Martínez, el hombre del gobierno en la Central, ha sacado nuevamente la primera mayoría en las elecciones sindicales. Creemos que eso es más el resultado de las maquinarias internas, de las votaciones trucadas con sindicatos y afiliados inexistentes, que la expresión genuina del sentir de los trabajadores sindicalizados. En cualquier caso, lo que nos parece […]
Martínez, el hombre del gobierno en la Central, ha sacado nuevamente la primera mayoría en las elecciones sindicales. Creemos que eso es más el resultado de las maquinarias internas, de las votaciones trucadas con sindicatos y afiliados inexistentes, que la expresión genuina del sentir de los trabajadores sindicalizados.
En cualquier caso, lo que nos parece incontestable es que la dirección de la CUT es incapaz de dar expresión a los anhelos de los asalariados.
Dirigentes se congratularon de alza de salario mínimo inferior a la inflación.
Cuando el parlamento aprobó un alza del salario mínimo propuesto por el gobierno, con el acuerdo de Arturo Martínez, el presidente de la CUT y dirigente del PS en el gobierno. El salario fue reajustado en 10.4%, con lo que ahora es de 159.000 pesos chilenos. El salario mínimo afecta al sector más pobre de la población, y como `la inflación de los pobres’ está cerca del 11%, significa que el salario mínimo se reajustó menos que la inflación. A pesar de lo cual los voceros del empresariado rasgaron vestiduras y anunciaron las mayores calamidades económicos por el reajuste. Increíblemente, no sólo Arturo Martínez se felicitó de este `éxito’ de haber conseguido un reajuste inferior a la inflación, si no también el Partido Comunista, que se esfuerza por llegar a un pacto político con la Concertación en el gobierno, tituló en su semanario que el nuevo salario mínimo era un paso hacia el `salario ético’. El año pasado la iglesia católica había pedido un salario ético de $250.000 pesos, calculado como lo mínimo necesario.
Es hora de comenzar a construir una dirección multisindical alternativa, que considere las reivindicaciones de la gente en el trabajo; como la exigencia de alza de sueldos reales, que suban luego automáticamente con la inflación, el fin de la subcontratació n y el abuso de trabajo a honorarios, pero también los otros problemas que afectan a las familias trabajadoras como la mala y cara educación, el sobre endeudamiento y el abuso de casas comerciales, la amenaza de embargos a la vivienda por las deudas habitacionales, el racismo contra los mapuches y otras etnias originarias de Chile, los desastres medioambientales…
Necesitamos una nueva dirección sindical capaz de organizar a los trabajadores/ as en sus lugares de trabajo, pero también en los barrios, para preparar y lanzar una huelga general para conseguir nuestras reivindicaciones.