Descubro a través de una nota de Rebelión que el gobierno de Colombia, siempre pertrechado con su inseparable computadora-oráculo, anunció a bombo y platillo que las FARC planeaban extender sus acciones al extranjero. A Madrid (España) en concreto. ¡Sí, como lo leen! Y es que al parecer, el Ejército colombiano no conoce su propia geografía, […]
Descubro a través de una nota de Rebelión que el gobierno de Colombia, siempre pertrechado con su inseparable computadora-oráculo, anunció a bombo y platillo que las FARC planeaban extender sus acciones al extranjero. A Madrid (España) en concreto. ¡Sí, como lo leen!
Y es que al parecer, el Ejército colombiano no conoce su propia geografía, porque el plan fariano -en caso de ser cierto- hacía referencia al municipio de Madrid, departamento colombiano de Cundinamarca, no al Madrid castellano donde la guerrilla supuestamente pretendía asesinar al ahora vicepresidente colombiano Francisco Santos (foto).
Alguien dirá que este desconocimiento sobre la situación de la Madrid colombiana -donde hay una escuela de suboficiales, potencial objetivo de la guerrilla- se debe a que dicho municipio se encuentra hundido en lo más profundo de la profunda e inaccesible selva colombiana… pero en realidad está situado a 25 km de Bogotá, la capital del país.
Y es que los nombres de los municipios colombianos se prestan a confusión, cuando uno es un incapaz o un malintencionado, o las dos a la vez, como es el caso del gobierno colombiano, su fiel vocero nacional (El Tiempo) y su todavía más fiel vocero internacional (El País de España).
Por ejemplo, el ejecutivo de Uribe podría haber anunciado también planes contra otras «ciudades españolas», como por ejemplo Segovia, Toledo, Granada y Cáceres (municipios del departamento de Antioquia), Córdoba (Nariño), Málaga (Santander) o Pamplona (Norte de Santander).
O incluso delirantes incursiones armadas en Valparaíso, Copacabana, Armenia, Argelia, Palestina, Filadelfia y hasta Venecia (supongo que un ataque naval), todos nombres de municipios colombianos.
Surge la duda de si estos «errores» son intencionados o no. Recordemos la supuesta foto de Gustavo Larrea, ministro de Interior ecuatoriano, con Raúl Reyes, cuando en realidad se trataba de Patricio Etchegaray, dirigente comunista argentino. La foto fue exhibida como trofeo de caza por El Tiempo y el ejecutivo colombiano, y tuvo amplia difusión internacional.
Pero las malas artes del uribismo se salieron con la suya: ya quedó sembrado en el inconsciente colectivo de los numerosos pero desafortunados lectores de El País que las FARC pretendían volar la estatua de Cibeles o la Puerta de Alcalá. De eso se trataba, de justificarse moralmente ante la opinión pública internacional, como un colchón para cualquier operación que lleven a cabo, ¿o no?
Por eso, dudo si el gobierno colombiano está enfermo de cretinismo topográfico. O simplemente enfermo.