Dinero a manos llenas está gastando la Compañía Canadiense BARRICK, a fin de asegurarse la aprobación de su Proyecto de Explotación de Pascualama, pese a que este supone un gigantesco daño ambiental para Chile, escasa generación de empleo y escuálido pago por concepto de tributos al Estado. Asombra que en un país democrático y que […]
Dinero a manos llenas está gastando la Compañía Canadiense BARRICK, a fin de asegurarse la aprobación de su Proyecto de Explotación de Pascualama, pese a que este supone un gigantesco daño ambiental para Chile, escasa generación de empleo y escuálido pago por concepto de tributos al Estado.
Asombra que en un país democrático y que es gobernado, supuestamente, por una coalición progresista, un proyecto de estas características se encuentre ya en la recta final para su puesta en marcha. Basta señalar que Barrick fue autorizada hace algún tiempo a intervenir los glaciares; en consecuencia, la polémica en la actualidad se reduce a los efectos que su traslado puede provocar, los que podrían llegar a la desaparición de estos glaciares que se formaron en la época del cuaternario.
El propio diario El Mercurio, que nadie podría catalogar de hostil a la inversión extranjera, presentó un reportaje que demuestra la inconveniencia para el país de aceptar este proyecto, al tiempo que destaca la enorme inversión que Barrick está destinando a publicidad a fin de embaucar a quienes podrían ser permeables a su mensaje.
Naturalmente los argumentos son ya muy conocidos y tienen que ver con la generación de empleo y aporte al desarrollo local y nacional, pese a que los especialistas que han cuantificado el aporte en ambas variables llegan a cifras miserables.
Televisión Nacional de Chile no ha trepidado en recibir las órdenes de publicidad de Barrick, ya que ellas le permiten entonar sus alicaídas arcas, bastante menguadas con los fracasos de rating que ha experimentado este año, aunque en definitiva ello signifique que «el canal de todos los chilenos» esté contribuyendo a la estrategia de desinformación de una compañía de pésimos antecedentes internacionales en materia de manejo del medio ambiente.
El Mercurio destaca que la empresa se ha negado a declarar qué porcentaje de la inversión se hará en Chile ni el monto de las utilidades proyectadas, pese a que su estrategia comunicacional trata de convencernos de que ella opera con responsabilidad social y con transparencia.
Para extraer alrededor de 18 millones de onzas de oro en un plazo de 20 años, que es el botín que persiguen estos facinerosos desde el yacimiento de Pascualama ubicado a la altura de Vallenar en la III Región, se han intervenido ya tres glaciares, pese a que ello ocasionará daños ineludibles sobre la agricultura a través de la contaminación de las aguas.
A estas alturas resulta indiscutible que los glaciares ya se han visto afectados debido a la construcción de caminos de tierra para la explotación del mineral, lo cual ha significado cubrirlos de polvo debido al tránsito de camiones y acelerar el derretimiento del hielo. Lo peor está por venir, cuando se intente el traslado de los glaciares que, según expertos de alto nivel, significará el derretimiento de los mismos, sobre todo si se considera los desastrosos manejos de glaciares por parte de Barrick en Kirguistán y Canadá.
Otra cosa notable es el desdén con que los ejecutivos de la empresa consideran las recomendaciones o críticas que las instancias medioambientales chilenas les han formulado. La Comisión Regional del Medio Ambiente ha solicitado amablemente a Barrick adecuarse a un sistema de explotación mixto, que combine minería a rajo abierto con minería subterránea para evitar el daño a los glaciares. Barrick ha replicado que por tratarse de un yacimiento de baja ley, esa alternativa carece de rentabilidad.
La COREMA critica que la empresa no considere medidas suficientes para evitar la contaminación de las aguas subterráneas, pero en definitiva la COREMA, la CORAMA o cómo crestas se llaman son simples instancias del poder político, el cual podría perfectamente haberle puesto la proa al proyecto, si es que existiera voluntad de hacerlo.