Estar prisionero es estar condenado al silencio forzoso; a escuchar y leer todo cuanto se habla y se escribe sin poder opinar; a soportar los ataques de los cobardes y verdugos que se aprovechan de nuestras circunstancias para irrespetar, atropellar y perseguir a quienes estamos indefensos y hacen propuestas que si no fuera por encontrarnos […]
Estar prisionero es estar condenado al silencio forzoso; a escuchar y leer todo cuanto se habla
y se escribe sin poder opinar; a soportar los ataques de los cobardes y verdugos que se aprovechan de nuestras circunstancias para irrespetar, atropellar y perseguir a quienes estamos indefensos y hacen propuestas que si no fuera por encontrarnos imposibilitados materialmente tendrían rechazo inmediato.
Todo esto lo tenemos que sufrir con valor, serenidad y prudencia como parte del sacrificio y la amargura que todo ideal exige. Pero hay veces en que es indispensable decidirse a vencer los obstáculos por que resulta imposible guardar silencio sin que nuestra humanidad se sienta lastimada. No redactamos estas líneas para ganar ovaciones como las que tantas veces se otorgan con exceso de méritos aparentes, y al gesto teatral que se le rinde a los omnipotentes y se les niegan a aquellos que tratamos de hacer cumplir el sagrado derecho de ser libres y vivir con dignidad. Esto lo hacemos por que nuestra conciencia es recta y por la consideración, respeto y lealtad que debemos tener al pueblo.
En un país como Colombia, en el que la historia nos ha demostrado que la desigualdad, la represión, el crimen estatal, la desaparición forzada, el desplazamiento y el encarcelamiento siempre han sido la constante en este reino de indiferencia, donde la posibilidad de ser libres se hace cada día, la mas cruda pesadilla. Todos aquellos que nos resistimos a sucumbir en el fango de la injusticia y nos oponemos a quienes la generan, estamos sometidos a tener que ingresar a la cárcel, pues este Estado obedeciendo órdenes del régimen tan solo se dedica a perseguirnos y condenarnos a las terribles pesadillas que esta produce.
Siempre ha sido costumbre a lo largo de la nuestra historia tener que resignarnos a gobiernos totalitarios cuyo propósito principal es construir la desigualdad social, la opresión, la miseria y la persecución. En tiempos como este, algunas instituciones del Estado solo se dedican a elaborar leyes para negar los derechos a los ciudadanos, reelegir a los verdugos para que continúen cumpliendo las ordenes del Imperio y para fortalecer a los poderosos cada día mas, así tengan que recurrir a los métodos mas desatinados como la guerra, la violencia y la «SEGURIDAD DEMOCRATICA».
Todo aquel que piense en luchar por defender la libertad siempre ha sido sometido a persecuciones en las que el establecimiento siempre ha sido el que impone a la fuerza de las armas para salvaguardar los intereses y los de sus compinches. La democracia en Colombia siempre ha sido un sofisma de distracción para engañar a los desprotegidos, siempre pregonan el desarrollo y aplican el terror; el gobierno acompañado de sus doctrinas maquiavélicas, arremete contra todo aquel que legítimamente ejerce el derecho a oponerse y a expresarse libremente, judicializa a todos los que se rebelan contra el sistema, estigmatiza el desarrollo de cualquier actitud que vaya en pro del cambio social al que debe someterse cualquier Estado.
La dignidad humana, el carácter, la razón y el pensamiento son elementos que permiten ubicar a la especie humana como la más sublime del reino animal. La dignidad nace con el nombre, también el hombre nace limpio y libre pero la sociedad capitalista lo empantana y lo esclaviza, Los principios universales nos pertenecen, estamos en la obligación de cultivarlos y hacerlos producir diariamente, independientemente de la situación que estemos atravesando por que la dignidad ni la libertad se pueden vender.
El régimen autoritario nos impide difundir y promover nuestros nobles ideales, aparte de arrebatarnos la libertad pretende cercenar nuestros derechos civiles y lo que es peor, los derechos políticos, pero seguiremos en pie de lucha, no nos resignaremos a perder nuestra razón de ser, por que es mejor vivir con dignidad y no vivir arrodillados.
El INPEC es la institución encargada de velar por nuestra integridad física, moral y espiritual, pero por todos los medios esta entidad intenta quebrantar nuestra noble forma de pensar y menoscabar nuestra condición de ser humano, nuestros sueños, nuestras metas y nuestra necesidad de vivir, sin embargo siempre vivimos alegres, esperando lo mas anhelado: «NUESTRA LIBERTAD».
