Miles de chilenos se concentraron para rendir un homenaje al presidente Salvador Allende, frente al palacio de La Moneda, y otra similar que despide los restos del ex dictador Augusto Pinochet, en la Escuela Militar, se realizaron simultáneamente.A las 11:00 hora local, miles de manifestantes comenzaron a concentrarse en torno al Memorial Salvador Allende para […]
Miles de chilenos se concentraron para rendir un homenaje al presidente Salvador Allende, frente al palacio de La Moneda, y otra similar que despide los restos del ex dictador Augusto Pinochet, en la Escuela Militar, se realizaron simultáneamente.
A las 11:00 hora local, miles de manifestantes comenzaron a concentrarse en torno al Memorial Salvador Allende para recordar a las víctimas de la represión del régimen de Pinochet (1973-90).
Familiares de miles de chilenos desaparecidos o ejecutados durante la dictadura reclamaron justicia y lamentaron que Pinochet muriera sin enfrentar los tribunales.
«Se siente, se siente, Allende está presente» y «Pinochet murió, Allende vive» fueron dos de las consignas más frecuentemente repetidas.
«Pinocho, Pinocho, que lo tiren al Mapocho», dijeron, en alusión al río que atraviesa esta capital, adonde fueron arrojados numerosos cadáveres tras el golpe de estado de 1973.
Banderas chilenas y de partidos políticos populares, así como velas, flores y afiches rodearon el Memorial Salvador Allende, en un acto pacífico y ordenado pero monitoreado de cerca por fuerzas especiales de Carabineros.
A varios kilómetros de distancia, en el barrio Vitacura, miles de «pinochetistas» acudieron desde temprano a la Escuela Militar a dar el último adiós a su general, quien falleció el domingo a los 91 años de un infarto.
El gobierno dispuso que Pinochet reciba honores militares a cargo de las fuerzas armadas, en su calidad de ex Comandante General del Ejército, pero -al no declarar Duelo Nacional- lo desconoció como ex presidente legítimo de Chile.
No obstante, la Presidenta Michelle Bachelet envió a las exequias a la ministra de Defensa, Vivianne Blanlot, quien sin embargo fue recibida con pifias y agresiones verbales de los «pinochetistas», según coinciden varias versiones.
Familiares de Pinochet habían pedido que no asistiera nadie del gobierno a los actos fúnebres.
Blanlot estuvo acompañada por los comandantes en jefe del Ejército, Oscar Izurieta, de la Armada, Rodolfo Codina, de la Fuerza Aérea, Ricardo Ortega, y el general director de Carabineros, José Alejandro Bernales.
Después de la ceremonia militar, los restos de Pinochet fueron cremados a petición del propio ex dictador para evitar que una tumba suya se convirtiera en objeto de permanentes protestas.
Reacciones del mundo democrático chileno
Los miles de manifestantes que se reunieron en la Plaza de la Constitución, frente al palacio de La Moneda, fueron recibidos por la música y la voz del cantautor Francisco Villa, quien cantó canciones como «mi derecho a soñar» y «yo pisaré las calles nuevamente». Tras finalizar su actuación el músico dijo a Crónica Digital «estoy muy orgulloso de participar en un homenaje al Presidente Salvador Allende».
«Los pueblos del mundo miraron otra vez a nuestro país. Ellos sentenciaron a Pinochet como culpable de traición, asesinato, tortura y robo. Lo que la justicia chilena no pudo hacer. El ex dictador yace en el infierno y como dicen las consignas que se gritan aquí: Pinochet no fue al cielo», subrayó.
El presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier dijo a los presentes que hoy es un momento de reflexión profunda, de avanzar en la búsqueda de mayor democracia, más espacio democrático, terminar con la exclusión, realmente llevar adelante los juicios por los derechos humanos, conocer la verdad y luchar por la justicia social que es el legado principal que nosotros tenemos de Allende».
«Hoy los medios locales dicen que son miles los estuvieron en las exequias de Pinochet, pero nadie recuerda que fue más de un millón de chilenos que despidieron a nuestra compañera Gladys Marín. Gladys estuvo en el ex congreso, pero Pinochet como siempre, quedó acorralado en la Escuela Militar», apuntó.
En tanto, el presidente de la Izquierda Cristiana, Manuel Jaques, señaló «que en Chile comienza una nueva etapa: profundizar la democracia. Emular a los pueblos de América Latina que buscan un nuevo destino».
«Allende, fue uno de los principales que mostraron el camino. Pinochet esta muerto, pero Allende esta vivo, no sólo en el pueblo chileno, sino también en nuestra América Morena», recordó.
Por su parte, la dirigente de la Central Unitaria de Trabajadores y militante de la Democracia Crisitiana, Maria Rosas, llamó a los asistentes a «trabajar junto a la gente. Estar junto a sus problemas y a unirse para lograr los cambios que el país requiere».
Al finalizar el acto, el grupo musical Sol y Lluvia interpretó su emblemática canción «Adiós general, adiós carnaval», largamente ovacionada por los presente.