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Entrevista al poeta estadunidense Clifton Ross: «Podemos ayudar a la revolución haciendo cosas bellas»

Fuentes: ENcontrARTE

Clifton Ross, 53 años, estadounidense y escritor. Recientemente participó en el II Festival Mundial de Poesía en Caracas, en el año 2005. Su obra, si bien no muy conocida en el ámbito hispanohablante, es bella, fresca, irreverente. De ella pueden citarse, entre otros, los libros de poesías «Fábulas para un campo abierto», traducida también al […]

Clifton Ross, 53 años, estadounidense y escritor. Recientemente participó en el II Festival Mundial de Poesía en Caracas, en el año 2005. Su obra, si bien no muy conocida en el ámbito hispanohablante, es bella, fresca, irreverente. De ella pueden citarse, entre otros, los libros de poesías «Fábulas para un campo abierto», traducida también al farsí y a conocerse próximamente en Venezuela en el transcurso del 2006 (ediciones Casa Tomada), así como «Un puñado de estrellas», de próxima aparición (por ediciones CONAC), que aquí damos a conocer junto con esta entrevista.

Se dedica igualmente a la traducción de literatura latinoamericana al inglés (Ernesto Cardenal, entre otros), así como también importantes documentos culturales y políticos, tales como entrevistas y proclamas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Es graduado en Letras en la Universidad de Berkeley, donde trabajó por varios años como profesor de lengua inglesa para extranjeros.

Hijo de un sargento de la Fuerza Aérea, habiendo nacido y siendo criado en bases militares durante su niñez y parte de su adolescencia tanto en su país de origen como en Alemania y Gran Bretaña, en su rico recorrido por los variados escenarios donde se desenvolvió trabajó más de 20 años en el movimiento cooperativista en Estados Unidos, pasó por la Teología de la Liberación, vivió en una comunidad anabaptista, residió en Nicaragua durante la Revolución Sandinista, y ahora, desde mediados del año pasado, vive en Venezuela donde brinda su solidaridad al proceso bolivariano en curso.

ENcontrARTE: Clif, ¿cómo llegaste a la literatura?

C.R. Siempre he escrito, desde pequeño, desde que le contaba cuentos a mi hermana. Los psicólogos dicen que dentro de la semilla está toda la planta; por eso digo que todos nacimos para ser algo en este mundo. Un maestro mío, William Everson, decía que todos estamos dominados por un arquetipo que no podemos evitar, que si queremos evitar, nos destruimos. Todos tenemos ese arquetipo que nos marca el camino.

ENcontrARTE: ¿Y cuál es tu arquetipo?

C.R. De ser siempre el contrario. Siempre he visto el otro lado del asunto en mi vida, tanto de las sociedades indígenas en las Américas como con en cualquier otra parte del mundo. Siempre ha existido este papel de quien hace de «contrario»: cuando el rey dice que sí, hay quien dice que no, con lo cual se establece una balanza. En las sociedades indígenas esta persona tenía un valor muy importante. También en Inglaterra, la figura del «juster», el tonto. Siempre hay un tonto que va a reírse del rey diciendo que no tiene ropa. Debe existir esta persona, sin dudas, y es ella quien ayuda a establecer un balance en la sociedad. El problema es que en sociedades totalitarias, como aquella de donde vengo yo, una sociedad totalitaria dominada por el mercado, no hay posibilidades de esto. Allí se compra la oposición, para dominarla justamente. La oposición está totalmente rechazada. En sociedades saludables existe siempre la oposición, se la acepta como un mecanismo de corrección de los excesos.

ENcontrARTE: La producción artística en general, y la tuya en particular, ¿juega ese papel de oposición?