Recientemente, el INPEC, en cabeza de su director nacional, esgrimió un lema reconociendo que la dignidad de los Seres Humanos no se puede violar; que gran mentira. Pues mientras en los carcomidos muros de estas mazmorras aparecen frases alusivas a este principio, la realidad es otra si estas mismas paredes hablaran darían testimonio de las atrocidades que se aplican en estos sitios. Para el INPEC, el prisionero no tiene ningún valor, todos los días sus derechos son vulnerados, la ley del bolillo, el grillete y el calabozo se imponen por encima de la razón.
Para el Estado y particularmente para esta institución, los presos no podemos pensar, razonar y opinar es un delito y hay que castigarlo pero en la misma prisión. A pesar de estar en el siglo XXI, las cárceles de hoy son semejantes a las de la edad media. Hombres y mujeres de diferentes clases sociales, culturales, políticas y étnicas, convivimos en estos destartalados y detestables socavones, envejecidos y deteriorados por las inclemencias del tiempo, son diversas las expresiones que cubren nuestro rostro, la angustia, la desolación, la tragedia, el desespero y la incertidumbre son clara muestra de nuestra condiciones de vida. El jíbaro, el soplador, el que esta pendiente de que le hagan la vuelta, el homicida, el traficante, el rebelde o simplemente aquel al que la vida nada le importa.
En diferentes direcciones se ven las miradas que deambulan perdidas observando las descoloridas paredes del penal, muchas de estas miradas se aferran a la esperanza de tener la visita de un ser querido, la espera de buenas noticias que pueda traerle su defensor, la posibilidad de hacer un buen «comercial» para satisfacer una necesidad. Mientras tanto, otras se tiñen en desesperanza por no encontrar salidas jurídicas a sus procesos, tampoco tienen como resolver sus dificultades económicas al interior del penal, simplemente por que quienes dirigen y administran la institución impiden manejar dinero, así sea en la mas mínima cantidad. En Colombia 75.000 seres humanos estamos viviendo en condiciones infrahumanas, 75.000 mundos diferentes tras unas rejas trancadas con candados y tornillos, aislados de otros hombres, vestidos de azul oscuro que intentan dominarnos haciendo alarde de sus radios de comunicación, sus bolillos, los perros amaestrados, sus gases lacrimógenos, y sus armas prestas a disparar contra una población indefensa y con el anhelo de que el mando superior les ordenes asaltar los patios y la dignidad de quienes estamos confinados allí.
Una clara muestra son las permanentes requisas que mas bien deberían llamarse operaciones de hurto y destrucción, pues cada que esto sucede acostumbran llevarse algunas de nuestras pertenencias y lo que no se sustraen es arrojado al suelo, lo desordenan y lo pisotean con las botas negras de cuero usadas por una pata «MILITAR».
La dignidad del hombre, el sentimiento de rebeldía y la aspiración a ser libres son las estrategias de los que queremos hacer de nuestra patria una nación mas humanitaria, pero organismos del Estado como el DAS, la SIJIN, el EJERCITO NACIONAL, la POLICIA NACIONAL, el INPEC y otros, prefieren que de la cárcel no salgan hombres con pensamiento propio. El propósito de estas instituciones es convertir a los seres humanos en robot o maquinas que renieguen de su pasado y se arrepientan de haber soñado ser libres.
Los sábados y especialmente los domingos, nos vestimos con lo mejorcito que tenemos, nos sentimos alegres por la posible visita de un ser querido o cualquier amigo, pero esta alegría se trunca por que la guardia del INPEC, obedeciendo ordenes a sus caprichos, en muchos casos, restringen e impiden el acceso de nuestros visitantes, ellos generosamente y con sacrificio se esfuerzan por obsequiarnos un plato de comida diferente a lo que cotidianamente se consume aquí, pero sin consideración alguna también son restringidos o peor aun arrojados al piso o decomisados; de igual manera los manoseos indecentes en el momento de la requisa son indignantes; con gran sevicia, nuestros familiares y amigos son sometidos a malos tratos, por que según los funcionarios del INPEC, nuestros allegados hacen parte de los grupos delincuenciales o rebeldes y por lo tanto no merecen respeto o trato digno.
Las cárceles en Colombia se pueden catalogar como bodegas para almacenar hombres y mujeres a quienes tratan de manera denigrante. El Estado y su hijo ciego, el INPEC, con sus políticas represivas, excluyentes y corruptas, tan solo pretenden ocultar la dignidad y la resistencia humana.
