Con la consigna «¡Arriba los que luchan!» concluyó su intervención Bernardino Vásquez («Nino»), Presidente del Sindicato de Cantores Urbanos de Chile, en un acto realizado frente a Londres 38, en Santiago. El canto y la memoria se encontraron festivamente el último jueves de enero a pasos de Londres 38 – uno de los ex centros […]
Con la consigna «¡Arriba los que luchan!» concluyó su intervención Bernardino Vásquez («Nino»), Presidente del Sindicato de Cantores Urbanos de Chile, en un acto realizado frente a Londres 38, en Santiago. El canto y la memoria se encontraron festivamente el último jueves de enero a pasos de Londres 38 – uno de los ex centros de tortura en dictadura- para celebrar un triunfo obtenido por los cantores populares. Pero al mismo tiempo, con guitarras y voces llenas de fuerza y esperanza, grandes lienzos con las imágenes de Víctor Jara y Violeta Parra, y fotos de 119 chilenos desaparecidos, todos conmemoraron allí la desaparición de Juan René Molina Mogollones. Detenido 32 años atrás -el 29 de enero de 1975- Juan René fue un luchador antidictatorial y dirigente regional del MIR de la zona de San Fernando, Curicó y Talca. El acto fue organizado por el Colectivo 119, organización de defensa y promoción de los derechos humanos, que lucha por lograr que ese edificio se convierta en una Casa de la Memoria.
Una victoria del arte popular
Ese día, Bernardino Vásquez González (Nino) había anunciado a su gremio que el Subsecretario de Transportes, Danilo Núñez y el secretario regional Metropolitano del ramo, Pablo Rodríguez finalmente firmaron el documento tan esperado. En él se autoriza a los cantores a seguir con su arte en el transporte público el próximo 10 de febrero, día de inicio del Transantiago, un proyecto que cambiará los modos de transporte urbano de una forma aun desconocida para la mayoría de los habitantes de esta contaminada ciudad. Los cantores son los únicos que ganaron la pelea para «subirse a la micro» que dejó abajo a los payasos y los vendedores ambulantes, viajeros que forman parte del actual paisaje urbano del transporte en la capital chilena. A juzgar por la poca comodidad que estos buses ofrecen a los usuarios, y dada la incertidumbre respecto de las tarifas, y la obligación de trasbordar más de una vez para llegar a destino, las ventajas de ese plan están aún por verse.
Meses atrás se había anunciado que pese a haberse realizado oficialmente un «casting» de selección y audición de cantores, conformándose un Registro Regional de Artistas de la Locomoción Colectiva, ellos no podrían abordar estos buses. El gremio inició una lucha por recuperar ese espacio. Las movilizaciones comenzaron hace dos años, radicalizándose en 2006 cuando irrumpieron con su demanda en actos públicos como el homenaje oficial que se hizo a Víctor Jara en el Centro Cultural de La Moneda, en la inauguración del Museo Salvador Allende, o en un acto del Colegio de Periodistas en el ex Congreso Nacional. La amenaza a su oficio era explicada cada vez que cantaban en una micro.
En carta a la Presidenta Bachelet le pidieron su intervención asegurando que «es imposible comprender que lo que no logró el dictador Pinochet se concrete en este gobierno. El canto popular vive en nosotros…la única solución que pedimos es que nos permita seguir haciendo lo que desde siempre hemos hecho: cantar y entregarle arte y esperanzas al pueblo, a todo el pueblo, no sólo al que pueda pagar una entrada».
El dirigente de los cantores sostuvo ahora que ellos habían logrado recuperar un derecho, y llamó a seguir luchando por recuperar todos los espacios en paseos públicos y plazas a fin de seguir trabajando por afianzar nuestra identidad cultural. Nino afirmó estar seguro que los compañeros desaparecidos habrían estado también apoyando estas luchas.
Juan René y las luchas campesinas
Las canciones fueron coreadas con entusiasmo por los asistentes, que tenían otro motivo de alegría: estaban estrenando un equipo multimedia recién adquirido con fondos reunidos en un evento organizado por el Colectivo 119 para ese fin. Una compañera de esa organización, leyó un homenaje a Juan René en que destacó su participación en la organización e impulso de los Consejos Comunales Campesinos en la zona de Talca y Curicó, fundamentalmente en los dos grandes centros de las localidades costeras de Hualañé y Licantén, y en Molina, así como en el sector de Aguas Frías. En ese marco, mencionó la asamblea del comando comunal de Hualañé, que en mayo/junio de 1973 reunió a tres mil personas, prácticamente toda la población de la localidad. Recordó que ésa fue una expresión práctica de lo que el MIR llamaba el «poder popular» a nivel local.
En esas tareas René, que era dirigente de los trabajadores de CONAF (Corporación Nacional Forestal) trabajaba también junto a Rodrigo Ugas, que era el encargado de tareas militares en la zona, y también está desaparecido.
El activista campesino fue detenido junto a su pareja, Patricia Zúñiga, quien se encontraba embarazada, y ambos fueron llevados a Villa Grimaldi. Luego de varios meses de prisión y tortura, Patricia fue liberada y expulsada del país, dando a luz a su hija Renata siete días después de la expulsión. Patricia y Renata residen en Francia, donde integran la Organización de Ex Presos Políticos Chilenos. Su testimonio ante tribunales ha sido crucial para identificar a los miembros de la DINA involucrados en este y otros crímenes.
Los criminales
Por el caso de este dirigente sindical de CONAF, fueron encargados reos el director de la DINA, Manuel Contreras, el coronel (R) Marcelo Morén Brito, a cargo de Grimaldi, el brigadier Miguel Krassnoff, jefe de la brigada de represión al MIR, el suboficial Basclay Zapata, y el agente Osvaldo Romo. La sentencia contra los ex oficiales y miembros de la DINA será pronunciada próximamente por el ministro Alejandro Solís, que lleva el proceso contra los desaparecidos en Villa Grimaldi.
En el acto realizado frente a Londres 38, Juan René Molina, así como Miguel Angel Sandoval, Patricio Urbina, Claudio Contreras, Fidel Flores, Alfredo García -todos ellos miembros del MIR detenidos en enero de 1975 – y todos los caídos en dictadura, recibieron el homenaje de los trabajadores del arte y la cultura y del Colectivo. Por el secuestro y desaparición de Miguel Angel Sandoval Rodríguez, el sastre combatiente detenido a su vez el 7 de enero de 1975, ya cumplen condena Manuel Contreras y sus secuaces.
Una de las cantoras, que ahora con la llamada «Tarjeta BIP» del Transantiago podrá seguir subiendo a las micros en horarios que no sean de punta, cedió en el acto su derecho a cantar a sus pequeños hijos, que entonaron «Simón Bolívar Simón», la antigua canción de los Olimareños. Una recreación de una canción del venezolano Alí Primera interpretada por otro cantante, concluyó el acto con una connotación latinoamericanista, con menciones a Hugo Chávez, mofas al «insulso Insulza» y parabienes por el pueblo venezolano.