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La CUT considera insuficientes las medidas anunciadas por el Gobierno de Bachelet

De la crisis a la recesión

Fuentes: El Siglo

En Chile, para entender la evolución de una crisis económica, que técnicamente ya es recesión, y sacar las debidas conclusiones acerca de sus consecuencias, es necesario, como en el juego del «cacho», pedir por abajo, es decir, invertir el discurso de la autoridad económica, de la prensa empresarial y de aquellos «expertos» en confundir a […]

En Chile, para entender la evolución de una crisis económica, que técnicamente ya es recesión, y sacar las debidas conclusiones acerca de sus consecuencias, es necesario, como en el juego del «cacho», pedir por abajo, es decir, invertir el discurso de la autoridad económica, de la prensa empresarial y de aquellos «expertos» en confundir a la opinión pública.

De esta manera, cuando los la autoridad, los medios y los «expertos» simulan sorpresa ante el hecho de que el Indice Mensual de Actividad Económica, IMACEC, haya bajado «sólo» el 0,7%, están omitiendo, o al menos minusvalorando, que dicha caída es la quinta en forma consecutiva, técnicamente recesión, y que el retroceso del mismo indicador en el primer trimestre del año suma 6%.

Las cifras, si se las tortura, dicen lo que uno quiera.

De igual modo, cuando los medios de prensa colocan en titulares que el «Gobierno, Empresarios y CUT Pactan Medidas Para Frenar Alza en el Desempleo», lo primero que cabe deducir, como es lógico, es el alza en el desempleo. De lo contrario no sería posible invocar el pretendido pacto, que no fue otra cosa que el aprovecho mediático de la concurrencia de líderes sindicales a la ceremonia en que el Gobierno anunció su enésimo e insuficiente plan de contingencia para enfrentar una crisis, a la que por un lado se niega, por otro, se le baja el perfil o peor aún, se utiliza como pretexto para despedir trabajadores sindicalizados. .

Y eso lo hacen mediante una inadvertida y sutil inversión de los términos del discurso, que el chileno de a pie no está en condiciones de descifrar, de forma tal que constituye, por decir lo menos, matonaje intelectual.

El origen de la crisis fue, como se sabe, la insaciable voracidad y el comportamiento delictual de los agentes financieros de los países centrales.

Ni el Gobierno ni la banca chilena tuvieron velas en el entierro en el período de incubación de la misma, como no fuera dejar expuestos los fondos de pensiones al torbellino de un mercado desbocado.

Del desacople al blindaje

Entonces, la autoridad económica apelaba a la calma, con el argumento del pretendido «desacople» de la economía chilena respecto de la crisis internacional, presentada a la opinión pública como un fenómeno exógeno.

Lógicamente, una economía indiscriminadamente abierta como la de Chile, no podía sustraerse a las consecuencias de cualquier crisis externa, como bien lo sabe la autoridad económica, la prensa de mercado y los opinólogos de diversos pelajes. Pero con una radical diferencia.

Lo que en países centrales comenzó como una crisis financiera, en Chile se manifestó al punto con severos impactos en la economía real.

Entonces, el discurso oficial pasó desde el desacople al blindaje.

Sin embargo, con otra diferencia.

Los países centrales enfrentaron la crisis mediante una activa intervención del Estado, particularmente con masivas inyecciones de recursos para rescatar a la banca privada. Recursos que se le sustrajeron a la economía real, y que por tanto, inevitablemente están deprimiendo el comercio internacional, como bien lo saben, pero callan, la autoridad económica, la prensa de mercado y los opinólogos de la plaza. Pero todavía faltaban un par de actos de la puesta en escena para engañar a los chilenos.

Cuando en el país se desboca el desempleo, y los indicadores de convencionales de actividad económica marcan una recesión, el discurso de la autoridad, la prensa empresarial y los «expertos» reinterpreta ciertas señales internacionales -residuales respecto de la intervención de los bancos centrales de los países desarrollados- y decreta que la crisis tocó fondo, y que de aquí en más, comenzó la reactivación. O sea, en virtud de ese discurso, y a pesar de que no ha tenido la proactividad de los estados del primer mundo, ahora resulta que la economía chilena está acoplada al ciclo internacional.

Será una ilusión, pero la repetición como un mantra del coro neoliberal le da patente de verosimilitud.

Drama real

El drama es que la crisis no es virtual. Y como eso lo saben la autoridad económica, la prensa empresarial y los expertos en desinformación, la necesidad de proyectar la sensación de un país solidario y unido ante la crisis, se torna inevitable. Ergo, el anuncio presidencial del miércoles pasado, de un acuerdo nacional por el empleo.

