Al concluir el pasado sábado la X Conferencia Iberoamericana de ministros de Cultura, con la firma de la «Declaración de Valparaíso», mediante la cual los países asistentes se comprometieron a «promover políticas culturales que contribuyan a potenciar la cohesión social», la familia del ex frentista Mauricio Hernández Norambuena dirigió una carta al Ministro de Cultura […]
Al concluir el pasado sábado la X Conferencia Iberoamericana de ministros de Cultura, con la firma de la «Declaración de Valparaíso», mediante la cual los países asistentes se comprometieron a «promover políticas culturales que contribuyan a potenciar la cohesión social», la familia del ex frentista Mauricio Hernández Norambuena dirigió una carta al Ministro de Cultura de Brasil, Gilberto Gil. Lo hizo a través del ministro interino de Cultura y secretario ejecutivo de esa cartera Juca Ferreira, vicepresidente de esa convención que concluyó el pasado 27 de julio en el puerto chileno. La familia lamentó no haber tenido la posibilidad de entrevistarse personalmente con Gilberto Gil. Se esperaba que él asistiría a la reunión.
En la carta dirigida al destacado artista, y personero del gobierno de Lula da Silva, se solicita su intervención solidaria para posibilitar la aplicación del Convenio de Transferencia de Presos Chile- Brasil. Artistas, intelectuales y políticos de la V Región suscriben también la misiva, que busca poner fin a la situación de incomunicación que por más de cinco años afecta al ciudadano chileno, recluido actualmente en la prisión federal de la remota localidad de Catanduva, en el estado brasileño de Paraná. «La incomunicación carcelaria altera el valor material y moral de los prisioneros, dado que esta forma de encarcelamiento impide al prisionero exteriorizar sus emociones y creatividad intelectual, provocando daños irreparables y sufrimientos insoportables», sostiene la misiva. En la carta se recuerda a Gilberto Gil que en Brasil no existe ningún otro preso que durante tanto tiempo haya sobrellevado ese régimen, «una forma de tortura psicológica y física basada en la privación sensorial, que provoca lesiones irreversibles». Brasil ha convertido al ex frentista en el único preso de ese país con cinco años de Régimen Disciplinario Diferenciado (RDD), castigo que requiere un dictamen de un juez y sólo puede durar un año.
Los hermanos y hermanas del ex dirigente del Frente Patriótico Manuel Rodríguez apelan a la sensibilidad social y compromiso por el respeto a los derechos humanos de Gilberto Gil, para solicitar que él gestione un cambio en la situación actual de denegación de la extradición del prisionero por parte del gobierno del presidente Lula da Silva.
Arte y política según Gil En una entrevista reciente publicada por el diario español El País el mismo día que concluía en Valparaíso la X Conferencia Interamericana de la Cultura, Gilberto Gil, afirma que la relación entre su vida política y artística es inseparable y «las dos cosas ocupan un espacio e importancia similar». En la crónica, el ministro/artista afirma que «la política es arte y el arte es política» ya que «cuando canto, me comunico, propongo ideas, etc… estoy haciendo política. Cuando quiero mejorar los procesos de administración de cultura de mi país, estoy haciendo arte».
Apelando a esa sensibilidad integral, los cuatro hermanos de Mauricio Hernández se dirigieron al artista. El Tratado de Transferencia de presos condenados Brasil – Chile, invocado por los firmantes de la carta, tiene una base esencialmente humanitaria y los miembros de la familia así lo entienden, afirmando en el texto: «Si se quiere asumir como castigo el calvario que ha vivido Mauricio en su cuerpo y alma durante estos largos cinco años, éste ya lo ha cumplido. Por otra parte, nosotros, su familia, también hemos vivido y seguimos viviendo ese calvario: no hemos podido llevar una vida normal por el dolor que constantemente nos asiste al saberlo en esas condiciones.»
