Cuando en el verano de 2005 el Colectivo Prometeo elaboró un exhaustivo documento titulado «Diraya o la prepotencia informática del SAS», que aún puede consultarse, dada su vigencia, en nuestra Web, denunciábamos las deficiencias del polémico programa de historia digital sanitaria y la ambición de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía. Un […]
Cuando en el verano de 2005 el Colectivo Prometeo elaboró un exhaustivo documento titulado «Diraya o la prepotencia informática del SAS», que aún puede consultarse, dada su vigencia, en nuestra Web, denunciábamos las deficiencias del polémico programa de historia digital sanitaria y la ambición de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía.
Un elevado número de profesionales mostraba sus protestas ante los problemas, errores y defectos que iba generando el proyecto. Las quejas y dudas fueron llevadas al Parlamento de Andalucía entre otros por el grupo de IU, con el fin de pedir explicaciones y aclaraciones, eludiendo la Consejera de Salud responsabilidades, de manera que fue implantado a pesar de sus innumerables fallos.
La creación del programa supuso inicialmente la inversión de más de 60 millones de euros (la nada despreciable cifra de 10 mil millones de pesetas), para un proyecto que desde su inicio generó infinidad de críticas por su pésimo funcionamiento, retrasos y pérdidas de datos por caída de la red informática, detenimiento del trabajo facultativo, repeticiones de historias, problemas de citaciones, recetas, etc.
Por otra parte sigue sin resolverse la violación de la intimidad del paciente, siendo incluso ahora mas fácil acceder a datos clínicos que deberían ser protegidos. Así mismo el Sistema Sanitario Público, lejos de tener sus propios equipos de profesionales informáticos, está privatizando o concertando estos servicios. Por poner un ejemplo, el Hospital Reina Sofía de Córdoba tiene hecho un concierto de servicios técnicos con Diasoft, perteneciente al grupo Sánchez Ramade (de lo que otro día hablaremos), que supone un nuevo riesgo para la privacidad de los datos clínicos de los usuarios.
Ante el cúmulo de problemas que viene generando el Programa DIRAYA, se suceden en estos días las crecidísimas presiones de la Administración y de sus Gerentes y Directores, pretendiendo acelerar su implantación definitiva. Lo que también se justifica por el funcionamiento de las Unidades de Gestión Clínicas (otro peligrosísimo intento de autogestión o privatización, del que también hablaremos en otra ocasión) y por el cobro de importantísimas cantidades de productividad por parte de cargos intermedios y jefecillos, en estos difíciles tiempos de crisis que atravesamos.
Sin embargo, a pesar de todo, actualmente se vuelve a plantear la necesidad de dar solución a las deficiencias de su funcionamiento. Este es el motivo, por el que se están planteando hacer rodar algunas cabezas y priorizar cambios para buscar soluciones tecnológicas definitivas.
En los últimos días de enero, por la exagerada lentitud que desarrollaba el programa, desde rebuscados «chiringuitos» como la Subdirección de Tecnologías de la Información del SAS, el Comité de Problemas trató de resolver con carácter de urgencia «el comportamiento anómalo del sistema», detectando que sus «problemas radicaban en la aparición de contenciones de la Base de Datos», teniendo que hacer paradas tecnológicas para resolverlo. Para el futuro, como en una película de ciencia-ficción, cualquier duda o información podría ser solicitada a los Soportes Especializados de diferentes Niveles.
Se están realizando inversiones importantes para mejorar y corregir defectos del DIRAYA. Inversiones que, por lo que se ve, aún no han acabado. La Junta de Andalucía ahora está planteando cambiarlo ya que lo considera desfasado, cuando aún no se ha terminado de implantar, pretendiendo llevarlo a ejecución en toda la Atención Primaria -con presiones a subordinados y trabajadores- antes de finalizar 2010.
Con estas inversiones se podrían construir mas de cuarenta nuevos Centros de Salud dignos, proporcionando una sanidad preventiva, moderna y adecuada, lejos de la nueva moda de Empresas Públicas (dinero público y gestión privada de los Hospitales -CHAREs – que el SAS está implantando en todo el territorio).