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La Belleza Convulsiva de la Revolución Permanente

Latinoamérica y el Nuevo Orden Surrealista Mundial

Fuentes: Rebelión/Fundación Federico Engels

    Han pasado a retiro muchas hordas del esnobismo burgués que asumieron por moda la tarea de hacerse llamar «surrealistas» para traicionar lo más revolucionario del Movimiento Surrealista. Fueron amancebamientos de payasos nihilistas que escondían la cabeza en el agujero de sus ombligos para no ver las realidades del Surrealismo. Mafias de «intelectuales» mercenarios […]

 

 

Han pasado a retiro muchas hordas del esnobismo burgués que asumieron por moda la tarea de hacerse llamar «surrealistas» para traicionar lo más revolucionario del Movimiento Surrealista. Fueron amancebamientos de payasos nihilistas que escondían la cabeza en el agujero de sus ombligos para no ver las realidades del Surrealismo. Mafias de «intelectuales» mercenarios que entretuvieron su ocio de clase con páginas de revistas «finamente ilustradas», libros elegantemente desarreglados, galerías «under y uper ground», museos, centros culturales y todo tipo de coartadas mientras cobraron sueldos, becas y tráfico de influencias. La tarea esos geniecillos burgueses consistió en neutralizar al Surrealismo y desviarlo de una de sus tareas supremas que es destruir al capitalismo. Desde lo más profundo del inconsciente, los sueños y la dignidad humana. Algunos quisieron volverlo «académico»

Los negociantes sesudos de la excentricidad pueril y la farándula del «arte»se hicieron pasar por «loquitos», (en dosis políticamente correctas), niñas y niños ricos, y no tanto, que aferrados a cualquier monería «irracional» (rentable) ganaron pantalla, prensa, bibliotecas y cócteles a pulso de malabarista que sabe bien dónde pisar la estética burguesa sin transformarla… ¿Habrá que citar nombres? Hicieron hasta lo indecible para borrar el contenido revolucionario del Surrealismo y se entregaron al cachondeo formal más inocuo que, en los compradores de «arte», produce simpatías recatadas y sonrisitas cómplices. Pachanga de un decorativismo exótico que viene bien para algunos rinconcitos de la casa, unos estantes de la biblioteca y algún revistero «mono» al lado de un sofá de época. ¡Chic!. ¡Nice!. Un poco de marihuana (o algo más), parrandas, palabrería y cojederas «open mind»… Gente «progre», del mundo del «arte», intelectuales de cámara ansiosos de explorar otras latitudes del «inconsciente»… ni tardos ni perezosos desfiguraron al Surrealismo y se disfrazaron con andrajos de genialidad decadente para venderla a precio de halago cultural vernáculo. No faltó la creatividad para inventar nombres sucedáneos y conexos al Surrealismo. Años de fraude y pedantería encaramados en los cenáculos del histrionismo cultural burgués. Un esperpento. Se acabó su diversión…

Era de esperarse que el Surrealismo se abriera paso, a toda costa, para salir bien librado y fortalecido de ese trance maniático y deprimente a que fue sometido por los señoritos de la «inteligencia» esnob. Y era de esperarse que la resistencia del Surrealismo se incubara en las antípodas de burguesía y que, poco a poco, mostrara su maduración y sus potencialidades impulsada por la dialéctica de los procesos revolucionarios en Latinoamérica. En primer lugar no basta con espantar a la burguesía. Hay un proceso Revolucionario en Latinoamérica que recorre el continente expresándose, entre otras mil formas, con demostraciones de masas extraordinarias. Hay estallidos y revueltas sociales, algunas de ellas obra de la desesperación pero muchas son movilizaciones producto de un trabajo de organización de base madurado y enriquecido con la teoría política y la experiencia de luchas añejas. Latinoamérica vive con los pálpitos de un corazón revolucionario incuestionable y con una dirección de implicaciones revolucionarias profundas. Como lo invocó el Surrealismo. He ahí Cuba, Venezuela, Argentina, Bolivia, Uruguay, Argentina… México.

