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Las pesadillas de los «aznaristas» con Cuba

Fuentes: Rebelión

En un acto más de injerencia en los asuntos internos de Cuba, el derechista Partido Popular (PP) ha propuesto ahora que las organizaciones políticas españolas adopten una «posición común» para «respaldar» una supuesta transición democrática en la isla caribeña. Ni siquiera los «aznaristas» son originales, porque a ese nuevo y macabro empeño le han denominado […]

En un acto más de injerencia en los asuntos internos de Cuba, el derechista Partido Popular (PP) ha propuesto ahora que las organizaciones políticas españolas adopten una «posición común» para «respaldar» una supuesta transición democrática en la isla caribeña.

Ni siquiera los «aznaristas» son originales, porque a ese nuevo y macabro empeño le han denominado igual que a la postura asumida por la Unión Europea (UE) hace varios años con respecto a Cuba, la cual ha sido un total fracaso.

Fue precisamente el derechista ex gobernante español José María Aznar, quien, cumpliendo instrucciones de Estados Unidos, propuso a la UE que adoptase la frustrada «posición común» hacia la mayor de las Antillas.

Desde entonces el actual Grupo de los 25 mantiene esa conducta dependiente de Washington, sin saber ni hacer nada por salirse de ella, a pesar de dejar mucho que decir de la culta Europa por el sometimiento que implica a los intereses norteamericanos.

La más reciente iniciativa del PP tiene como propósito intentar arrastrar a las restantes organizaciones políticas españolas a plegarse al deseo de Estados Unidos de destruir la Revolución cubana, y convertir a la isla nuevamente en una colonia norteamericana.

La perversidad es mayor, cuando ese fin no se corresponde en lo absoluto a los verdaderos intereses de España, como nación, y de su pueblo, con respecto a Cuba. ¿Es qué acaso el PP busca propiciarle a Estados Unidos un regalo similar al que se le hizo en 1898?

A la vez constituye un nuevo acto contra .la soberanía de Cuba, nación con la que los «aznaristas» suelen tener muchas pesadillas, similares a las que quitan el sueño a los grupos terroristas cubano-americanos afincados en Miami, Florida, y que son financiados y alentados por Washington desde hace medio siglo.

A juicio de medios políticos y periodísticos, España, en general, y los «aznaristas», en particular, deberían dedicarse a resolver los graves problemas internos que enfrentan en la actualidad, que no son pocos, y no hacerle una vez más el juego a Estados Unidos, con respecto a Cuba.

La nación caribeña no necesita de los consejos de sus antiguas metrópolis para conducir su destino, que ya escogió definitivamente en 1959, cuando dejó para siempre de ser colonia.