El próximo 21 de diciembre se cumplirán 100 años de la masacre en la Escuela Santa María de Iquique, en la que miles de obreros salitreros chilenos, peruanos y bolivianos, junto a sus mujeres y niños fueron asesinados por soldados de la Marina y el Ejército que cumplían órdenes del Gobierno de turno. […]
El próximo 21 de diciembre se cumplirán 100 años de la masacre en la Escuela Santa María de Iquique, en la que miles de obreros salitreros chilenos, peruanos y bolivianos, junto a sus mujeres y niños fueron asesinados por soldados de la Marina y el Ejército que cumplían órdenes del Gobierno de turno.
Al cumplirse un siglo de esa fecha, hay quienes se preparan para rendir «homenaje» a los bravos obreros salitreros, al punto que será mal visto no expresar de aquí al 21 de diciembre congoja y repudio por este hecho de nuestra historia.
El espectáculo será imperdible porque muchos desempolvarán guitarras, charangos, quenas para recorrer Chile (por cierto después de los respectivos contratos ) en esta cruzada recordatoria; artistas plásticos prepararán intervenciones o » performance» en las oficinas salitreras queriendo entregar sus «testimonios». Salvo honrosas excepciones de historiadores y artistas que toda su vida han estado comprometidos con las luchas del pueblo y organizaciones sociales de base, todo vale para salir mencionado en algún medio de comunicación.
Los sectores políticos no se quedarán al margen de esta oportunidad y el próximo 21 de diciembre estarán todos ellos en ese gran escenario mediático que se instalará para homenajear a los caídos. No faltará ninguno porque una oportunidad así no se desperdicia, la de hacer un «gesto» o «señal» a los trabajadores. Bien vale la pena viajar al norte, sobre todo si consideramos que el próximo año serán las elecciones municipales y después vienen las parlamentarias y presidenciales.
Estarán todos:
Los que hicieron justicia en la medida de lo posible.
Los renovados , hoy accionistas de grandes empresas, o por lo menos a su servicio.
Los que votaron en el parlamento por mantener por 50 años en secreto a los torturadores.
Los y las que lloran por los feminicidios políticos y no se acuerdan de las detenidas desaparecidas, cuyos crímenes hasta hoy están impunes.¿Se acordarán de Reinalda Pereira?
Los que entregaron el cobre a las transnacionales.
Los que aplican la leyes de Pinochet a los Mapuches.
Los UDI Y RN que proponen monumentos en «honor» de las víctimas pampinas.
La lista es larga, y seguramente la guinda de la torta serán los noteros de la farándula, para así cerrar el círculo.
Podemos concluir, que los heroicos y valientes obreros pampinos, cien años después vuelven a ser masacrados por el oportunismo político, económico y mediático.