Queridas compañeras y compañeros: Hemos llegado a la culminación del XXIII Congreso Nacional de nuestro partido, que proponemos nominar XXIII Congreso Gladys Marín Millie. Comenzamos el 1º de julio, con las asambleas de células, de amplia participación, a las que concurrieron miles de comunistas y en la mayoría de los eventos nos acompañaron representantes de […]
Queridas compañeras y compañeros:
Hemos llegado a la culminación del XXIII Congreso Nacional de nuestro partido, que proponemos nominar XXIII Congreso Gladys Marín Millie.
Comenzamos el 1º de julio, con las asambleas de células, de amplia participación, a las que concurrieron miles de comunistas y en la mayoría de los eventos nos acompañaron representantes de diversos pensamientos políticos y religiosos, dirigentes sindicales y sociales y entre ellos – y de manera especial- contamos también con centenares de dirigentes de los estudiantes secundarios, universitarios, de trabajadores y pobladores jóvenes, en representación de nuestras Juventudes Comunistas.
Hemos entregado nuestros planteamientos y hemos realizado nuestro debate de manera abierta y fraterna, cuyas conclusiones, ideas, propuestas, señalamientos críticos, emplazamientos a la unidad, a la movilización, a la organización, a la formación militante, deben ser parte de nuestro bagaje de conocimiento y reflexión sobre la realidad de cada lugar, para el mejor desarrollo de nuestra lucha.
Hoy damos inicio a la fase final del Congreso Nacional, con la presencia de más de 400 delegados con derecho a voz y voto, de todo el país y compañeros que aún viven en el exterior y siguen contribuyendo con nuestra lucha, para realizar la síntesis de este gran intercambio de ideas, de la cual deben emanar nuestros lineamientos políticos para los próximos 4 años y elegir, al mismo tiempo, el Comité Central que, acorde a esa política, debe dirigir el Partido durante el mismo período y que, junto a los 4.730 dirigentes de base, a los 585 dirigentes comunales y sectoriales y los 270 dirigentes regionales, ya elegidos, se comprometen a ser firmes actores políticos y sociales de la unidad, la lucha y el compromiso, que permita al pueblo de Chile lograr la auténtica democracia, por la cual luchó contra la dictadura.
Una democracia de contenidos claros de justicia social, de participación, de soberanía económica, de acceso igualitario al goce de las inmensas riquezas que posee nuestro país.
Como herederos legítimos del legado de Salvador Allende, que entregó su vida en un gesto heroico de lealtad a su pueblo, y de nuestra querida Gladys Marín, cuya impronta indeleble se encuentra presente en la base de nuestras convicciones políticas del presente, nos guía el propósito de realizar en nuestra patria una verdadera revolución democrática.
Contamos con la importantísima presencia de más de 20 delegaciones, en representación de partidos comunistas y de otras vertientes del pensamiento socialista, democrático y progresista, que provienen prácticamente de todos los continentes del planeta. Agradecemos esta presencia tan valiosa y solidaria, que nos honra y a la cual esperamos responder con nuestra contribución al desarrollo del pensamiento crítico y a la lucha más decidida de nuestro propio pueblo.
En el multitudinario acto del Teatro Caupolicán, en que dimos por inaugurado el XXIII Congreso, contamos con la presencia de un amplio arco de fuerzas políticas de nuestro país. Hoy, en esta primera plenaria, hemos querido privilegiar la presencia de dirigentes sociales, culturales y de derechos humanos, a quienes saludamos fervorosamente, porque son estos hombres, mujeres y jóvenes, que representan a quienes han contribuido y serán la fuerza decisiva, de mayor exigencia y unidad, los que en definitiva abrirán de nuevo las grande alamedas
Chile no es una excepción
La situación de Chile no es una excepción en la cadena global de la imposición de la hegemonía del capital financiero internacional. Con razón expresamos que en nuestro país, la contradicción principal del período es entre neoliberalismo y democracia. Nuestra política para los próximos años es consustancial a esta contradicción. El neoliberalismo y su polo opuesto, la democracia a la que aspiramos, no las concebimos como categorías puramente económicas o puramente políticas.
El neoliberalismo es un sistema económico que sustenta un modelo de sociedad enteramente al servicio de los intereses mercantiles y utilitarios de las grandes transnacionales y que se reproduce políticamente mediante una democracia restringida y excluyente, cuyos límites están señalados por esos intereses. La exclusión política y social, que afecta a millones de compatriotas, forma parte de la estrategia dirigida a mantener este sistema inalterable.
Los estrechos marcos institucionales, los privilegios que se otorgan a las grandes empresas transnacionales, la concentración del poder y la riqueza, las desigualdades sociales extremas, la falta de soberanía económica, la corrupción que se genera en la administración del Estado, entre otros aspectos, plantean la imposibilidad de avanzar hacia una sociedad justa, plenamente democrática y de efectivo desarrollo económico nacional.
Sin una concepción democrática de país, de alternativa, en los aspectos fundamentales, a la imposición neoliberal, los objetivos de justicia social a que aspira el pueblo son imposibles de construir.
Como lo formulamos en la Convocatoria al Congreso, la solución a la contradicción entre neoliberalismo y democracia, es la conquista de un gobierno democrático, nacional y de justicia social, con la unidad y la lucha del pueblo.
Tenemos muy en cuenta que el golpe de estado significó el fin de un ciclo histórico de luchas populares que culminaron con el triunfo del gobierno de la Unidad Popular, que llevó a la presidencia de la República a Salvador Allende. Pone fin a la era republicana durante la cual los trabajadores y el pueblo lograron importantes conquistas de tipo político, social, económico y cultural, que llevó a nuestro país a ser uno de los más avanzados en estos aspectos. Impuso una contrarrevolución antidemocrática, con una Constitución y un sistema institucional que sirve de sustento «legal» al proceso de privatización y desnacionalización de las empresas estatales y a la renuncia de nuestra soberanía económica.
Se nos ha instalado en el mundo como el «laboratorio mundial del neoliberalismo», con una concentración del poder político y económico nunca antes conocida en nuestra historia, de explotación y falta extrema de derechos de los trabajadores y de exacción, uso y abuso de sus derechos y fondos previsionales, el 50% de los chilenos no tiene derecho a una vejez digna, por no tener acceso al sistema previsional.
Tal como se desprende de una encuesta del PNUD a 231 líderes de la región, entre los cuales figuran varios ex-presidentes, ex- ministros y grandes empresarios, se ha producido una transnacionalización del poder. Al preguntárseles sobre quiénes realmente mandan en América Latina, la respuesta es sumamente aleccionadora, el 80 % declaró que quienes realmente mandaban en sus países eran las grandes corporaciones transnacionales y el capital financiero, seguido, en un 65 % de los casos, por la prensa y los grandes medios de comunicación. Chile no está ajeno a esa realidad.
Esta transnacionalización del poder, la falta de democracia y la concentración de la economía, han tenido profundas repercusiones en nuestra sociedad, en la vida de cada uno de los habitantes de la nación chilena y están significando la postergación indefinida del desarrollo nacional y de los derechos de las futuras generaciones.
La apropiación indebida del patrimonio estatal
Del análisis de las conclusiones de una comisión investigadora de la Cámara de Diputados se desprende que la pérdida patrimonial del Estado, por las privatizaciones de empresas durante la dictadura, sólo entre los años 1985 a 1990 alcanza a los 4.200 millones de dólares de la época, sin considerar la deuda histórica de la banca privada a raíz de la crisis de 1982 que seguimos pagando todos los chilenos y que alcanzó a 7 mil millones de dólares. Sólo con la venta de las acciones de la CAP (Compañía de Aceros del Pacífico) en 110 millones de dólares, se produjo una pérdida de 700 millones, pues el precio real era de más de 800 millones de dólares.
