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El rol del Movimiento de Izquierda Revolucionaria en la vía chilena al socialismo

Fuentes: Rebelión

En las décadas del ’60 y ’70 Latinoamérica se vio sumergida en un proceso de radicalización y apertura de las masas a las luchas populares, emergiendo un proceso marcado por una serie de conflictos políticos y sociales, generados en un momento de crisis y transición económica producto de la caída del Estado de Bienestar. Materialmente, […]

En las décadas del ’60 y ’70 Latinoamérica se vio sumergida en un proceso de radicalización y apertura de las masas a las luchas populares, emergiendo un proceso marcado por una serie de conflictos políticos y sociales, generados en un momento de crisis y transición económica producto de la caída del Estado de Bienestar. Materialmente, esto se expresaría en una crisis de acumulación capitalista, en medio de la cual surgirían también diversas teorías acerca de la coyuntura latinoamericana.

Entre esas teorías hubo una que marcó las caracterizaciones que las agrupaciones de izquierda hicieron de la realidad latinoamericana: la Teoría de la Dependencia, ampliamente desarrollada por el economista alemán André Gunder Frank. [1] Básicamente esta teoría implica que el desarrollo de los países capitalistas origina el subdesarrollo de los países pobres. No es el objetivo de este trabajo especificar los argumentos de esta teoría ni analizarla, simplemente es menester considerarla como constituyente de una caracterización generalmente aceptada sobre el contexto latinoamericano durante el período estudiado. Es en el marco de un mapa revolucionario que comienza a extenderse con la Revolución Cubana a partir de 1959, que nuevos partidos y movimientos de izquierda nacen por toda América Latina. En 1965, se consolida en Chile un nuevo movimiento de izquierda revolucionaria [2] : el MIR.

Mientras en América Latina, la izquierda revolucionaria emprende la lucha armada desde diversos enfoques teóricos y prácticos, Chile, con la candidatura de Salvador Allende Gossens a la presidencia de la Nación, anuncia en 1970 una vía pacífica al socialismo, proclamada por el propio Allende como vía chilena al socialismo. El objetivo de este trabajo es analizar el rol del MIR en el proceso de la Unidad Popular que lleva a la presidencia a Allende, y el protagonismo del movimiento en una clara discusión de esta convulsionada época en la historia chilena: vía armada o vía pacífica; y por último, desmitificar la idea de que el MIR constituyó un obstáculo en el desarrollo del gobierno de la Unidad Popular. Para ello este análisis cuenta con una amplitud bibliográfica que permitirá la discusión y la posibilidad de tener en cuenta diferentes criterios sobre el proceso histórico en cuestión, y con una serie de fuentes pertenecientes a la organización partidaria del MIR y de la Unidad Popular.

NOTAS SOBRE EL ORIGEN DEL MIR Y SU PLATAFORMA TEÓRICA

«L a izquierda chilena estuvo tradicionalmente formada por los Partidos Socialista

y Comunista. Se puede hablar así de campos o espacios socialista y comunista,

pues en torno de cada uno se movieron de manera histórica otros grupos

o partidos.» [3]

El MIR se constituye como grupo político en 1965, a partir de la confluencia de diversos sectores y tendencias políticas de la izquierda chilena críticos con el Partido Socialista y el Partido Comunista, pero sobre todo sosteniendo en su formación teórica el planteamiento desarrollado por Lenin en el marco de la Revolución Bolchevique de 1917: la Teoría del Poder. Dicha teoría presenta como un primer eslabón la teoría del Estado, donde el Estado tiene su carácter de clase convirtiéndose en un instrumento de dominación de una clase sobre otra. El planteamiento de Lenin es la destrucción del Estado burgués, acción necesaria para la implantación del Estado revolucionario. La clase dominada debe crear su propio poder estatal, que se constituirá a la par y en oposición al viejo Estado burgués. De esto se desprende un segundo eslabón, la teoría del Poder dual y su materialización a través de la creación de los soviets. El soviet era el organismo que expresaba los intereses del proletariado y los sectores pobres urbanos y campesinos, siendo el embrión de un Nuevo Estado. La conducción revolucionaria, encarnada en el Partido, era necesaria para asegurar el desarrollo del proceso y garantizar su dirección. El carácter del Estado burgués y la necesidad de su ruptura, la conformación de órganos de poder popular como embriones del Nuevo Estado y el partido revolucionario como dirección política necesaria de las masas, constituyen el sustrato político del MIR.

Dentro de una tendencia a los movimientos de guerrilla llamados «foquistas», el propio Movimiento Revolucionario de Izquierda, rechaza la caracterización de foquistas para denominar la lucha de sus propias filas. No por esto la victoria de la revolución cubana les sería indiferente, sino que abriría el camino hacia la esperanza de la revolución socialista.

