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La candidatura presidencial de la izquierda suma nuevas adhesiones

El Movimiento de Saneamiento Político y Social expresa su apoyo a Jorge Arrate

Fuentes: Rebelión

El pasado miércoles 30 de septiembre Héctor Vega, abogado, economista, escritor y fundador y secretario del movimiento MSPS ha entregado su respaldo e integración a Jorge Arrate, el cuál manifestó a través de la siguiente carta… Estimado Compañero Arrate, Su candidatura presidencial no sólo abre un debate entre las diferentes opciones presidenciales sino que interpela […]

El pasado miércoles 30 de septiembre Héctor Vega, abogado, economista, escritor y fundador y secretario del movimiento MSPS ha entregado su respaldo e integración a Jorge Arrate, el cuál manifestó a través de la siguiente carta…

Estimado Compañero Arrate,

Su candidatura presidencial no sólo abre un debate entre las diferentes opciones presidenciales sino que interpela la ciudadanía a plantearse problemas de fondo, fundamentalmente las trabas institucionales que obstaculizan el ejercicio democrático y republicano.

Cuatro décadas no han pasado en vano. Se profundizaron los códigos y mentalidades, las mismas que llevaron al golpe. Chile ya no es una sociedad joven, aquellos que tienen menos de 25 años representan apenas un 20% -, el resto, adultos jóvenes, mayores y ancianos, buscan la seguridad, la opción conservadora, aquella que privilegia los derechos individuales por sobre los sociales; el empleo a vida por la búsqueda de nuevos horizontes; las instituciones «democráticas centenarias» por sobre lo nuevo que suena a experimento, o a incertidumbre; la copia ya probada «en culturas más avanzadas que la nuestra», en lugar de la propia. Quiero decir la mala copia, aquella que ha llevado entre muchas otras situaciones, a caricaturas de tribunales de garantía, y a fiscales ausentes de control real, multitas y penas de prisión remitida para especuladores financieros, o absoluciones para estafadores de la fe pública, etcétera.

El desafío de la candidatura Arrate es transformar las propuestas fundamentales, en parte de una gran meta global. En una sociedad conservadora como la chilena no es fácil entender esto. No basta la Asamblea Constituyente; la construcción de una sociedad pluricultural con los pueblos originarios de nuestro territorio como parte integrante de la sociedad; la renacionalización del cobre; la defensa de nuestros recursos naturales y el medio ambiente; las reformas laborales; la reivindicación de los bienes públicos (Educación y Salud Públicas; Vivienda Popular, Agua, Semillas); sistema de jubilaciones dignas sujetas al sistema del reparto; en fin una nueva economía donde el Estado con medios humanos y efectivos necesarios pueda señalar los grandes horizontes del desarrollo y sea capaz de movilizar los medios necesarios como lo ha sido en la historia de todas aquellas sociedades que hoy se precian de ser modernas. En todo lo que eso significa como desafío político, social, económico y cultural, las candidaturas de Frei, Piñera y Enríquez-Ominami representan el pasado de un neoliberalismo en crisis mundial.

Hoy, el desafío consiste en movilizar los recursos humanos en los campos de la economía, la ciencia, la tecnología y la cultura para dejar de lado «metas-país» que significaron las glorias del siglo pasado, para convertirse en parte de metas globales, propias de la vida en un planeta actualmente en riesgo, es decir con peligro de la sobrevivencia misma de la humanidad.

Todavía más, la conciencia, mi conciencia, sobre la importancia de estas metas no basta. Es necesaria pero no suficiente. Se necesita que esta marcha hacia los grandes ideales de la humanidad ancle en cada una de nosotros el convencimiento que sin el bienestar del otro es imposible mi propio bienestar.

Tomo un caso histórico. En 1970, sabíamos concretamente que era imprescindible la justicia en el campo, pero los grandes poderes económicos que mandaban las relaciones entre el sector rural y urbano, no entendían que la justicia involucraba ciudadanos libres de dirigir su propio destino e integrarse de esa manera como hombres capaces de prosperar y asumirse en su desarrollo ellos mismos, pero esta vez en el plano de igualdad de derechos. El mismo patrón de pensamiento podía afirmarse con certeza para los trabajadores urbanos, fueran estos obreros, empleados, artesanos…; también lo era para los mineros, los pescadores. Pese a las tremendas carencias e injusticia social que vivía esa sociedad y al mensaje de liberación que pretendía transmitir la Unidad Popular, o si se prefiere el allendismo, fuimos derrotados.

El primer paso era concebir las propuestas que nos llevarían a asumir las grandes transformaciones que el Presidente Allende planteaba. Enseguida se trataba de movilizar una fuerza de trabajo de casi 3 millones de trabajadores, en un contexto en que quedaba fuera de toda organización y posibilidad efectiva de movilización un contingente de más de 1 millón 900 mil. Actualmente, con una fuerza de trabajo de 6 millones, más de 5 millones de trabajadores quedan fuera de toda organización y lo que es peor imposibilitados de ejercer efectivamente sus derechos pues los mecanismos de negociación son precarios. Conscientes que la política de subsidios dura en cuanto dura la bonanza del precio internacional del cobre, la fuerza laboral no puede estar sometida a estas contingencias.

La enseñanza es clara. La tarea imprescindible cuando se plantean transformaciones revolucionarias para la sociedad, como aquellas que se vocean en la candidatura Arrate es plantear el rol protagonista de quienes hoy en Chile no son protagonistas.

Segundo, esa afirmación nos obliga a señalar concretamente el lugar que tendremos todos y cada uno de nosotros en la gran tarea de la Asamblea Constituyente; el rol de los trabajadores del cobre, los supervisores y aquellos obreros bajo el sistema de la subcontratación del sector en la nacionalización del cobre; el rol que tendrán los profesores y el Ministerio de Educación, en un nuevo sistema de educación sin sostenedores; el rol de los médicos con sus organizaciones profesionales, más allá de la ética en sus prestaciones profesionales, es decir en la elaboración de criterios de atención médica, de medicamentos y otras prestaciones con el objeto de unificar calidad y costos en la atención pública y alinear significativamente aquellos de la atención privada; el rol del aparato público en las metas y realizaciones de viviendas populares dignas; el rol del Estado en la distribución y administración del agua para consumo humano, esta vez en manos del Estado, en cuanto líquido precioso para la superviviencia del género humano; el rol del Estado en el control de semillas al margen de manipulaciones transgenéticas y tráfico de especies; el rol del Estado en la dirección de la economía nacional en relación a los sectores públicos y estratégicos de la economía nacional, incluyendo la regulación pública de las finanzas, así como las interconexiones entre los sectores público, privado y mixto…tarea gigantesca pero que en el programa presidencial Arrate debe estar como tarea consciente y responsable de todos aquellos que asumen su responsabilidad de incorporarse a el.

Mirado desde este ángulo de responsabilidades siempre fue irresponsable aquello de decir que Chile sería una sociedad desarrollada en 2010. Nunca nos preguntamos donde estaban los hombres y mujeres que asumían el desafío de lograrlo. No lo seremos ni en 2015, o 2020, o lo que sea, si no somos capaces de entender los verdaderos desafíos que tenemos que enfrentar para llegar a ello. Si ahora, con ocasión de un encuentro con la ciudadanía miles de chilenos asumen este desafío, su candidatura Compañero Arrate habrá dado el primer paso en esa dirección. Es nuestra convicción.