Y para que no sean llamadas a engaño las actuales y futuras generaciones, a las cuales se quiere hacer creer que el desarrollo de Chile se debe a la imposición del neoliberalismo y respecto de lo cual, incluso sectores de derecha y más de alguno de la concertación, pretendieron hacer un panegírico del dictador Augusto Pinochet, es relevante conocer una parte de nuestra historia que se pretende ocultar.
Fue durante el gobierno del Frente Popular, encabezado por Pedro Aguirre Cerda, en el año 1939, que se creó la CORFO (Corporación de Fomento a la Producción) para dar origen a una etapa de profundo desarrollo industrial en que lo esencial fue la creación de empresas estatales y el otorgamiento de créditos directos para la creación de un área privada o mixta de la economía. La capitalización de CORFO se llevó adelante mediante el ahorro de todos los chilenos en los tiempos de pre y post guerra mundial. En esa época parte la instalación de ENDESA (Empresa Nacional de Electricidad) – la ENAP (Empresa Nacional del Petróleo) – la CAP (Compañía de Aceros del Pacífico) – MADECO, MADEMSA, FERRILOZA, VIDRIOS LIRQUEN, LOZA PENCO. – línea Aérea Nacional (LAN CHILE) – la Empresa Portuaria de Chile (EMPORCHI) – la Empresa Hotelera Nacional (HONSA) – La industria Azucarera nacional (IANSA).
Más tarde y bajo la misma premisa estatal, se creó la Caja de Crédito Minero, más tarde transformada en la ENAMI (Empresa Nacional de Minería), la Fundición de Paipote, la Refinería de Petróleo de Con Con – ENTEL – TVN – CHILE FILMS – INACAP – SERCOTEC – Laboratorios Chile – Pesquera Arauco – entre muchas otras.
Es de esta construcción histórica de nuestra soberanía económica, que culminó durante el gobierno de S. Allende con la nacionalización del cobre, de la que se nos ha despojado. Los gobiernos de la concertación no cumplieron con su promesa de revisar y revertir la situación de pérdida del estado, sino que siguieron adelante con las privatizaciones, incluyendo el traspaso del 65% de la explotación de nuestro cobre a manos de transnacionales, que se están llevando del país utilidades cercanas a los 15 mil millones de dólares al año.
La tan llevada y traída afirmación de que Chile es un país exitoso en su macroeconomía, deja de lado la oscura realidad de que lo es sólo para unos pocos, que se logra prácticamente con la venta del país y a costa de un inhumano proceso de pauperización de los trabajadores y la agudización de los problemas sociales, como la educación, la salud, la vivienda. En este país tan exitoso proliferan fenómenos como la drogadicción, la violencia intrafamiliar, la delincuencia, las enfermedades mentales, a medida que se cierran las posibilidades de trabajo y salarios justos.
De esta manera Chile esta inmerso en la crisis moral que ha instalado la globalización neoliberal. Una crisis que se manifiesta en la corrupción sistemática, que implica el traspaso de miles de millones de dólares, de los países del Tercer Mundo, a los centros hegemónicos de países desarrollados y principalmente a los Estados Unidos.
El sistema neoliberal ahonda las diferencias sociales
Los chilenos sufrimos la peor distribución de la riqueza, un alto grado de pobreza y cesantía estructurales que el sistema no solucionará.
Basta con conocer algunas cifras para darnos cuenta de lo que ha significado para nuestro pueblo la imposición de 17 años de dictadura y ya 17 años de transición.
Nos preguntamos transición a qué. Así como van las cosas con los gobiernos de la concertación o con las propuestas de la derecha, no es otra que una transición a más neoliberalismo y desigualdad social, incluso en el plano empresarial. Por ejemplo, la suma de todas las ventas de la micro, pequeña y mediana empresas alcanza al 23% del mercado nacional, en circunstancias que son las que proveen casi el 80% del empleo. En cambio, las grandes empresas que ocupan pocos trabajadores, se apoderan del 77% de todas las ventas.
Un pequeño número de grandes empresarios se ponen de acuerdo en monopolizar todo. Así pasa con los supermercados, las farmacias, las ISAPRES, las AFP, los bancos, la TV por cable, la telefonía móvil, el agua potable, la electricidad, la distribución del gas y en muchos productos industriales y servicios. Los monopolios abusan con los consumidores y con sus proveedores, pequeños y medianos, y con sus trabajadores.
Chile se encuentra entre los países con mayores desigualdades en el mundo. Las diferencias económicas, lejos de disminuir, se están acrecentando. Una de las causas es la distancia desigual entre los reajustes que perciben los trabajadores y jubilados, que no pasan del 3% anual, y el aumento muy superior de las ganancias del gran capital. En los nueve primeros meses de este año quince de las principales empresas percibieron utilidades equivalentes a lo que percibieron en esos mismos 9 meses un millón quinientos mil trabajadores. Algunas de ellas, como Colbún del grupo Matte, aumentaron en 150% sus utilidades y el grupo español Enersis en 530%.
Otra de las causas de estas desigualdades radica en el sistema tributario. La gran masa de los chilenos paga un 19% de IVA, uno de los más altos del mundo, por todo lo que consume y debe sumar a ello un 20% de descuento de sus sueldos para salud y jubilación. Esto hace que la mayoría de las familias vivan angustiadas por el alto endeudamiento en créditos de consumo, lo que ha permitido que los bancos tengan multimillonarias y abusivas utilidades.
Al contrario, el impuesto a la renta en Chile es uno de los más bajos del mundo, además, los grandes capitalistas y altos ejecutivos gozan de numerosas franquicias tributarias, devoluciones por el IVA y descuentos por el impuesto a la renta. Estos privilegios financiados por todos los chilenos le cuestan al Fisco unos 3.200 millones de dólares anuales. Con esta suma se podrían construir cada año viviendas decentes para 170 mil familias modestas, sin las leoninas y agobiantes deudas habitacionales.
La desigualdad en la educación es otra causa flagrante de cómo se reproducen las diferencias e injusticias. Los colegios particulares subvencionados y las universidades privadas se enriquecen gracias a las subvenciones del estado y el sacrificio de los padres, mientras la educación pública municipalizada y superior se debaten sin recursos y endeudadas, sin poder mejorar sus infraestructuras o la calidad de la enseñanza. En Cuba el presupuesto para la educación pública recibe el 18,7 % del Producto Interno Bruto. En Chile apenas el 4,5%. Con razón la UNESCO exige a nuestro Estado que esta proporción se eleve al menos a un 7%. Se debe cambiar la LOCE y el sistema de municipalización.
Según cifras oficiales, existen en nuestro paraíso neoliberal más de 600.000 cesantes, 800.000 sobrevivientes en campamentos, más de 1 millón de subempleados, 3 millones en la pobreza, y 10 millones con sueldos inferiores o apenas superiores al mínimo.
La farra de los más ricos
En el otro extremo, el 10% más rico de la población se apodera de una cantidad mayor de ingresos que el 70% de todos los chilenos. La concentración de la riqueza y el dinero sobrante de los muy ricos es tal que unas 70.000 familias ricas (no más del 2% de las familias) poseen cada una, al menos, excedentes líquidos, por más de 53 millones de pesos. Con razón, se afirma que está creciendo el mercado del lujo como nunca antes en Chile.