Andrés Pascal Allende, miembro de la dirigencia del MIR en las décadas tratadas en este trabajo, explica que las fuerzas del movimiento estaban puestas en la práctica y se consideraba insuficiente el institucionalismo reformista.»A partir de 1967 decantamos la concepción de una estrategia de guerra popular. Rechazamos la equivocada interpretación de la guerra revolucionaria cubana que circulaba en nuestra época y que se conoció como foquismo.» [4] En estos primeros años de consolidación el MIR atravesó un período de estructura orgánica, homogeneización política y crecimiento en los sectores populares. El MIR ganaba apoyo en los sectores universitarios, sobre todo de Concepción y los alrededores, dando paso luego a las Universidades de Chile y la Pontificia Universidad Católica. Es una característica muy particular, de hecho, que este movimiento popular no se inicie en el marco de un conflicto obrero, sindical o campesino, sino en el seno de la propia burguesía estudiantil que toma conciencia de la necesidad de la lucha de clases para lograr el socialismo y así eliminar la hegemonía de una clase sobre otra, en un contexto de crisis capitalista, donde el sistema busca, a través del desarrollo de regiones dependientes, la constante legitimación y reafirmación como modo de producción dominante.

La concepción trotskista de la no colaboración de clase y el rechazo a las alianzas de clase con el reformismo, junto con el concepto leninista del imperialismo como etapa superior del capitalismo, le servirá al MIR para trazar estrategias tendientes a superar esta etapa y a luchar contra la burguesía local. [5] En el Primer Congreso, la declaración de principios fue redactada por Luis Vitale, quien sería activo participante y futuro investigador del proceso social, económico y político de la época, y crítico de la historia del período. Esta declaración se orientó en dos vertientes centrales; dar cuenta de las condiciones existentes en Chile y del contexto internacional; y relevar la imposibilidad de que la revolución fuese posible de triunfar desde la izquierda tradicional:

El MIR se organiza para ser la vanguardia marxista – leninista de la clase obrera y capas oprimidas de Chile que buscan la emancipación nacional y social. (…) La finalidad del MIR es el derrocamiento del sistema capitalista y su reemplazo por un gobierno de obreros y campesinos, dirigidos por los órganos del poder proletario, cuya tarea será construir el socialismo y extinguir gradualmente el Estado hasta llegar a la sociedad sin clases. (…)

El MIR fundamenta su acción revolucionaria en el hecho histórico de la lucha de clases. Los explotadores por un lado, asentados en la propiedad privada; y por otro, los explotados que sólo cuentan con la fuerza de trabajo, de los cuales la clase burguesa extrae la plusvalía. (…)

Fuente: «Declaración de principios del MIR, septiembre de 1965»

Durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, se inició en Chile un período de contracción económica, con un sector de la clase dominante que continuó apoyándose en el proyecto reformista burgués y otro sector que se expresaba en una derecha más tradicional en cuanto a los valores políticos, centralizada en el Partido Nacional.

Fue en el año 1967 cuando el MIR constituye un congreso para renovar la totalidad de sus miembros originarios, donde se elige como secretario general a Miguel Enríquez, líder revolucionario no sólo de la izquierda chilena sino uno de los grandes referentes de la lucha popular latinoamericana. A partir de entonces se iniciaría un camino de estructuración del MIR como Partido político revolucionario. En esta construcción tendría un papel fundamental el periódico «El Rebelde», bajo la dirección de Bautista Van Schowen; el cual permitió la difusión de la ideología y el trabajo partidarios y la llegada a los sectores populares de todos los rincones de la geografía chilena. El MIR caracterizó a la sociedad chilena de entonces como un capitalismo atrasado y dependiente, con una burguesía funcional a los intereses capitalistas. En esta etapa, los miristas planteaban que no era posible pasar por una fase democrático burguesa, conducida por la burguesía industrial, antes que el proletariado tomara el poder. Esta conclusión se basaba en que de esa manera se desarmaría políticamente a la clase explotada.

El deseo de cambio de los miristas había traspasado, hacia 1968, las fronteras de clase. En 1969 el movimiento ya había constituido una dirección nacional en la clandestinidad de forma paralela a la organización y dirección pública del MIR. Esto había sido producto de la ruptura entre la vieja generación mirista y también con algunos jóvenes posicionados en la tradición de la izquierda reformista. [6] Se constituyeron Grupos Político-Militares en todas las regionales y se intensificó el trabajo en los frentes de masas. Las medidas tendientes a captar los sectores populares durante el gobierno de Frei Montalva, como el principio de una promoción popular destinada a apoyar las organizaciones locales, la creación de instancias de autoayuda y cooperación en los barrios y poblaciones marginales; y por otro lado, la reforma agraria -que abriría paso a la posterior reforma implementada por el gobierno de Allende- darían al MIR un espacio de acción y desarrollo importante, complementado además por la reforma universitaria.

Desde el criterio de Miguel Enríquez, el partido debería crear estrechos vínculos con los explotados, como única forma de influir en las decisiones de las grandes masas. La lucha armada debía darse en correspondencia con la situación chilena y en congruencia con lo que estaba sucediendo en el resto de América Latina. En el marco de la mencionada ruptura de 1969, se establecía en una declaración que «las tareas fundamentales de un partido de vanguardia son la preparación de sus cuadros, la penetración en los frentes de masas considerados como estratégicos, la agitación callejera, la propaganda y las tareas especiales…» [7] Bajo la dirección de Enríquez y quienes le siguieron, el discurso hallaba su fuente de fundamentación en la lucha armada, sin embargo, las acciones violentas en sí no se llevaban a cabo. Algunos asaltos a bancos tuvieron lugar con el único objetivo de obtener el dinero para el movimiento, pero de ninguna manera se proponía aterrorizar a los empleados ni al público en general, ni establecer una barricada política armada en sectores del capitalismo financiero.

