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Los trabajadores de los quioscos sufren la competencia desleal de las grandes superficies comerciales y de la prensa gratuita

Suplementeros: una muerte anunciada

Fuentes: Punto Final

En Chile hay unos nueve mil suplementeros. En la Región Metropolitana tienen catorce sindicatos y en todo el país, 62. Sus quioscos fueron creados para la comercialización de diarios. Posteriormente, se agregaron las revistas. Hoy les imponen la venta de tarjetas telefónicas, dulces y confites, juegos de azar, bebidas e, incluso, artículos de paquetería. Los […]


En Chile hay unos nueve mil suplementeros. En la Región Metropolitana tienen catorce sindicatos y en todo el país, 62. Sus quioscos fueron creados para la comercialización de diarios. Posteriormente, se agregaron las revistas. Hoy les imponen la venta de tarjetas telefónicas, dulces y confites, juegos de azar, bebidas e, incluso, artículos de paquetería. Los vigentes convenios nacionales se firmaron en 1972, cuando era ministra del Trabajo de la Unidad Popular Mireya Baltra, una suplementera. El Sindicato de Suplementeros Independientes Cordillera y el Sindicato de Suplementeros de La Florida señalan que las autoridades no debieran autorizar la venta de diarios y revistas en farmacias, almacenes, supermercados y bencineras; debieran preocuparse de los daños que esta competencia desleal les provoca. Copec regala miles de diarios a sus clientes, mientras la transnacional MTG reparte diarios gratuitos en varias ciudades. Los suplementeros, con razón, se sienten perjudicados (ver PF 616).

Publimetro se distribuye en Santiago desde enero de 2000. Se transformó en el primer diario gratuito de distribución masiva. Hoy está presente en Viña del Mar, Valparaíso, Rancagua y Concepción. El holding MTG -de origen sueco- es propietario de esa publicación y de medios y diarios que reparte gratuitamente en las redes de trenes subterráneos de ciudades europeas: se financian con la publicidad. Está presente en 86 ciudades de 19 países. Pero en la mayoría de esos lugares la distribución está a cargo de los propios suplementeros y no de empresas externas.

Los problemas de los suplementeros también tienen origen en los grandes consorcios, El Mercurio y Copesa. Ambos controlan los medios de comunicación escritos gracias al apoyo de la publicidad privada y estatal.

Los gobiernos de la Concertación se han comprometido -en más de una oportunidad-, a poner en práctica un sistema más equitativo para distribuir la publicidad estatal. No lo han hecho y los fondos fiscales siguen acrecentando la concentración y transnacionalización de los medios. La publicidad estatal satura casi por completo a El Mercurio y las publicaciones de Copesa.

COMPETENCIA DESLEAL

En agosto de 2004, el senador socialista Jaime Gazmuri se comprometió a respaldar las iniciativas de los suplementeros, destacando el rol social que cumplen: «Sin los suplementeros no hay opinión pública y sin opinión pública, no hay democracia», dijo. También ofrecieron su apoyo los senadores Jaime Naranjo, Antonio Horvath y Carlos Ominami. «Hoy, que estamos en problemas, debieran apoyarnos», dicen los suplementeros.

Los quiosqueros del Sindicato de Suplementeros Independientes Cordillera y del Sindicato de Suplementeros de La Florida hacen un desesperado llamado a las autoridades. Quieren que la presidenta Michelle Bachelet los reciba para tener oportunidad de exponerle sus problemas. Según cifras que manejan, un noventa por ciento de los quiosqueros no tiene previsión ni dinero para imponer en alguna AFP. «Vivimos al día. Quisiéramos plantearle a la presidenta que los quiosqueros debiéramos obtener alguna pensión de gracia. Hay quienes deben cerrar sus quioscos con cincuenta años de trabajo. Se enferman y no tienen nada. ¿Por qué no otorgar una pensión a quienes se retiran luego de cincuenta años o a los familiares de los colegas que han muerto atropellados?», dice Víctor Tello, presidente del Sindicato de Suplementeros Independientes Cordillera.

El sindicato agrupa a 110 quiosqueros de comunas del sector oriente de Santiago, como Las Condes, La Reina, Peñalolén y Ñuñoa. Están afiliados a la Confederación Nacional de Suplementeros de Chile (Conasuch). «Todos los suplementeros estamos en la Confederación, pero ella no se ha preocupado mayormente de nuestros problemas. Eso hay que decirlo claramente», afirma Víctor Tello.

«El asunto de las suscripciones nos viene perjudicando hace años», agrega Tello. «Queremos hacer un llamado a la opinión pública para que no sigan suscribiéndose a los dos grandes consorcios de prensa que nos están dejando sin trabajo. El Mercurio y Copesa ofrecen suscripciones a menor precio del que nosotros podemos vender el diario».

El conflicto se arrastra desde hace unos cinco años. «El Mercurio hasta ahora ha privilegiado una suscripción normal, pero no sabemos hasta cuándo», dicen. Copesa suscribe por el fin de semana -viernes, sábado y domingo-, y los suplementeros pierden cada vez más clientes. Las empresas ofrecen artículos electrónicos con facilidades de pago. «Nosotros no tenemos acceso a máquinas fotográficas digitales, impresoras, celulares, etc. No podemos competir. Hemos atendido a nuestra clientela por años, pero cuando aparecen ofertas como éstas, muchos nos dejan», dice Víctor Tello. La venta de diarios ha bajado dramáticamente. Los suplementeros la calculan en cincuenta por ciento: «Antes teníamos dos parámetros: la venta de lunes a viernes, y la de sábado y domingo. Las dos han bajado, principalmente el fin de semana que era nuestro fuerte», agrega.

