Una lectura en clave social de nuestra historia reciente debe contribuir a fortalecer la convivencia democrática y el desarrollo cultural y material de nuestro pueblo. En esta lógica, todos los esfuerzos que se destinen a buscar la verdad y la justicia en el ámbito de las violaciones a los DDHH cometidas por la dictadura de […]
Una lectura en clave social de nuestra historia reciente debe contribuir a fortalecer la convivencia democrática y el desarrollo cultural y material de nuestro pueblo. En esta lógica, todos los esfuerzos que se destinen a buscar la verdad y la justicia en el ámbito de las violaciones a los DDHH cometidas por la dictadura de Augusto Pinochet, deben propender a construir una memoria social y ciudadana que sea producto de un ejercicio comunitario de conocer, evaluar y juzgar los hechos de nuestra historia reciente.
Lo anterior ciertamente se constituye en un derecho civil, humano y ciudadano de primer orden, el derecho a recordar.
Hago estas reflexiones a la luz de los últimos acontecimientos que han traído al tapete informativo el caso de los detenidos desaparecidos de la dictadura de Pinochet. Por estos días se conoció, a través de revelaciones de partidos de derecha, que habrían personas que, estando incorporadas a las listas de personas detenidas-desaparecidas, no serían tales.
Estando algunos de ellos vivos en el extranjero y otros que habrían fallecidos por diversas causas no atribuibles a los crímenes de agentes del estado ocurridos en ese gobierno. Lo anterior ha dado pie a que se desarrolle públicamente una polémica entre la alianza de derecha y la Concertación gobernante, en la que ambos se recriminan y enfrentan por las políticas, valoraciones y actitudes frente al tema.
En este escenario lo que salta a la vista, en un análisis histórico-social, es que ambos conglomerados políticos evitan abordar el tema poniendo en el centro la construcción de una memoria social y ciudadana, como un elemento central de una convivencia democrática perdurable, más bien optan por la sobre exposición mediática rimbombante tipo ministro Vidal, o por la ganancia y el pragmatismo político, tipo Alianza.
En este sentido, la derecha, como conglomerado político-ideológico con una trayectoria definida durante, por lo menos, el siglo XX, ha mantenido una conducta permanente, sobre todo en los últimos 30 años, en torno a la negación de la memoria social. Una apretada síntesis de cómo la derecha ha construido y manipulado la memoria histórica de la nación durante este siglo, transformándola y manipulando la verdad, debe abarcar los sucesos represivos que desde inicios del siglo XX han marcado la relación de ese sector político con el mundo social y popular. A saber la mayoría de los eventos de violencia política del estado contra los ciudadanos han contado con la complicidad, aprobación, o el silencio de la derecha chilena.
Para muestra hay muchos botones, que sólo mencionaremos: represión a los sindicatos, organizaciones obreras y partidos de izquierda, en especial el PC, en los años de
Todas estos episodios marcaron un pick dramático en las violaciones a los DD.HH. ocurridas entre 1973 y 1990, cuando el estado chileno, en manos de las FFAA y la derecha, implementó una política organizada y sistemática de violaciones a los DDHH, utilizando recursos, infraestructura y personal destinado a la eliminación física de opositores políticos. Lo anterior ha sido reconocido, a pesar de la escasa y casi nula colaboración de la derecha y las FFAA, por los informes Rettig, y
En este escenario y durante toda la década del
En este contexto la derecha política y económica acusó el golpe y cerró filas en torno al dictador. Vale recordar como los mismos personeros -y colectividades- que hoy reniegan del pinochetismo y se declaran conmovidos por su legado de violencia y muerte, caso de
No obstante en este último tiempo y arrinconados principalmente por circunstancias electorales, parte de la derecha ha iniciando una estrategia de desmarque que no puede ocultar el lastre que significa el haber instalado y participado en un gobierno marcado por crímenes contra
El intento espurio por manipular, nuevamente, la memoria social de la ciudadanía en el tema de los DDHH, ponen a la derecha chilena en el aérea de las definiciones: ¿Cómo llegar a constituirse en una alternativa ética y política de profundización democrática si no existe una real asunción de las violaciones a los DDHH ocurridas bajo la dictadura de Pinochet?
Hoy en día cuando la memoria social chilena está siendo reforzada y construida con aportes notables desde el cine, con Machuca, la literatura, la música e incluso la televisión, con aportes como la reciente serie Los
– El autor es Coordinador Historia y Ciencias Sociales de la Universidad ARCIS Concepción. Arena Pública, plataforma de opinión de UARCIS.