No ha sido puesto en la prensa, las autoridades no se hacen eco de las preocupaciones que más de alguien ha puesto en la red y ha hecho ver mediante columnas de opinión, pero, está allí y sólo la ausencia de debate y de una democracia real y eficaz permite al ministro de hacienda, Andrés […]
No ha sido puesto en la prensa, las autoridades no se hacen eco de las preocupaciones que más de alguien ha puesto en la red y ha hecho ver mediante columnas de opinión, pero, está allí y sólo la ausencia de debate y de una democracia real y eficaz permite al ministro de hacienda, Andrés Velasco, soslayar y desestimar el problema.
La cuestión es que durante el primer semestre del 2007 Codelco reportó excedentes al fisco por más de 4 mil 600 millones de dólares, lo que en definitiva significó un aumento de un 1% respecto a los excedentes del primer semestre del año 2006. Esto obviamente se explica por el aumento en el precio del cobre, que en promedio alcanzó los 307 centavos de dólar por libra, pese a que los costos de producción también aumentaron en el periodo, llegando a 126 centavos de dólar por libra de cobre. Estos antecedentes nos permiten avizorar tiempos más halagüeños en términos de mayor bienestar material para los chilenos, resolviéndose con tales recursos problemas tan agudos como la ausencia de camas en los hospitales, las listas de espera (ex colas) para operaciones médicas en el sistema público de salud, el desequilibrio indignante entre la inversión por alumno en el sistema privado versus el sistema público que llega a 5 veces, lo que hace impensable el uso de la educación como un mecanismo para eliminar las gigantescas desigualdades de ingreso que hay en Chile. No obstante, las cosas para desgracia de los pobres de nuestro país, no parecen ir en la dirección correcta. Como se sabe, los mercados financieros internacionales han sido afectados por una grave crisis que ha tenido, entre otras consecuencias, un brutal impacto negativo en los fondos previsionales de los trabajadores en Chile, los cuales son administrados por las famosas AFP.
Según Cenda, hacia fines de agosto las pérdidas acumuladas por los fondos de pensiones llegaban a más de siete mil millones de dólares, lo que equivale a más del doble del total de pagos previsionales realizados por los trabajadores en el 2006. Esto lo sabemos puesto que las AFP están obligadas a informar diariamente a la superintendencia asociada a esta actividad y ésta, a su vez, tiene la obligación de ponerla a disposición de la ciudadanía. Pero, en relación a los miles de millones de dólares que provienen de los excedentes de Codelco y que pertenecen a todos los chilenos, los que fueron depositados discrecionalmente en el exterior por el ministro de hacienda, Andrés Velasco, el país no tiene la menor idea respecto a la suerte que corrieron estos depósitos. El país no tiene ninguna información sobre su destino o las instituciones financieras que los acogieron, el tipo de instrumentos de inversión que fueron adquiridos con estos fondos, o si éstos fueron depositados en tasas de interés fija o variable, o cual es el nivel de riesgo asociado a estos instrumentos adquiridos. No hay absolutamente ninguna información al respecto. La duda que se levanta no es arbitraria ni menos aún absurda, puesto que la crisis financiera internacional tiene muy preocupados a los analistas y de hecho a significado para las AFP una perdida no menor. Lamentablemente, no hay Dios ni ley que obligue al señor ministro a dar cuenta de sus actos. Estos «expertos» están por sobre todo orden humano e incluso divino. Es difícil entender la razón última que determina el porqué un técnico de la economía puede arrogarse la prerrogativa de tomar una decisión tan importante por sobre la voluntad de la ciudadanía, en pleno ejercicio de una democracia supuestamente consolidada. Estoy absolutamente seguro de que si la ciudadanía, el pueblo chileno, tuviera verdaderamente el derecho que toda democracia real y eficaz le concede a sus ciudadanos, estos excedentes se habrían invertido en proyectos de desarrollo nacional y no en azarosas inversiones de carácter especulativo que son el «pan de cada día» de especuladores financieros internacionales.
El autor es economista y miembro del Consejo Editorial de Crónica Digital