Entre los afortunados se encuentran los altos ejecutivos de las grandes compañías. El año pasado Supermercados D&S repartió entre unos pocos de sus gerentes, 6.100 millones de pesos. En la banca y las finanzas, hay directores y gerentes que se embolsan hasta un millón de dólares anuales en remuneraciones. En los supermercados Jumbo y en Falabella los sueldos mensuales de la elite ejecutiva fluctúa entre los 8 y los 13 millones al mes, más o menos lo que ganan los señores parlamentarios, que por algo se resisten tanto a producir cambios democráticos.
La farra de los más ricos es impresionante. Consideremos, por ejemplo, que cuando la inmensa mayoría de las familias chilenas tiene que obligatoriamente endeudarse a treinta años, con altos intereses, para tener un pequeño departamento de entre 25 a 50 metros cuadrados, en la Dehesa y otros lugares de privilegio, se construyen palacetes de 700 metros cuadrados con otros 1.300 metros cuadrados para jardines, parques e instalaciones. Estas mansiones se venden al contado en 600 millones de pesos.
Ha aumentado la venta de joyas, productos de marca, vacaciones en el exterior por un año, autos de lujo, yates. Una revista informó que Agustín Edwards, el dueño de El Mercurio, se compró un helicóptero para uso personal por valor de 318 millones de pesos, con esa plata se podría construir un consultorio de salud de primera calidad y pagar a su personal durante un año.
Más encima durante el gobierno de Lagos eliminaron el impuesto a los autos de lujo, mientras miles de profesionales trabajan emitiendo boletas de servicio, sin contratos y sin derecho a previsión.
Como lo ha planteado el presidente de la CUT: «En el Chile de hoy no hay alternativas. Los espacios democráticos son los que el modelo permite. No asistimos a la construcción de una democracia real. Cuando el país y los trabajadores se imaginaban que se abrían espacios para la discusión de los temas largamente postergados, los grandes empresarios, la derecha y los liberales de la concertación, realizan una ofensiva para sepultar las esperanzas de mejores derechos y ponen nuevamente en la agenda los temas de la desprotección de los trabajadores. La forma ortodoxa de aplicación del modelo no permite los espacios para plantearse la dimensión social y quedamos atados a las políticas de los que apuestan a un país para los ricos y para los grandes negocios. Las políticas sociales sólo se limitan a entregar subsidios a los pobres, mientras le niegan los derechos laborales y sindicales a los trabajadores que junto a los sectores medios, son los que siguen sin respuestas.»
El estancamiento de la economía
Esta realidad puede seguir acentuándose de manera negativa para amplias capas que son víctimas del sistema, más allá de los trabajadores, los pequeños empresarios industriales y agrícolas, los comerciantes minoristas, los feriantes, los profesionales y trabajadores por cuenta propia, los pensionados y personas de la tercera edad.
Hay claros signos de que la economía interna se desacelera, a pesar de los altos precios del cobre, celulosa y otras materias primas y los enormes excedentes que dejan.
La producción industrial está cayendo. Las exportaciones agropecuarias tuvieron la mayor baja en siete años. Se construyen más departamentos de los que se están vendiendo. El mercado interno se estanca y frena el crecimiento. Entre las causas están el bajo poder de compra de la mayoría asalariada ya fuertemente endeudada por los usureros intereses bancarios y comerciales y la enorme fuga de capitales que se traspasan al exterior por las crecientes ganancias de las transnacionales y los ahorros de los trabajadores que las AFP colocan fuera de Chile.
La desvalorización del dólar impide a los productores nacionales competir con importaciones subsidiadas. Es indispensable regular el tipo de cambio en beneficio del país y no dejarlo al juego de los especuladores. Señores, gasten los dólares en industrias, en equipos, en tecnología, en preparar científicos y técnicos, hasta cuando como los avaros mantienen la plata debajo del colchón, mientras tantos y tantos sufren de hambre y miseria. Conviertan los polos de pobreza que afectan a determinadas zonas en polos de desarrollo sustentable, lleven los excedentes al pueblo y no se escuden tanto en los alambicados equilibrios macroeconómicos que favorecen, marcadamente, a los ricos.
Como lo dijo el conspicuo empresario Felipe Lamarca: «Este país no va a cambiar mientras las elites no suelten la teta.»
La lucha por la democracia y la justicia social
Todo este proceso de transnacionalización del poder y concentración de la riqueza se instaló, a partir del 11 de septiembre de 1973, cercenando los derechos de los trabajadores, con la represión y el genocidio, con los más crueles crímenes de lesa humanidad, con miles de desaparecidos y ejecutados.
Nuestra política de rebelión popular de masas fue un gran aporte a la desestabilización de la dictadura, a los intentos reales de su perpetuación. Washington impuso una condición absoluta: excluir a los comunistas y amplios sectores sociales de todas las esferas del poder, para establecer el consenso o la llamada democracia de los acuerdos para la gobernabilidad neoliberal.
Es en esa etapa decisiva que Gladys Marín juega un papel destacado, como una sobresaliente líder popular, quien nos ha dejado un legado inmenso que debemos saber recoger y proyectar. Es en esta etapa que afirmamos que en Chile no existe un estado democrático, sino sólo espacios democráticos, y por eso el país necesita una Revolución Democrática profunda, que hoy nos plantea la obligación de pasar a la construcción de una correlación nacional de fuerzas para lograr las transformaciones democráticas pendientes, que no son otras que los grandes objetivos que se propuso el pueblo en su lucha contra la dictadura.
Una de nuestras consignas debe ser ¡Todo por la democracia y la justicia social! Consigna que engloba la lucha por los derechos humanos, políticos, económicos, sociales y culturales, junto a la decisión de jamás renunciar a la aspiración de verdad, justicia, reparación y no a la impunidad, que nos plantea en lo inmediato y de forma urgente exigir la anulación del Decreto de Amnistía y sus efectos tal como lo obliga la resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Exigencia que se acrecienta por cumplirse 30 años de la desaparición y asesinato de muchas compañeras y compañeros, entre ellos los de dos direcciones del partido y una de las Juventudes Comunistas. Somos parte de la campaña por la anulación de ley de amnistía que encabeza la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, junto a todas las otras agrupaciones, que nos representan tan dignamente en esta larga batalla contra la impunidad. Esperamos también, que la Presidenta de la República cumpla su compromiso respecto de estos temas.
Nuestra política de alianzas
Nos planteamos ser parte y construir el sujeto para conquistar un gobierno de nuevo tipo, que, entre otras cosas fundamentales, asuma llamar a una Asamblea Constituyente para establecer una nueva Constitución Política del Estado. No descartamos que en la lucha por la conquista de la democracia real se dé la posibilidad de que el movimiento social y político adquiera tal fuerza y peso que, aún sin ser gobierno, imponga este cambio fundamental
Si se quiere comprender en profundidad nuestro planteamiento respecto de las alianzas que postulamos, se requiere unir la propuesta política del logro de determinados objetivos, con la necesaria y fundamental fuerza de la unidad y la lucha del pueblo en la dirección de conquistar un gobierno democrático de verdad.
Estamos convencidos de que los importantes logros alcanzados con la creación del Juntos Podemos Más, en especial en el plano electoral, puede ser una importante base para contribuir a generar la convergencia, de los trabajadores, de diversas fuerzas sociales y sectores políticos, incluidos los de centro, que de distintas maneras y en distintos momentos, confluyan en el rechazo al neoliberalismo y se planteen un programa de profundas transformaciones democráticas y de justicia social para Chile.