Cuando la reforma agraria del gobierno de Frei Montalva tuvo lugar, el pueblo mapuche del sur se lanzó a ocupar las tierras arrebatadas a sus reducciones, los llamados «corrimientos de cercos» comenzaron a extenderse, sin embargo el MIR no tuvo participación directa, con excepción de algunos militantes que viajan a los lugares a conocer lo que sucede, pero no participación en cuanto a que fueran los organizadores de esto. La prensa conservadora -explica Pascal Allende- ha divulgado la imagen del MIR como solamente un grupo armado, lo cual es falso ya que más del 90% de los miristas estuvieron inmersos en el trabajo social y político revolucionario. [8] Siguiendo las fundamentaciones de la declaración de principios y el programa del MIR, a rasgos generales, los puntos principales se conforman de la siguiente manera:

1) A nivel internacional se sostiene la defensa de los países socialistas en caso de agresión así como la defensa de la Revolución Cubana y la lucha por la realización de las Repúblicas Unidas Socialistas de América Latina. Como consecuencia se mantiene una fraterna relación con los países proletarios, revolucionarios de todo el mundo, sin sectarismos pero conservando la independencia.

2) A nivel nacional, la expulsión del imperialismo a través de la nacionalización de las empresas (minería, electricidad, teléfonos, etc.) y de los bancos extranjeros. La ruptura con los pactos establecidos con los organismos fieles al imperialismo como el FMI.

3) La reforma agraria: expropiación sin indemnización de las tierras en manos de los latifundistas. Ocupación de estas tierras por los campesinos. [9]

4) Planificación y administración del gobierno socialista, con el control estatal del comercio, todas las empresas de servicios y la creación de Consejos Revolucionarios para la participación directa del pueblo.

Partiendo de estos planteamientos, los nuevos dirigentes del MIR (Miguel Enríquez, Bautista Van Schowen y Luciano Cruz Aguayo) centraron sus preocupaciones en elaborar una estrategia que diera respuestas a los problemas que se estaban presentando. [10] Una vez consolidada esta nueva dirigencia el MIR comenzó a trazar operativamente sus actividades. El siguiente fragmento es una muestra de lo que se proponía entonces el mirismo [11] :

EL MIR Y EL TRIUNFO DE LA UNIDAD POPULAR

El gobierno de Salvador Allende Gossens constituyó una de las experiencias más relevantes en la historia chilena, pero también en la historia de los movimientos sociales y la izquierda en el orden internacional: Allende fue el primer presidente socialista latinoamericano que triunfó a través de elecciones democráticas. Un frente de partidos de izquierda conformó lo que se dio en llamar Unidad Popular [12] , en vistas de las elecciones presidenciales de 1970 y entre varias pre-candidaturas internas, la U.P llevó a las elecciones generales al socialista Allende, quien había tenido el cargo de Ministro de Salud durante el gobierno frentista del radical Pedro Aguirre Cerda, había sido legislador y tenía una vasta trayectoria política y social. Allende triunfó el 4 de septiembre de 1970, con el 36,3% de los votos, no alcanzando la mayoría absoluta.

El Congreso Pleno, según dictaba la ley, tuvo en sus manos la segunda vuelta electoral para ratificar o no al nuevo presidente elegido. En un contexto de propaganda de temor al comunismo, y a cualquier ideología que se considerase marxista, o tendencias populares, el interregno hacia la votación del Congreso Pleno estuvo signado por tensiones y discusiones diversas. En definitiva, el Congreso ratifica el triunfo de Salvador Allende. Se abría para la sociedad chilena una instancia extraordinaria en el contexto político implementado por la izquierda en las demás regiones latinoamericanas: la proclamada Vía chilena (pacífica) al socialismo. ¿Qué rol pudo tener en esta instancia el Movimiento de Izquierda Revolucionaria? ¿Cuál fue la relación de los miristas con el propio Allende? ¿Qué posición tomar desde la reivindicación de la revolución armada en aquel nuevo escenario político? Estas cuestiones son las que me propongo tratar de discernir, en parte, para abrir un espectro más de hipótesis sobre el tema.

En general pueden sostenerse los diversos factores causantes de la llegada de Allende al poder, analizados por el historiador Ricardo Israel. El mismo sostiene que la Unidad Popular fue producto de un esfuerzo de organizar una conciencia socialista, esfuerzo que comenzó a principios de siglo; de ninguna manera el triunfo popular podría haber sido obra de la casualidad o de las circunstancias exclusivamente. [13]

» El proceso político chileno de los últimos años ha ido creando condiciones necesarias para una mayor polarización y definición de las fuerzas en lucha. Ello se ha traducido en el campo de la izquierda en posibilitar favorablemente valiosos esfuerzos unitarios que han culminado en la constitución del comité coordinador de la Unidad Popular (…) La unidad forjada es amplia y a la vez cohesionada. Está vinculada a la lucha del pueblo, de los estudiantes, de los sectores medios y expresa los intereses de todas las fuerzas sociales ajenas al poder de los grandes capitalistas nacionales y extranjeros.»

