«El abogado Fernando Martínez Iglesias, un dirigente de la máxima confianza del presidente regional, Alberto Fernández Díaz». (EL PAÍS – Cataluña – 01-04-2001)
Alberto Fernández Díaz tiene muy clara su política de oposición al Ayuntamiento de Barcelona, que sigue la máxima: Donde puedas, crea un conflicto que te beneficie políticamente y, de rebote, pueda beneficiar a tus amigos.
Cartel del local para el que trabaja Martínez Iglesias |
Un ejemplo: Fernández Díaz es, de entre los políticos municipales, el que más se hace oir cuando hay quejas vecinales por la presencia de prostíbulos en sus barrios. Se apresura a abanderar estas causas cívicas para utilitzarlas como arma arrojadiza contra el equipo de Gobierno. Pero acostumbra a omitir información y no dice, entre otras cosas, que conoce al portavoz del Bailén 22, una de las salas de alterne mayores y más emblemáticas de Barcelona: Fernando Martínez Iglesias, abogado y secretario general de la FECALON (Federación Catalana de Asociaciones de Locales de Ocio Nocturno).
Y le conoce muy bien porque Martínez Iglesias fue secretario de Organización del PP catalán cuando Fernández Díaz era el presidente, y ocupó, entre otros cargos, el de consejero municipal del distrito de Les Corts. Tampoco explica el presidente del grupo municipal del PPC en Barcelona que Fernando Martínez Iglesias es el presidente de la Comisión de Garantías de su partido, la persona encargada, por lo tanto, de expulsar a los militantes díscolos.
Fernández Díaz practica un doble juego que a corto plazo puede resultar rentable políticamente: por un lado enciende a los vecinos contra el Ayuntamiento con el argumento de la proliferación de prostíbulos y, por el otro, introduce en sus círculos de máxima confianza a personas como Martínez Iglesias, todo un experto en el funcionamiento de las casas de citas.