Desde el punto de vista del marketing político, es una medida de alto rendimiento porque ¿alguien puede negarse a posar para la foto?, ¿quién puede oponerse a medidas, que en último término representan algún alivio para los más necesitados?

En suma, la crisis da para todo. Sea para simular una eficacia que oculta la impotencia ante los automatismos del mercado, o bien como pretexto para despedir trabajadores. Claro, con certificado de buena conducta.

Entonces, para entender el problema, es necesario colocar en perspectiva los datos que indican que la economía chilena está en recesión, para luego analizar la conducta objetiva de los protagonistas de la trama.

Las cifras de la crisis

La economía chilena acumula dos trimestres de crecimiento a la baja, el último de los cuales con cifras negativas, lo cual, en términos técnicos, significa recesión. Pero más allá de la discusión académica sobre el concepto, lo que importa es el impacto de la crisis en la economía real.

Desde ese punto de vista, las consecuencias más dramáticas de la crisis se han descargado sobre el empleo, tal como viene ocurriendo invariablemente desde 1975, partida de nacimiento del modelo neoliberal.

La última encuesta del INE, del trimestre móvil enero-marzo, marcó una desocupación del 9,2%, esto es, 669.160 personas, al tiempo que el número de personas fuera de la fuerza de trabajo, entre los que se cuentas quienes ya no lo buscan, aumentó en un 2,1% respecto al trimestre anterior.

Particularmente dramático es el desempleo juvenil: 21,6% en el tramo 15-24 años, que se eleva a 26% si se considera únicamente el tramo 15-19 años.

Por rama de actividad, el desempleo aumentó precisamente en los sectores directamente productivos. En comparación al mismo trimestre del año anterior, cayeron la agricultura, pesca y ganadería, en un 6,3%; obreros y jornaleros, en un 4,0%, y a rtesanos y operarios en un 3,7%.

Desde el punto de vista geográfico, la desocupación aumentó en las 15 regiones del país, con cifras de dos dígitos en la Araucanía, 12.1% y Bío-Bío, 11,8%. En la Región Metropolitana, la encuesta del INE marcó un 9,2%, mientras que la Facultad de Economía de la Universidad de Chile, que tradicionalmente mide mejor el desempleo, registró un 12,8%, es decir, 363.900 personas, la mayor tasa desde 1963.

Si al desempleo nacional se le restan las 151.500 personas inscritas en los planes de emergencia del Gobierno, la tasa de desempleo se empinaría al 11,3%. Y si se le suman los «inactivos», o sea aquellas personas mayores de 15 años que están en condiciones de trabajar, pero que declaran no haber buscado trabajo en la semana de la encuesta, como hicieron los economistas Orlando Caputo y Graciela Galarce, la tasa aumenta a 15,2%, esto es, un millón 200 mil personas.

Otro indicador objetivo para medir el desempleo, es el crecimiento del cobro del seguro de cesantía en los primeros dos meses del año, con base en información de la Superintendencia de Pensiones.

En enero de 2009, cobraron el beneficio 130 mil 803 personas, de las cuales un 53,2% son trabajadores con contrato indefinido, un 37,8% superior a igual mes del año anterior, de las cuales 90.873 fueron nuevos beneficiados. En febrero, la cifra subió a 134 mil 492 trabajadores, 47,5% de ellos con contrato indefinido, cifra 17,9% superior respecto al mismo mes de 2008, de los cuales 102 mil 653 fueron nuevos beneficiados.

Frente a este panorama, la discusión acerca de si la economía chilena está en recesión, o salió del punto más álgido de la crisis, aparece como una frivolidad.

Caída de los indicadores

Tan elocuente como el desempleo, otra de las consecuencias de la crisis en la economía real, es la caída de los indicadores convencionales de actividad.

La caída del 0,7% del IMACEC suma una caída de 6%, en línea con la caída del 3% en el tercer trimestre y de 8,3% en el cuarto trimestre de 2008. O sea, nueve meses consecutivos de crecimiento negativo.

De acuerdo a los índices de actividad publicados en marzo por el INE, medidos en función de la variación en los últimos doce meses, la industria cayó en un 7,1%; la minería en un 6%; el comercio minorista en un 3,5%,y las ventas en supermercados en 1,4%.

En el primer trimestre de 2009 se registraron 19 quiebras, algunas de empresas de mayor tamaño, como Aerolíneas Austral, Comercial Pérsico, Tiendas Inaudito y Química Hochshild, que dejaron mil 200 trabajadores cesantes, con un incremento del 70% respecto al mismo trimestre del año anterior.