Fuente: «Pacto de la Unidad Popular», Santiago, 26 de diciembre de 1969.

En una coyuntura de fuerte crisis económica y movimientos sociales que se expresaban cada vez más, la Unidad Popular invitó a las Fuerzas Armadas a participar, no como aliados, pero sí como protectores de la democracia y de la soberanía económica del país. El sentido institucional de las Fuerzas Armadas chilenas parecía no haberse quebrado cuando el 1969 la U.P lanzó su campaña electoral. La necesidad de mantener el orden institucional, por parte de todos los sectores de la sociedad, ha sido una característica propia del momento chileno en cuestión, que hace a la excepcionalidad de este triunfo popular.

«El objetivo del gobierno del pueblo es ponerle fin al poder de los imperialistas, de los monopolios y a la oligarquía terrateniente, y comenzar la construcción del socialismo en Chile.»

Fuente: «Programa básico de gobierno de la Unidad Popular.» Santiago, 17 de diciembre de 1969.

La propuesta fundamental de Allende y la Unidad Popular era establecer, a través de la vía pacífica, el socialismo en el país. La pregunta es qué papel tomó el MIR en el establecimiento de una democracia indiscutiblemente auténtica. A pesar de las constantes inmersiones de Estados Unidos en alianza con la derecha, de las discusiones internas y el boicot que sectores de la prensa derechista impulsaron contra el gobierno, la mayor parte de las propuestas de gobierno en campaña, fueron cumplidas hasta el golpe militar de 1973. [14]

Quizás el componente más importante de diferenciación dentro de la izquierda era la cuestión del poder popular. Esto se relacionaba esencialmente en el control político sobre los órganos de poder popular, que los partidos de la Unidad buscaban tener sobre ellos (los cordones industriales y los comandos comunales), y el papel de los sindicatos y el gobierno. Lo que no estaba en discusión era la base que estos órganos constituían para afianzar la vía al socialismo. Muchos análisis de las causas internas de la derrota del gobierno popular proponen acentuar la responsabilidad a la izquierda más radicalizada.

El foco de estos análisis generalmente ha estado puesto sobre las actividades del MIR, sin embargo uno de los factores que no hacen posible esto sería, en principio, el escaso apoyo popular al movimiento, dado que dicho apoyo se había volcado con mayor fuerza hacia la Unidad Popular, particularmente hacia la imagen de Allende. [15] Sin embargo el MIR había logrado constituirse en una organización sólida cuando se constituyó la Unidad Popular con miras a las elecciones del ’70. Es necesario considerar, por otra parte, que la existencia de discusiones teóricas dentro de la izquierda, en cuanto a caracterizaciones de la realidad, desde el punto de vista leninista o maoísta; desde la cuestión del poder popular o sobre el poder del Estado; no pueden reducirse al análisis de las contradicciones internas dentro de la UP, aunque existió relación entre ellos. [16]

De acuerdo con las fuentes analizadas, el MIR pretendía llevar a cabo un plan de lucha -antes de la presentación a elecciones de la UP-, en la realidad la lucha había sido mayoritariamente simbólica, y las acciones armadas, como se ha explicado, habían pertenecido más al plano de lo organizacional. Para 1970, el ascenso de Allende reformuló los planes. Dentro del mismo movimiento las críticas hacia el sector de Miguel Enríquez estaban asociadas al aparato militar, las acciones directas que se consideraban alejadas de las masas y la determinación jerarquizada de los dirigentes de los distintos frentes. Frente a las elecciones parlamentarias de marzo de 1969 el MIR planteaba la abstención electoral y la lucha armada como opción.

Las esperanzas hacia el triunfo de Allende en las futuras elecciones presidenciales crecían diariamente, extensos sectores populares confiaban en que Allende podía implementar las reformas prometidas. Desde el punto de vista de Pascal Allende, como el orden político no había perdido legitimidad el MIR no podía lanzarse a la guerra, esto les hubiera ocasionado un aislamiento político y un enfrentamiento con gran parte de la sociedad. El movimiento temía que el triunfo de Allende fuese desestabilizado por la derecha, temor que no estaba en absoluto infundado. No confiaban que por la vía electoral los obreros y campesinos pudieran conquistar el poder y construir el socialismo. «Pero no éramos ciegos, nos dábamos cuenta de que vastos sectores populares apoyaban a Allende, que tenían fe en la vía chilena al socialismo.» [17] Miguel Enríquez precisó, entonces, el necesario ajuste que debería hacer la táctica mirista. A través de su dirigente el MIR aclaraba que no se llamaba masivamente a la abstención electoral, no se proponía ningún tipo de sabotaje y lo que era más importante: reconocía a Allende como representante de los verdaderos intereses de los trabajadores.

» Sostenemos que la mayoría electoral de la izquierda o un gobierno de la UP son un excelente punto de partida para la lucha directa por la conquista del poder por los trabajadores, que incorporando nuevos contingentes de masas y bajo nuevas formas de lucha, con seguridad terminará en un enfrentamiento entre los explotadores nacionales y extranjeros por un lado y los trabajadores por el otro.»

