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José Saramago, triple celebración

Fuentes: EMC/Agencias

Los 85 años del escritor portugués José Saramago, Premio Nobel de Literatura 1998, serán celebrados en tres etapas: en el día de hoy, en que nació, en el que coincide con los 25 años de «Memorial del Convento», el 17 de noviembre de 1982, y en el del registro oficial, dos días después de su […]

Los 85 años del escritor portugués José Saramago, Premio Nobel de Literatura 1998, serán celebrados en tres etapas: en el día de hoy, en que nació, en el que coincide con los 25 años de «Memorial del Convento», el 17 de noviembre de 1982, y en el del registro oficial, dos días después de su nacimiento.

 

En efecto, la oficina del Registro Civil de la aldea de Azinhaga, ubicada en la comarca de Goleg, 80 kilómetros al norte de Lisboa, en la ribera del río Tajo, registra que Jose de Sousa Saramago, nació el 18 de noviembre de 1922, pese a que había venido al mundo dos días antes.

Su familia se trasladó a Lisboa en 1925, cuando el pequeño José as años. En la capital, cursó las escuelas primaria y secundaria, así como parte de la educación superior, que no pudo continuar por dificultades económicas de su familia de escasos recursos.

El centro de las celebraciones de sus 85 bien conservados años de vida será el sábado, día intermedio de las dos fechas de nacimiento, en el pueblo de Mafra, donde se encuentra el monumental convento que inspiró su obra más conocida, lanzada hace un cuarto de siglo.

 

José de Sousa Saramago, Premio Nobel de Literatura en 1998

Escritor, periodista y dramaturgo portugués.Su primera gran novela fue Levantado do chão (1980), un retrato fresco y vívido de las condiciones de vida de los trabajadores de Lavre.

 

José de Sousa Saramago nació el 16 de noviembre de 1922 en el caserío de Azinhaga (municipio de Golegã, en el distrito central del Ribatejo, Portugal), cerca del río Tajo, a 120 km al noreste de Lisboa.

Familia
Sus padres fueron José de Sousa y Maria de Piedade, una pareja campesina sin tierras y de escasos recursos económicos. Este origen marcaría profundamente el carácter y la ideología del escritor. El apodo de la familia paterna era Saramago (nombre de una planta herbácea silvestre de la familia de las cruzáceas). El bebé debería haberse llamado José Sousa, pero el funcionario del registro civil cometió un «lapsus calami» (‘error de pluma’) y lo anotó como José «Saramago». El registro oficial menciona el día 18 de noviembre, aunque fue el 16.

En 1924, la familia de Saramago se mudó a Lisboa, donde su padre comenzó a trabajar de policía. Pocos meses después de la mudanza, falleció su hermano Francisco, dos años mayor. Saramago nunca perdió su relación con su aldea de nacimiento, donde fueron numerosas sus estancias.

En 1934, a la edad de 12 años entró en una escuela industrial. En aquellos años incluso los estudios técnicos contenían asignaturas humanísticas. En los libros de texto gratuitos de aquellos años Saramago se encontró con los clásicos. Incluso hoy en día puede recitar de memoria algunos de esos textos.

Aunque Saramago era buen alumno, no pudo finalizar sus estudios porque sus padres ya no pudieron pagarle la escuela, por lo que para mantener a su familia Saramago trabajó durante dos años en una herrería mecánica. Mientras tanto, sin guía alguna, se leyó toda la biblioteca pública de su barrio.

Pronto cambia de trabajo y comienza a trabajar de administrativo en la Seguridad Social. Tras casarse en 1944 con Ilda Reis, Saramago comienza a escribir la que acabará siendo su primera novela: Terra de pecado, que se publicó en 1947 pero no tuvo éxito. Ese año nació su primera hija, Violante. Saramago escribió una segunda novela, Claraboya, pero directamente nunca fue publicada. Por espacio de veinte años no se volvió a dedicar a la literatura. «Sencillamente no tenía nada que decir y cuando no se tiene nada que decir lo mejor es callar».

Entra a trabajar en una compañía de seguros. Simultáneamente colabora como periodista en Diário de Notícias, un periódico de alcance nacional, pero por razones políticas pronto es expulsado. Luego, colaboró como crítico literario de la revista Seara Nova y fue comentarista cultural. Formó parte de la primera dirección de la Asociación Portuguesa de Escritores, y también desempeñó la subdirección del Diário de Notícias. Desde 1976 se dedica exclusivamente a su trabajo literario.

