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Bachelet y el enorme desafío de demostrar que Violeta Parra estaba equivocada

Fuentes: www.causapopular.com.ar

En marzo se cumplirán 16 años de gobiernos encabezados por hombres de la Concertación de Partidos por la Democracia. Y en ese mes se iniciará una nueva administración del mismo signo, presidida esta vez por una mujer, Michelle Bachelet. Al finalizar su gobierno la primera mujer presidente de Chile cerrará dos décadas de una coalición […]


En marzo se cumplirán 16 años de gobiernos encabezados por hombres de la Concertación de Partidos por la Democracia. Y en ese mes se iniciará una nueva administración del mismo signo, presidida esta vez por una mujer, Michelle Bachelet. Al finalizar su gobierno la primera mujer presidente de Chile cerrará dos décadas de una coalición en el poder, hecho inédito en la historia chilena. Todo parece indicar que los chilenos, al menos una mayoría contundente, están satisfechos con lo que ocurre. A pesar de la resistencia de enclaves autoritarios como el sistema electoral y a pesar de que más del veinte por ciento de la población vive en bajo la línea de pobreza, la Concertación chilena se apresta para transitar 4 años más de gobierno. Toda una oportunidad.

La imagen de Michelle Bachelet como Presidenta electa de Chile apareció en las portadas de numerosos periódicos en el mundo, que destacaron el hecho histórico del triunfo de una mujer socialista para llevar los destinos del gobierno chileno por los próximos cuatro años.

La popularidad de Ricardo Lagos, la división de la derecha y la novedad que representó la candidatura de una mujer fueron las bases de la victoria de Michelle Bachelet en las elecciones presidenciales de Chile, según las conclusiones de varios analistas políticos chilenos

Hoy enfrenta las presiones de su coalición por obtener representación en su gabinete y la derecha declara que se terminó la «democracia de los acuerdos» y asegura una dura oposición.

Bachelet ha demostrado ser una gran conciliadora, muy diestra en el arte de armonizar dialécticamente a antagonistas y domesticar gorilas militares. A esa capacidad demostrada debe su éxito. Ha dicho que no olvida a su padre (asesinado por Pinochet) y también afirma que Allende fue un demócrata y consecuente patriota.

La elección de Bachelet provocó desbordamientos de alegría en las calles chilenas. Eso significa que el pueblo la ve, esperanzado, como la apertura de otro Chile que debe ser construido. Aunque ella haya sido la candidata de Lagos es obvio que debe cortar ese cordón umbilical cuanto antes para poder sobrevivir en un país que espera mucho de su gobierno

Bachelet, que de joven fue una militante de la izquierda allendista y cuyo padre murió en las mazmorras de Pinochet, tiene por delante un desafío enorme: demostrar que Violeta Parra estaba equivocada cuando decía en una de sus canciones que «Chile limita al centro de la injusticia«.

Para ello deberá revertir la tendencia heredada de la dictadura, que en la democracia concertacionista continua perfeccionada y que logró convertir a una de las sociedades más igualitarias de los 70 en una de las más injustas de América latina en la actualidad, con índices que lo incluyen en el «top ten» de los 10 países de peor distribución de la riqueza en el mundo.

La agenda que tiene por delante es apabullante, lo más urgente es redistribuir ingresos y crear empleo legitimo, satisfacer los reclamos de los mapuches en sus luchas contra las trasnacionales, alentar la organización de los sectores populares, enjuiciar a los responsables de gravísimos atentados a los derechos humanos y reformar el régimen político, todavía marcado a fuego por la herencia del pinochetismo.

En cuanto al frente internacional deberá garantizar, con el activo involucramiento de la ONU, un arreglo diplomático que le otorgue la salida al mar a Bolivia.

La segunda vuelta del 15 de enero en datos

Las elecciones como parámetro para auscultar la coyuntura política de un pueblo siempre arrojan mensajes, interrogantes y curiosidades. Y en lo fundamental un mandato de los electores a sus elegidos.

Las elecciones chilenas marcan también estas tendencias, una izquierda allendista que fue determinante. Pero a su vez, evidencian un mundo excluido, desencantado de un sistema electoral a la medida de la derecha pinochetista.

Los datos concretos indican que :

Michelle Bachelet, logró en la segunda vuelta electoral 3.712.902 votos con el 53,49 %, es decir más de 544.963 de los que consiguió en la primera vuelta (En los que obtuvo 3.167.939, con 45,95% válidos).