Es en este marco y bajo esta concepción que dimos el paso táctico cuya finalidad no era otra que relevar en la conciencia popular los llamados 5 puntos, como objetivos inmediatos de la lucha, en el transito hacia conquistas superiores.
No soslayamos que esta decisión no fácil, trajo diferencias al interior del Juntos Podemos Más, que, estamos convencidos, se irán resolviendo en la práctica. Lo que tenemos claro hoy, por lo que se desprende de los debates del congreso, es que el partido en su inmensa mayoría comprende positivamente este paso que fue dado a plena luz, sin concesión alguna, ni compromiso que afectara la lucha por nuestros objetivos.
Frente al gobierno nuestra independencia ha sido y es total y nuestra postura es de oposición al continuismo neoliberal que preconiza.
Lo que no podemos dejar de considerar es el hecho que en el seno de la concertación existen contradicciones, porque en su base muchos creyeron que ese conglomerado se formó para cambiar el rumbo que estableció la dictadura y todavía la conciben así, pero en la realidad, y esa es la contradicción, la tendencia que se impone sigue siendo la que consolida los aspectos institucionales y económicos que fueron establecidos por la dictadura. Estamos ante un campo en disputa en el cual no podemos dejar de incidir políticamente.
La corrupción, que se ha develado en relación a Chile Deportes y en la asignación de fondos de los empleos de emergencia para gastos electorales, ahonda esas contradicciones y pone en duda incluso la continuidad de la concertación como conglomerado. El nuevo momento político del cual hemos hablado está en curso, y mucho de lo que suceda dependerá de nuestro propio accionar como partido.
Condenamos y exigimos se asuman las responsabilidades respecto al hecho que recursos de las arcas fiscales, de todos los chilenos, se usan para reproducir el sistema mediante el clientelismo, la intervención electoral, la presión por coimas, la propaganda engañosa, la corruptela, como formas de torcer la real voluntad popular.
A sí mismo, rechazamos la institucionalidad antidemocrática que dejó la dictadura, que es el modelo que facilita la presencia de los llamados operadores políticos en las reparticiones públicas, los lobystas, los aprovechadores y oportunistas, cuya matriz es la propia corrupción que encabezó Pinochet y la apropiación de los haberes del Estado por algunos personeros que son conspicuos dirigentes de ultra derecha.
Objetivos para la convergencia social y política.Nuestro único compromiso, adquirido sobre la base del paso táctico, es luchar por los 5 puntos, coincidentes en su mayoría con los que plantea la CUT, los que han abierto una amplia convergencia social y política y de ningún modo son excluyentes de una plataforma más amplia.
La CUT, al frente del parlamento social y político, ha planteado 4 temas a resolver con urgencia: la reforma del sistema previsional, la reforma a la educación, la reforma al Código del Trabajo y la reforma del sistema electoral. En el último Consejo Nacional de sus Federaciones y Sindicatos ha reiterado su llamado a un paro nacional, que por cierto apoyaremos, si el gobierno y la derecha insisten en burlar estas legítimas aspiraciones.
Por la urgencia que también tienen, llamamos, junto a la lucha por los 4 puntos de la CUT, a reponer la unidad y la lucha por el royalty de al menos un 10% a las transnacionales mineras, en especial las del cobre, recurso estratégico respecto del cual debemos reestablecer el precepto constitucional establecido por S. Allende y vigente hasta hoy, de que los minerales del territorio pertenecen al estado chileno. Las actuales «concesiones plenas» son inconstitucionales y se deben derogar. Este planteamiento no se contradice con la posibilidad de la inversión extranjera, siempre que esta genere trabajo, valor agregado y respete las normas que establezcan la mayoría de los chilenos y no sólo un puñado que se beneficia con las imposiciones del capital foráneo.
Uno de los más graves problemas que puede encarar Chile a corto plazo es la crisis energética. Los gobiernos y los parlamentarios de la concentración aprobaron la llamada «ley corta» concediendo a las transnacionales como ENDESA y COLBUN el poder del chantaje para imponer abusivas alzas de tarifas y la construcción de mega hidroeléctricas en Aysén, sin ningún respeto por el medioambiente. Como lo dice el obispo Luis Infanti de Aysén, en una contribución a nuestro congreso: «El medio ambiente, hoy en Chile, no tiene una política clara, sustentable y definida. Sirve sólo para el negocio. ¿De quienes? Léase Ralco, Pascua Lama, CELCO, Aysén. Hay un potencial hidroeléctrico, pero el agua es a la vez un elemento indispensable para la vida humana, su contaminación y escasez hace que las grandes multinacionales quieran apropiarse del agua para hacer un negocio y en Aysén existe una de las reservas más grande de agua dulce del mundo.»
Ante esa realidad que nos plantea el obispo Infanti es que exigimos sea el Estado, con los cuantiosos recursos acumulados por el cobre y el superávit fiscal, quien invierta directamente en generadoras de energía, menos contaminantes y depredadoras del medio ambiente, como plantas hidroeléctricas de pasada, instalaciones geotérmicas, energía eólica y de mareas, energía con baterías solares, utilización de las reservas carboníferas con los métodos modernos y limpios ya existentes, y aprovechamiento de la biomasa para utilizar etanol y biodiesel.
La gran lección de los estudiantes secundarios
Apoyamos todas las nuevas exigencias sociales y democratizadoras que se levantan desde el seno del pueblo y la convergencia social y política. Por primera vez, desde el inicio de la llamada transición, podemos decir que un gran movimiento social de carácter nacional, como el de los estudiantes secundarios, ha logrado instalar una gran demanda y ha cuestionado uno de los pilares heredados de la dictadura.
Ese movimiento, que recibió la activa solidaridad de muchos sectores sociales y políticos, que adquirió múltiples expresiones, que fue absolutamente transversal, nos permite hablar hoy de un Chile antes y un Chile después del gran paro nacional de los secundarios.
Otros movimientos sociales, como el de los trabajadores de la salud, de los profesores, de la administración pública, de los deudores habitacionales, del pueblo mapuche, de los trabajadores del subcontrato, de las municipalidades de todo Chile, de las empresas salmoneras, de los supermercados y de varias otras actividades, han mostrado que estas expectativas y estas demandas reflejan un nuevo estado subjetivo en amplias masas afectadas por el neoliberalismo, que exigen un nuevo trato digno y justo.
Los movimientos sociales en legítima protesta han sido criminalizados; se ha tratado de dividirlos y atomizarlos; se les ha reprimido y castigado. Pero a pesar de ello, la tendencia a sostener la lucha o las demandas se mantiene.
Derechos de los trabajadores
Apoyamos sin reservas la lucha que encabeza la Central Unitaria de Trabajadores, exigiendo el cambio de la perversa política laboral instalada por la legislación dictatorial.
Estamos porque los trabajadores recuperen su capacidad de conformar grandes agrupaciones sindicales, para la conquista de sus derechos, en especial a negociación y a huelga.
Las estadísticas oficiales demuestran que la tasa de sindicalización se ha reducido a casi un tercio de la que existía a septiembre de 1973, alcanzando en la actualidad a sólo un 13,9% de la fuerza de trabajo asalariada, porcentaje incluso inferior a los tres últimos años de la dictadura y muy por debajo del 20,1% del año 1991. La Concertación aparece más eficiente que la dictadura para detener el avance del sindicalismo.
