Hay cuatro prisioneros políticos chilenos en huelga de hambre : Hardy Peña Trujillo Pablo Vargas López Claudio Melgarejo Chavez Fedor Sanchez Piderit Y, el 30 de junio del 2005, ellos cumplieron 46 días en huelga líquida y el promedio de vida es de 55 días. Hagamos una acción urgente, mediante llamados telefónicos, telegramas, fax, correos […]
Hay cuatro prisioneros políticos chilenos en huelga de hambre :
Hardy Peña Trujillo
Pablo Vargas López
Claudio Melgarejo Chavez
Fedor Sanchez Piderit
Y, el 30 de junio del 2005, ellos cumplieron 46 días en huelga líquida y el promedio de vida es de 55 días.
Hagamos una acción urgente, mediante llamados telefónicos, telegramas, fax, correos al gobierno de Chile, consulados, embajadas. Reactivemos la solidaridad con los sindicatos, organizaciones internacionales. Todo gesto y todo acto serán determinantes para salvar la vida de estos hombres impecables de Chile, hoy en huelga de hambre.
Hagamos una acción urgente por la vida de los prisioneros y montemos guardia por los acontecimientos que se desencadenarán, dependiendo del estado de salud de los castigados, preparándonos para tal fin.
En Chile aun existen los Presos Políticos. Ellos permanecen en una Cárcel de Alta Seguridad, que fue inaugurada el 1994 para los revolucionarios, y en 1997 para las revolucionarias. Es el mismo sistema judicial, penal, de castigo, legislativo, y administrativo que se aplica en Turquía, donde hay más de cinco mil presos políticos.
Estos hombres son Presos Políticos porque actuaron y desarrollaron una acción política destinada a sustituir el régimen de turno, el que se sostiene por la Constitución dictada por los militares y las oligarquías, bajo la absoluta impunidad, de tutelaje militar, de pobreza, de marginalidad y de consensos fundados en la rendición de la izquierda.
Contra la aberración humana, la lucha revolucionaria no sólo es legítima, sino que es necesaria.
Ellos son presos Políticos después de haber sido detenidos por agentes del Estado, después de haber sido torturados por sus aprehensores, con los mismos métodos empleados por la dictadura militar. Ellos fueron detenidos en «democracia» por lo cual su situación no despierta la preocupación de los «demócratas», muy por el contrario, al igual que en la dictadura militar, son tildados de terroristas por aquellos que azuzaron a los militares a alzarse contra el pueblo y por aquellos que hoy defienden el sistema legado.
¿Cómo no rebelarse contra tamaña deshumanización?
Las personas, las organizaciones populares y revolucionarias tienen que levantar la voz para poner fin a estas violaciones de los derechos fundamentales y contribuir a realizar un muro, poco a poco, contra el neoliberalismo feroz que se ha extendido de manera siniestra, generando represión y pobreza.
Si los prisioneros políticos llegaran a sufrir un deterioro irreparable, nuestras organizaciones revolucionarias, nuestras pequeñas fuerzas, tienen derecho y deben establecer un precedente para poner fin a la impunidad. Será necesario actuar con toda la fuerza posible, no contra el Estado y su brazo inquisidor, sino contra la oligarquía que ha dictado desde las sombras el crimen contra la población, esclavizándola.
La existencia de prisioneros políticos en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, España, México, Perú, Turquía y tantos otros países, nos muestra la efectividad de las ideologías armadas con sus aparatos de seguridad y también nos muestra la resistencia existente en cada uno de nuestros países. Esto quiere decir que no nos hemos rendido ni estamos sometidos, sino de que nos encontramos en plena lucha de rebeldía, desfavorecidos y de pie, tratando de derrotar al capitalismo y con el objetivo de construir una sociedad equitativa y por ende justa.
El autor es miembro del colectivo «Poetas Antiimperialistas de América»