Otro de los derechos vulnerados es la resocialización. Los artículos 9 y 10 del Código Nacional Penitenciario establecen que el fin fundamental de la institución es hacer del preso un ser útil a la sociedad, para lograr ese objetivo hay que capacitar al interno, pero la norma esta muy alejada de la realidad. En este aspecto el INPEC desconoce a mucha gente interesada en elevar su nivel de conocimiento.
En un país como el nuestro se captura y se priva de la libertad a cualquier persona sin orden de la autoridad competente, luego se condena por el simple señalamiento de un renegado que brinda y se somete a ley de justicia y paz. De este modo hacen morir los sueños de un padre que anhela sacar a sus hijos adelante, luchando desde el seno del hogar por forjarles un futuro más llevadero.
En Colombia cuando un ciudadano se anima a trabajar por la Escuela de su vereda, por el arreglo de un camino, por el puesto de salud, por la canchita para hacer deporte, por que una entidad financiera le otorgue un crédito a un agricultor pobre, para que a la vereda llegue la energía, la educación, la salud o para que los miembros de su comunidad tenga vivienda digna, el Estado ordena su captura y lo tildan de Rebelde o peor aún lo señala de terrorista. Este es el estimulo que el gobernante brinda a todo aquel que con su esfuerzo, sacrificio y trabajo se propone a fundar un patrimonio que le permita sobrevivir con su familia.
De los servicios públicos ni hablar; el INPEC ni siquiera garantiza un servicio de agua acorde a nuestras condiciones; la alimentación no corresponde a una dieta adecuada para los seres humanos.
En cuanto a salud, los medicamentos que nos suministran no pasan de ser simples calmantes, además la mayoría de personal contratado para este servicio carece de ética profesional y relaciones humanas. La educación, la formación y la información de los reclusos están bajo la tutela de la televisión, el fútbol, las novelas y los realitys son el pan de cada día que se sirve en la mesa de la cultura carcelaria, al estilo colombiano: «PAN Y TELEVISION PARA TENER DORMIDA A LA GENTE».
Con la recreación y el deporte sucede igual; el deporte es reducido a la mas mínima expresión, esto no pasa de juegos de fútbol dentro del mismo patio, un parques, un domino, un juego de cartas y una mesa de pool. No se cuenta con personal idóneo que maneje el área de educación física; la única opción de los internos es hacer práctica de calistenia, un método para combatir el sedentarismo y evitar los estragos de la mala alimentación.
En conclusión, la cárcel la podemos comparar con el infierno, con la diferencia que aquí se castiga al hombre y a la mujer sean o no culpables, en cambio al infierno solo van los que no tiene fe; la cárcel es un problema de todos, no solamente los que estamos presos, lo es también para nuestros familiares y amigos, para los miles y miles de desplazados, para la juventud que por no tener un norte que le permita encaminar su futuro tiene que sumarse y rebelarse contra el régimen y finalmente entrar a engrosar los grupos de prisioneros; algo semejante ocurre con la mujer, pues para no dejar morir a sus hijos de hambre tiene que sumirse en el mundo de la prostitución, la drogadicción y el alcohol, y finalmente corre la misma suerte de nosotros.
El campesino, el indígena, el sindicalista, el obrero y en general todos aquellos que trabajamos por la libertad y la dignidad somos sometidos a compartir nuestra vida en medio de cuatro paredes.
Desde esta mazmorra, convocamos a todos los pobres de Colombia a compartir con nosotros lo único que poseemos, el descontrol mental, moral y espiritual, pero con la esperanza y la seguridad de que seguiremos luchando por un país más igual y menos excluyente, donde antes que nada predomine la dignidad humana.
Desde estos sótanos saludamos y recordamos a NELSON MANDELA y a los Comandantes FIDEL CASTRO y HUGO CHAVEZ quienes antes de colocarse al servicio del pueblo tuvieron que pasar por la amarga experiencia de la cárcel.
Agradecemos a nuestras familias, a nuestros amigos por los gestos de solidaridad demostrados hacia nosotros; los invitamos a tomar conciencia y a organizarnos decididamente para que contribuyan de manera desinteresada en la construcción del SOCIALISMO como única alternativa para salvar la humanidad.