Los trabajadores que negociaron según el Código del Trabajo el año 2005, corresponde sólo al 8,4% de la fuerza asalariada (4.142.795) Ese año obtuvieron sólo un 0,68%, como promedio de reajuste inicial a sus remuneraciones, que al compararlo con el crecimiento del 6,3% del PIB, deja claro que tal mecanismo no tiene ninguna función redistribuidora del ingreso.
Estamos absolutamente en desacuerdo con la afirmación de parlamentarios oficialistas y representantes de los grupos económicos, que señalan que la indemnización por año de servicio es un obstáculo que impide a la economía retomar sus anteriores niveles de crecimiento y que por lo tanto este beneficio debe eliminarse.
Esta es una mentira. Históricamente, en Chile, las más altas tasas de ocupación en los últimos 50 años se han dado en períodos en que la indemnización por años de servicios ha sido mayor, como lo fue durante los gobiernos de E. Frei Montalva y S. Allende. Al contrario, las mayores tasas de cesantía se han dado en períodos en que se rebajó la indemnización, como durante los períodos de crisis del año 1983 y siguientes.
Estamos por la supresión del plan laboral de la dictadura y su reemplazo por un nuevo Código del Trabajo que garantice eficazmente el derecho al trabajo y a la estabilidad en el empleo, suprimiendo el fatídico artículo 161. Exigimos la vigencia real de la jornada de 45 horas semanales, eliminando gran parte de las llamadas jornadas excepcionales y la reajustabilidad anual de las remuneraciones conforme a la variación del IPC y toda discriminación entre trabajadores de contratistas, suministrados y de planta y las que afectan a las mujeres y a los jóvenes, entre otros aspectos principales del contrato individual de trabajo.
Estamos por la plena vigencia de los derechos de sindicalización, de negociación colectiva y de huelga, tanto para el sector público como privado, conforme a los Convenios 87, 98 y 151 de la OIT, de manera que los trabajadores chilenos sean libres para decidir el tipo de organizaciones sindicales que puedan constituir, para negociar de la forma que su voluntad colectiva lo decida, sin que nadie pueda ser sancionado por ello.
Se debe sancionar penalmente de manera más drástica las prácticas antisindicales y la apropiación de remuneraciones y cotizaciones previsionales de los trabajadores.
El rol de las FFAA en el futuro democrático del país
Un factor determinante para el logro de los objetivos democratizadores del país será la actitud que en el futuro tengan las FFAA. Estamos por la consagración de una doctrina militar que destierre para siempre la posibilidad de un golpe de estado. Una política interior tendiente a buscar el reencuentro de los chilenos, en la diversidad, en un clima de respeto a los derechos humanos, sociales, económicos y culturales, con verdad y justicia, sin impunidad. Una política exterior diseñada para crear lazos de colaboración e integración con los países vecinos y de A. del Sur, respecto a temas económicos, energéticos, ambientales, culturales y otros, que propicien un clima de distensión, con una posición de independencia y no alineación ante políticas hegemónicas de grandes potencias. Una actitud de apoyo y participación en el desarrollo nacional, en la búsqueda de un proyecto que disminuya la enorme brecha de desigualdad económica y garantice salud, educación y vivienda para la mayoría, que termine con la exclusión y las restricciones a la participación democrática, en los planos electorales, de participación ciudadana y de derechos laborales. Todo ello debe constituir factores que caractericen una nueva etapa de compromiso de las FFAA con los destinos de Chile y su pueblo.
Estamos por eliminar la entrega del 10% de las ventas de CODELCO al presupuesto militar. Chile es el país del continente que más gasta en sus FF.AA. Más que Brasil, México y Argentina, con población, territorio y producción mucho mayores. Nuestro presupuesto militar consume tantos recursos como todo lo que consume el presupuesto público de salud. Ahora, con el alto precio del cobre, las FF.AA recibirán tres veces más dinero que en años anteriores. Es urgente derogar este privilegio único en el mundo que obliga a destinar el 10% de las ventas de CODELCO a importación de costosos armamentos Lo más conveniente es establecer un programa de objetivos para la defensa, a alcanzar en un período, que integre los diferentes recursos que debe entregar el Estado y los asigne de acuerdo a las distintas misiones. Ello estabiliza un presupuesto, no descapitaliza a CODELCO y permite que los excedentes se gasten en desarrollo social. Pero cuidado, porque existe el mito de que CODELCO no se privatiza porque se hace esta exacción del 10% para las FFAA. Que a nadie se le ocurra semejante idea, porque los trabajadores de CODELCO y el pueblo no lo permitirán. Más aún, las FFAA deben contribuir a establecer un royalty a las empresas privadas que explotan nuestro cobre y otros minerales, para obtener recursos para mayor desarrollo económico y social y también para las necesidades de la defensa.
El presupuesto militar, entre otros aspectos, debe contemplar becas y facilidades para que cualquier joven que lo desee pueda ingresar a las escuelas matrices de las instituciones armadas, sin discriminaciones por razones políticas o sociales.
Como se ve, ninguno de nuestros planteamientos va en desmedro de las FFAA. Hacemos uso del legítimo derecho de todos los chilenos a determinar su carácter y a estar vigilantes para que no se les desvíe de lo que debe ser su función institucional.
Por otra parte, debe quedar claro que la movilización social es un derecho y mientras persista la falta de garantías democráticas, la exclusión y la criminalización de la lucha social, el pueblo tiene también derecho a la auto defensa de masas, como salvaguarda, ante la generalización de las provocaciones represivas y la delincuencia. Carabineros debe tener una doctrina de seguridad ciudadana preventiva, de rehabilitación y no sólo intrínsicamente represiva.
La alternativa a la globalización neoliberal
Es altamente promisorio que nuestro congreso se realice cuando la política de Bush cae en el más profundo descrédito, dentro y fuera de los Estados Unidos. El imperialismo se enfrenta a una derrota en Irak y Afganistán, países que son las víctimas propiciatorias de la llamada «guerra contra el terrorismo» o de la guerra preventiva: más de 600 mil muertes de civiles en Irak, miles de detenidos y torturados en campos secretos, trasladados por la CIA a través de Europa y el mundo con toda impudicia e impunidad, con la complicidad no aclarada de países de la Comunidad Europea, muchos de los cuales han sido confinados en Guantánamo, territorio usurpado a Cuba por los EE.UU.
La derrota electoral de Bush y congresistas republicanos, representantes del círculo ultra conservador, es una exigencia perentoria por la retirada de las fuerzas militares de esos países, así como del apoyo a las fuerzas reaccionarias de Israel que día a día atacan y causan la muerte de decenas de víctimas, especialmente de mujeres y niños en Palestina y otros territorios árabes.
El propósito de ocupar extensas zonas de influencia, ricas en recursos energéticos, está fracasando. La obligada renuncia de Donald Rumsfeld, representante de los grandes consorcios transnacionales, busca precisamente un cambio de táctica, una salida que no signifique una derrota para la doctrina de la guerra preventiva.
Los círculos gobernantes de los Estados Unidos fracasan en su intento de erigirse en los dueños absolutos del mundo, aunque sabemos que no han renunciado a seguir imponiendo el neoliberalismo a ultranza y resolviendo sus problemas internos, mediante la guerra o la intervención armada en cualquiera de sus formas. Debiera, la elite gobernante, escuchar a su propio pueblo, que se siente engañado ante las mentiras usadas para invadir Irak y que repudia la profunda corrupción en que ha caído la administración Bush.