Intelectuales y artistas porteños En la V Región, tierra natal de Mauricio Hernández, la petición concitó la adhesión de diversos integrantes del mundo de las artes y la cultura entre los cuales se cuentan la cantante Rosario Salas Edwards, los escritores Andrés Brignardello, Miguel Alvarado Borgoña y Cristián Vila Riquelme; el historiador Mario Garcés Durán, el músico Guillermo Nur Gómez, la gestora cultural Isabel Nuñez Pinto, los poetas Marcelo Novoa Sepúlveda y Enrique Moro, los dirigentes del Colectivo Cultural 19 de Noviembre Mabel Zúñiga Valencia y Mauricio Reyes, el actor Sergio Buschman, el Encargado de Patrimonio del Consejo Nacional de la Cultura Edmundo Bustos A, el Director de Desarrollo Cultural Valparaíso Luciano San Martín G, el Presidente del Partido Por la Democracia de Valparaíso Eduardo Bara G., y los pintores Héctor Siluchi y Kiko Pino.
Condenado a treinta años Mauricio Hernández Norambuena, condenado el año 2002 a treinta años de cárcel por el secuestro del publicista Washington Olivetto en Sao Paulo, ha sido llevado en Brasil al borde del colapso físico y mental. Marco Rodríguez y Alfredo Canales, miristas, también cumplen pena por ese hecho, pero no están en esa prisión ni afectados a igual régimen. En medio de acusaciones de prácticas de tortura en el recinto, formuladas por parlamentarios de su país, el ex director de ese penal, Ronaldo Urbano, debió renunciar a su cargo el 2 de junio de este año. Fue reemplazado por Raimundo Hiroshi Kitanishi, pero la familia de Mauricio Hernández teme que las condiciones puedan empeorar. Recientemente se les comunicó las nuevas reglas que regirán para la autorización de visitas, entre las cuales, se pide exhibir en cada visita documentos vigentes de antecedentes, certificado de residencia con visita a su domicilio de Carabineros, además de documentos que acrediten parentesco con el preso, entre otros. Anteriormente, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos había solicitado al gobierno brasileño informes sobre la situación de Mauricio Hernández y asignó el número 12.603 a este caso.
En Santiago, a Hernández Norambuena (otrora «Ramiro») que tiene 48 años, de ser extradictado lo esperan dos cadenas perpetuas por los casos Jaime Guzmán y Cristián Edwards. El convenio de transferencia de presos, requiere voluntad política de ambos gobiernos. Se aplicó por primera vez el año 1999 con presos políticos miristas, también condenados por un secuestro, y transferidos a Chile luego de una larga huelga de hambre.
Una respuesta equívoca Mauricio Hernández, en cambio, sería expulsado a los 73 años y sólo en caso que en Chile conmuten sus penas de cadena perpetua. En esos términos respondió el 27 de marzo de 2007 la embajada brasileña la solicitud de aplicación del convenio de transferencia del Ministerio de Relaciones Exteriores chileno. Afirmó que ello ocurrirá después de que el preso cumpla «la pena impuesta por la justicia brasileña», y siempre que en Chile no deba cumplir una pena superior a los 30 años. Según la misiva, su gobierno lo hace para defender los derechos humanos. «En aplicación de la disposición constitucional cuyo objeto es la protección de los derechos humanos del sr. Hernández Norambuena, tal transferencia dependerá de la conmutación de las penas a las cuales está condenado por la Justicia chilena, de prisión perpetua, por pena privativa de libertad de un máximo de 30 años», asegura textualmente el equívoco documento.
En enero de 2007 el ministro de Justicia brasileño Marcio Thomaz había decretado la orden de expulsión del chileno, «dejando la efectividad de la medida condicionada al cumplimiento de la pena a que estaba sujeto en el país o a su liberación por el poder judicial». En febrero de este año, cuando el presidente de Brasil, Luis Ignacio Da Silva visitó Chile, su familia hizo llegar también una carta solicitando el traslado del ex frentista y apelando sin éxito a la conciencia humanitaria del gobernante.