INCERTIDUMBRE EN LA CARCEL MODELO DE CUCUTA
Con gran preocupación, la población carcelaria de esta penitenciaria viene observando la manera sistemática como el recién nombrado director NESTOR OVED CAMARGO CAMELO, militar en retiro del ejercito nacional, en grado de mayor, se propone vulnerar los pocos beneficios y derechos que se han conquistado a través de la concertación reinante en los últimos años, donde se ha gozado de una tranquilidad reflejada en la convivencia a través de los pocos espacios de participación.
Recién que llego este personaje se ha decidido a entorpecer la tranquilidad reinante, y a desfigurar nuestra dignidad, estigmatizando y acosando constantemente para derrumbar lo que durante tantos años se ha alcanzado.
Sintetizamos nuestras inquietudes, en los siguientes aspectos:
1. Últimamente, nuestros familiares y amigos, en condición de visitantes, se han abstenido de ingresar al penal los días sábados y domingos, debido a las medidas que imponen a quienes con cariño y sacrificio se atreven a la tortuosa decisión de visitarnos. Es costumbre en las requisas atentar contra la intimidad de los visitantes, utilizando manoseos indebidos e indecentes, así como el carente respeto y buen trato. Igualmente restringen el ingreso de alimentos so pretexto de la mal llamada seguridad de los internos, como si la intención de nuestros visitantes fuera causarnos mal y atentar contra nuestra integridad. Por otra parte, existe dentro del penal un mal llamado expendio que se reduce a una pobre tienda en la que el preso no puede tener acceso a los bienes necesarios para la subsistencia así tengan como adquirirlos; nos venden lo que amañadamente les conviene, pues nos han convertido en clientes o fortín para satisfacer caprichos; sin embargo, el puposito del nuevo director es eliminar este servicio. Con respecto a nuestra diaria alimentación hacemos saber que la dieta suministrada no cumple los requisitos adecuados para el sostenimiento humano.
2. SALUD: Los medicamentos que nos suministran, se reducen a simples calmantes; para que el paciente sea atendido debe estar moribundo. El personal contratado para este servicio no logran cubrir la atención requerida en cuanto a la demanda carcelaria (1.800 aproximadamente), además carece de cualidades éticas y profesionales como lo pertinente a relaciones humanos.
3. SERVICIOS PUBLICOS: Particularmente, el suministro de agua cada día es peor; continuamente somos torturados con racionamientos inexplicables de este preciado y vital liquido indispensable para nuestra higiene y consumo, máxime teniendo en cuenta las condiciones climáticas de esta ciudad.
4. ATENCION JURIDICA: Carecemos, casi absolutamente, de asistencia; la institución actúa de manera demasiado lenta en el tramite de nuestras peticiones o sugerencias relacionadas con la parte procesal; no contamos con personal idóneo y suficiente para que la sección jurídica nos oriente en este derecho. No cumplen con las exigencias como son: Estar pendientes de las libertades, libertades condicionales, beneficios judiciales y administrativos, beneficios judiciales y administrativos, detenciones domiciliarias, permisos de horas, los cuales la ley otorga a la población reclusa.
5. RESOCIALIZACION: Brilla por su ausencia, para esto no se cuenta con personal suficiente para la gran demanda carcelaria, sin desconocer el profesionalismo, capacidad y talento de quienes actualmente están al frente de esta actividad. El director desconoce la normatividad carcelaria al coartar estos derechos, con el argumento cínico, atroz e inhumano, de que somos presos y por ende estamos castigados. Se nos limita el Derecho a redimir la pena, alegando carencia de cupos, haciéndose marcar diferencia entre condenados y sindicados, negándose totalmente el derecho a estos últimos. A determinados pasillos se les niega rotundamente redimir la pena en actividades como ordenanzas, cocineros, mensajeros, marcando con esto un trato diferencial entre la población carcelaria.
6. RECREACION Y DEPORTE: Estas actividades de bienestar son reducidas a las mínima expresión, pues estas no pasan de juegos de micro fútbol dentro del mismo patio, un juego de parques, un domino. Un juego de cartas y una mesa de billar pool. No hay personal idóneo que maneje el área de educación física; la única opción de los internos es hacer práctica de calentamiento corporal para evitar el sedentarismo y combatir los estragos del tedio y el desespero.