En nuestra América Latina, la unidad de gobiernos surgidos de profundos procesos de crisis y de lucha, ha echado por tierra la pretensión de la elite financiera norteamericana de imponer el ALCA como la fórmula única de integración de nuestro continente, un proyecto de integración de corte mercantil en la que prima la máxima ganancia para las transnacionales, mientras se elevan los índices de pobreza, cesantía, bajos salarios, déficit en educación, salud, vivienda, recrudece la delincuencia y la drogadicción, se contamina el medio ambiente, no se reconocen ni respetan los derechos de las personas, como ocurre con los pueblos originarios, las mujeres, los niños, los ancianos, la diversidad sexual.
Ante esta expectativa de neocolonialismo, que hasta hoy ha asolado nuestro continente, emerge, desde el fondo del pensamiento libertario de nuestros padres de la patria, entre los que resaltan los nombres de Bolívar, Martí, Sucre, San Martín, O»Higgins y muchos héroes e ilustres pensadores de nuestra independencia, una nueva forma de integración de los pueblos, que pone por encima del interés puramente mercantil, la solución conjunta de los problemas más acuciantes de los desposeídos, explotados y excluidos, que son millones.
Surge el ALBA, que se inicia con un acuerdo de colaboración entre Venezuela y Cuba, al que adhiere Bolivia, que se relaciona de manera no excluyente con el MERCOSUR en acuerdos económicos, culturales, energéticos. El ALBA ha permitido que más de 400 mil pobres de América se operen de cataratas gratuitamente en Cuba, Venezuela y ahora Bolivia, que se preparen en Cuba y Venezuela decenas de miles de médicos con la idea de atender a los sectores más desposeídos de sus respectivos países. Más de 20 mil médicos cubanos se encuentran prestando servicio fuera de su territorio en 69 países de América, Asia y Africa. La mayoría de ellos desarrollan un sistema de salud para la población en Venezuela y Bolivia. Mientras otros países envían tropas a Haití, Cuba, de manera silenciosa, mantiene centenares de médicos ayudando a este, el país más pobre de América. Han aprendido a leer alrededor de 2 millones de analfabetos en Venezuela y Bolivia con métodos creados en Cuba. Importantes sectores de habitantes postergados en los EE UU se han visto favorecidos por bajos precios en los combustibles ofrecidos por Venezuela al igual como países de Centro América y el Caribe. Sólo naciones donde el pueblo es dueño de su destino y llega al gobierno y al Estado, con ideales profundos de justicia social, son capaces de realizar tal hazaña de contribución con sus hermanos de otros países.
Los detentores del poder en la principal potencia imperialista del siglo XXI, con todo su poderío económico, no tienen ni el más mínimo principio de humanidad como para contraer compromisos de tal fuerza moral.
Al contrario, mueven sus peones y su influencia para presionar a nuestros países contra Cuba, contra Venezuela, buscan desestabilizar al gobierno de Evo Morales. No conciben la existencia de países independientes, soberanos económica y políticamente.
Pero la historia avanza en sentido contrario de sus imposiciones, en pocos días, en pocas horas, se han sucedido acontecimientos que preludian que una nueva A. Latina es posible. No es sólo el revés electoral de Bush, es la nacionalización exitosa de los hidrocarburos y principales minerales en Bolivia. Es el triunfo del Movimiento Sandinista en Nicaragua con Daniel Ortega. Es la estrepitosa derrota de la política norteamericana en las Naciones Unidas, que por 183 votos contra 4 en contra y 1 abstención, rechazó y exige terminar con los 47 años de bloqueo genocida, económico, comercial y financiero a Cuba. Son los importantes avances electorales y de lucha popular en México, Ecuador y Colombia. Es el trascendente triunfo de Lula en Brasil y la permanencia del Frente Amplio en Uruguay. Es la victoria cierta del Presidente Hugo Chávez en las elecciones presidenciales en Venezuela. Es la derrota de la imposición de un peón norteamericano en la elección del representante latinoamericano al Consejo de Seguridad en las Naciones Unidas.
Fracasan los negros augurios del imperio ante la enfermedad de Fidel. Ni con toda la danza de millones de dólares y planes secretos para la desestabilización del legítimo gobierno de Cuba, pudo imponer, en la misma sesión de las Naciones Unidas que rechazó el bloqueo, una enmienda de condena al gobierno cubano por supuestas violaciones a los derechos humanos, enmienda que fue rechazada de manera abrumadora. Se le acabó a Bush el subterfugio que esgrimía para intervenir en Cuba.
Nuestra solidaridad y la de los pueblos está y estará con el pueblo de Cuba y lo decimos con toda propiedad, porque sin su presencia digna, ejemplificadora y solidaria, mucho más larga habría sido la negra noche del terror de estado impuesta en nuestros países en los años 70 y 80, por la intervención norteamericana.
Por el significado de esta presencia histórica en nuestras luchas, sometemos solemnemente a consideración del XXIII Congreso, la modificación de los Estatutos a fin de permitir la entrega de la Medalla Luis Emilio Recabarren al Comandante Fidel Castro Ruz, quien, al frente del proceso revolucionario de su pueblo, dedicando a ello su vida, con enorme pasión, con sentimientos y humanismo verdaderos, ha obtenido la gran victoria de forjar una sociedad más justa, de principios socialistas, que funciona por sí misma y que jamás se rendirá ante la intervención extranjera.
De nuevo la historia la hacen los pueblos
Cuando afirmamos que otra América Latina y Otro Mundo es posible, tenemos en cuenta que ya no existen obstáculos técnicos, ni de recursos o logísticos para solucionar los más agudos problemas globales. Según el PNUD (Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas) el 40% más pobre de la población mundial, los 2.500 millones de personas que viven con menos de dos dólares por día, representan el 5% de los ingresos mundiales, en tanto que el 10% más rico representa el 54%.
Más de 800 millones de personas sufren de hambre todos los días, 1.100 millones carecen de acceso al agua potable, 1.200 niños mueren por hora a causa de enfermedades prevenibles.
El estigma de la globalización neoliberal es el despilfarro de recursos materiales, vidas, inteligencias, es la intervención y la guerra de disputa de zonas de influencia y de despojo a los países subdesarrollados. Superar esta situación es la tarea común de todos los pueblos. Debemos construir una alternativa a la barbarie que amenaza incluso la existencia misma de nuestra especie.
A partir de la caída del socialismo de Europa del Este, se ha querido establecer que no existe la posibilidad de una alternativa al neoliberalismo. Se proclamó el fin de la historia y de las ideologías.
Sin embargo, el marxismo originario revive en el crisol de cada batalla por la justicia social. Son los propios pueblos en su lucha contra la explotación del gran capital, los que de nuevo abren la perspectiva y proclaman el socialismo del Siglo XXI. Hoy contamos con nuevas experiencias, se han enriquecido nuestras concepciones a la luz de distintos procesos revolucionarios y de diversas construcciones a la que han contribuido y contribuyen millones de seres humanos, en especial en América Latina y el Caribe, en Africa y Asia.
Cuando hablamos de socialismo, debemos estar dispuestos a encarar la discusión crítica para develar en toda su magnitud las deformaciones teóricas y prácticas, que están tras la vulnerabilidad y debilitamiento ante la intervención foránea, que finalmente llevaron al fracaso su construcción en Europa del Este.
No es sostenible ni el dogmatismo ni las prácticas atentatorias a valores éticos de la humanidad, que se ha dado en llamar estalinismo.
