Tres semanas después de la muerte de su esposo, Edwin Legarda, a manos del ejército, la dirigente del pueblo nasa habló con EL TIEMPO desde un lugar que ni siquiera miembros de su círculo cercano conocen. EL TIEMPO: ¿En qué va la investigación sobre el asesinato de su esposo, Edwin Legarda? Aída Quilcué: Según parece, […]
Tres semanas después de la muerte de su esposo, Edwin Legarda, a manos del ejército, la dirigente del pueblo nasa habló con EL TIEMPO desde un lugar que ni siquiera miembros de su círculo cercano conocen.
EL TIEMPO: ¿En qué va la investigación sobre el asesinato de su esposo, Edwin Legarda?
Aída Quilcué: Según parece, quienes lo mataron perseguían a una cabecilla de las Farc. Yo, como Consejera Mayor del Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric) estaba señalada como tal. Lo que quería comprobar el Gobierno era que el Cric y el movimiento indígena eran de las Farc. Queda una testigo, que ya habló con la Fiscalía sobre lo que pasó realmente. Ella ha sido objeto de acoso por hombres que también han preguntado por mí, en un carro sin placas.
¿Qué quieren callar quienes la persiguen?
Los indígenas terminamos siendo una oposición frente a las políticas del Gobierno, frente al proceso de desarrollo, que en muchos casos ha significado violaciones a los derechos humanos. Nos convertimos en un riesgo para el Gobierno.
¿La persecución que usted denuncia viene de parte del Gobierno?
Es el Gobierno, porque la Fuerza Pública que asesina a mi esposo es del Gobierno.
¿Usted responsabiliza directamente al Presidente o a su Ministro del Interior?
En el Consejo Comunitario del 13 de marzo del 2007, el Presidente dijo directamente que los indígenas eran de las Farc y que había que ofrecer recompensas. ¿A qué otros responsables puedo buscar además de quienes nos han señalado?
Con estos antecedentes que usted relata, ¿se sentará en la mesa de concertación el 23 de enero?
Cuando marchamos, lo hicimos para limpiar el buen nombre del movimiento indígena. ¿Qué encontramos? La muerte de mi esposo. No hay garantías. No quiero decir que no me vaya a sentar, pero lo voy a evaluar seriamente.
¿Cómo está manejando su seguridad personal?
El Gobierno, por presión internacional, me asignó medidas cautelares, aunque yo no veo seguro tampoco eso. La semana pasada, en La Plata, Huila, me abordaron cinco motos con dos patrullas de la Policía y me trataron como si fuera una delincuente.
¿Tiene escoltas?
No tengo escoltas del DAS ni de la Sijin, nunca los aceptaré. Estoy con la guardia indígena.
¿Ha pensado en salir del país?
No pienso hacerlo, mi vida está aquí.
Es grave que usted como líder de un movimiento social tenga que estar escondida y temiendo por su vida…
Me da mucha tristeza. Perdí a mi esposo y cada vez que me movilizo pienso en mi hija. No quiero dejarla sola. Sé que los espíritus, Dios y quienes están cerca de mí me van a proteger. Esa es la única confianza que tengo.
Todos los ataques son para usted, ¿Aída Quilcué es indispensable para la Minga?
Puede ser así, pero estoy plenamente segura que si alguna vez me pasara algo, a pesar de ser indispensable, surgirán muchos más y hay muchos. No basta con que maten a Aída, no basta con que hayan matado a Edwin, no basta con que maten a muchos dirigentes, porque nuestras comunidades seguirán firmes en la resistencia y en la lucha por la vida.
Hay quienes dicen que usted encabezaría una lista al Senado en 2010, ¿en qué va eso?
He sido respetuosa de los procedimientos colectivos que tenemos. Eso lo definirán las autoridades indígenas en su debido momento.