de los cambios y de la paz para Colombia.

Últimamente se han extraditado varios capos y dirigentes guerrilleros de FARC hacia EE.UU. ¿Cómo ven ustedes esto?

Valga aclarar una vez más que el ELN condena el narcotráfico y no está involucrado en nada con él, pero entiende que el narcotráfico es un fenómeno económico y social que requiere un tratamiento político y en los marcos de una responsabilidad internacional compartida, donde Estados Unidos deje de ser juez y asuma también sus responsabilidades.

En este orden de ideas el ELN ha presentado en diversos escenarios su propuesta para la superación del narcotráfico, en ella decimos que no compartimos la extradición, pues la superación del fenómeno del narcotráfico requiere de una política que supere lo

meramente represivo, y además es una imposición gringa que lesiona la soberanía nacional.

A los compañeros de las FARC los han extraditado con el objetivo de estigmatizarlos, pero con eso los Estados Unidos están enviando el mensaje al mundo de estar aplicando la «justicia universal», lo cual es un bumerang que los golpeará a ellos mismos cuando el mundo entero les pase las cuentas por lo que han hecho. Aplicar justicia en tierra ajena implica también estar dispuesto a asumirla cuando otros se la apliquen. Sobre el tema de la justicia Estados Unidos no tiene ninguna autoridad moral en el mundo.

Las estadísticas oficiales hablan de la disminución de los índices de miseria, violencia y desplazamiento en el país, ¿coinciden ustedes con esas afirmaciones?

Hace unas semanas renunció el director del DANE por que el gobierno quería controlar la publicación de las cifras procesadas por la entidad oficial, eso dice mucho de cómo se manejan las cifras desde el gobierno.

En el artículo «El debate sobre el tamaño de la pobreza en Colombia» publicado por la Revista Economía Colombiana, edición 303, de la Contraloría General de la República, publicada en agosto de 2004, habla de las diversos estudios que se han realizado sobre el tema, allí podemos ver que para el 2003 se habla de una pobreza del 66,3% y de una indigencia del 22%, esas son palabras mayores, si se tiene en cuenta que estas cifras se hacen con base en muestreos a través de lo que se llama encuesta de hogares, que da una idea pero que no es la realidad misma, y además se cataloga que una persona entra en la órbita de los pobres cuando sus ingresos mensuales están por debajo de $190.325 devaluados pesos, y en la de indigencia por debajo de los $79.080, son cifras que entraña en sí mismas la violencia, cuesta mucho aceptarlas, pero ellas manifiestan cotidianamente en la vida de los colombianos la peor violencia, son ellas están expresadas las causas que originan el conflicto que se quiere negar.

Sobre los desplazados, no se puede decir que se ha reducido su número si el país no sabe cuántos desplazados existen y porque, entre otras cosas, muchos no están registrados.

Mucho se especula sobre las cercanías o lejanías entre ustedes y las FARC. ¿Cuál es la realidad?

En esto muchos analistas tienen que bajarse de las nubes. Es sencillo, con FARC estamos cerca en lo que podemos estar, o sea en nuestras identidades, y estamos lejanos en lo que nos diferencia, teniendo en cuenta que ambas organizaciones somos autónomas y soberanas, con un cuerpo de mandos preparados a lo largo de 40 años de lucha.

En ninguna de las dos Organizaciones la política y su manejo se da a capricho o se hace por bruscos cambios a como esté el clima, sino que obedece a decisiones colectivas, al debate democrático en el seno de sus fuerzas. Ni FARC depende del ELN, ni el ELN depende de FARC. Valga decir que en oportunidades hemos luchado y seguimos luchando junto en las trincheras, en otras oportunidades hemos tenido dificultades que no hemos tratado correctamente, pero seguimos en el empeño de superar las dificultades.

Hoy con este gobierno no queda otra alternativa que unificar todas las fuerzas democráticas, populares, revolucionarias e insurgentes para enfrentar el guerrerismo y señalar con más fuerza una salida de paz.

¿Ven posible un acuerdo humanitario entre las FARC y este Gobierno?

Todo lo que es necesario para bien del país debe hacerse posible, ese es el sentido último de la política. La rigidez gubernamental está prolongando más allá de lo esperado el dolor de mucha gente. Ya hubo una frustración por intentar un rescate, tanto va el cántaro al agua que al final no quedan sino los pedazos.

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El Comandante Antonio García es miembro del Comando Central del Ejercito de Liberación Nacional de Colombia