El Ayuntamiento del PP cede para el nuevo estadio del Valencia Club de Fútbol los terrenos donde se iban a construir equipamientos deportivos municipales y permite que el club construya más viviendas en el solar del actual estadio de Mestalla. La historia comienza con los ingresos extraordinarios tras la venta de unos terrenos en la […]
El Ayuntamiento del PP cede para el nuevo estadio del Valencia Club de Fútbol los terrenos donde se iban a construir equipamientos deportivos municipales y permite que el club construya más viviendas en el solar del actual estadio de Mestalla.
La historia comienza con los ingresos extraordinarios tras la venta de unos terrenos en la localidad de Ribarroja. El alcalde, algunos de sus familiares y ediles de esa población están siendo investigados por presuntos delitos de prevaricación, tráfico de influencias y uso de información privilegiada al recalificar estos terrenos que pertenecían al Valencia Club de Fútbol. El alcalde del PP, Tarazona, es primo de varios ediles, y su madre y otros familiares poseen terrenos recalificados. Por su parte, el club se aseguró en 2005 una nueva ciudad deportiva y ganó 130 millones de euros al vender la edificabilidad de 2.700 viviendas sobre suelo agrícola. Vendió por 168 millones unos terrenos que había comprado por 36.
Suma y sigue. En vista de lo bien y fácil que fue lo de Ribarroja, el Ayuntamiento valenciano (con mayoría del PP) aprobó un plan que permitirá al Valencia C.F. construir un nuevo estadio en una parcela que se privatiza e ingresar más de 300 millones de euros por el aprovechamiento inmobiliario que surgirá tras el derribo del actual campo de Mestalla. El plan prevé la construcción de un nuevo estadio en una parcela que el Ayuntamiento ha regalado al club. Estos terrenos se expropiaron en su día para construir equipamientos deportivos municipales.
El nuevo campo estará ubicado en un solar de 90.000 metros cuadrados junto a la Avenida de las Cortes Valencianas, en la salida noroeste de la ciudad, en una zona ya saturada de tráfico y ruido. Será diseñado por el arquitecto Mark Fenwick, quien lo ha calificado como el «mejor estadio del mundo, de cinco estrellas para el siglo XXI». Tendrá un aforo de 75.000 espectadores, 25.000 más de los que tiene Mestalla y contará con un centro comercial. A cambio el club se compromete a dar al Ayuntamiento la misma cantidad de suelo pero en parcelas separadas y sin especificar la zona de la ciudad.
Jugada a tres bandas
Pero la gran jugada es el uso futuro del solar donde se encuentra actualmente Mestalla. El plan permitirá al Valencia construir 750 viviendas en nueve torres que ocuparán las gradas del actual estadio y otro centro comercial de más de 13.000 metros cuadrados; en el subsuelo se ofertarán 1.600 plazas de garaje.
Esta actuación se retrasará hasta 2009, cuando el Valencia C.F. estrene estadio. Mientras tanto, la gestión la asumirá la empresa pública Aumsa como agente urbanizador. El Ayuntamiento adelanta así 7,5 millones de euros de costes de urbanización. Pero el presidente del Valencia, Jaime Soler, no tendrá que esperar a la ejecución del plan para hacer caja. El promotor, hijo de uno de los accionistas mayoritarios de la inmobiliaria Metrovacesa, podrá vender al mejor postor el suelo con los derechos de edificabilidad logrados.
El club ya ha vendido, con opción de recompra, 10.000 metros cuadrados de la parcela a la constructora Murcia y Puchades en plena negociación del plan. Recientemente se ha sabido que la dirección del Valencia se comprometió en mayo, antes de que el plan fuera aprobado, a reservar 7.000 metros cuadrados y venderlos a la cadena hotelera del empresario catalán Manuel Lao, propietario del grupo líder del sector de juego Cirsa, para construir un hotel de lujo y un casino. El grupo catalán tiene el proyecto diseñado desde el año 2001 y está bautizado como «Hotel Mestalla Palau».
Además el PP ha aumentado de 55.800 a 89.380 metros cuadrados la edificabilidad de la parcela de Mestalla al incluir calles adyacentes y edificaciones consolidadas como el nuevo Ayuntamiento y la Conselleria de Infraestructuras.
Según datos del propio club el nuevo estadio costará 200 millones de euros y la venta de la parcela de Mestalla le aportará al menos 300 millones de euros, aunque más de un consejero y otras fuentes del propio club han elevado esa cifra hasta 500. La operación se adorna con tintes patrióticos, ya que el equipo de gobierno de la alcaldesa Barberá justifica estas cesiones porque el club «está en el corazón de todos los valencianos».
Denuncias vecinales
La zona de Benicalap-Campanar- Beniferri, donde está proyectado el nuevo estadio, padece graves problemas de tránsito, congestión de tráfico y falta de infraestructuras culturales, sociales, sanitarias y deportivas. Los vecinos han recogido más de 7.000 firmas contra la creación del estadio y para exigir que se mantengan las dotaciones deportivas municipales para las que estaba destinado inicialmente el solar. La Federación de Asociaciones de Vecinos también se opone al estadio y numerosas peñas valencianistas se han manifestado en contra de la politización del club y de este pelotazo. La asociación Cercle Obert de Benicalap ha escrito a la Fiscalía General del Estado y a Anticorrupción para solicitar que se abra una investigación urgente y rigurosa por la recalificación del nuevo estadio del Valencia. Bajo el lema «deportes sí, pelotazos no», vecinos de los barrios implicados se han constituido como plataforma y piensan llevar su denuncia incluso hasta el Parlamento europeo.