Según explica Álvaro Uribe, un alto oficial de su intachable Ejército utilizó un emblema de la Cruz Roja durante el rescate/fuga/liberación de Ingrid Betancourt, tres gringos y unos cuantos soldados de los que nadie sabe el nombre porque no son ni colombofranceses ni estadounidenses, si no simplemente colombianos. El militar lo hizo, según Uribe, «por […]
Según explica Álvaro Uribe, un alto oficial de su intachable Ejército utilizó un emblema de la Cruz Roja durante el rescate/fuga/liberación de Ingrid Betancourt, tres gringos y unos cuantos soldados de los que nadie sabe el nombre porque no son ni colombofranceses ni estadounidenses, si no simplemente colombianos.
El militar lo hizo, según Uribe, «por nerviosismo».
Analicemos la verosimilitud de la expresión «por nerviosismo» dentro del contexto del operativo:
El alto oficial, probablemente varios días antes del operativo, por nerviosismo encargó que se hiciera un emblema de la Cruz Roja.
Recogió el encargo y qúién sabe si pagó por él, pero lo hizo por nerviosismo.
Por nerviosismo, metió el emblema en su equipaje militar.
Por nerviosismo lo sacó en el momento preciso y se lo colocó en la pechera.
Actuó en todo momento como un miembro de la Cruz Roja, por descontado por nerviosismo.
¿Suena creíble?
Ahora prueben a sustituir la expresión «por nerviosismo» por «premeditadamente» en las frases anteriores, a ver cuál encaja mejor en las circunstancias del rescate:
El alto oficial, probablemente varios días antes del operativo, premeditadamente encargó que se hiciera un emblema de la Cruz Roja.
Recogió el encargo y qúién sabe si pagó por él, pero lo hizo premeditadamente.
Premeditadamente, metió el emblema en su equipaje militar.
Premeditadamente lo sacó en el momento preciso y se lo colocó en la pechera.
Actuó en todo momento como un miembro de la Cruz Roja, por descontado premeditadamente.
Después del éxito de la operación, por nerviosismo, perdón, premeditadamente, los editores que manipularon las imágenes del rescate cuidadosamente eliminaron cualquier escena en la que apareciera dicho emblema.
Un pequeño instante se les escapó y tras recibir un aviso de algún miembro del Ejército colombiano ávido de recompensas y capaz de vender a su madre por dinero, CNN mostró la prueba de que el malvado terrorista fariano César decía la verdad, y el probo y humanitario gobierno de Colombia había vuelto a mentir.
Total, los que quedan en la selva ya son puros colombianos, nada de europeos ni norteamericanos, de modo que si las FARC desconfían desde ahora de cualquier institución humanitaria, o hasta les disparan al divisarlos, o dejan que los retenidos se pudran por siempre ante la duda de si los están entregando a la Cruz Roja o a las Águilas Negras, ¿qué importa?
Uribe y su gobierno ya obtuvieron lo que planificaron. Premeditadamente.