«ELLOS SI SON MONOPOLIO»

Los suplementeros quieren sensibilizar al público para que prefiera comprar el diario en su quiosco del barrio. «Si seguimos así vamos a desaparecer. La opinión pública debe tomarnos en cuenta. No merecemos que nos dejen morir», dice Tello.

Señalan que el porcentaje de ganancia por diario y revista vendido no sobrepasa el treinta por ciento del precio de tapa. Ha sido así por décadas. Los convenios se han cumplido, pero los grandes consorcios se las arreglaron para crear empresas paralelas de venta. Se venden diarios en supermercados, farmacias, bombas de bencina, librerías y otros lugares. Además, se regalan diarios, lo que perjudica enormemente a los suplementeros. «Mucho daño nos hacen Publimetro y La Hora, sobre todo en la zona oriente. Hay clientes que ya no compran el diario. La mayoría tenemos más de 50 años. No existe otra opción de trabajo para nosotros».

Luis Canelo, tesorero del sindicato, trabaja desde 1966 en el quiosco de Tres Oriente y Uno Norte, Peñalolén. Sus ventas han bajado 50 por ciento: «En la semana es muy poco lo que se vende. Los consorcios han sido desleales al crear puntos de venta alternativos. Me gustaría hacer un llamado a la ciudadanía para que no compre diarios o revistas en servicentros y supermercados, que prefirieran al suplementero. ¿Por qué darle preferencia a empresas que ganan millones? Siempre que hemos conversado con los consorcios sacan al baile la ley antimonopolio. Pero invocan la ley sólo cuando les conviene. El Mercurio y Copesa monopolizan la prensa y los avisos. Ellos sí son un monopolio».

Por otro lado, los grandes consorcios encubren sus esmirriadas ventas durante la semana regalando, con cualquier pretexto, decenas de miles de ejemplares en la Región Metropolitana. Así pueden seguir manteniendo un avisaje millonario.

UN POCO DE DIGNIDAD

«Apelamos a la buena voluntad de nuestros clientes. Prefieran a quienes hemos trabajado toda una vida en quioscos, sacrificándonos, levantándonos de madrugada. Somos un gremio muy sacrificado», dice Andrés Agram, secretario del sindicato Cordillera. Hace veinte años trabaja en Príncipe de Gales con Avenida Ossa. Se levanta todos los días antes de las cinco de la mañana para buscar diarios en la agencia distribuidora de Los Guindos. A las seis abre su quiosco.

Otro problema es que el Instituto de Normalización Previsional (INP) entrega diarios a un 20 por ciento menos del precio de los suplementeros. «Nosotros pagamos el lunes todo al contado, para tener crédito en la agencia durante la semana. Sin embargo, a los suscriptores les aceptan cheques a 30, 60 y 90 días. ¿Por qué nos exigen tanto a nosotros? Antes, los domingo traía doscientos diarios El Mercurio, hoy sólo vendo ochenta o menos, por las suscripciones. Además vienen los de Publimetro y La Hora a regalarlos», dice Andrés Agram.

Arturo Aravena es secretario del Sindicato de Suplementeros de La Florida. En dos años ha perdido más de 50 clientes de La Tercera. Vendía 140 diarios El Mercurio, hoy está en la mitad: «La campaña de suscripciones de los grandes consorcios significará la muerte de nuestro gremio. Vivimos una muerte anunciada. La Tercera y El Mercurio han plagado de suscripciones el sector oriente de Santiago. Captan a nuestros clientes incluso mediante publicidad engañosa», dice.

«Algunos vendemos cigarrillos, confites, hasta pan amasado, en mi caso. ¿Podemos ver con optimismo el futuro que empeora todos los días? Desapareceremos si la comunidad no nos apoya. Somos un punto de referencia e información. Pero lo más importante es que si desaparecemos no tendremos cómo alimentar a nuestras familias», agrega. La venta de diarios como La Cuarta o Las Ultimas Noticias les deja menos de cincuenta pesos por ejemplar. En algunos sectores esos diarios no se venden.

El Sindicato de Suplementeros de La Florida, agrupa a 118 quiosqueros. Su presidente, Enrique Sanhueza, lleva 28 años en el gremio: «Me inicié en este oficio porque me gustaba madrugar. Vengo del campo y no tuve estudios. Con 60 años y 28 en la calle, no estoy ni resfriado. Nací para esto. Apelo a lo mismo que han explicado mis colegas, a la lealtad de los clientes. Uno hace en el quiosco mil favores a la comunidad. Cuando llegué éramos sólo nueve suplementeros. Ahora, cuando hay más gente, nos quitan los clientes. Cuando se firmó el convenio nacional con las empresas en 1972, éramos los únicos autorizados para vender diarios. Hoy somos ‘el principal’ autorizado. Una diferencia importante. Cuando vamos a retirar los diarios, ya están repartiendo las suscripciones. En condiciones de competencia desleal no podemos seguir. Si usted se toma un café, le regalan un diario. Si va en Metro, le regalan otro. Los diarios hoy son malos y están llenos de farándula. Ni una palabra de los problemas de la gente. Los suplementeros somos profesionales de nuestro oficio. Antes el domingo vendía más de trescientos El Mercurio, hoy, sólo setenta o menos. Si las empresas quieren vender más diarios, no los regalen. Bajen su precio y publiquen los problemas del pueblo».