Fuente: «Declaración pública del MIR». Septiembre de 1970.

Para el MIR el triunfo de la Unidad Popular no significaba directamente que la conquista del poder por los trabajadores se produjera en lo inmediato, sin embargo, era la opción que el pueblo elegía mayoritariamente. A través de ella se abría una puerta hacia la meta que proponían los miristas, es decir, la conquista del poder por los trabajadores. Lucha que sólo existe cuando las empresas extranjeras y los bancos son de todo el pueblo en los hechos, cuando las fábricas, las minas y los fundos son en realidad de los obreros y campesinos. [18] El MIR debía ofrecer un camino de salida a las masas, como venía proponiéndolo; por lo tanto la abstención en las elecciones no significa quitar el apoyo a la esperanza que llegaba con Allende, sino mantener una línea de coherencia entre el discurso y los hechos.

Desde la visión del MIR, la presidencia en manos de un socialista no aseguraba la ruptura revolucionaria del orden establecido por la burguesía. Para el PC, el MIR aportaba más al imperialismo como agentes de la CIA, ya que debido a sus acciones aventureras y espontáneas, alejaban a los trabajadores de la lucha que emprendía la izquierda [tradicional], desviando las reales intenciones revolucionarias. [19] El MIR buscaba diferenciarse del PC porque no era su objetivo, como aquellos, llegar al poder con la institucionalidad burguesa. Lo que proponía el MIR era una concepción clasista, proletaria, marxista – leninista del enfrentamiento de clases. En su Declaración pública de 1970, el MIR, sostenía que la mayoría electoral de la UP significaba un gran avance en la conciencia política de los trabajadores, lo cual favorecería el camino revolucionario. Pero esta mayoría también se veía sumergida en un impasse. Desde el punto de vista de los miristas, estaban los trabajadores por un lado, y los patrones y los fundos por otro; sin que esto pudiera ser resuelto sólo a través del nuevo gobierno. Esto sería solamente resuelto por un enfrentamiento entre las clases que tendría que darse tarde o temprano, aún cuando esto implicara la violencia. Estaban convencidos que la ofensiva reaccionaria, así como el cerco imperialista y las fuerzas que se liberarían a nivel de las masas, empujarían a una mayor radicalización del gobierno de Allende. Por lo tanto el MIR se propuso apoyar las medidas del programa, buscar la radicalización en las masas y colocar sus esfuerzos en la defensa del triunfo electoral, frente a las barreras de la derecha y el imperialismo.

» Si bien el programa de la UP no es idéntico al nuestro se propone golpear núcleos vitales del sistema capitalista, como son las empresas extranjeras, la industria monopólica, el capital financiero y el latifundio. Más, aunque en la UP existen partidos que representan distintos intereses, es un hecho que predominan las fuerzas de la Izquierda.»

Fuente: «Declaración pública del MIR». Septiembre de 1970.

El primer contacto del MIR con Allende es a través de su hija Beatriz y su sobrino Andrés Pascal Allende. Además también se genera un diálogo directo a través de la madre del militante y hermana de Salvador Allende: la entonces diputada Laura Allende. Allende no desconocía las actividades de los miristas ni los planteamientos teóricos en que basaban su pensamiento y accionar. Sin embargo, Allende no consideraba la vía armada como el camino posible para la revolución, porque desde su punto de vista en Chile estaban dadas las condiciones institucionales y políticas para llevar a cabo la transformación a través de la vía democrática. Allende se reunió con Miguel Enríquez durante la campaña electoral, para pedirle que el MIR suspendiera las acciones armadas ya que éstas perjudicarían su candidatura. Allende pidió que el MIR aportara un grupo con preparación militar para reforzar su seguridad personal. [20] De esta manera el MIR suspendió todas las acciones armadas, reforzando sus tareas en la preparación militar y de inteligencia. Poco antes de las elecciones, la agrupación informó a sus militantes y simpatizantes que estaban en libertad de votar por Salvador Allende si así lo querían.

Una vez que el gobierno de Allende fue un hecho, las tareas políticas del MIR se centraron en el acercamiento a las masas, buscando la concientización del cambio que estaba atravesando la nación chilena. La agrupación buscaba fortalecer en su lazo con el pueblo, las reivindicaciones políticas, sociales y económicas que la plataforma de la Unidad Popular había anunciado durante la campaña electoral. La caracterización que de la situación chilena, arrastrada por la oligarquía económica y socialmente hablando, era la misma tanto para la Unidad Popular como para el MIR. Pero después del reconocimiento y el apoyo al triunfo de Allende, el MIR se proponía coherentemente con su lectura de los hechos, que la conquista de los trabajadores se convirtiera en una realidad y las medidas proyectadas fuesen llevadas a cabo por el gobierno. En este sentido las posturas del MIR y de la UP entendían que la base del poder que se había logrado con el triunfo electoral exigía, sobre la base del traspaso del poder, terminar con la dominación de los tradicionales grupos de poder, para entregar el poder a los trabajadores, al campesinado y a los sectores profesionales, estudiantiles y otras capas medias de la nación. La construcción del gobierno popular sobre dicha base, suponía terminar con el dominio de los monopolios, el imperialismo y la oligarquía terrateniente.

