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Sin derecho a la vivienda no hay ciudadanía

Manifiesto Asamblea contra la precariedad y por una vivienda digna

Fuentes: Rebelión

Qué pasa: ¡Que no tenemos casa! La Asamblea contra la precariedad y por la vivienda digna no es el Movimiento por la Vivienda, nos reivindicamos parte de él, nos congratulamos de que éste nos rebose, y trabajamos por su extensión y fortalecimiento. Trabajador@s en precario, familias hipotecadas, estudiantes haciendo malabarismos por un techo, soci@s de […]

Qué pasa: ¡Que no tenemos casa!

La Asamblea contra la precariedad y por la vivienda digna no es el Movimiento por la Vivienda, nos reivindicamos parte de él, nos congratulamos de que éste nos rebose, y trabajamos por su extensión y fortalecimiento.

Trabajador@s en precario, familias hipotecadas, estudiantes haciendo malabarismos por un techo, soci@s de cooperativas, ciudadan@s con derechos de papel: El Movimiento por la Vivienda tiene por cara un rostro colectivo y múltiple, por militantes quienes sientan lo que pasa en la calle como algo propio, y por organización la que, democráticamente y abierta a la participación de tod@s, se va gestando a cada paso… y nos quedan aún muchos por dar. Somos much@s l@s que estamos en la misma situación, y en las listas y foros de Internet, en las asambleas y en las calles queda mucho sitio.

Nosotr@s hemos decidido experimentar, probar a vernos y contarnos qué nos sucede. Y nos sucede que no podemos independizarnos o que las mensualidades nos asfixian. Nos pasa que no tenemos casa o vivimos encadenados a una hipoteca.

Nos pasa y te pasa, por eso te queremos a nuestro lado el DOMINGO 2 DE JULIO EN LA MANIFESTACIÓN QUE CONVOCAMOS EN MADRID POR LA VIVIENDA DIGNA.

Sin derecho a la vivienda no hay ciudadanía

  • Si tiene sentido salir a manifestarse por el derecho a una vivienda digna, si a nadie le parece descabellada ésta idea, es porque flota en el ambiente la conciencia colectiva de que se trata de un bien de primera necesidad. La vivienda no podrá ser realmente un derecho para tod@s mientras sea un negocio para unos pocos. Nosotr@s afirmamos que éste bien tiene que ser efectivamente garantizado, exigible como derecho fundamental, condición material indispensable de la ciudadanía.

Stop especulación. La policía a Marbella.

  • El llamado «modelo de crecimiento español» está sostenido sobre la expansión continua del mercado inmobiliario, que descansa sobre el endeudamiento de la población trabajadora. Corrupción, especulación y prevaricación son los mejores caminos para el enriquecimiento rápido, y están estrechamente relacionados con el poder político. Mientras tanto, se persigue más a quienes salen a la calle para fortalecer los derechos sociales que a quienes se llenan los bolsillos en la mafia del ladrillo. Julián Muñoz no pisará la cárcel, o pasará en ella la cómoda estancia que les corresponde a los ricos cuando casual y fugazmente la conocen, pero nuestr@s compañer@s detenid@s en las sentadas enfrentan en algunos casos penas de hasta tres y cuatro años prisión. Nos gustaría ver el celo invertido en perseguir a los jóvenes, en torturar en comisarías y furgones, en infiltrar nuestras reuniones, aplicado a asegurar que el derecho a la vivienda, garantizado por el artículo 47 de la Constitución Española, sea algo más que una declaración formal. Nos gustaría ver todos los esfuerzos destinados a deshauciar a inquilinos que se retrasan en los pagos, a desalojar Centros Sociales Okupados y a perseguir penalmente a quienes se los han abierto al vecindario, orientados a acabar con las corruptelas y prevaricaciones que compran políticos y venden derechos.

Algo funciona mal: Nos cuesta creer que las leyes y la policía sirvan al bien común y la seguridad colectiva.

Barrios para convivir y no para sobrevivir.

  • Las viviendas y los barrios no están pensados para la satisfacción de necesidades individuales y colectivas, sino para el lucro de una minoría. La especulación, que eleva artificialmente los precios, nos ha expulsado de los centros urbanos hacia vecindarios cada vez más alejados, en los que el coche se hace imprescindible, y las zonas verdes, centros deportivos, centros culturales, escuelas, hospitales y demás equipamientos, brillan por su ausencia… y el Medio Ambiente convertido en «daño colateral» de la frenética expansión inmobiliaria. No faltan casas, falta dar prioridad a las necesidades sociales, distribuir las existentes para quienes las necesitan. Vivimos encadenad@s a pagar una hipoteca, a pagar un coche y sus gastos, de casa al trabajo y del trabajo a casa… y dando las gracias por tenerlos.

Encadenad@s a la vivienda, encadenad@s a la precariedad.

  • La dificultad de acceder a una vivienda y las condiciones abusivas en las que frecuentemente lo hacemos nos atan a la precariedad: precariedad en el trabajo, pues asfixiad@s por el alquiler o la hipoteca estamos dispuestos a coger, sin rechistar, cualquier empleo que se nos ofrezca, por pésimas que sean sus condiciones. La amenaza del despido o de la no renovación de contrato es aún más aterradora por el peso de la hipoteca. Precariedad también en nuestras relaciones afectivas y familiares, pues el precio de las viviendas y la temporalidad de los empleos nos impiden hacer proyectos personales a medio plazo, obligándonos a una minoría de edad permanente.

La precariedad no es sólo una fase temporal, no es un fenómeno juvenil. La mayoría de l@s ciudadan@s no podrían hoy comprar la casa en la que viven, el aumento del precio de la vivienda supone una reducción encubierta de los salarios, ya dedicados hasta en un 70% a conseguir un techo en el que descansar del trabajo.

Nos prometieron servicios públicos, trabajo fijo y democracia. Sólo vemos empobrecimiento generalizado, exclusión social y precariedad, pérdida de derechos y porrazos para quien protesta.

El silencio no nos vale.

  • Las cosas no parecen ir a mejor, sino todo lo contrario. La subida de los tipos de interés representa ya una carga insufrible para miles de familias hipotecadas, y los alquileres alcanzan precios desorbitados. La opción de confiar en nuestros representantes políticos y mirar el mundo en la televisión ya la hemos probado, y es obvio que no sirve. No nos sirven promesas, no nos sirven latas de sardinas de 30 metros cuadrados. Por eso hemos decidido comenzar a movernos, para romper la invisibilidad y así poder decir lo evidente, para hablaros y compartir nuestro presentimiento: que la ciudadanía la tenemos que conquistar cada día, que los derechos no los regalan.

Nos habéis visto haciendo sentadas, recorriendo alegremente Madrid y recibiendo porrazos; habéis oído de nuestras asambleas y discusiones en Internet.

El Domingo 2 de Julio nos vais a ver de nuevo en las calles de Madrid.

Asamblea contra la precariedad y por la vivienda digna.