Sin embargo, para efectos de la determinación de los efectos reales de la crisis en la economía chilena, más decisivos son los indicadores del comercio internacional que del mercado interno.

En marzo, las exportaciones en términos anualizados cayeron en 44,5%, las importaciones en 33,1% y el superávit comercial en 66,3%. Por si mismas, estas cifras bastan para mostrar que los efectos reales de la crisis no hacen sino empezar.

El panorama se completa con un Indice de Remuneraciones evolucionando con permanente rezago respecto al Indice de Precios al Consumidor, otro de los automatismos del mercado para endosarle a los asalariados el peso de la crisis, y con peligrosamente elevadas tasas de endeudamiento individual.

De acuerdo a la última encuesta CASEN, e l quintil más bajo de ingresos, esta destinando alrededor del 60% de sus ingresos a pagos de deudas. Según cifras de CONADECUS, en el país hay 20 millones de tarjetas de crédito no bancarias, para una población económicamente activa de 6.5 millones de personas. Según el mismo documento, el 34% de los jóvenes entre 15 y 29 años se encuentra endeudado, esto es, casi un millón y medio de personas, con deudas de 880 mil pesos en promedio, de las cuales el 55% no acredita ingresos propios. La IV Encuesta Nacional de Opinión Pública del la Escuela de Sociología de la Universidad Diego Portales, mostró que dos de cada tres chilenos ha estado o está en algún registro de morosidad.

En suma, en esta economía se están incubando, o interactuando, todos los elementos que configuran una tormenta perfecta, la cual puede desencadenarse en el momento menos pensado, sin que los desprevenidos chilenos siquiera se den cuenta.

Insaciables

Para completar el cuadro, es conveniente analizar el comportamiento de cada uno de los actores involucrados en este drama.

Los empresarios están de pláceme. Es cierto que sus utilidades bajaron, en promedio en 70%, según los estados de resultados que están entregando las 573 de las empresas que cotizan en bolsa. Pero menos de tercio de ellas registra pérdidas. Entre las con mayores ganancias están Escondida, y las empresas del sector eléctrico. En el sector financiero la banca acreditó utilidades por 241 mil 800 millones de pesos, equivalentes a 427,5 millones de dólares, en el primer trimestre del año, lo que indica a las claras el destino de los subsidios del gobierno orientados a fomento productivo. En lo que constituye el perfecto autorretrato del modelo, las tres cadenas farmacéuticas acusadas de colusión, no sólo han incrementado sus ventas sobre la base de agresivas campañas de marketing, sino que se han enfrascado en una guerra de precios, que no hace sino poner en evidencia la anchura de sus márgenes operacionales.

En este cuadro, el segmento de la gran empresa no ha trepidado en aprovechar la crisis para reducir costos por la vía de los despidos, principalmente de trabajadores sindicalizados. Más allá de lo que declaren sus representantes en la prensa empresarial, eso es lo que demuestran tanto el incremento de la tasa de desempleo, como el elevado porcentaje de trabajadores con contrato indefinido que aparece cobrando seguro de cesantía.

Y si no es el Estado el que está despidiendo, ni la pequeña y mediana empresa, la conclusión es más que obvia.

El insaciable y mediocre gran empresariado nacional no sólo ha aprovechado el contexto de la crisis para despedir trabajadores, sino también para instalar en la opinión pública, mediante la prensa que controla, algunas de sus recurrentes obsesiones. Es así como algunos de sus voceros, ya anticiparon opinión en el sentido de que no debiera haber aumento del salario mínimo, mientras que otros no perdieron oportunidad para desempolvar la monserga de la flexibilidad laboral. Ambos argumentos constituyen un despropósito sin el menor asidero en la realidad, porque no han esperado ni el aumento del salario mínimo ni una legislación todavía más permisiva, para reducir costos por el lado del despido, como evidencian las cifras comentadas.

En ese contexto que algunos de sus capitostes gremiales aparezcan compartiendo la foto con autoridades de Gobierno y dirigentes sindicales, en el preconstituido marco de un supuesto «acuerdo nacional» contra el desempleo constituye, por decir lo menos, una burla a los trabajadores y un insulto a la inteligencia.

Juego de piernas

Atenazado entre una lógica de mercado que no se atreve ni quiere abandonar, y la necesidad de demostrar proactividad ante la crisis, al Gobierno no le queda otro recurso que el juego de piernas del marketing político.

Es así como en una aparatosa ceremonia a la que asistieron líderes empresariales y sindicales, la Presidenta anunció lo que denominó Acuerdo Nacional por el Empleo, la Capacitación y la Protección Laboral, en esencia un nuevo paquete de tímidas medidas reactivas, que si bien significan alivios a determinadas categorías de personas, representan paliativos del todo insuficientes para la magnitud de sus necesidades y absolutamente irrelevantes para la magnitud de la crisis.