La transición pacífica al socialismo, que supuso el rompimiento con la tradición revolucionaria marxista, es decir, la negación de la dictadura del proletariado, no se correspondía con ninguno de los planteamientos de los partidos que formaron parte de la Unidad Popular. Sin embargo, el objetivo de la vía chilena al socialismo suprimió cualquier interferencia dogmática partidaria. A pesar de esto, la discusión vuelve a replantear cuál era la vía correcta, cuál era el concepto que podía sostenerse sobre el poder popular sin dictadura del proletariado. En términos generales, este trabajo no intenta profundizar ni siquiera soslayar tal discusión, dado que está centrado en el rol del MIR en la nueva transición chilena. Se tiene en cuenta al efecto de mostrar cuáles son los planteamientos que unen al MIR con el gobierno de Allende; y cuáles las disquisiciones políticas que entre ellos surgieron. Con la UP en el poder, estaba claro que el movimiento de masas debía subordinarse al gobierno, había que esperar para avanzar, es decir esperar qué podía hacer el gobierno desde la lucha institucional y parlamentaria. Mientras la Unidad Popular comenzaba a hacerse cargo de la administración de gobierno, la reacción de la derecha se atrincheraba en el Congreso, la Contraloría y el Poder Judicial. Las Fuerzas Armadas mantenían su lugar en procura de resguardar su unidad corporativa tras una política de respeto constitucional. [21]

El 31 de diciembre de 1970 todos los presos políticos miembros del MIR fueron amnistiados por el presidente Allende. A partir de allí, para la mayoría de los miristas, se abrió una alianza tácita entre la UP y el MIR; a pesar de las actitudes de gran discrepancia de algunos miembros de la UP hacia el MIR, por ejemplo el Partido Comunista. Esto se agravó con el asesinato del mirista Arnoldo Ríos, por parte de una brigada comunista. El presidente Allende intervino exigiendo el fin de las agresiones y condenando la acción de la brigada. Hacia 1971 el presidente le pidió a Miguel Enríquez que se incorporara al gobierno como ministro de Salud.

Si bien Miguel Enríquez sostuvo ante Allende el apoyo a las medidas tomadas por el gobierno popular, a la reestructuración del Estado y al desarrollo del poder popular al que el propio presidente convocaba; el líder del MIR rechazó la propuesta de presidir el Ministerio -el mismo que había presidido Salvador Allende durante el gobierno de Aguirre Cerda-. La fundamentación de Enríquez se basaba en la discrepancia con respecto a la estrategia de llevar adelante el proceso de transición al socialismo dentro de la institucionalidad vigente; ya que ésta respondía al Estado burgués. El MIR aseguró al presidente que la mediana burguesía se sumaría a la gran burguesía para enfrentar al gobierno popular; así como desconfiaban del sostenimiento de la democracia por parte de las Fuerzas Armadas. El apoyo de los miristas sería un apoyo crítico, que no expresaría públicamente cualquier discrepancia sin antes hablarla con el presidente.

La reforma Agraria y las estrategias económico-sociales llevadas a cabo por la UP en el gobierno, fueron apoyadas en este sentido de «apoyo-crítica» por el MIR. Durante el transcurso del gobierno, el MIR encontraba que la UP estaba en condiciones de reemplazar, a través de un plebiscito, el Parlamento por la Asamblea del Pueblo, que instituyera constitucionalmente las áreas social y mixta de la economía; entre otras reformas. En el primer año del gobierno la reforma agraria se profundizó hasta los límites establecidos por la Constitución; esto «entusiasmó» al MIR por un lado, y por otro lado, agitó gran parte de la población campesina que se volcó a la toma de tierras en algunas regiones, cuestión de la que el MIR se desprendió como impulsor (acusación que recibía por parte de la derecha y de algunos sectores de la izquierda). El resultado de las demás proyecciones del gobierno, como la reducción de la inflación o el aumento del Producto Interno Bruto; entre otros cambios; colocó a la Unidad Popular en un lugar de privilegio en la opinión pública y fue caracterizado por el MIR como un gobierno ofensivo y efectivo.

A pesar de los logros de la primera etapa de gobierno, la política económica comenzó a desestabilizarse ante las estrategias de la derecha chilena con la ayuda del gobierno de los Estados Unidos. El MIR sostenía la defensa del gobierno de la UP , aunque los miembros del Grupo de Amigos personales del presidente, se habían retirado luego del asesinato del ex ministro Pérez Zujovich en manos de un comando escindido del MIR: la Vanguardia Organizada del Pueblo. La situación de desestabilización profundizada en 1972 con el Paro Patronal de octubre, hizo que las organizaciones populares se mostraran en defensa del gobierno. El MIR realizaba llamados a la defensa del gobierno y su trabajo en las bases conducía a establecer milicias populares. Es decir, el apoyo crítico del MIR siempre tendía a construir una base militar que asegurase el poder popular, buscando organizar bases armadas en los barrios populares y destacamentos militares regulares.

