1. En la madrugada del 28 de octubre murió uno de los estrategas de la burguesía chilena, Ricardo Claro Valdés. Colaborador acérrimo de la dictadura militar, y durante los regímenes de la Concertación, jefe de la barra patronal del ex Presidente Ricardo Lagos Escobar, sus empresas expresadas en acciones, bordeaban los 2 mil millones de […]
1. En la madrugada del 28 de octubre murió uno de los estrategas de la burguesía chilena, Ricardo Claro Valdés. Colaborador acérrimo de la dictadura militar, y durante los regímenes de la Concertación, jefe de la barra patronal del ex Presidente Ricardo Lagos Escobar, sus empresas expresadas en acciones, bordeaban los 2 mil millones de dólares. ¿De cuántos trabajadores fabricó su fortuna devenida del plusvalor o robo legalizado amparado por el pinochetismo y luego por la Concertación? ¿Cuánto de ese excedente alimentó candidaturas concertacionistas? Claro se marchó de este mundo debiéndole a los trabajadores y al pueblo, justamente, 2 mil millones de dólares, más los favores que facilitaron los crímenes de la dictadura.
2. Por arriba, más allá de los análisis electorales detallados respecto de las últimas elecciones municipales, se puede afirmar que todas las componendas políticas bajaron frente a un padrón electoral envejecido y cada vez más jibarizado. De alrededor de 12 millones de electores en edad de votar, sufragaron en la realidad algo más de 6 millones de personas; 2 millones votaron nulo, blanco o no se presentaron a las urnas estando inscritos; y 4 millones no se han formalizado en los registros electorales. Esto quiere decir que los alcaldes electos, donde ganó la Alianza por Chile o derecha histórica, y los concejales, donde la Concertación superó al otro rostro del bloque en el poder cuentan con un soporte electoral profundamente precario. Si bien se puede hablar con responsabilidad de una crisis de representatividad, estamos muy lejos de una crisis de gobernabilidad. Para que ello ocurra como oportunidad histórica para los intereses de los trabajadores y el pueblo debe todavía construirse y constelarse un movimiento popular anticapitalista amplio como planeta nuevo, cálido, mestizo en sensibilidades, generoso y de lucha.
3. Todavía, por arriba siempre, no se sabe con certeza cuántos pre candidatos presidenciales se postularán en la primera vuelta de la elecciones presidenciales de fines de 2009. La única descartada es Soledad Alvear quien, producto de la debacle electoral reciente de la Democracia Cristiana y antes de que la expulsaran, renunció a la presidencia de su tienda y a su pre candidatura presidencial. Aún Ricardo Lagos Escobar tiene conflictos «hamleteanos» al respecto(aunque cada vez menos, ante la eventualidad -muy dañina para su ego impenitente- de pasar a la historia como el candidato que entregó la banda presidencial a la Alianza por Chile). El DC Frei Ruiz Tagle queda con el camino libre sin Alvear y es posible que sea proclamado antes de final de año, si es que Tribelli u otras figuras menores de ese partido abandonan sus aspiraciones. El dueño del PRI, el ex DC, Adolfo Zaldívar, quien se pretende la síntesis del centro político (¿Cuáles son las determinaciones del centro político en Chile? ¿Existe en rigor?), apura su pre candidatura, mientras también la murmura el Presidente del Partido Radical, José Gómez; y la canta contradictoriamente el actual Secretario General de la OEA y socialista, José Miguel Insulza. Por los laterales progresistas y arriba, ya se anunció la candidatura del Presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier; y el humanista Tomás Hirsch irá a como dé lugar (lo mandata su Internacional).
