En enero de 1959, Cuba cometió la osadía de derrocar por las armas al dictador Fulgencio Batista y desde entonces el Comandante en Jefe Fidel Castro y sus hombres le impidieron a la potencia hegemónica del continente, Estados Unidos, continuar dirigiendo los destinos de la Isla. Washington había controlado durante décadas a toda la región […]
En enero de 1959, Cuba cometió la osadía de derrocar por las armas al dictador Fulgencio Batista y desde entonces el Comandante en Jefe Fidel Castro y sus hombres le impidieron a la potencia hegemónica del continente, Estados Unidos, continuar dirigiendo los destinos de la Isla.
Washington había controlado durante décadas a toda la región latinoamericana a la que consideraba (y aún lo cree) como su traspatio y a la cual le imponía gobiernos dóciles, dictaduras militares o hasta invasiones directas cuando sus aliados no podrían controlar los movimientos sociales.
Contra la rebelde Cuba utilizó todo tipo de presiones, terrorismos y guerras, comenzando con la eliminación de la cuota azucarera que repartió entre otros gobiernos del hemisferio. Le siguió la declaración de un feroz bloqueo económico vigente hasta nuestros días; robo de profesionales; invasiones mercenarias por Playa Girón derrotada en 72 horas; operación Mangosta con sabotajes a centros económicos del país; atentados a dirigentes y asesinatos contra la población civil.
Con muy pocos esfuerzos por el control que ejercía sobre los gobiernos de la región, trató de aislar a Cuba al lograr que la expulsaran de la Organización de Estados Americanos (OEA), ente fundado y dirigido por Estados Unidos y que sus miembros rompieran relaciones con la Isla, con la única excepción de México.
Serían infinitas enumerar las acciones de las administraciones estadounidenses contra La Habana, incluso los más de 600 intentos de asesinatos contra su líder, Fidel Castro.
Durante esos tiempos, surgieron en América Latina desafíos aislados contra la potencia hegemónica regional pero fueron en su mayoría derrotados por la fuerza de las armas, bloqueos económicos, invasiones o golpes de Estados.
Entre estos se pueden relacionar las invasiones norteamericanas a República Dominicana, Granada y Panamá; los extraños accidentes de los presidentes Omar Torrijos, de Panamá y de Jaime Roldós, de Ecuador; la guerra abierta contra el Frente Sandinista de Nicaragua; el golpe de Estado contra el presidente chileno Salvador Allende y la instauración de dictaduras militares ese país, en Argentina, Brasil y Uruguay, por señalar algunos hechos.
Pero Cuba, como un barco solitario en medio de un océano tormentoso, siguió su curso en la historia, llevando solidaridad y ayuda desinteresada a países de todos los continentes que lo necesitaban a la par que el pueblo, unido a sus dirigentes, defendían la Revolución.
Personal cubano cumplía y hoy cumplen misiones internacionalistas en cualquier país que sufría o padece desastres naturales como terremotos, epidemias e inundaciones.
América Latina, Asia y África se han beneficiado del trabajo de los médicos, educadores, ingenieros, entrenadores deportivos, además de las ayudas internacionalistas militares para preservar la independencia de países africanos y ayudar a eliminar de la faz de la tierra al oprobioso régimen del apartheid.
En sus escuelas y universidades a lo largo de estos años se han formado miles de profesionales y técnicos.
Hoy, esa osadía ha sido reconocida por los pueblos del mundo y Cuba mantiene relaciones diplomáticas con 181 de los 192 Estados miembros de la ONU; están establecidas 108 misiones diplomáticas en el país y existen 123 embajadas de La Habana en el mundo; más de 500 delegaciones de alto nivel visitan a Cuba anualmente.
Se consolida el rechazo universal al bloqueo estadounidense al alcanzarse 185 votos en la Asamblea General de Naciones Unidas en su último período; además, condenas contra esa obsoleta medida en las Cumbres Iberoamericanas, la Cumbre ALC-UE, la III Cumbre Cuba-CARICOM, la I Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC) y en más de una decena de foros y eventos. Hace tres años que Estados Unidos no puede condenar a Cuba en materia de derechos humanos en ningún foro internacional
La Isla del Caribe preside el Movimiento de Países No Alineados (NOAL) con creciente prestigio y efectividad y logró reinsertarse casi plenamente en América Latina y el Caribe al mantener relaciones diplomáticas plenas con 30 de los 32 países de la región
Desde hace una década, con el triunfo de la Revolución Bolivariana de Venezuela en 1999, un nuevo ambiente político recorre Latinoamérica donde las medidas neoliberales impuestas por Estados Unidos han fracasado, mientras que con la llegada de gobiernos progresistas a la región, la influencia norteamericana ha disminuido aunque no está aún derrotada,
La unidad y la integración por la que Cuba siempre ha trabajado e impulsado para enfrentar los grandes desafíos de la potencia hegemónica mundial se han ido fortaleciendo en los últimos años y ya no son esporádicos y aislados los movimientos sociales y los gobiernos progresistas que surgen en la región.
Muchos presidentes de diferentes continentes del mundo visitan a Cuba para demostrarle su apoyo y rendirle tributo por la resistencia sin par que ha mantenido la pequeña isla frente a las constantes acciones agresivas de su vecino mayor.
Desde el inicio de 2009, como un mensaje al nuevo electo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para que comprenda que la Isla no esta sola y de que se debe cambiar su ya desgastada política agresiva y de bloqueo, han llegado a La Habana en visita oficial los presidentes de Panamá, Martín Torrijos, de Ecuador, Rafael Correa y de Argentina, Cristina Fernández; en los próximos días también visitarán el país la presidenta de Chile, Michelle Bachelet y de Guatemala, Álvaro Colom.
Anteriormente, a mediados de diciembre, en la primera Cumbre de América Latina y el Caribe, numerosos mandatarios rindieron homenaje al papel desempeñado por Cuba en la lucha por la liberación de los pueblos, a su resistencia frente a las agresiones norteamericanas y a la ayuda humanitaria que ha brindado bajo cualquier circunstancia a otros países.
Las voces de mandatarios, desde Hugo Chávez, de Venezuela, hasta Luis Inacio Lula da Silva (Brasil), Evo Morales (Bolivia), Manuel Zelaya (Honduras) Daniel Ortega (Nicaragua), Tabaré Vázquez (Uruguay), Fernando Lugo (Paraguay y Baldwin Spencer (Antigua y Barbuda), entre otros, alzaron sus voces para elogiar el ejemplo que la Isla del Caribe ha dado durante estos 50 años, dirigidos por su líder histórico Fidel Castro.
La osadía y la resistencia cubanas han dado sus frutos y hoy más que nunca avanza la integración por América Latina y el Caribe para enfrentar unidos, las ansias de dominación que aún subsisten en el poderoso vecino del Norte.