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Los macarras de la moral

Fuentes: Rebelión

En el Chile neoliberal se practican 160 mil abortos anuales y las complicaciones derivadas provocan el 25 % de las muertes maternas ubicándola en la primera causa de muerte. La ilegalidad del aborto afecta en último término a las mujeres pobres que pagan con su vida y su salud a la negativa del gobierno a […]

En el Chile neoliberal se practican 160 mil abortos anuales y las complicaciones derivadas provocan el 25 % de las muertes maternas ubicándola en la primera causa de muerte. La ilegalidad del aborto afecta en último término a las mujeres pobres que pagan con su vida y su salud a la negativa del gobierno a enfrentar el problema. Los macarras de la moral penalizaron el aborto terapéutico en 1989; este se mantenía desde 1931. Pasando y pasando con la poderosa Iglesia Católica de Chile. Así nos encontramos entre los tres países del mundo en que el aborto está prohibido en cualquier circunstancia. Despenalizar el aborto forma parte como otras iniciativas enfrentar realidades que claman al cielo; sin embargo, la bancada de la Democracia Cristiana inició gestiones para declarar inadmisible la iniciativa propiciada por diputados que aún mantienen, al parecer, esa audacia ajena a componendas que da la juventud y el compromiso con la ‘criatura oprimida’.

En Chile existen 15 mil casos notificados y la estimación es que 50 mil chilenos están infectados con el Virus VIH-SIDA. No obstante esto el jesuita y Opus Dei José Ibáñez, molesto con las campañas de uso del condón recomienda la abstinencia y la fidelidad y pone como modelo a seguir al respecto a Uganda. Están contra de legislar por la llamada ‘muerte digna’ (eutanasia) y la regulación de las ‘casas de reposo’ donde se va a dejar a los viejos enfermos y que no pueden ser mantenidos en sus hogares. («A los viejos se les aparta después de habernos servido bien»). Vegetan sin siquiera conciencia de su sufrimiento en esos verdaderos infiernos construidos para el lucro por el insaciable poder privado. Los tipos, con el aristocrático cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa a la cabeza, se movilizan contra todo lo que se mueva. Si por ellos fuera nos tendrían con capuchas, velas y silicios al compás de los azotes medievales. En la procesión va clamando al cielo Gutemberg Martínez, esposo de la ex candidata presidencial Soledad Alvear y del negociado de la «Universidad Miguel de Cervantes» y que se aprontaban a echarse al bolsillo los dineros de la Defensa Jurídica Penal S.A. (Abril 2005).»Corren tiempos fabulosos para sacar tajada .Corren buenos tiempos para los que se amoldan a todo con tal de que no les falte nada».

Desde sus sepulcros blanqueados cinco estrellas, pálidos, delicados y de amanerados lenguajes los FIDUCIA los Opus Dei y su brazo político llamado cómicamente Unión Demócrata Independiente (UDI), en que una de las condiciones, al parecer, es hacer parir a sus mujeres como conejas. Invocan para ello las potestades virginales de una imagen vacua y tan lejana de la otra, la real, la patipelada que caminaba por las pedregosas calles de la hoy martirizada palestina: oscuro cabello y terrosa piel envejecida, quemada de tanto sol y tanta viento, de tanto polvo, tras el primogénito, el inexplicado, el que le salió mala cabeza, metido entre políticas subversivas antiimperiales y pescadores. Pero ya se sabe, una madre es una madre y para ella no hay hijo malo, ni siquiera este que murió lloroso, sintiéndose tan solo y abandonado allí arriba a lado de pungas y criminales. Podría haber terminado parado en las hilachas y con bronca para orgullo de si mismo y de sus seguidores, pero… al parecer la construcción borreguil para las masas que deben aceptar ser dominadas terminó imponiéndose. Murió hombre y fue resucitado Dios, para su desgracia, por los mercaderes del templo. «Antes pasará un camello por el ojo de una aguja que un rico por las puertas del cielo». Le dirá esto algo a los mercaderes de los nuevos templos de El Mercurio, y Copesa, MEGA Televisión, Universidad Católica Televisión, Chile Visión Televisión, la Universidad del Desarrollo, la Adolfo Ibáñez y la intocable Pontificia Universidad Católica de la Inmaculada de la Concepción, que lanzara a sus «creaturas» pulidas para los intereses imperiales en Chicago. Difunden el mismo incienso cuyas neblinas han ocultado, pedofilias, hijos huachos en los pueblos, fetos abandonados, vastas propiedades, flujos financieros, paquetes accionarios y los activos no rastreables en las bóvedas del secreto bancario.

Los macarras de la moral consideran inaceptable entregar las pastillas anticonceptivas a muchachas modestas, pero no que se vendan a buen precio y sin receta, en sus exclusivos barrios. Todo lo querrían silenciado, prohibido, censurado y penalizado. Defienden a brazo partido la sagrada propiedad privada. No excomulgaron a ninguno de los señores de la guerra que asesinaban hombres, mujeres y niños. No salieron con sus pendones a protestar contra los que quemaban vivos a jóvenes en las calles de Santiago. Tenían asegurados sus colegios privados y sus pontificias universidades, sus campos de polo, sus campos de golf y los modernos templos de la televisión privada. «Si no fueran tan terribles nos darían risa / Si no fueran tan dañinos nos darían lástima / por que como los fantasmas, sin pausa pero sin prisa/ no son nada si le quitas las sábanas». Están allí señalándonos el camino del bien y las buenas costumbres, defensores abstractos de la familia. Porque no están hablando de la familia de la mujercita que le trabaja toda la semana en sus casas y que tiene botada a sus hijos allá en la población. «Los macarras de la moral/ anunciando Apocalipsis van de salvadores…/ Manipulan nuestros sueños y temores sabedores que el miedo nunca es inocente./ Hay que seguirles a ciegas y serles fieles. Llevan los retratos de la virgen, apostólica, romana, de mejillas sonrosadas, cabellos rubios y ojos azules: «Son la salsa de la farsa; el meollo del mar rollo/ los macarras de la moral».

