Más de 90 películas, principalmente de América Latina, participarán en la competencia y en la muestra paralela del autogestionado primer Festival de Cine de los Pueblos Indígenas de Chile, a realizarse del 21 al 26 de este mes en el puerto de Valparaíso. El jurado es el público. Generalmente, «los indígenas son ‘satanizados’ por los […]
Más de 90 películas, principalmente de América Latina, participarán en la competencia y en la muestra paralela del autogestionado primer Festival de Cine de los Pueblos Indígenas de Chile, a realizarse del 21 al 26 de este mes en el puerto de Valparaíso. El jurado es el público.
Generalmente, «los indígenas son ‘satanizados’ por los medios de comunicación», comentó a IPS el realizador audiovisual chileno Nelson Cabrera, director de este evento organizado por el Centro Cultural Colectivo Cine Forum en Valparaíso, ciudad ubicada 120 kilómetros al oeste de Santiago.
Para los medios, «el indígena que lucha por su territorio es un terrorista, pero no nos dicen que en esos territorios hay petróleo, minerales, que son apetitosos para las (firmas) trasnacionales. Ahí el Estado es cómplice» de los despojos, acotó Cabrera.
El primer Festival de Cine de los Pueblos Indígenas de Chile nació como respuesta a esa realidad, más aún cuando el número de documentales sobre pueblos originarios ha aumentado significativamente en el último tiempo en este país y la región, explica.
En Chile hay pocos espacios «para ver lo que verdaderamente ocurre con los indígenas del país y del mundo», enfatiza Cabrera, quien también es director del Festival de Cine Social y Derechos Humanos «Cine Otro», organizado desde 2007 por Cine Forum en Valparaíso.
El primer antecedente del Festival fue la muestra de cine sobre pueblos originarios que organizó el Colectivo el año pasado, donde se exhibieron más de 40 filmes. Pero Cabrera, descendiente quechua por el lado materno, cuenta que hubo otros hechos que lo motivaron a convocar a realizadores indígenas y no indígenas de todo el mundo para este encuentro.
Se dio cuenta que entre la ciudadanía chilena existía un nulo conocimiento de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, de 2007, que consagra, entre otras cosas, el derecho a la autonomía y al autogobierno de las etnias.
También le generaba dudas la capacidad del país para implementar el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre Pueblos Indígenas y Tribales, ratificado por Chile en 2008.
Su idea es que estos temas, así como los actuales procesos políticos en América del Sur que tienen a los pueblos indígenas como protagonistas, se discutan en este Festival que tendrá cerca de 20 películas en competencia procedentes de Argentina, Brasil, Chile, México, Suecia y otros países.
Las cintas en competencia, en su mayoría de realizadores no indígenas, se dividirán en cuatro franjas temáticas: Territorio, Cosmogonía, Memoria e Identidad y Medicina Indígena, a la que probablemente se le sumará una de «Archivo Patrimonial».
Se destaca el recién estrenado documental chileno «La Voz Mapuche», de los periodistas Andrea Henríquez y Pablo Fernández, quienes recorrieron comunidades de esa etnia en Argentina y Chile para recopilar testimonios sobre su ancestral lucha territorial y cultural.
También sobresalen los filmes «Nuestra Historia está en la Tierra», del venezolano Eliezer Castro, «Nación Mapuche», de la italiana Fausta Quattrini, «Hermana Constitución», de la boliviana Soledad Domínguez, y «Hay Mana», del chileno Wladimir Rupcich sobre el pueblo Rapa Nui de Isla de Pascua. De igual forma, se exhibirán retrospectivas sobre los indígenas de Colombia y Brasil, entre otros.
El público asistente al Festival tendrá la misión de elegir la obra ganadora de cada área temática. El premio simbólico es un galvano grabado con el rostro de Moisés Huentelaf, un indígena mapuche de izquierda asesinado por terratenientes en 1971 en la sureña ciudad chilena de Temuco.
«Creemos que ha aumentado el interés (de los cineastas chilenos por filmar la realidad de los pueblos indígenas, especialmente del mapuche) porque después de cinco siglos se está comenzando a valorar la sabiduría ancestral de estos pueblos, que siempre han luchado por lograr una armonía entre los seres humanos y el entorno natural», señalaron a IPS Andrea Henríquez y Pablo Fernández del documental «Voz Mapuche».