C.R. Creo que toda la expresión artística es algo muy complejo, donde hay distintas aristas. Hay una ideología dominante que se expresa en el arte, hay artistas de lo que llamamos academia, y hay artistas que pertenecen a la oposición. Hay mucha energía en todo este proceso. Por ejemplo en mi cultura, que es una cultura negativa, una cultura de muerte, no tenemos esos elementos de crítica, de oposición. En los Estados Unidos no se habla de la muerte, mientras que, por ejemplo, los mexicanos se burlan de la muerte. En la sociedad norteamericana no se habla de esto; y yo, que intento ser siempre el contrario, parezco un elemento negativo. Pero como creo que la negación de la negación es una afirmación, por eso pretendo jugar ese papel de oposición dentro de esa sociedad. La sociedad de los Estados Unidos parece una sociedad en perpetua fiesta, tal como lo son todas las sociedades de cualquier imperio. En el medio de esa fiesta yo soy el que se pone a hablar de la muerte, de la nada, de la desintegración. En la fiesta de unión, en esa orgía de unión alegre que es la sociedad norteamericana, yo con mi literatura pretendo jugar el papel de oposición. Algo muy importante a destacar de mi país es que tenemos una «democracia», pero que en realidad es una democradura. Es interesante ver cómo se están organizando las dictaduras del siglo XXI. Por ejemplo en Europa todos los gobiernos son demócratas, al menos formalmente, igual que en Estados Unidos, pero existe allí muchas veces menos libertad que la que puede existir bajo una dictadura pura. Eso no tiene que ver con el hecho que la población vote o no vote, porque eso termina siendo un detalle insignificante en la vida cotidiana. Allí no existe la opción de trabajar a medio tiempo; por el contrario todo el mundo trabajo a tiempo completo y tiene todo su esquema de vida muy condicionado. Ahí está todo programado cómo se va a gastar el tiempo libre, cómo se va a gastar el dinero y qué cosas hay que comprar. En fin, está todo muy digitado. Quizá tienen un poco más libertad los pueblos de Europa que la población norteamericana. Pero lo que quiero destacar es que en Estados Unidos ya no hay democracia. Eso se vio en las dos últimas elecciones: allí lisa y llanamente se robaron las elecciones. Esos fueron acciones ilegales. Es decir: vivimos bajo una dictadura que se dice demócrata, pero tiene mucho más que ver con una dictadura que con una democracia.

ENcontrARTE: Buena parte de la prensa internacional presenta la Revolución Bolivariana de Venezuela como una dictadura. ¿Qué dices tú al respecto?

C.R. Eso no tiene sentido, es simplemente una mala propaganda de los Estados Unidos. La situación de Venezuela es muy complicada, muy compleja. No hay dudas que el Movimiento V República es un partido muy vertical; el presidente Chávez está hablando mucho de democracia participativa, pero es él quien muchas veces escoge los candidatos para los diversos cargos políticos, en la Asamblea o en los Ministerios. Es decir: la estructura política está muy centralizada, tiene mucho verticalismo, pero es cierto que la base está teniendo una muy amplia participación que antes no tenía. La población está involucrada en la política como nunca había visto antes en mi vida en ningún lugar. Por supuesto que hay una gran energía de la gente en esta participación, pero no se puede negar que hay también una gran división entre el partido y la base, aunque también se están haciendo grandes esfuerzos para terminar con esta división. Esperemos que haya éxito en eso, puesto que por lo pronto -esto es innegable- se está trabajando mucho para corregir eso. No hay dudas que hay todavía grandes problemas y grandes disputas de poder a lo interno del movimiento bolivariano, hay una lucha entre posiciones más verticalistas y otras más demócratas, entre quienes desean mandar todo desde arriba y entre quienes pretenden darle más participación al pueblo. Me parece que el presidente Chávez es sincero cuando dice que está tratando de cambiar el país hacia una democracia participativa. Todo lo que ha hecho me parece que va en ese sentido, que ése es su verdadero interés; en otros términos, hay una lucha entre esas posiciones ahora. Pero esto, comparado con lo que vemos en los Estados Unidos, no tiene nada que ver. Allá hay una distancia absoluta entre la base y el gobierno. Por ejemplo cuando George Bush  puso en marcha la invasión a Irak, simplemente puso en práctica una decisión tomada años antes sin la más mínima participación de las bases. Cuando el pueblo se dio cuenta de eso, se movilizó. Y se movilizó como hacía tiempo que no sucedía. En San Francisco, que es donde yo participé, hubo medio millón de personas en la marcha reclamando por la paz. Pero ¿qué pasó? Bush dijo que la gente tiene derecho de caminar, de protestar, pero que la decisión ya estaba tomada. Con este gobierno que robó dos veces las elecciones, ¿qué tenemos si no una dictadura? Es una dictadura de mercado; tenemos en el poder una persona que no es el presidente legítimo elegido por el pueblo, que manipula como quiere. Entonces: ¿cómo pueden hablar de democracia y decir que Venezuela es una dictadura? Creo que en ningún lado yo he visto el espectro de opiniones tan grande que se puede encontrar aquí. Ahora Venezuela está en una especie de guerra fría con el imperio, pero nos estamos acercando peligrosamente a una guerra que podríamos llamar caliente, porque es un hecho -según se dijo en la prensa en noviembre pasado en Estados Unidos- que la administración tiene planes de intervenir militarmente en Venezuela en el 2008. Ese es su plan, y no lo han consultado con las bases. Para esto están arreglando todas sus bases en la zona, en Paraguay, en Colombia, preparando todo para una guerra contra Venezuela, contra el proceso bolivariano. ¿Pero cómo es la situación en Venezuela? Aquí existe la total libertad de hablar a favor de Estados Unidos si uno lo desea; lo que menos existe aquí es una dictadura. Hace una semana atrás hubo una manifestación de la oposición y ahí se llevaban banderas de Estados Unidos; y los medios comerciales hablan a favor de Bush y aplauden su política. Y nunca, nunca jamás hay represión de eso. Mientras que les puedo asegurar que en Estados Unidos hay represión contra cualquier marcha opositora, siempre.