Dado el efecto mediático que inevitablemente se desprende este tipo de ceremonias, no faltarán quienes consideren un error la asistencia de dirigentes sindicales. Pero más allá de ese hecho puntual, tan anecdótico como los anuncios mismos, el protagonismo de los trabajadores en estos tiempos de crisis se manifiesta en el Pliego de Chile, donde se pronuncian por la construcción de una nueva mayoría política, para enfrentar la ardua e imprescindible tarea de terminar con la exclusión, democratizar el sistema político chileno y reemplazar el odioso modelo económico neoliberal.

El Paquetito Pro Empleo del Gobierno

La Presidenta anunció seis medidas, que operarán por doce meses:

Incentivo transitorio para la retención laboral y la capacitación de los trabajadores . Las empresas podrán descontar un monto equivalente a 2,5 veces el gasto mensual en capacitación de trabajadores con remuneraciones de hasta 380 mil pesos mensuales, siempre no hayan reducido trabajadores respecto a los contratados en abril del año 2009.

Permiso para Capacitación Laboral . Se permitirá que un trabajador y un empleador puedan pactar un permiso de capacitación hasta por cinco, meses, durante los cuales el trabajador recibirá el equivalente al 50 por ciento de su remuneración, con cargo tanto al seguro de cesantía como al empleador.

El contrato de trabajo y sus derechos se mantienen vigentes.

Precontrato de Capacitación. Se aumentará el monto máximo de la franquicia tributaria, y se evitará que los recursos destinados a este tipo de capacitación compitan con la capacitación de trabajadores ya empleados.

Becas MYPE para mujeres Jefas de Hogar. Programa que busca reconvertirlas en micro o pequeñas empresarias, mediante capacitación gratuita y subsidios de alimentación y movilización. Se apunta a apoyar a 28 mil jefas de hogar.

Reconocimiento de aprendizajes previos. Programa de certificación de competencia en sectores productivos como metalmecánica, industria agroalimentaria, turismo, minería, industria acuícola, telecomunicaciones y comercio.

Beneficios del Seguro de Cesantía para trabajadores temporales. Incorporar a trabajadores con contrato a plazo fijo a los nuevos beneficios del Seguro de Cesantía ya aprobados por el Congreso Nacional. Para ellos, se propondrá que se entiendan pagadas al Fondo de Cesantía Solidaria las cotizaciones continuas o discontinuas efectuadas a la cuenta individual de los trabajadores a plazo fijo, durante los 24 meses anteriores al 1º de mayo del año 2009.

La Opinión de los Trabajadores

El presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, Arturo Martínez, valoró las medidas pro empleo anunciadas por el Gobierno, pero descartó un proceso de diálogo, y menos un acuerdo en estas materias con el empresariado.

«Es solamente una coyuntura, aquí no se ha instalado ningún proceso de diálogo con los empresarios», sostuvo, y agregó que las demandas planteadas por la CUT el primero de mayo pasado no tienen relación con las medidas anunciadas por el Gobierno. Sobre las medidas, dijo que «permiten al menos enfrentar el tema del desempleo y ofrecen la oportunidad de que una vez finalizada la crisis, la fuerza laboral del país esté mejor calificada». Aclaró que a la CUT le pareció conveniente suscribir el plan, puesto que por primera vez el empresariado va a hacer un esfuerzo para capacitar a sus trabajadores durante cinco meses».

Para el Secretario general de la CUT Jaime Gajardo, el proyecto es un paliativo insuficiente, pero a fin de cuentas, una medida para enfrentar la crisis:

«El proyecto del Gobierno es un paliativo acotado en el tiempo. Sin duda ayuda a un segmento de trabajadores, pero es insuficiente. Son otras las medidas que hay que tomar para sortear esta crisis». Agregó que para la CUT, lo principal es darle impulso a las reformas laborales, entre ellas, una negociación colectiva que entregue poder real de negociación a los trabajadores, y un derecho a huelga efectivo: «en Chile no existen esos derechos y no los habrá mientras exista esta asimetría entre el poder negociador de trabajadores y empresarios».

Consultado Cristián Cuevas, encargado de conflictos de la CUT, declaró:

«El proyecto que envió la Presidenta para evitar el desempleo me parece pertinente, pero no resuelve el problema de fondo. Pienso que la CUT considera el Pliego de Chile como nuestra perspectiva estratégica. Es una agenda política y laboral en la que concentraremos todo nuestro esfuerzo».