El candidato derechista Sebastián Piñera logró 3.227.658 con el 46,50%.

Para ganar en segunda vuelta fue vital el apoyo del Pacto de izquierda Juntos Podemos Más el que en primera vuelta logró, en su votación de diputados y senadores el 7,40%

– Partido Comunista de Chile 335.215 5,14%

– Partido Humanista 101.598 1,55%

– Independientes Lista C 45.694 0,70%

Con un total de la Lista/Pacto de 482.507 votos válidos, vale decir el 7,40%

Además, como dato curioso, en la segunda vuelta votaron menos que en la primera:

7.156.554 primera vuelta

7.142.599 segunda vuelta

Lo que paso fue que una parte importante de los que en primera vuelta votaron nulo o en blanco,(Y, que para los efectos del recuento no son considerados válidos) en segunda vuelta optaron por una preferencia. Los que sumaron más de 60.932 votos válidos más en la segunda vuelta, que en su mayoría votaron por Bachelet.

Democracia de vejetes: 75% de jóvenes entre 18 y 29 años no votan

Según datos (INE, estimado 2006): Chile tiene población de 10.750.033 personas mayor de 18 años. Los inscritos en los registros electorales en la última elección fueron 8.220.897.

Lo cual indica que los no inscritos, con derecho a voto suman 2.530.033

Es más, tres de cada cuatro jóvenes no votó en la segunda vuelta presidencial, según cifras oficiales: están desencantados de la política y se desentienden de las elecciones, producto de la apatía, la falta de propuesta de los candidatos y el hecho de que la inscripción se convierte en una obligación a votar de por vida.

En el padrón electoral chileno hay sólo 797.991 jóvenes de entre 18 y 29 años inscritos, de los casi 3 millones que según el último censo del Instituto Nacional de Estadística están en esa franja de edad.

Llevadas a porcentajes, las cifras son elocuentes: El 74% de los chilenos de entre 18 y 29 años no están anotados en el registro electoral, lo que implica que no pueden votar.

Estos datos hablan de la necesidad de transformar el sistema político heredado de la dictadura. Si ese es el camino de la nueva presidenta, seguramente, podrá decirse que varió su propio destino y con ello, dio por concluido una parte de la historia negra de Chile.

De ella dependerá recuperar y modificar el camino.

La permanencia del sistema binominal obstaculiza la profundización de la democracia que Chile requiere. El sistema electoral impuesto por la dictadura y las normas constitucionales que lo fundan no pueden ni deben continuar.

Son factores que han contribuido a la degradación y desprestigio de la actividad política y constituye, por tanto, un riesgo para la permanencia de los insuficientes logros democráticos.

El sistema binominal niega la igualdad de los ciudadanos en la formación de los cuerpos representativos. El diseño de distritos armado por los ideólogos de la dictadura ha creado diferencias de representatividad de hasta 800% (caso Puente Alto o Maipú comparado con Aysén ) en condiciones que en países como Francia o Alemania el diferencial no puede ser superior al 20% o 33% respectivamente.

Es más, si existiera un sistema electoral proporcional, con la votación obtenida en la última elección, en la Cámara de Diputados en marzo del 2006 habría:

– 63 representantes de la Concertación,

– 47 de la derecha y

– 9 del Juntos Podemos e independientes.

Y en el Senado:

– 20 escaños serían de la Concertación,

– 15 de la derecha y

– 3 del Juntos Podemos.

La derecha neopinochetista le robó, no solo al Podemos Más y a la Concertación sus diputados y senadores legitimamente elegidos, sino usurpa de la soberania nacional. ¡Qué bien aprendieron de la doctrina y práctica de papa mono!.

Y más aún se manifiestan indignados y prometen oposición dura a la nueva presidenta.

Si para aprobar una reforma constitucional o el cambio del sistema binominal se requieren 69 votos en la Cámara de Diputados y 23 en el Senado (la Concertación obtuvo en la última elección 66 y 20 respectivamente). Queda más que claro que la derecha sigue con la llave en la mano en cuestiones relevantes.

Lo que se viene por derecha

La oposición derechista, amparada en el sistema electoral binominal, y que obviamente por razones de conveniencia, se niega a modificar, ha logrado adquirir una representación casi similar a la mayoría oficialista gracias a la cual durante años ha bloqueado iniciativas del oficialismo.

