El Gobierno del PSOE de Asturias dispuesto -decidido- a comprar pisos a los promotores para así salvar su crisis. Al plan se suma IU en vísperas de formar coalición con el el gobierno socialista. También se suma el PP como buen partido de derechas, de hecho como los demás. Como es lógico, el presidente de […]
El Gobierno del PSOE de Asturias dispuesto -decidido- a comprar pisos a los promotores para así salvar su crisis. Al plan se suma IU en vísperas de formar coalición con el el gobierno socialista. También se suma el PP como buen partido de derechas, de hecho como los demás.
Como es lógico, el presidente de la Federación de Empresarios de Asturias (FADE), Severino García Vigón, apoyó las medidas de ayuda a los promotores señalando que lo prioritario es cumplir el compromiso de facilitar liquidez a las empresas con problemas porque es algo que ha de considerarse prioritario. Lo que no se aclaró es cuando y cómo se acordó el compromiso al que hace referencia y menos a cambio de qué.
Resta saber a qué precio se van a comprar estos pisos y con qué margen de ganancia, para los promotores, se hará la adquisición. Y, la segunda parte de este negocio es saber a qué precio se venderán, a quién y con qué criterio. Nada se sabe y nadie ha dado ninguna información.
La política seguida de recalificaciones del suelo y la política fiscal dada a este mercado ha enriquecido a las inmobiliarias y ha encarecido la vivienda de tal modo que su precio no ha dejado de subir tres o cuatro veces por encima del incremento del PIB, y de los salarios, desde hace bastantes años, convirtiendo el derecho constitucional a la vivienda en algo imposible para la mayoría, en beneficio del sector inmobiliario que resulta ser ahora, de nuevo, el beneficiado.
La necesidad acuciante de vivienda contrasta con unos 80.000 pisos vacíos en Asturias pero a un precio que difícilmente baja de los 3.000 euros el metro cuadrado. El gobierno autonómico y los gobiernos municipales hablan de viviendas de protección oficial o con algún tipo de protección. Las primeras se cuentan con los dedos de la mano y, además de ser caras, se sortean, rifando así el derecho constitucional. Las segundas siguen sin ser asequibles porque lo de «algún tipo de protección» no es más que un eufemismo, porque el precio es el del mercado.
La complicidad del PSOE, de IU, del PP y de CCOO y UGT con la especulación y sus beneficios es manifiesta por acción y por omisión. Ahora, por añadidura, ellos mismos la proclaman de modo evidente, sin ningún sonrojo, es más, haciendo gala de ella van a ayudar al sector inmobiliario.
Resulta tragicómico que quién no puede comprar la vivienda tenga que pagarla indirectamente por la vía de los impuestos que es de lo que se nutren los presupuestos del gobierno y con los que va a «subvencionar» al sector inmobiliario comprándole viviendas. Pero también es tragicómico que si alguien puede comprar una vivienda tenga que pagarla dos veces, al comprarla al gobierno metido ahora a intermediario y vía impuestos indirectamente.
Ya que estamos en una economía de mercado en donde este lo regula todo, si ahora el problema es que cayó el consumo -la demanda- y hay exceso de oferta -de pisos- parecería razonable que se apoyase a la demanda para que pudiera comprar el exceso de pisos (o lo que fuera) y así dinamizar el mercado, al tiempo que se cubrían las necesidades. Pero no, el gobierno decide en su lógica absurda, neoliberal, seguir ayudando a los promotores para que sigan construyendo y aumentando la cuenta de pisos vacíos, como si los que hay desocupados no fueran ya suficientes.
Privatización a ultranza de los beneficios y socialización de las pérdidas promovida abiertamente por el partido en el gobierno de la izquierda plural del PSOE con IU que se encuentra en capilla para firmar la coalición de gobierno en sólo unos días. Mientras, los sindicatos CCOO y UGT aplauden la operación porque crea empleo, dicen.
A toda esta política neoliberal todavía se debe de sumar la ola de privatizaciones en favor de intereses privados, en un alarde de puro negocio, en donde la pérdida de calidad y de servicio la sufren y pagan, necesariamente, los mismos ciudadanos.
La crisis económica, que lo es del sistema, no es la parte más grave de la situación sino que importa más la crisis de la instituciones o la inexistencia de ellas como representantes de los ciudadanos, que lo son, solamente, si representan a sus intereses y si están a su lado a la hora de resolver los problemas. Pero resulta, en cambio, lo contrario, Partidos políticos y Sindicatos están y actúan en frente y contra los ciudadanos y sus problemas y han usurpado ladinamente la representación a la ciudadanía.
Unos y otros, democráticamente elegidos en la parodia del sí o del qué remedio, previo engaño, son los responsables, criminalmente responsables, del más del 11% del paro, de los contratos basura y de la situación calamitosa a la que están conduciendo a la sociedad mientras ellos medran como los animales enjaulados.