A ellos se agrega el actual Senador Alejandro Navarro, quien romperá con el PS para crear su propio movimiento; y tal vez, el socialista Jorge Arrate (el padre de la renovación socialista en el exilio durante la década de los 80′). Y quizás cuántos más que todavía se mantienen en lo oscuro. Por la derecha, Sebastián Piñera, dueño de RN tratará de impedir que la UDI, su aliado principal, lleve su propio candidato. Pero ello es cada vez más dudoso, ante la posible arremetida del Senador Pablo Longueira o de la sonada Senadora Evelyn Mattei (hija del ex miembro de la Junta Militar, Fernando Mattei). Hasta aquí las tramas ilusionistas que ocultan con pirotecnia y falsas contradicciones la realidad concreta del capitalismo hegemónico en Chile y las condiciones precarias de reproducción de la vida de las clases subalternas, aún en la gradería del acontecer nacional.
4. Por abajo y en medio de la crisis mundial del capitalismo de carácter cíclico originado, esta vez, por la sobreproducción inmobiliaria en el corazón del imperialismo norteamericano, que ha gatillado la debacle financiera especulativa a escala planetaria y cuyos efectos paulatina e incesantemente se expresan en el país, el movimiento real de la vida empeora las condiciones de existencia de las grandes mayorías. El desempleo crece en los sectores de la construcción ante la sobreproducción habitacional debido a la baja de demanda; en la producción maderera (si la economía mundial se ralentiza, el papel sobra); en la industria del salmón (ya subvencionada con 250 millones de dólares por el Estado); en las áreas de ventas y servicios financieros (frente a la contracción crediticia); y el comercio (cuyas mercancías en las grandes tiendas se apilan irremediablemente en las bodegas por la baja de compradores), ofreciendo un escenario donde la estabilidad laboral es preocupación general.
5. Mientras la economía chilena padece los efectos de la crisis a través de la caída vertical del precio del cobre y la madera; y el alza sostenida y estructural de los insumos básicos asociados a la energía y los alimentos; la clase en el poder ya planifica y aplica los modos tradicionales con que resuelve sus crisis. Mediante la desocupación laboral, el congelamiento y baja salarial, y de beneficios conculcados; la promoción violenta del subempleo en la forma de subcontratismo, y la hegemonía del trabajo informal y temporal, la burguesía procurará salvar la profundidad incalculable de la crisis. De este modo, se destruyen y destruirán fuerzas productivas, concentrando la propiedad a través de la demolición de las empresas más frágiles y con menos resguardos; y por consiguiente, aumentando la ya sideral brecha social entre la clase expropiadora del trabajo de la mayoría y la fuerza laboral.
6. Un punto aparte merece la situación dramática de los ahorros previsionales de millones de chilenos en manos, desde la madrugada de los 80′, de las privadas Administradoras de Fondos de Pensiones, AFPs. Hasta fines de octubre, las pérdidas de los ahorristas alcanzan la cifra bíblica de 30 mil millones de dólares (prácticamente similar al superávit fiscal), producto de que las gerencias de la industria de capitales extranjeros, nacionales y mixtos, inmensamente favorecidas por la Reforma Previsional, han tenido manga ancha para invertir en acciones en bolsas contaminadas por los instrumentos financieros que han desplegado la crisis en todos los rincones de la Tierra. Ante la debacle de los ahorros de los trabajadores cotizantes, ya se consolida un Frente Amplio por la Defensa de los Ahorros Previsionales, que congrega a dirigentes sindicales de diversas áreas económicas.
Es así que, además de esgrimir el fin de las AFPs, los líderes sindicales ya plantean los criterios pilares de un nuevo modelo de previsión y seguridad social. De esta manera, proponen movilizarse por un régimen previsional de reparto (solidario entre los trabajadores activos y los pasivos); de financiamiento tripartito (asalariados, Estado y patrones); y cuyo control y gestión sea responsabilidad de los propios ahorristas en un sistema de propiedad social con respaldo estatal. Si bien, aún faltan los detalles técnicos y jurídicos más especializados para construir acabadamente la demanda, ya la lucha por la defensa de los ahorros se encuentra en un franco punto de arranque. Y la estatura de los dirigentes sindicales debe ser la garantía de la unidad granítica necesaria para enfrentar con auténticas posibilidades de triunfo un tema de alta sensibilidad social y urgencia en los tiempos de la bancarrota del capital financiero especulativo.