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Notas sobre la primera noche del Gobierno de Michelle Bachelet

Un corto y violento camino a la desilusión…

Fuentes: Rebelión

Hoy que nuevos vientos parecen estar por venir, hoy que me siento un poco identificada. Soy una mujer al igual que ella y en esta vereda por donde acaba de pasar mi presidenta, recuerdo algunas de las frases donde me sentí reconocida, algunas de las frases que sin mayor complejidad hablan de lo que soy, […]

Hoy que nuevos vientos parecen estar por venir, hoy que me siento un poco identificada. Soy una mujer al igual que ella y en esta vereda por donde acaba de pasar mi presidenta, recuerdo algunas de las frases donde me sentí reconocida, algunas de las frases que sin mayor complejidad hablan de lo que soy, de mi condición de madre, de una mujer de sacrificio y por sobre todo de mucho esfuerzo.

En la vereda escuche de parte de Doña Michelle que su compromiso estará ligado con nosotras, las mujeres y no solo con las mujeres sino con los postergados; un volante recogido me permitió anotar esta frase que no olvidare: «Nuestras fuerzas estarán con las mujeres, porque las mujeres así lo merecemos. En Chile no habrá ciudadanos olvidados. Ese es mi compromiso… Será el Gobierno de los ciudadanos, de los postergados… «.

No se si todo será color de oro, no se si todo lo que se dice sucederá en realidad, pero mi condición de mujer me hace estar en ese lugar, un lugar de espera y a la vez una posición de complicidad, una complicidad que reconozco algo espontánea, una posición que choca con mi duda, se que es algo cultural lo que me hace sentir cerca, pero siento diferencias que ahora no identifico bien.

Hay una sensación de que algo sucedió, de que algo paso, un cierto fantasma se aleja, pero paralelamente ese cambio no me identifica completamente, no me hace sentir completamente en el. Muchas veces se dijo por la tele que esto pondría fin a años de transición, pero yo siempre he pensado que es una transición hecha por otros, un pacto que no nos toma a todos, es como un consenso nacional, que opera sobre los cimientos de otro país algo invisible, mayoritario, pero sin voz y con un voto cada ciertos años .

Ya estando en la casa acudí a la tele, haciéndome parte de la experiencia de saber que hay una mujer como yo en la moneda, una mujer que simplemente con esfuerzo esta donde esta… pero sigo pensando que en fin de cuentas hay en mi, una sensación de cambio y es extraño sentir un cierto gusto, pero una tremendo extrañamiento frente a el, quizás es porque no me suma, sino que se me instala como una «Unica alternativa»?

Al rato llegaron todos los de mi familia y unos amigos que como yo a principios de los noventa hoy están arreglándoselas para salir de su condición de allegados. Juntos escuchábamos cuando decía «Hoy soplan vientos distintos, Hemos sido capaces de construir una sociedad distinta, donde nos une el noble y común deseo de un futuro mejor para todas y todos en nuestra patria. Un futuro donde caben todos, una patria inclusiva, donde ninguna diversidad esté afuera, donde nadie sienta que su destino está a la intemperie» .

Me contaban que hoy pasaría algo cerca de la casa, que un grupo de pobladores, del cual ellos eran parte, se tomarían un terreno, que no pensaban esperar más, tenían dos años de reuniones y promesas de solución que el gobierno anterior les había dicho y nada había pasado. Me di cuenta de la justeza de lo que pedían; comentábamos que algo podría pasar, que estaría difícil la cosa, vendría la policía y que en fin de cuentas habrían muchos obstáculos para conseguir el cometido, en el fondo quería creer que no, que esta nueva mujer había dicho que estaría con los postergados; como nosotros no?…entonces de que asustar?.
 
Ellos se fueron en la tarde, a preparar un montón de cosas: las carpas, las frazadas, cocinillas, colchones, palos, nylon para luego volver.

Cuando la noche deja caer las estrellas sobre nuestra población los vecinos llegaron a nuestras casas a prepararse, como negarle la casa a esos niños y mujeres?, como no hacer algo por ellos que estaban emprendiendo un camino de lucha por una casa, el mismo que yo recorrí años atrás… En el cielo se comenzó a escuchar a los carabineros recorriendo el cielo con un helicóptero y su inmensa luz que iluminaba los rincones íntimos de mi casa y población. En todos los pasajes de la población habían allegados escondidos debajo de las frazadas, tratando de pasar inadvertidos. Los pacos no solo sobrevolaban la población, también habían piquetes dispuestos en distintos puntos para entrar en acción si se veía algún movimiento.

En las calles el ambiente se sentía igual que en aquel tiempo, ese tiempo cuando nos estábamos tomando los terrenos donde habito. La esperanza en los ojos de los pobladores, esperanza en encontrar la posibilidad de construir la dignidad de la casa propia.

El aire se podía cortar con cuchillo, en un momento todos empiezan a bajar para organizar rápidamente una asamblea y decidir en conjunto cuales serian los caminos a tomar. Éramos mas de 800 gentes reunidos en la plaza. Dos visiones se antepusieron, las que decían que no existían posibilidades y los que planteaban que había que hacer lo que habían acordado antes, todos lo s vecinos haciendo uso de la palabra decidieron que de todas formas se quedarían en un terreno que estaba al costado de la población. Entre gritos y palos empezamos a armar las carpas cuando comienzan a caer gases lacrimógenos. Todavía tenia en mi retina lo que nos dijo en su discurso: «Un paso de prosperidad para todos sus hijos e hijas, pero también una nueva forma de ver y hacer la política, una política más participativa, más abierta, más transparente, una política por, para y con los ciudadanos «. Algun os chiquillos y vecinos del otro lado de la comuna cayeron detenidos…Todos estábamos peleando con los pacos para que los dejaran quedarse. Esta mañana le dijo al país, a las mujeres y madres, que nadie quedara a la intemperie, que todos tendrán un lugar, no habrán obstáculos, ella es la mujer que hoy se pone en el lugar de los más postergados y nos entenderá. Eran muchas las lacrimógenas que cayeron sobre la población los niños y abuelos intoxicados, los pobladores sin sus casas y los pacos repartidos mojando y pegándole a todo lo que estaba a su alcance.
 
Creo entender cada vez más que esta realidad tiene dos caras, una de cristal, llena de reflejos y una de adeveras, la de nosotros, las personas comunes y corrientes que con esfuerzo trabajamos para poder mantener a nuestras familias, nos usan en los discursos, nos usan para hablar de chile al mundo, pero no de chile a chile, no de la moneda a mi pasaje, no de la moneda a mi gente, nos usan para construir los números lindos presentados internacionalmente.
Se han condensado todas esas cosas, ahora me dirijo a la feria, sin conocer más allá de las expectativas de las que les hable, voy cansada por una noche agitada, voy un poco decepcionada, nuevamente me doy cuenta que las esperanzas que tenia, no eran más que cantos de sirenas. Al final lo que sé, es que ellos como nosotros tienen que seguir en su lucha.