Invocando a los santos, la Virgen María, los sacramentos, al Papa y a la jerarquía del vaticano. En su momento lanzaron anatemas contra el vino el lino, los pañuelos, contra el pararrayos, la música profana e incluso la risa basándose en que los relatos bíblicos jamás muestran a Jesús sonriendo. «Algunos padres de la Iglesia (especialmente san Basilio, san Juan Crisóstomo y Clemente de Alejandría) incluso quisieron prohibir la risa como manifestación del Diablo. San Benito y los principales fundadores de ordenes prohibieron la risa a los religiosos en todo momento». Quemaron a medio mundo para ocultar que el mundo se mueve. Hacen el ridículo pero no escarmientan. Sin embargo no se les puede tomar a la ligera: son los que borraron del mapa a miles de cataros (los hombres y mujeres buenos) y le hicieron empeño a los infieles de oriente. Son perseverantes y por estos días encabalgados en los intereses petroleros de la familia Bush y las transnacionales vuelven al empeño de eliminar a los infieles y al igual que él acuden a sus templos con la conciencia templada después de haber eliminado 250 mil iraquíes y más de dos mil muchachos americanos. Para eso cuentan con el beneplácito tácito de evangélica «Coalición Cristiana». No hablamos aquí de los evangélicos de barrio ni los curas y monjas de población, sino de esa casta orgullosa y despiadada tan bien representada en nuestro país por el Obispo Medina y Cia. que borraron del mapa la herencia del cura rojo y cardenal Silva Henríquez y los curas obreros. Es claro que estos macarras de la moral no recuerdan para nada al Papa Alejandro III que se alzó contra el préstamo con interés, la condena de la venta al crédito o a plazo fijo con sobreprecio estipulado y declara inaceptables a los usureros, es decir, prestamistas y banqueros. No les interesa, pese a sus dichos, pese a su moral «demócrata y cristiana» que las mujeres se libren de la doble condena a que son sometidas como trabajadoras y como madres. ¡Cómo van a decidir informadamente sobre sus derechos reproductivos! Son parte de los sostenedores del modelo que ni pestañean frente al enriquecimiento ilícito de los que entraron a saco en el patrimonio nacional a través de la privatizaciones; ni pestañean frente al saqueo de la principal riqueza del país que permitirá a las empresas transnacionales llevarse el año 2006 más de 11 mil millones de dólares, ni pestañean frente a la corrupción masiva que significan la concepciones hedonistas y consumistas, que vomitan a través de sus medios de comunicación y prostitutas de alto vuelo. El modelo económico es un modelo que genera corrupción.

Con su impudicia acostumbrada el vocinglero economista Alvaro Bardón llamaba a los corruptos de la dictadura, «hombres inteligentes que saben aprovechar las oportunidades». Vaya que la aprovecharon Pinochet y criminales asociados. Todos hombres inteligentes: las mentes brillantes nacionales. Millones de dólares de dineros públicos en sus cuentas personales. Dejaron como era de esperar buenos discípulos: los administradores del modelo. Aprovecharon las oportunidades, por citar algunas, los operadores de fondos de Chile Deportes, los funcionarios de la Fiscalía Nacional Económica que ejercían el comercio y la industria clandestina en el seno del Ministerio Público y el Ministerio de Relaciones Exteriores. Aprovecharon las oportunidades quienes se asignaron enormes indemnizaciones al dejar puestos gerenciales de las empresas estatales. Todos funcionarios demócratas y cristianos. ¿Qué diferencia entre los traficantes de la Legua y José Yuraseck traficando con las acciones de Endesa? ¿Qué diferencia entre los militares que trafican armas y abastecimientos y los lobystas que trafican influencias? ¿Qué diferencia entre el ‘operador político’ que le da el manotazo rápido a las platas de los planes de empleo y el ‘lanza a chorro’ que escapa entre la multitud? ¿Qué diferencia con los señores parlamentarios que se asignan cuantiosas asignaciones para llevar con dignidad el cargo? Todos aprovechaban las oportunidades. Astutos y ‘vivos’. Todos temerosos de Dios. No sea que se piense mal. ¡Gracias a Dios! Felipe Lamarca, ex presidente de la empresarial Sociedad de Fomento Fabril, que hoy propicia ajustes al modelo, invoca con el lenguaje engolado y rimbombante que el caso amerita desde el pozo insondable de inmoralidad que es El Mercurio: «llegó la hora de que las autoridades respondan a su investidura, con el coraje espiritual que ésta exige, desterrando para siempre estas desmoralizantes conductas, defendiendo nuestro patrimonio moral y devolviendo a Chile su honor y su orgullo». Macarra de la moral sublime: él que estuvo de sirviente con los que trapearon el piso con el honor nacional tras los crímenes y negociados más memorables de la historia. A todos estos, vemos hoy, clamando al cielo contra la corrupción: macarras de la moral, macarras de la moral.

El autor es economista chileno