El MIR buscaba un claro objetivo: la correlación de fuerzas al interior de las FFAA, de manera de neutralizarlas a favor de las fuerzas populares. En este punto encontramos tal vez la crítica más contundente hacia la UP: el hecho de confiar en las Fuerzas Armadas como garantes de la democracia y la inclusión de algunos militares en el gabinete del gobierno. El diálogo con la UP fue difícil pero no imposible, internamente el PC llevaba el mayor conflicto con los miristas. Desde el punto de vista de Pascal Allende, el MIR no buscaba la ruptura dentro de la UP a pesar de los conflictos entre ellos. No obstante es claro que cuando el conflicto político se agravó, el MIR siguió demostrando su apoyo al gobierno, incrementando con más fuerza su idea de aprovechar el momento como una instancia pre-revolucionaria, organizar el pueblo y así pasar a la instancia revolucionaria tal y como ellos la entendían. En tal sentido, la crítica del MIR se centralizaba cada vez más en el hecho de que la UP abriera el diálogo con el partido principal de la oposición: la Democracia Cristiana.

La crítica radicaba en que, en tanto la crisis económica estaba profundizada por el manejo de la burguesía, no se podía negociar ni buscar conciliaciones con la clase que estaba decidida a desestabilizar al gobierno. Este objetivo se había puesto de manifiesto en el paro de octubre, donde gran parte de los gremios, empresarios y otros sectores de clase media se plegaron a la huelga organizada por la derecha, y alentada por la campaña de prensa opositora. A pesar de las discrepancias con la UP, el MIR -sostiene Pascal Allende- siguió trabajando por el fortalecimiento del gobierno, acompañando la democracia con la acumulación de fuerzas revolucionarias que buscaban sostener el contacto directo con el pueblo. En este sentido el MIR creía en el desarrollo de fuerzas revolucionarias paralelas al gobierno, dado que la etapa revolucionaria que se estaba viviendo era, para ellos, el momento de profundizar la conciencia revolucionaria en el pueblo.

A mediados de 1972, se convocó a una Asamblea Popular por fuera del Estado, tendiente a llamar a la organización del pueblo al estilo soviet, pero fue una reunión de miles de estudiantes -en su mayoría- que no llegó a una conclusión sino que en ella tuvieron lugar una serie de discursos que no condujeron a una conclusión práctica real. El MIR se proponía fortalecer los comandos comunales y la movilización de las diferentes capas del pueblo. La oposición se sirvió de la asamblea y los medios de la derecha la transformaron en un tema público, exagerando el hecho de manera que la sociedad lo viera como una organización subversiva. Con la «ayuda» de la prensa se cristalizaron los resquemores entre los sectores reformistas de la UP y la decisión de construcción popular más revolucionaria que sostenían los miristas.

De cualquier manera, teniendo en cuenta los documentos propios del MIR aquí analizados, no podemos decir en primera instancia que el mirismo buscara quebrar la propia Unidad. Los sectores reformistas, aunque renuentes a la organización de Comandos Comunales, apoyaron la extensión de los Cordones Industriales. El MIR consideraba que, con el objetivo de sostener la gobernabilidad, la UP había establecido una alianza con los sectores de la burguesía reformista, lo cual estaba lejos del objetivo mirista de la revolución. El MIR insiste en forjar la unidad revolucionaria como condición a una salida al proceso chileno, para lo cual intenta buscar acuerdos con la UP y avanzar ideológicamente. [22]

A mediados de 1972 el escenario político se preparaba para las próximas elecciones legislativas, cuya mayor importancia radicaba en el apoyo que el gobierno esperaba. El MIR no había dejado de participar electoralmente en los niveles locales, principalmente universitarios y en la CUT (Central única de Trabajadores). En vías de las elecciones parlamentarias que tendrían lugar en marzo de 1973, el MIR no dejaba de ver al Parlamento como un componente del aparato del Estado capitalista y uno de los instrumentos de dominación de la burguesía. El triunfo electoral, desde ese punto de vista, no permitiría la conquista del poder y la destrucción del sistema de dominación burgués. Pero seguía siendo una forma de lucha a través de la cual construir la táctica revolucionaria. En palabras de Miguel Enríquez: «los revolucionarios pueden concebir la lucha electoral y parlamentaria no como un fin en sí misma, sino como una tribuna para la agitación revolucionaria.» [23]

En este contexto, el gobierno convocó a una tregua con la oposición hasta el momento de las elecciones. Para garantizar la paz social, el presidente incorporó militares al gabinete, lo que -como se dijo antes- también fue un punto de discusión con el MIR. Se votó la Ley de Control de Armas, que le daba a las Fuerzas Armadas el permiso de actuar sobre grupos civiles armados. El mirismo sostuvo que la UP votó dicha ley por presión de los militares, algo que también generó una fisura entre el MIR y la UP. Esto fue duramente criticado por el MIR, dado que parecía otorgar un papel importante a los militares en la vida política del país.