Ahora se apresta a enfrentar a Bachelet con una oposición dura «La política de los acuerdos llegó a su término, porque, entre otras cosas, no ha sido afín a los intereses del sector», anunció el presidente subrogante del derechista partido Renovación Nacional, RN, el senador Carlos Cantero.

Por su parte el senador Juan Antonio Coloma del otro partido derechista y más pinochetista, la Unión Demócrata Independiente, UDI, afirmó que «muchas veces se piden acuerdos alegando políticas de estado, pero al final todo ello se traduce en puntos políticos a favor de la Concertación (de Partidos por la Democracia, la coalición gobernante) que juegan en contra de la alternancia en el poder».

En septiembre pasado, tras 15 años, la derecha chilena, dio finalmente su aprobación y permitió cambios que permitieron conformar una Constitución diferente y más democrática que la legada por el ex dictador Augusto Pinochet.

Esa fortaleza legislativa de la derecha forzó a los tres gobiernos de la coalición de concertacionista a negociar los cambios o a tener que resignarse a derrotas consecutivas.

Pero en el nuevo Congreso que jurará el 11 de marzo, en la misma oportunidad en que Bachelet asumirá la presidencia, el oficialismo tendrá por primera vez mayoría en ambas cámaras. Pero esa mayoría, como queda claro, no le es suficiente para cambios constitucionales, donde se exige un alto quórum.

La «razón» entregada para el cambio de la derecha a una oposición dura a Bachelet es la molestia con el presidente Ricardo Lagos por lo que denominan «escandaloso intervencionismo» del mandatario y su gobierno en la reciente elección presidencial.

El endurecimiento de la derecha se expresó luego que los dos partidos derechistas se reunieran con el candidato presidencial derrotado Sebastián Piñera, quien siempre, a lo menos en campaña, se manifestó moderado y dispuesto a alcanzar acuerdos.

La presidenta electa, sin embargo, no parece preocupada, aunque no debe haberle dejado de sorprender la nueva actitud de la derecha.

Tras su triunfo el domingo 15 de enero, los dos candidatos que tuvo que enfrentar en primera y segunda vuelta, Joaquín Lavín y Piñera, cuando la visitaron pos eleccion, le prometieron una oposición constructiva.

«Pese a que vamos a tener mayoría en el Parlamento, aspiro a que resolvamos los desafíos de la manera más democrática posible y eso significa busca los grandes acuerdos sobre los temas nacionales», dijo Bachelet, que además hizo notar la contradicción de la derecha, cuyos dos candidatos coincidieron con la próxima mandataria durante la campaña electoral en una serie de medidas y cambios.

Y la izquierda busca imponer agenda

La izquierda marginada del parlamento se constituye en un nuevo actor político en la nueva coyuntura. El secretario general del PC, Guillermo Teillier, se reunió este miércoles con la presidenta electa. Teillier dijo que la forma en la que Bachelet se ha relacionado con la izquierda extra parlamentaria es «indudablemente un cambio de actitud que no conocíamos hasta ahora».

El dirigente consideró que eso «desde luego, puede ser una señal de que muchas de las cosas que pensamos que pueden cambiar en el país, especialmente el sistema electoral, pueden darse».

Teillier reconoció «la actitud que ella ha tenido frente a nuestro partido y a otras fuerzas de izquierda, luego de leer y contestar la carta que le enviamos».

El dirigente se refirió a las cinco demandas que el PC planteó a la presidenta electa como condición para brindarle su apoyo en la segunda vuelta del pasado 15 de enero.

El dirigente comunista dijo que le entregó a la presidenta electa una propuesta para empezar a conversar sobre el proyecto de ley del cambio al sistema electoral binominal, que es uno de los compromisos para los primeros 100 días del gobierno de Bachelet.

«Vamos a ser una oposición crítica a su gobierno, aunque con una mirada abierta a contribuir a resolver los temas más importantes que expresamos en los cinco puntos que le pedimos para entregarle nuestros votos», reiteró Teillier

El resultado de la segunda vuelta presidencial expresa una realidad inobjetable. Que la diferencia sustantiva entre los votos ponderados alcanzados por Michel Bachelet y Sebastián Piñera, se explica, en una medida importante, por la votación de la izquierda chilena, la que fue incidente, y en cierto grado determinante, en el resultado final.