«Son pocos los espacios (de difusión para estos trabajos) en la actualidad. Por lo general, cuando se difunde el tema indígena se hace desde una perspectiva ‘folclórica’, pero cuando se intenta abordar la lucha y problemáticas de fondo, esos espacios se comienzan a cerrar. Es muy positivo que se organicen festivales como el de Valparaíso», acotaron.
En Chile, organizaciones defensoras de los derechos indígenas han denunciado la persecución de las autoridades y de la justicia contra periodistas y documentalistas nacionales y extranjeros interesados en filmar a comunidades mapuche en conflicto por tierras.
La Asociación de Documentalistas de Chile (ADOC) está especialmente preocupada por la situación de la cineasta Elena Varela, quien fue detenida hace un año acusada de participar en dos robos con homicidio perpetrados por «una célula terrorista». Hoy se encuentra en libertad condicional.
Al momento de su detención, Varela, quien se declara inocente de los cargos, se encontraba trabajando en un documental sobre el pueblo mapuche, hecho que a su juicio explica que la hayan involucrado en el caso, considerando que le incautaron más de 300 cintas con imágenes y entrevistas a indígenas que nada tenían que ver con los robos.
En un acto realizado el 3 de este mes, ADOC exigió la devolución de todo el material fílmico incautado a la cineasta, ya que hasta ahora sólo ha sido entregada una cuarta parte.
Hoy «no sólo se criminaliza la lucha de los pueblos originarios, sino que también se persigue a quienes intentan realizar trabajos audiovisuales sobre esa realidad», plantearon Henríquez y Fernández. Para la reconocida realizadora de origen mapuche Jeannette Paillán, siempre es «positivo» que se realicen muestras y festivales como el de Valparaíso para difundir la cada vez más prolífica producción audiovisual sobre pueblos indígenas. Pero la artista es crítica respecto a la calidad de la mayoría de los trabajos de Chile y la región, salvo algunas excepciones.
«Tengo sentimientos encontrados. Como realizadora, considero importante que existan espacios donde se puedan mostrar producciones sobre los pueblos indígenas», pero los documentales de este tipo en América Latina suelen centrarse en los conflictos mediáticos y tienden a «victimizar» a los indígenas, mostrándolos como los pobres sufrientes, comentó Paillán a IPS.
A su juicio, «no hay una búsqueda más profunda» entre los realizadores no indígenas, que de cuenta de la riqueza y diversidad de los pueblos nativos.
«En el ámbito de la imagen y de la comunicación nosotros buscamos mostrar pueblos indígenas más humanos, actualizados. No queremos continuar con la ‘victimización'», explicó la directora del filme de ficción mapuche «Perimontum» y actual coordinadora general de la Coordinadora Latinoamericana de Cine y Comunicación de los Pueblos Indígenas (Clacpi).
Hasta ahora, Clacpi ha organizado nueve festivales de cine indígena itinerantes en la región. El último tuvo lugar en Bolivia el año pasado y el próximo será en octubre de 2010 en Ecuador.
«Nuestro proyecto es más político y apunta a generar procesos en varias áreas de trabajo», no sólo en la difusión de los trabajos fílmicos sino también en la capacitación de los indígenas.
Aunque el Festival de Clacpi está abierto a realizadores indígenas y no indígenas, en la organización sólo hay comunidades y colectivos de pueblos originarios, destaca.
Según Paillán, cada vez hay más indígenas atreviéndose a incursionar en el área documental, sobre todo jóvenes urbanos. En octubre de este año, Clacpi organizará en Chile un encuentro son mujeres realizadoras indígenas de la región y el mundo.
«Los documentalistas y cineastas no indígenas hacen un aporte siempre y cuando vean y presenten a los pueblos originarios de igual a igual, y especialmente como pueblos que tienen mucho que enseñar a las culturas de corte occidental o europeo. De lo contrario, en lugar de hacer un aporte se perpetúan los estereotipos y los estigmas», comentaron los autores de «La Voz Mapuche».
«También deben ayudar para que los mismos documentalistas y cineastas indígenas puedan seguir haciendo sus propios documentales y películas», concluyeron.