ENcontrARTE: Clif, ¿por qué has venido a vivir a Venezuela?

C.R. Para ofrecer mi solidaridad a este proceso. Yo viví en Nicaragua en los años 80; traté de establecer solidaridad con la Revolución Sandinista, pero ahora estoy tratando de ofrecer esa solidaridad de otra forma, quizá más a través de la cultura.

ENcontrARTE: A propósito, ¿cómo ves el movimiento cultural en Venezuela?

C.R. Lo primero: que el gobierno lo está apoyando muchísimo. Creo que debemos hablar de los trabajadores de la cultura, por un lado, y la cultura por otro. Y siempre están en lugares distintos. En general cualquier Estado elige a sus trabajadores de la cultura, a sus agentes culturales, que son los que le dan reforzamiento a su política, a su ideología. Si un Estado está a favor del pueblo elegirá artistas que están a favor del pueblo, populares, como están haciendo ahora aquí en Venezuela, eligiendo y apoyando artistas populares, revolucionarios. Por otro lado, los gobiernos elitistas elegirán artistas y cultores elitistas, en consonancia con su posición. Esto es normal. Venezuela tiene muchos años de ser una colonia de los Estados Unidos mirando esa cultura, admirando los ojos azules y el pelo rubio como modelo de belleza, admirando la democracia formal, admirando a Hollywood, productos de fabricación norteamericana. Pero ahora estamos en una revolución, en un cambio revolucionario de la cultura; y la cultura es esencial. Si no se gana la batalla cultural no se puede ganar la batalla política, social y militar. Creo que muchos trabajadores de la cultura todavía no están conscientes de la importancia de su trabajo en este proceso. Su trabajo consiste en ganar esta batalla ideológica contra el imperio. Sin dudas estamos en una guerra cultural. Todavía la cultura dominante sigue siendo la que impone el imperio; seguimos viviendo en una cultura norteamericana tomando Coca-Cola y comiendo Mc Donald’s, y recibiendo el mensaje de parte de mujeres bonitas rubias y con ojos azules.

ENcontrARTE: Entonces, ¿la cultura juega un papel importante en la revolución?

 

C.R. Sí, sin dudas; pero tenemos que distinguir entre el arte panfletario y entre la producción bella. Espero que mi poesía, mi creación artística pueda ayudar en este proceso. Hay algunos poetas como Ernesto Cardenal, como Pablo Neruda, algunos cantores como Víctor Jara, y otros, que pueden hablar de lo político. Pero existe el riesgo que a veces se puede hacer algo simplemente retórico, panfletario, y se abandona la producción artística. Lo panfletario es un tipo de arte, pero no se puede decir que sea poesía. Puede tener elementos poéticos, pero quizá no es poesía. No hay que confundir el discurso político, un artículo de opinión por ejemplo, con la poesía. Me parece que podemos ayudar a la revolución haciendo cosas bellas, hechas pensando en el pueblo. También podemos tener un discurso más político, más crítico, como discurso combativo; pero eso quizá en una entrevista, o en una formulación hecha en un ámbito de discusiones. Pero es otra cosa hacer un poema.

ENcontrARTE: Tú has participado en el recién finalizado Foro Social Mundial. ¿Cómo viste ese evento?