Sufrió censura y persecución durante los años de la dictadura de Salazar. Consigue trabajo en una editorial (donde trabaja durante doce años). En su tiempo libre traduce: Maupassant, Tolstoi, Baudelaire, Colette…

En 1969 se hizo miembro del Partido Comunista Portugués (cuando éste todavía era clandestino). Ese mismo año se divorcia de Ilda y abandona su trabajo en la editorial para dedicarse plenamente a vivir de la escritura, bien como articulista, bien como novelista. En 1970 publica Probabelmente alegria Entre 1972 y 1973 fue redactor del «Diário de Lisboa». En 1974 se sumó a la llamada «Revolución de los Claveles», que llevó la democracia a Portugal. En 1975 publica O Ano de 1993.

Levantado do chão
Su primera gran novela fue Levantado do chão (1980), un retrato fresco y vívido de las condiciones de vida de los trabajadores de Lavre, en la provincia de Alentejo. Con este libro Saramago consigue encontrar su voz propia, ese estilo inconfundible, límpido y casi poético que lo distingue. En los siguientes años, Saramago publica casi sin descanso: Memorial do convento (1982), donde cuenta las más duras condiciones de vida del pueblo llano en el oscuro mundo medieval, en épocas de guerra, hambre y supersticiones.

Este libro fue adaptado como ópera por Azio Corghi, y estrenado en el Teatro de la Scala de Milán, con el título de Blimunda (el inolvidable personaje femenino de la novela). También Corghi adaptó su obra teatral In nómine Dei, que con el nombre de Divara fue estrenada en Munster. De Azio Corghi es también la música de la cantata La muerte de Lázaro, sobre textos de Memorial del convento, El Evangelio según Jesucristo e In nómine Dei. Fue interpretada por vez primera en la iglesia de San Marco, de Milán.

En 1984 Saramago publica O ano da morte de Ricardo Reis y en 1986 A jangada de pedra (La balsa de piedra), donde cuenta qué sucedería si la península ibérica se desprendiera del continente europeo. Ese año (cuando tenía 63 años) conoce a su actual esposa, la periodista española Pilar del Río, nacida en Castril,Granada quien finalmente decide convertirse en su traductora oficial de castellano.

La novela El Evangelio según Jesucristo (1991) lo catapulta a la fama a causa de una polémica sin precedentes en Portugal (que se considera una república laica), cuando el gobierno veta su presentación al Premio Literario Europeo de ese año, alegando que «ofende a los católicos». Como acto de protesta, Saramago abandona Portugal y se instala en la isla de Lanzarote (Canarias).

En 1995 publica una de sus novelas más conocidas, Ensayo sobre la ceguera. En 1997 publica su novela Todos los nombres, que gozó también de gran reconocimiento. En 1998 gana el premio Nobel de literatura, convirtiéndose en el primer escritor de lengua portuguesa en ganar este premio. Desde entonces comparte su residencia entre Lisboa y la isla canaria, participando en la vida social y cultural de ambos países cuyas estrechas relaciones justificó en una entrevista para proponer su idea utópica de creación de una Iberia unida [1] .

Saramago tiende a escribir oraciones extensísimas, usando una puntuación que a primera vista puede parecer incorrecta: no delimita los diálogos, crea oraciones de más de una página de longitud mediante el uso de comas donde otros autores hubiesen usado puntos, y muchos de sus párrafos son tan largos como los capítulos de la mayoría de escritores.

Varios críticos han señalado el parecido de este estilo con cierta oratoria religiosa. En sus novelas suele introducir divagaciones y reflexiones personales de muy diverso tipo, donde realiza un análisis crítico de distintos aspectos de la realidad. Sorprendentemente, el lector no tiene muchas dificultades en adaptarse a leer su estilo de prosa único.

Sus novelas denuncian procesos de decadencia en la sociedad actual, pero siempre hay algún personaje que de forma excepcional actúa contra corriente con valentía en aquello que está a su alcance, sin demasiada heroicidad y a veces rozando el patetismo. Según el escritor, son estas excepciones las que hacen que el mundo sea habitable.

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