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Arrate Presidente

Fuentes: El Siglo

El fortalecimiento de la candidatura presidencial del abanderado de la Izquierda chilena, compañero Jorge Arrate, es uno de los hechos políticos indiscutidos de las últimas semanas. Su comparecencia en los debates televisivos y radiales y en otros espacios de diversos medios de comunicación, así como la acogida creciente que se le brinda en diversos medios […]

El fortalecimiento de la candidatura presidencial del abanderado de la Izquierda chilena, compañero Jorge Arrate, es uno de los hechos políticos indiscutidos de las últimas semanas. Su comparecencia en los debates televisivos y radiales y en otros espacios de diversos medios de comunicación, así como la acogida creciente que se le brinda en diversos medios sociales, sindicales, políticos y culturales a lo largo del país, contribuyen a romper la conspiración del silencio y la manipulación de las encuestas. De ellas son responsables los poderes fácticos que tratan de ocultar la alternativa popular y, al mismo tiempo, levantan a las otras candidaturas, continuadoras del modelo neoliberal.

Arrate es lejos el mejor y más capaz de los aspirantes a La Moneda, pero no se trata sólo de sus atributos personales sino de que él expresa con notable claridad y precisión el Programa que una multitudinaria Asamblea Programática de Izquierda aprobó hace unos meses en intensa jornada de trabajo ; ese programa, más allá de pequeñas deserciones, lo han hecho suyo vastos sectores por su diagnóstico justo y porque propone caminos en las áreas económicas, sociales, culturales, laborales, de la salud, de la educación y de la institucionalidad, que son perfectamente viables y apropiadas en la etapa actual de desarrollo nacional. Tenemos un programa y un candidato que hace aparecer como añejos y anticuados al resto.

Por todo lo cual no hay tarea más patriótica y revolucionaria que fortalecer la candidatura del compañero Arrate. El, sólo él, es el candidato de las fuerzas de izquierda. Es la única alternativa al modelo y más allá de las deformaciones de sectores de la prensa y como ha reiterado el presidente del Partido Comunista, compañero Guillermo Tellier, en el pacto instrumental parlamentario «no hay ninguna vinculación con la segunda vuelta presidencial. Lo que sí se ha dicho es que, si hay una candidatura que se la juegue por terminar con la exclusión y si además el pacto es exitoso, probablemente ese candidato capte la simpatía de los electores de izquierda«. Pero esto es otra cosa y no caben dobles interpretaciones. Esa es la posición del PC, de la IC y del conjunto de organizaciones que forman el Juntos Podemos. No puede ser de otro modo cuando está claro que el fortalecimiento de la alternativa de izquierda es garantía de desarrollo democrático futuro en cualesquier escenario y es lo que asegura de veras la posibilidad de crear en el corto y mediano plazo una nueva correlación de fuerzas políticas en Chile.

No se saldrán con la suya aquellos que pretendan meter cuñas en los destacamentos de la Izquierda; nuestro pueblo ha dado suficientes pruebas de madurez y comprende que la lucha contra la exclusión está indisolublemente unida al fortalecimiento de la alternativa popular. Esa y no otra es la vinculación. Punto y aparte.

Hay otras noticias que marcaron la semana. Entre ellas, el fallecimiento de Mónica Madariaga, la ministra de Pinochet que rubricó la fatídica ley de autoamnistía de los verdugos de la dictadura militar y que se ha ido sin revelar secretos que pudieron ayudarnos a saber respecto de la suerte corrida por sus víctimas.

En otro plano, sigue la polémica por el curioso premio Nóbel otorgado al presidente Obama de los EEUU. En rigor nadie parece explicarse a cabalidad las razones reales de la decisión, aunque no se debe olvidar que ese premio se lo otorgaron ¡hasta al mismísimo Henry Kissinger!. Fue sugestivo que el mismo día del Nobel, Obama se dirigía a una reunión del Consejo de Seguridad para tratar nuevos envíos de tropas a Afganistán, en tiempos que las tropas norteamericanas se deslizan hacia nuestro continente en brazos de Alvaro Uribe. Hay sin embargo otras opiniones. El compañero Fidel Castro ha dicho : «Deseamos ver en la decisión, más que un premio al Presidente de Estados Unidos, una crítica a la política genocida que han seguido no pocos presidentes de ese país, los cuales condujeron el mundo a la encrucijada donde hoy se encuentra; una exhortación a la paz y la búsqueda de soluciones que conduzcan a la supervivencia de la especie.»