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Imprenta de la Cultura

Estampar las carillas bolivarianas

Fuentes: APM

Se promueve el desarrollo editorial en Venezuela bajo el concepto de difundir el pensamiento. La Imprenta de la Cultura es la nueva herramienta del Estado para acercar la lectura a la población.

La nueva política del Estado venezolano, se asienta en la difusión del pensamiento, como herramienta de conocimiento liberadora y formativa de un pueblo. Los que persiguen la publicación de sus creaciones literarias podrán plasmar sus mundos, a partir de la posibilidad que brinda la recientemente inaugurada imprenta. La iniciativa activa la democratización el pensamiento y su difusión.

La Viceministra para el Fomento de la Economía Cultural, Elinor Cesín, es la encargada de la naciente Imprenta de la Cultura, aseguró que es una nueva herramienta con la que cuenta el Estado para la producción editorial. Posee la capacidad de imprimir 16 mil libros por hora, para la cual el estado realizó una inversión total de 30 millardos de bolívares y se espera, en un mediano plazo, la autofinanciación.

Del mismo modo, afirmó que esta viene a llenar un vacío institucional, debido a que las ediciones del Estado son muchas y subrayó: «Estábamos como presos en el mercado, con los costos, los tiempos de entrega, y las empresas privadas se veían colapsadas, porque los volúmenes del Estado son grandes. Tenemos excelentes relaciones con las imprentas privadas, porque no buscamos eliminarlas y hay espacio para ambas».

Según los datos vertidos por la Viceministra, la imprenta tiene dos fuentes. Por un lado El Consejo Nacional Editorial, constituido por los presidentes de las cinco editoriales del Estado, al tiempo que también cuenta con el amparo de los ministerios del Poder Popular para la Educación y del Poder Popular para la Educación Superior.

La Fundación Imprenta del Ministerio del Poder Popular para la Cultura posee una junta directiva integrada por los presidentes de Monte Ávila, Biblioteca Ayacucho, la Casa de las Letras Andrés Bello y la editorial El Perro y la Rana; las editoriales del Ministerio que son las que le generan trabajo a la imprenta.

En la actualidad, la imprenta está terminando de imprimir «La Tarea», que es el periódico de los brigadistas. Asimismo, elaborará un encartado del Ministerio del Poder Popular para la Alimentación, se hicieron 5 mil ejemplares de Doña Bárbara y se van a hacer 50 mil más, como el primer título para las bibliotecas de los 50 mil consejos comunales. Se realizarán también trabajos de impresión de otras instituciones del Estado.

Elinor Cesín contó: «Yo soy contadora público de primera profesión, y a mi me correspondió hacer el proyecto. Tengo un año y diez meses trabajando en la elaboración del proyecto de la imprenta, costos, maquinaria, licitaciones internacionales. Luego la búsqueda del espacio físico».

La acompañan en esta tarea, la ingeniera Rosa Rodríguez en control de proyecto, Luis Cantero en Corpográfica, Julio Espino con experiencia en la imprenta privada Monfort y la arquitecta Rosalba Tovar, de su equipo.

A partir de este proyecto y su puesta en funcionamiento se creo La Fundación Imprenta del Ministerio del Poder Popular para la Cultura. En este momento han llegado a reunir el trabajo de alrededor de 80 personas, entre obreros y administrativos.

La imprenta de la cultura no es un reemplazo a la Imprenta Nacional, esta última, según se dijo, tiene una importante inversión similar a la que da empuje a la primera y se busca un trabajo conjunto.

Con respecto al tema de la lectura en Venezuela, la Viceministra asevera que se están creando círculos de lectores, se está trabajando con las misiones para incentivar porque no están creadas las condiciones de lectura. Un importante número del presupuesto del Ministerio de la Cultura esta dado al programa que se denomina «Cultura en curso».

En este sentido, dice «Existe una deuda histórica que tiene el país. Para que exista la lectura tiene que haber libros».

En lo tocante a la distribución, la viceministra, cerciora que esa es una problemática que tiene todas las empresas, hasta las privadas y difícil de resolver. La meta es tener la población organizada, a través de misiones, reservas y consejos comunales, para que a mediano o a largo plazo, cada venezolano pueda tener al menos tres libros en su propiedad.

Además se espera que en un plazo menor de tres años la imprenta se autofinancie; por el momento resta realizar inversiones en equipos de tapa dura, cosedoras y dobladoras. Poseen un costo de impresión de aproximadamente un dólar por libro de doscientas páginas, pero si ese número se eleva hacia la reinversión, se puede llegar a un automantenimiento.

«Dentro de ese concepto que estamos empezando a manejar de las industrias culturales propiedad del Estado, no podemos seguir siendo un peso», aseguró Cesín.

Por último, se contempla que una parte de la producción estará destinada al Fondo Cultural del Alba; empresa mixta a cargo del Ministerio de la Cultura, que atiende a los países de la Alternativa Bolivariana de las Américas (Alba) como Cuba, Nicaragua, Bolivia; los países centroamericanos y suramericanos que contienen las necesidades más complejas.

La tarea de fomentación del libro se está abriendo paso en Venezuela y desde este modelo en potencia puede afirmarse que no existen en ese país otras imprentas que se le parezcan.

Incluso en América Latina se registran mayoría de imprentas asociadas a capitales privados, pero pocas enraizadas al modelo de gestión social, comunitaria y de eficiencia, como el que se busca con este ánimo cultural que hace un llamamiento a la participación y la no autoexclusión con las puertas abiertas para la integración.