Ello no constituye ni debe constituir jamás la esencia del socialismo.
Pero, sin embargo, nadie puede desconocer que la Revolución de Octubre que encabezó Lenin fue un acontecimiento inédito en la historia de la humanidad, que perdurará como una adquisición y una experiencia insoslayable, porque fue el momento culminante, de acuerdo a la época que se vivía, de la puesta en práctica de las predicciones históricas de Marx y Engels en el país más extenso de la tierra. Ha sido el proceso de tensión máxima en la lucha contra la explotación del hombre por el hombre, que a su vez abrió paso a la más profunda disputa ideológica en el planeta, que originó nuevos procesos de liberación de muchos pueblos sometidos al colonialismo y el imperialismo y sobre todo, fue capaz de detener la enorme amenaza que significó para la humanidad el nazismo.
Hoy surgen nuevas ideas, nuevas experiencias, en un etapa democratizadora de la sociedad, para liberarla del marco autoritario, de sometimiento y exclusión que le impone el imperialismo, proceso que se alza victorioso en varios países de nuestro continente.
La construcción de la concepción teórica y práctica del socialismo del siglo XXI es un proceso en el que la humanidad progresista continúa la lucha contra la explotación del hombre por el hombre, que se abrirá camino en la medida que se demuestre como la posibilidad más concreta y humanitaria de la solución de los grandes desafíos históricos, concentrando en ello todas las capacidades adquiridas por el ser humano, poniendo precisamente en el centro al ser humano, al hombre y la mujer, con mayúscula, sin discriminaciones o exclusiones, para desarrollar a un nivel superior sus capacidades e iniciativas, en la búsqueda constante del logro de sus más caras aspiraciones de carácter social, cultural y moral. Es el gran desafío, la gran tarea pendiente, que enfrentamos los comunistas del mundo, en este Siglo XXI.
La lucha ideológica
Una de las cuestiones cardinales para dimensionar la magnitud de la misión histórica a la que estamos enfrentados los comunistas, es la comprensión de que el modelo neoliberal es mucho más que un fenómeno económico, que nos plantea el imperativo de entrar en la disputa con su hegemonía cultural, política e ideológica que ejerce sobre la sociedad en su conjunto.
En nuestro país, los administradores del modelo han articulado sus objetivos en torno al denominado Plan Bicentenario, un diseño estratégico que procura la estabilización de un modelo de sociedad para el nuevo siglo, ajustado a los parámetros neoliberales.
El modelo pretende mantener un mundo popular desmovilizado, sin protagonismo político ni identidad cultural, individuos aislados y amedrentados por la inestabilidad laboral, inmovilizados por el temor, incrédulos de la posibilidad de la lucha y la organización, segregados y desinformados.
Por ello la necesidad de intensificar nuestra acción hacia la unidad de los trabajadores y la base social, con la convicción de avanzar en la organización y la movilización como única perspectiva de hacer germinar una cultura popular basada en los valores propios del pueblo.
El próximo año se cumplirán 100 años de la matanza de mineros en la Escuela Santa María de Iquique, oportunidad que desde hoy debe servir para el inicio de una mayor presencia cultural, política e ideológica, con vistas a conmemorar un Bicentenario del pueblo, acorde a los verdaderos ideales libertarios que motivaron a los padres de Patria, como sustento histórico de las luchas sociales, de hoy y de ayer, de sus reivindicaciones y sus triunfos para el país, que muchas veces han sido a costa de grandes sufrimientos para los trabajadores, los jóvenes, los pueblos originarios, las mujeres, los artistas, los intelectuales y tantos otros.
Seminarios y encuentros; grandes acciones de propaganda; iniciativas en la formación de cuadros y líderes populares; desarrollo de nuestros medios de comunicación y de la difusión de nuestras posiciones a través de la prensa; de nuestros símbolos y liderazgos; recuperar la actividad callejera; la solidaridad de masas con los conflictos y levantar un amplio movimiento cultural y artístico, serán componentes determinantes en el surgimiento de una nueva mística popular. Debemos hacer emerger masivamente valores como la igualdad de derechos y la no discriminación; la solidaridad; la organización; la participación democrática en la toma de decisiones y el acceso al bienestar de las grandes mayorías
Nuestros pueblos originarios
En esta misma perspectiva apoyamos las luchas del pueblo mapuche, las que se refieren a su autonomía como pueblo y su territorio, a la aspiración de que una nueva constitución declare a Chile como un estado plurinacional, en la que se considere a todas las etnias que conforman nuestra nación. Por ello exigimos la ratificación por parte del gobierno del Convenio 169 de la OIT. El partido Comunista exige además que el gobierno vote a favor de la aprobación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas, propuesta a la Asamblea por la Comisión de Derechos humanos de la ONU. Esta declaración es muy importante en su denuncia a la discriminación que ha sufrido los pueblos indígenas, afirmando que todas las doctrinas, políticas y prácticas, basadas en la superioridad de determinados pueblos o personas, o que la propugnan aduciendo razones de origen nacional, o diferencias raciales, religiosas, étnicas o culturales son racistas, científicamente falsas, jurídicamente inválidas, moralmente condenables y socialmente injustas y reconociendo, además, la urgente necesidad de respetar y promover los derechos de los pueblos indígenas afirmados en tratados, acuerdos y otros arreglos constructivos con los Estados.» Exigimos la libertad de los presos políticos mapuche.
Nuestro partido y nuestra crítica
Todo ello nos plantea grandes desafíos. De la discusión del Congreso se desprende que debemos encarar deficiencias y producir cambios para abrir paso a nuestra política.
La crítica y autocrítica que debemos señalar con más fuerza y sin rehuir las responsabilidades, es que no hemos tenido la capacidad aún para producir el viraje necesario para abrir paso, decididamente, a las demandas y luchas del pueblo y en especial de los trabajadores, de lo que dependerá sin duda el mayor o menor éxito en el cumplimiento de los objetivos propuestos. El paso táctico ha significado un avance para crear mejores condiciones para el viraje, pero ello no es todo, ahora depende de cada uno de nosotros, de nuestra entrega, para hacer efectivo este propósito indispensable señalado ya en el XXII Congreso.
Hay otros temas de suma importancia en que los que nos quedamos atrás, como el de la mujer. Nuestra autocrítica debe ser profunda, partiendo por el CC y sus órganos de dirección. Nuestro programa aborda los temas esenciales respecto de la mujer con propuestas que no hemos sido capaces de transformarlas en fuerza organizativa y movilizadora que hace tanta falta en un Chile que mantiene su deuda con las mujeres y los sectores más discriminados. Los últimos años han significado un tremendo esfuerzo por incluir temas de género en la agenda político social en torno a problemas como la pobreza, cesantía, violencia contra las mujeres, protección social, discriminación, teniendo en cuenta el aumento, en un 104%, de ingreso de la mujer a la fuerza de trabajo. Nuestro país muestra preocupantes debilidades en establecer el acceso igualitario a los beneficios laborales, en la defensa del fuero maternal, en relación con el acoso sexual y moral, en el respeto a los derechos sexuales y reproductivos. La superación de la discriminación hacia la mujer implica un profundo cambio cultural y social, que va mucho más allá de la acción del estado. Nuestro análisis crítico debe significar un modo distinto de asumir el rol de la mujer en la sociedad y en la lucha por la democracia. Exigimos que Chile ratifique el protocolo facultativo de la CEDAW, en el que las Naciones Unidas plantean la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, es, junto a Argentina, el único país latinoamericano que no lo ha hecho.
