El polémico caso de la neurocirujana Hilda Molina, que llegó a ser un factor de tensión entre Cuba y Argentina, concluyó hoy cuando el gobierno del presidente Raúl Castro la autorizó a viajar a Argentina y volver a la isla, 15 años después de que la mujer había pedido el permiso oficial para salir del […]
El polémico caso de la neurocirujana Hilda Molina, que llegó a ser un factor de tensión entre Cuba y Argentina, concluyó hoy cuando el gobierno del presidente Raúl Castro la autorizó a viajar a Argentina y volver a la isla, 15 años después de que la mujer había pedido el permiso oficial para salir del país.
Molina, de 66 años, recibió su pasaporte cubano que le permite viajar del 12 de junio al 10 de septiembre, dijo a La Jornada la embajadora argentina, Juliana Marino. La visa del país sudamericano fue expedida por el mismo plazo, pero puede prorrogarse. Hasta entrada la noche del viernes, la médica no estaba localizable en su casa.
Tras una carrera científica que la encumbró y la llevó a fundar y dirigir el Centro Internacional de Restauración Neurológica (Ciren) y a recibir condecoraciones del Ministerio del Interior, Molina rompió en 1994 con el gobierno. Renunció a ese cargo, al Partido Comunista y al parlamento y devolvió las medallas.
Desde entonces pidió, pero nunca obtuvo hasta ahora el permiso oficial que los cubanos necesitan cada vez que quieren viajar al exterior. Intentaba visitar en Buenos Aires a su hijo Roberto Quiñones, a su nuera argentina y a los dos hijos de la pareja.
Hace un año, en un libro sobre Bolivia, el ex presidente Fidel Castro ofreció por primera vez en público su versión del caso. Dijo que Molina quiso convertirse en propietaria
del Ciren, por lo cual fue destituida; que la científica se opuso a investigar el uso de células madre de origen humano y que Quiñones, quien trabajaba en ese lugar, violó normas éticas que prohíben el desarrollo de relaciones sexuales con pacientes o acompañantes
.
Añadió que al negarle a Molina el permiso para viajar, rechazaba un chantaje imperialista
.
Molina dijo a este diario en junio de 2008 que esa versión era totalmente absurda
; que las autoridades migratorias nunca le dieron esa explicación; rechazó haber invocado el tema de las células madre; precisó que su hijo -quien pudo salir del país en 1994- se casó legalmente en La Habana, y descartó que hubiera chantaje
en el caso, pues no había amenazado con nada
. Negó que hubiera sido despedida, pues entregó una renuncia.
Me fui desencantada. Tras discutirlo muchísimo tiempo, no entendía por qué había una diferencia en el sistema de salud que se brindaba a los cubanos y a los extranjeros
, añadió.
El caso se discutió entre La Habana y Buenos Aires durante el gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007), que lo acogió como respaldo humanitario a una familia argentina, al tiempo que el asunto se insertaba en el debate interno del país sudamericano.
Kirchner pidió a Castro que dejara salir a Molina, incluso a un tercer país. El entonces mandatario cubano respondió que negaría el permiso, pero admitiría que los familiares vinieran a visitarla. En medios diplomáticos se estimaba que este punto era el obstáculo para un viaje oficial del argentino a Cuba.
Cuando Castro hizo su última gira internacional, en julio de 2006, Kirchner lo esperaba en Buenos Aires con una carta sobre el tema, en un episodio que tensó las relaciones bilaterales.
Bajo el gobierno de Raúl, en mayo de 2008, Hilda Morejón, de 90 años, madre de la médica, fue autorizada a viajar a Argentina, donde reside. La presidenta Cristina Fernández vino en visita oficial en enero último, habló con los hermanos Castro. La mandataria anunció hoy el desenlace, agradeciendo al gobierno cubano el gesto
.