En no pocos lugares se vive una autentica insurrección con procesos que siguen en desarrollo floreciente. Nacen formas diversas de organización y poder de los trabajadores y se profundiza la contradicción con las burocracias estatales, que son aparatos cada vez más desvencijados para la defensa de la propiedad privada. Sin duda Latinoamérica presencia el nacimiento de expresiones sociales nítidamente orientadas hacia el socialismo. No se puede cantar victoria como no se puede negar lo evidente: la transición está a flor de piel. El salto cualitativo de la conciencia que soñaron los surrealistas más congruentes con la revolución permanente. Este es el marco donde el Surrealismo renovado hace de la suyas. En las manos más jóvenes, con las herramientas de ésta época, el movimiento Surrealista da cuenta de sus fortalezas, madurado y en pleno crecimiento. Se lo ve en las calles, los teatros, las páginas Web. Naturalmente. Se lo ve en la música, la pintura callejera, el video y la danza. Como Pedro por su casa. Se lo ve en las manifestaciones y en las asambleas populares cumpliendo su tarea de servir a la revolución. El Surrealismo es una herramienta expresiva y contundente en las luchas populares donde hace falta elevar el nivel de conciencia y liberar el poder expresivo de los pueblos. Como pez soluble en el agua del inconsciente colectivo. Herramienta de lucha que contribuye a definir la recomposición de fuerzas en lucha y aclarar la tarea histórica de la clase trabajadora de terminar con la propiedad privada. La oligarquía no ve con simpatía la militancia de esos agentes rebeldes surrealistas que andan con el pueblo afilando su creatividad para propinarle nuevos golpes simbólicos a un sistema agónico. Hay que ver los graffiti en Argentina, Colombia y Ecuador… hay que escuchar la poesía en el rock más callejero y de barricada. Hay que sentir las manifestaciones populares en Caracas, por ejemplo. El Movimiento Surrealista vive momentos que no necesariamente se expresan en movilizaciones o acciones «espectaculares». Trabaja discretamente, en las profundidades de la lucha, en su lugar, mientras avanza la expropiación a la oligarquía de las herramientas y lenguajes que vienen sirviendo ahora para la emancipación de los pueblos… he ahí Internet como ejemplo. Se vive una experiencia, no única, donde la poesía va siendo hecha por todos. Esos surrealistas en acción saben que no pueden conformarse con utilizar las herramientas de la oligarquía, como si con eso se lograra un triunfo, saben que deben superar las herramientas para formar medios y lenguajes adecuados al poder ascendente de los pueblos. De nada sirven las herramientas si se repite el discurso del patón. Es preciso impulsar la emergencia de relatos revolucionarios renovados capaces de propagar y potenciar la fuerza amorosa, humorística, científica y poética del espíritu revolucionario que recorre Latinoamérica y el mundo. Rumbo al socialismo.

Esta vez «Le poète travaille» al lado de las luchas: En la fase de transformación en que está ahora el Surrealismo, no todo es miel, en su resistencia el Surrealismo ha tenido también que experimentar contradicciones organizacionales internas y decisivas y la disciplina revolucionaria del espíritu entendió la urgencia de actualizar una Federación Internacional de Artistas Revolucionarios. (FIARI) que ya camina sus pasos de la etapa. Hubo que romper de raíz con todo cuanto implicara una praxis puramente «literaria» u «artística» solipsista, para privilegiar el papel del arte en la barricada, todas las baricadas, donde el trabajo central es el fortalecimiento simbólico de las luchas y la liberación definitiva del espíritu revolucionario. Hasta los límites objetivos de lo imposible. El Surrealismo toma su lugar para derotar el poder «moral» de la burguesía y toda forma de alienación se pinte como se pinte. Se transformó en manifestación pública. Ahora los sueños revolucionarios, la vigilia y las imágenes agitan en las masas un lenguaje nuevo que sólo saben interpretar con exactitud, no cartesiana, quienes practican la escritura automática de la revolución. Hay que ver la poesía que se gesta.

Al calor del sueño revolucionario y de la liberación del inconsciente rebelde, el sueño mismo y la rebeldía misma dejaron de ser reino de la individualidad. La identificación del yo en los demás abre espacio a una fascinación nueva que la experiencia surrealista entiende como ascenso del socialismo y ascenso propio. Hay que leer los manifiestos, las consignas, los comunicados, las declaraciones plagadas de reivindicaciones que el surrealismo tuvo como suyas desde la hora primera y que desarrolló vertiginosamente en sus manifiestos segundo y tercero.