Los hermanos del ex frentista que ayer fuera el intrépido tripulante del helicóptero en fuga desde la Cárcel de Alta Seguridad de Santiago de Chile (1996), encabezan desde Valparaíso la campaña por su transferencia. Laura y Cecilia, menores que Mauricio, eran niñas cuando junto a sus padres, militantes socialistas ya fallecidos, vivieron la persecución antidictatorial desatada en el porteño Cerro Esperanza y los allanamientos de la CNI. Sus otros dos hermanos sufrieron relegación en esos días. El ingreso del joven Mauricio al Frente Patriótico Manuel Rodríguez se produjo en 1983, poco después de egresar como profesor de Educación Física de la Universidad de Chile, sede Valparaíso (actual Playa Ancha).
Ensañamiento «Hay ensañamiento y xenofobia con Mauricio», sostuvo en conversación con esta periodista su hermana Laura, médica en un consultorio de Viña del Mar. Relató que se le ha cambiado de prisión por cuarta vez. Desde febrero de este año Mauricio Norambuena se encuentra en el primer penal federal «modelo» de alta seguridad, recién construido, al que recientemente fue ingresado el pederasta chileno Rafael Maureira Trujillo, alias Zacarach. «Mauricio está 23 horas diarias en una celda de aislamiento, con solo una hora en un patio, impedido de ver a otros presos, escuchar radio, recibir revistas o periódicos y con mínimo derecho a visitas, que además no pueden ser frecuentes por razones obvias de distancia, costo y actividades laborales», señaló Laura a su regreso de la última visita a Catanduvas.
Frei y la incomunicación Este régimen de castigo se aplica por supuesta peligrosidad del reo, cuya buena conducta penal se reconoce, contradictoriamente. Pero el oficio SAP/GS Nº 325 del 2 de febrero de 2004, dirigido al juez Paulo Eduardo de Almeida Sorci, y firmado por Nagashi Furukawa, Secretario de Administración Penitenciaria de Sao Paulo, cita como razón para el prolongado castigo, una petición del embajador del entonces gobierno de Eduardo Frei, Carlos Eduardo Mena Keymer. El requirió mantener al condenado en una cárcel de alta seguridad porque podría ser liberado por sus compañeros de lucha «y su eventual fuga sería un desastre para Sao Paulo, para Brasil, para Chile y hasta para la humanidad».
Laura Hernández afirmó: «Ahora hay una contradicción en la política del gobierno: en su estada en Ginebra, recientemente la Presidenta Bachelet se lamentó porque Suiza no haya extraditado al ex frentista Patricio Ortiz, fugado de la cárcel con Mauricio, sin embargo ella y su gobierno no han dado ningún paso para que Mauricio sea extraditado a Chile».
En la cárcel «modelo» Es largo el camino que desde Cerro Forestal, en Valparaíso, recorrió Laura Hernández en mayo pasado para llegar a Catanduvas. Tuvo que volar a Sao Paulo y viajar 15 horas en bus hasta Cascabel, seguidas de una hora más en taxi hasta el caserío donde está el penal, al que no llega locomoción colectiva.
Mauricio es el tercero de cinco hermanos muy unidos y decididos a impedir que el ex frentista sucumba. Agregó la doctora: «Mauricio en Catanduvas jamás ha escuchado un grito de otro preso desde alguna celda vecina, como ocurre en otros penales; allí el aislamiento es absoluto. A mí y a mi hermana Cecilia, que viajó en otra oportunidad, nos ficharon completamente y fuimos escoltadas por un pelotón de guardias encapuchados. Vi a mi hermano muy mal, con un cuadro agudo de depresión como consecuencia de este aislamiento total. Ni siquiera jefes de bandas de delincuentes que han asesinado a jueces o a gendarmes, son sometidos a este sistema, que busca el aniquilamiento del preso.»
En junio pasado, Laura y Cecilia Hernández se entrevistaron con la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, que acordó promover un proyecto de acuerdo en que solicitará la transferencia. Se comprometieron a enviar un miembro de la Comisión a visitarlo a Brasil, y también solicitarán a la Presidenta Bachelet que instale el tema en su agenda. La doctora Hernández concluyó: «Pensamos que es urgente apelar a la solidaridad. Esta es una demanda humanitaria. El fue un luchador antidictatorial, hoy no constituye una amenaza para nadie y su vida y salud mental están en peligro porque está sometido a un trato inhumano, cruel y degradante, es decir a tortura».
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