El trabajo municipal debiera ser relevante, en todas las comunas, tengamos o no alcaldes y, o concejales. La lucha por el poder comunal, junto a la lucha social, es la posibilidad de crear conciencia para alcanzar objetivos democráticos y de justicia para el pueblo y para el país. Es el lugar donde se puede imponer la democracia participativa desde la base. Sin embargo, no logramos consolidar un trabajo sobre una plataforma común de trabajo municipal. El análisis de este aspecto de nuestra política tendrá directa incidencia en las próximas elecciones municipales. Recordemos que como Juntos Podemos Más alcanzamos el 9,6% de la votación. No podemos seguir como estamos si queremos elevar este porcentaje, que debe ser nuestro objetivo.
Debemos responder a críticas a la demora en los procesos de información internos, de resolución sobre los problemas planteados, de cuadros y otros. Falencias estructurales y de infraestructura, necesidad de cambios orgánicos. Elevar la eficacia de las tareas financieras de nuestro que hacer, porque llevar adelante la política necesita financiamiento y este lo debemos lograr de nuestro propio esfuerzo y del apoyo del pueblo, como lo debe hacer un partido que se propone establecer un nuevo tipo de democracia. Esta tarea es parte del desarrollo de nuestra política.
Debemos responder a la profunda preocupación por la educación de los militantes, junto con el desarrollo superior de nuestro trabajo cotidiano de comunicaciones, con El Siglo, Pluma y Pincel y todos nuestros medios, contribuyendo al desarrollo de la radio y la prensa popular y de base, haciendo uso más efectivo de internet, de nuestro arte y cultura. Cada comunista debe ser un comunicador eficaz, con conocimiento, con convicción política. Todo ello para un objetivo, lograr una mayor cercanía con el pueblo y sus necesidades, para transformarnos en verdaderos referentes de sus esperanzas.
Para avanzar en este convencimiento es que proponemos iniciar una jornada de educación generalizada sobre nuestra política, para culminar en mayo con una Conferencia Nacional, que se plantee la mejor forma de llevar a la práctica los acuerdos de nuestro Congreso, sobre la movilización social y que, muy estrechamente ligado a ella, se pronuncie sobre la elección de alcaldes y concejales y proceda a nominar a los precandidatos en base al desarrollo de plataformas comunales. Que lleve adelante los cambios de estructura y conozca y apruebe los planes y campañas concretas, que vayan en beneficio de los puntos políticos centrales acordados en el Congreso.
Es necesario dejar atrás rasgos de sectarismo, que impiden que la incidencia que tenemos en política, se exprese en un aumento mayor de militantes y de influencia. Crecer como partido es una cuestión de primer orden. Facilitar el ingreso y la participación de nuevos combatientes por la democracia, sin cortapisas excluyentes o discriminatorias, es la forma como tendremos un partido inserto en el movimiento popular, en las calles, más ofensivo con su política, jugando a plenitud su rol contribuyente a la más amplia unidad.
Un partido que trabaje en base a células abiertas de manera regular, con objetivos claros de lucha, con la pasión, entrega y disciplina consciente que solo puede otorgar el estudio, la práctica y la convicción de que es posible alcanzar una sociedad más justa y digna.
Un paso adelante en la lucha por la democracia y la justicia social
Compañeras y compañeros: como es de conocimiento público, desde hace meses venimos bregando por reformar el sistema electoral con el propósito de dar un paso adelante en la lucha por la democracia y la justicia social. Una tarea difícil y compleja de la que algunos han tratado de desalentarnos, en base al escepticismo, a afirmaciones como que es una lucha perdida. Otros nos han acusado de abandonar la lucha social, esta última una afirmación falsa por donde se le mire. Por más difícil que sea el objetivo propuesto, tenemos que encararlo. Si fuera por las dificultades mejor nos vamos para la casa. No es ese nuestro compromiso con el pueblo.
Lo que sí es verdad es que encaramos un enorme desafío, porque la derecha no está dispuesta a cambiar el sistema binominal, así como nosotros jamás renunciaremos y seguiremos bregando hasta lograr un sistema electoral proporcional y no excluyente.
La situación que se presenta es que hemos avanzado, no al punto de lo que es nuestro objetivo irrenunciable, pero si al punto de crear las condiciones políticas como para abrir las puertas del parlamento para los que hasta hoy estamos excluidos.
Lo que será más difícil de lograr en las tratativas con los diferentes actores políticos y el gobierno, es la forma como las fuerzas excluidas podrán obtener parlamentarios y cual será el número al que podrían aspirar por ahora. Renovación Nacional, que ha abierto la posibilidad de entregar sus votos, para lograr el quórum calificado que se requiere para reformar la ley, en ningún caso está disponible para aprobar la totalidad de lo que en derecho y legítima y proporcionalmente correspondería en un sistema democrático. Ha mejorado su mezquina propuesta inicial, con una nueva formulación, que debemos analizar y responder en los próximos días.
La Concertación por su parte, ha hecho una formulación, que tampoco nos deja conformes, mejor que la de RN, pero no tiene los votos para aprobarla en el Congreso. No podemos estar seguros de que se llegue a concretar un proyecto de reforma electoral que se apruebe en el Congreso.
Si no se da esta posibilidad, debemos estar preparados para exigir el plebiscito o consulta popular, para el cual se ha comprometido la Presidenta de la República.
Lo mejor es que a partir de hoy mismo redoblemos la campaña por la reforma electoral, junto al parlamento social y político, exigiendo a todos los partidos y parlamentarios y al gobierno, el acuerdo para concretar este anhelo que es de la mayoría de los chilenos.
Debemos agregar, para sopesar bien cual debe ser nuestra decisión, que hasta ahora se ha logrado acuerdos para permitir la postulación de los dirigentes sindicales y otorgar el derecho a voto para los chilenos en el exterior.
Un aspecto nuevo y muy importante es el acuerdo para la elección, con votación directa, plurinominal y proporcional de los consejeros regionales, aumentando su número y atribuciones.
RN exige, para otorgar sus votos para una reforma, que la concertación y el gobierno se allanen a promulgar una ley para prohibir y sancionar el uso de los recursos del estado como instrumentos viles para torcer la voluntad popular. Estamos muy de acuerdo y nosotros agregamos que lo mismo debe ocurrir con los recursos que entregan las grandes empresas y que las sanciones en cualquiera de los casos tiene que ser la revocación del cargo.
El gobierno y la concertación nos han asegurado que están dispuestos a legislar en esa dirección a fin de llegar a un acuerdo de reforma electoral.
Al parecer, estamos en un momento crucial para dar un paso adelante. Esperamos que así lo entienda el conjunto del partido. Debemos seguir insistiendo en el derecho de los jóvenes a postular a parlamentarios desde los 18 años, en la iniciativa popular de ley, en la instauración del plebiscito como derecho constitucional, en normas o medidas para una mejor incorporación de la mujer, en la inscripción automática, entre otros.
Como decía Gladys, que jugó un papel determinante en los lineamientos de nuestra política hasta en los últimos momentos de su vida, sólo con la unidad y la lucha alcanzaremos la victoria. Su ejemplo debe ser el símbolo de este esfuerzo que nos toca enfrentar en este tiempo de construcción y esperanza. Con su legado, avancemos sin demora, sin descanso, sin flaquezas, a la ofensiva y con el optimismo de la victoria, para hacer despuntar el nuevo amanecer de Chile.
Con un partido unido y combatiente ¡Mil veces Venceremos!