Identificamos los caminos nuevos del surrealismo en toda hendidura, grieta y orificio por donde pueda hacerse pasar el néctar mismo de cualquier potencia capaz de combatir a la miseria y a la barbarie. Identificamos los caminos del Surrealismo, hombro a hombro, con las luchas revolucionarias hacia el futuro. Es un ejemplo una virtud de moral revolucionaria que necesitamos mucho. La dirección revolucionaria del Surrealismo no emerge de ninguna secta, ha pasado a ser una verdadera síntesis creadora multiplicada que toma al amor en serio. Acaso por eso muchos surrealistas de la generación nueva poseen una mística hacia el socialismo y coinciden en trances amorosos similares que pertenecen a una especie de pacto revolucionario que determina, y funde, la vida interior con la exterior. Los surrealistas se empeñan en impulsar una idea exacta sobre el estado actual del espíritu respecto de la revolución de todos. Interpretan correctamente los signos de la miseria social, educativa, política, arquitectónica, emocional… luchan contra todo conformismo y contra la apatía, contra el triunfalismo y contra la pedantería. Se trata de impulsar una revolución cultural radicalizada sin menospreciar los mejores logros humanos. El trabajo de los surrealistas se nota en la denuncia y en la creación, dejan ver los muertos escondidos por el capitalismo, los pasadizos de la miseria y no se conforman con «mostrar» cuando de lo que se trata es de transformar. Sueñan tonel socialismo y lo construyen. No es poco. Hay que ver a los murgueros, los teatristas, los periodistasmás creativos.

En la obra del Surrealismo latinoamericano más reciente, donde hay obra indígena, obrera y campesina está prendida con todo su fulgor la construcción de la Revolución Permanente, única tarea colectiva capaz de reconciliar a la humanidad consigo misma. Hay que ver las fiestas culturales en el Zócalo de México contra el fraude de Felipe Calderón. Hay que ver la plástica de las mantas, pasacalles, cartulinas y pancartas en Chile, Bolivia, Nicaragua… El rostro del Surrealismo en las barricadas, sus perfiles más vigorosos en la suerte de las masas, en las calles y las plazas. Esos hombres del Surrealismo se mueven en él como en una puerta giratoria, tienen puesto el reloj a la misma hora. Liquidar el ideal moralista, estético y liberal burgués, su relicario esclerótico, porque la lucha por la liberación definitiva de la humanidad, en su más profunda razón revolucionaria, es la única cosa que queda a la que merezca la pena servir. Y hace falta acumular fuerzas poéticas revolucionarias para la revolución. A eso se dedica el Surrealismo en todos sus trabajos. Esa tarea es la más suya. Ganar fuerzas poéticas para la revolución. El surrealismo, poco a poco, se ha aproximado más y más al ascenso comunista, lo cual significa poesía hecha por todos, plenamente. Confianza absoluta en la suerte de la humanidad revolucionaria que ha de derribar el predominio de la burguesía y liberar par siempre a las masas proletarias. Hay que escuchar la poesía de los comunicados zapatistas. El Surrealismo al servicio de la Revolución.

Un avance significativo que prueba la dialéctica de un movimiento que se libera de los estereotipos de clan de genios para fundirse y emerger en el contexto de la realidad política y objetiva Latinoamericana. Movimiento de revolución expresiva con tensión revolucionaria para la agitación corporal y colectiva que pone en claro el sentido y contenido del Manifiesto Comunista y del Manifiesto Surrealista que está por re-escribirse siempre. Los surrealistas han comprendido la dialéctica revolucionaria de los pueblos con su bullicio de imágenes y los imaginarios, han aprendido de ellas y se han actualizado actualizándolas en la subversión de todo lo imaginable concreto. Lo lúdico, lo erótico, lo onírico… he ahí un poema de todos. A esta hora, minuto a minuto, en vivo y a todo color el Surrealismo hace de las suyas. Hay pruebas de todo tipo. Breton debe estar feliz. Aunque usted no lo vea.