C.R. Vale la pena analizar lo que acaba de suceder aquí en Venezuela y ver dónde estamos como movimiento mundial. Este Foro Social Mundial me pareció muy valioso en el sentido que sirvió para encontrar gente de todo el mundo que está trabajando por lo mismo; eso es importante, para hacer ver que cada uno que está peleando por un cambio no está solo, que hay muchísimos con similares proyectos y búsquedas en todo el mundo. Pero también me pareció que este Foro estuvo mal organizado. Si queremos ganar esta guerra contra el imperio, no podemos estar jugando, tenemos que hacer las cosas muy en serio, y organizarnos, organizarnos mucho. Si alguna fuerza tiene el imperio es que está muy bien organizado; por eso justamente tienen tanta fuerza. Como decía el famoso anarquista Kropotkin: ganará el que esté mejor organizado. Esta es una verdad inobjetable que la podemos ver en toda la naturaleza. Si queremos ganar la batalla contra el imperio tenemos que hacer algo más que hablar. Tener foros para hablar tiene su valor, sin dudas, quizá como primer paso. Pero ahora tenemos que pensar en cómo desarrollar estrategias de acción mundial. Es algo muy pesimista, muy cínico, decir que no podemos desarrollar una estrategia entre tantas personas diferentes. Es cierto que somos muy diferentes y tenemos diferentes tácticas, pero tenemos que desarrollar una estrategia en común. ¿Por qué en estos momentos estamos ganando esta batalla contra el imperio aquí en Latinoamérica? Porque hay un estratega tan inteligente como Chávez que da un rumbo. Es importante, importantísimo tener una estrategia para saber dónde vamos. Si se tiene claro eso, un pequeño país como Venezuela puede oponérsele a un país tan gigantesco como Estados Unidos, con un presupuesto militar tan enorme; pero sólo se puede vencer si hay una estrategia clara y hay mucha organización. Por eso creo que llegó el momento de desarrollar una Foro Mundial para desarrollar una estrategia contra el imperio. En esto juegan un papel muy importante los trabajadores de la cultura. Nosotros, la gente de cultura, tenemos que ayudar a mostrar las inmoralidades que nos pone el imperio con su cultura masificante, consumista. Tenemos que hacer un boicot contra los productos de Estados Unidos, y la cultura es muy importante para generar esta nueva mentalidad. Esa puede ser nuestra actual estrategia. Este foro fue hegeliano: un foro de ideas. Pero debemos ir hacia un planteo que rescate más a Marx: hay que tener propuestas concretas de acción. La cuestión básica es organizarse y tener propuestas de acción.

ENcontrARTE: ¿Está en decadencia el imperialismo de Estados Unidos y su cultura?

C.R. Por supuesto; y tiene todas las marcas de la decadencia. Hay numerosas marcas que así lo indican. Por ejemplo: la gente ya no lee, hay un enorme analfabetismo funcional en la sociedad de los Estados Unidos que alcanza al 45 por ciento de la población, y eso significa que la gran mayoría ya no piensa. El gobierno invadió Irak, luego no se descubrieron los famosos armamentos de destrucción masiva, pero la gran mayoría de la gente todavía no lo sabe ni reacciona ante la mentira. Por eso digo que hay muchas señales que ya comenzó la decadencia del imperio. De hecho, no puede ocupar un país como Irak; puede bombardearlo, pero no ocuparlo. El país está en bancarrota por estas guerras, pagando cifras astronómicas. La cuestión es ¿cuánto tiempo más va perdurar el imperio? Mientras cae, eso es lo preocupante, va a seguir haciendo mucho daño en el planeta.  

ENcontrARTE: Está en decadencia el imperialismo estadounidense, ¿pero qué decir del capitalismo como sistema? ¿También está haciendo agua?

C.R. Es demasiado temprano para decirlo aún. Aquí en Venezuela se ven se señales que hacen pensar en que puede haber un socialismo verdadero. Por ejemplo todo el movimiento de cooperativas; esas son señales que podemos empezar a construir un nuevo modelo socialista, auténtico, de base. Todavía, sin dudas, sigue siendo mucho más poderoso el capitalismo. Aún en Venezuela. Todavía la gran mayoría de la población está envuelta por una cultura capitalista, y es ahí donde cobra tanta importancia esta guerra cultural. Por eso nuestra función como trabajadores de la cultura es tan, pero tan importante en la profundización y solidificación de la revolución.

POEMAS escritos por Clifton Ross

Retrato

En el borde de un acantilado suizo
por la saliente de la cuesta verde de vientos veloces
la brisa enrolla su blusa azul
peinando su rubia cabellera por atrás
Pronto la lluvia azotará el valle
Y el viento pasará a través de gastadas montañas
Como se alarga un rayo de luz
Ella voltea hacia abajo
Al camino verde que va a Huemoz
Camina tristemente
En la oscuridad oriental
Es guiada a tientas por hilos de oro
Pisando el sendero hacia el final del sueño
En lo profundo del valle de sombras.

Solalex

Hay un vaho del montón de mierda
En el campo verde
Hundiéndose en la tierra profunda
Bajo la flor y la hoja
Un cielo azul cambiando, marchitándose
Un camino de música de un cuerpo que se desvanece
Envuelto en el futuro de la nieve fría del amanecer.

Capital

Perros idénticos se disputan bajo la lluvia
una arrugada bolsa de papel
la que el hombre gordo riendo
sigue tirando.

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