7. SISTEMA DE REQUISAS Y TRATO A LOS INTERNOS: Es lema de la institución «SU DIGNIDAD Y LA MIA SON INVILOLABLES» .Que gran mentira!, pues mientras en las carcomidas paredes del establecimiento carcelario aparece esta frase alusiva, la realidad es otra; lastima que las paredes no hablaran para que dieran testimonio de la realidad… Para el INPEC y particularmente para el señor CAMARGO CAMELO, el prisionero no tiene ningún valor y por encima de todo se impone la ley del bolillo, el grillete y el calabozo. Los presos no podemos pensar, razonar y opinar es un delito y hay que castigarlo pero en la misma prisión. Hombres de diferentes condiciones sociales, culturales, políticas y étnicas, convivimos en estos destartalados y detestables socavones deteriorados por el tiempo; son diversas las expresiones que cubren nuestros rostros; la desolación, la angustia, la tragedia, el desespero y la incertidumbre son claras muestras de nuestras humillaciones. Las requisas son permanentes, si acaso se pueden llamar requisas, pues más bien son operativos de hurto y destrucción, ya que cada vez que esto sucede acostumbran a llevarsen algo de nuestras pertenencias. Lo que no se sustraen lo arrojan al piso, lo desordenan, lo pisotean y en muchos casos lo dejan inservibles, inclusive, cuan daños a las instalaciones locativas.
8. ENCOMIENDAS: Es costumbre que las encomiendas ingresen los días martes y miércoles de cada semana. Esta es otra tragedia, pues los abusos, controles y restricciones están a la orden al día. Por orden del director determinados artículos tales como enlatados, dulces y otras galguerías no pueden entrar alegando que esa clase de comida es vendida en el expendio que funciona en el interior de la reclusión. Con relación a los útiles de aseo, la Institución no responde por perdidas totales y/o parciales, pues no acostumbran a llevar registro y control al respecto.
9. ESPACIOS DE PARTICIPACION Y CONVIVENCIA: Años atrás la población carcelaria creó, concertadamente, con la parte administrativa la mesa de trabajo y el Comité de Derechos Humanos. Esto ha permitido mantener un estado de convivencia donde se ha logrado compartir ambiente de tranquilidad, fraternidad y respeto entre los actores que conformamos la vida carcelaria, incluyendo la guardia, a excepción de algunos que, como el cabo Granados, intentan desestabilizar, sembrando Maquiavelismo y generando malestar y desconcierto, colocando en alto riesgo la tranquilidad y sosiego que se ha venido viviendo. Uno de estos espacios – MESA DE TRABAJO – fue erradicado arbitrariamente por el
director NESTOR O. CAMARGO C, quien ínfulas militaristas y desconocimiento de las mínimas relaciones, puso en alto riesgo la convivencia, arrebatando el espacio de pensar, opinar, contribuir al equilibrio y buen entendimiento carcelario en aras de una convivencia que nos ha tenido confianza, tranquilidad y armonía. Como si fuera poco, integrantes de estos entes de trabajo y derechos humanos, son trasladados o remitidos a establecimientos de máxima seguridad, sin tener en cuenta, además, el acercamiento familiar. Esto es clara muestra que la actitud y descalabro del actual director, se inclina hacia el descontrol definitivo con las caóticas consecuencias que esto trae en la vida carcelaria. Ante esta desición irresoluta sentimos temor de que el pánico se apodere de nosotros..Ya nos sentimos huérfanos, desamparados, rumbo al despeñadero..
Ante estas situaciones de riesgo que se vienen presentando, convocamos:
A las organizaciones de Derechos Humanos nacionales e internacionales, a los organismos de control del Estado, Defensoría, Procuraduría y demás fuerzas vivas, para que hagan seguimiento a la situación plasmada en este escrito; se requiere su inmediata intervención para que se denuncie, se investigue y sancione a los responsables de estas anomalías que atentan contra la dignidad y la integridad de quienes nos encontramos recluidos en esta cárcel.
Proponemos al Congreso de la Republica que de manera inmediata, se elabore y apruebe una ley que modifique el actual sistema penitenciario y carcelario de Colombia. En este proyecto deben participar todas aquellas instituciones y organismos que tienen la misión de velar por los Derechos Humanos.
Consideramos que la solución no está en construir más cárceles para resolver el hacinamiento existente. Pensamos que es más viable invertir esos recursos en programas y proyectos de mejoramiento de condiciones de la población carcelaria. Esto es resocialización de la población carcelaria. Esto es resocialización y una alternativa para lograr el camino hacia la paz.
Hacemos un llamado a la concertación, al dialogo y al entendimiento, para que con el esfuerzo de todos construyamos un espacio que, desde las cárceles, logremos aportar nuestro granito de arena en pro de un mundo mejor.. ¡Un Mundo nuevo es posible!