El MIR no se quedó fuera de la campaña, buscando fortalecer los Comandos Comunales, la Asamblea del Pueblo y la movilización de los trabajadores. Era una forma de participación crítica en la contienda electoral que polarizaba políticamente al país, sin desviarnos del eje estratégico de acumulación de fuerzas revolucionarias y construcción del poder popular. [24] La lucha continuó con «El Programa del Pueblo» que pretendía sobre todo crear conciencia de clase, mejorar la organización interna de la clase trabajadora y la combatividad del pueblo. [25]

LOS ÚLTIMOS DÍAS DE LA UNIDAD POPULAR

En las elecciones parlamentarias de marzo, el gobierno logra aproximadamente el 44 % de los votos. Esto significó que no consiguiese el control del Parlamento. El MIR continuó su tarea de concientizar al pueblo para crear una vanguardia revolucionaria. La embestida de la derecha fue cada más ofensiva, apuntando desde el bloqueo económico hasta la propaganda de terror acostumbrada. Desde el análisis del MIR, la izquierda del PC y el PS no supieron asumir aquel momento histórico para conducir realmente al pueblo al próximo estadio revolucionario. Pero también ellos, observan hoy que su capacidad organizativa no permitió una unidad total para dichos fines. Se desarrollaron los llamados «frentes intermedios» de masas: FTR (trabajadores urbanos), MCR (campesinos), MPR (pobladores), FER (estudiantes). Por una parte estaba el MIR, con una estructura de partido centralizada; y por otra, los frentes casi inorgánicos, cuyos miembros se identificaban con el MIR. En 1973 el MIR se acercaba a los diez mil miembros, y sumando los frentes, superaba los treinta mil. [26]

La UP buscaba sostener un equilibrio con la DC de manera que se pudiese neutralizar a la derecha más extremista. En opinión del MIR, de esta forma también se alejaba a los sectores más extremos de la izquierda. El MIR convocó a la izquierda toda y al pueblo a enfrentar la ofensiva, a través de una contraofensiva revolucionaria que se apoyara en la movilización directa de masas para debilitar las bases del poder burgués. También se buscaba ganar a los sectores democráticos de las FFAA. Se intensificaron las alianzas y el trabajo con los sectores de izquierda de la UP en los frentes y regiones. De las conversaciones con los sectores democráticos de los militares, da cuenta Pascal Allende de una situación particular. Según su informe, el coronel Ominami les solicitó una entrevista con el presidente Allende para informarle sobre los planes de sectores golpistas de la Base Aérea. Pero el presidente, no aceptó la entrevista en su postura de no pasar por encima los altos mandos y no intervenir en las instituciones armadas.

Si bien en este trabajo no se trata en particular el papel de las FFAA, hay que destacar que los dirigentes del MIR, han sostenido su respeto por los generales Prats y Bachelet, quienes estuvieron siempre al frente de los militares constitucionalistas. El 29 de junio de 1973, la actitud de Prats y el sector democrático de las Fuerzas, fueron cruciales para detener la gestación de un golpe militar. Tras ese hecho, parecía que la única alternativa era un acuerdo entre la UP y la DC, acuerdo que frenara en cierto modo los paros y los boicots de la oposición con la garantía, por parte del gobierno, de dar efectivo cumplimiento de las medidas judiciales tendientes a devolver a un grupo de empresas el manejo de sus actividades, las que habían sido expropiadas como parte del proyecto económico socialista. La situación se agravaba para el proyecto de la UP y, en medio de un clima tenso y débil, la Ley de Control de Armas que el gobierno se vio obligado a promulgar, los militares salieron a la calle, allanaron fábricas, campos y dieron rienda suelta a su poder represivo.

A través del documento «La propuesta militar del período» el MIR constituye una estrategia para el enfrentamiento y lucha contra un posible golpe de Estado. Esta estrategia se basaba en el llamado a la lucha de masas. Puede pensarse que esta apuesta estaba enraizada en la existencia de los Cordones Industriales, los Comandos Comunales de Trabajadores, Comités Coordinadores, etc. y en la experiencia barrial que constituía una fuerza real en el Chile de entonces. Esta movilización del pueblo fue apoyada por el conjunto de la izquierda chilena, aun con reparos. Su desarrollo y sus potenciales proyecciones fueron objeto de debates y confrontaciones. [27] Si bien los cordones y los movimientos barriales y obreros participaban desde la izquierda, cuestionaban muchas veces el reformismo sindical de la CUT.

De esta manera los Cordones desarrollaron autonomía de la CUT, considerando que el gobierno era un instrumento para avanzar en la lucha revolucionaria. En estas condiciones de lucha popular que estaban en desarrollo, «la propuesta militar» del MIR establecía una estrategia de «masa armada», edificada en los barrios obreros; y los «destacamentos militares», fuerzas regulares móviles que tendrían la capacidad operativa para contrarrestar a las fuerzas golpistas. Esta estrategia partía de la base donde se sostenía todo su desarrollo: que la correlación de fuerzas al interior de las FFAA definiera el resultado a favor de las fuerzas populares. [28] Tomando el análisis de Pascal Allende, en ese momento de contradicciones y en el encendido momento de las fuerzas populares, la reagrupación revolucionaria al margen la UP se mostraba como una posibilidad inminente y la influencia política del MIR creció. El gobierno no tomó medida alguna con los implicados en el tanquetazo de junio, situación que es analizada por Pascal Allende como una «visagra» que preparó el terreno de una contrarrevolución que desembocaría en el golpe final.

Los Cordones Industriales, la movilización obrera y popular en general, constituyeron un grito de alerta para la derecha y los grupos desestabilizadores del gobierno, lo cual no puede soslayarse en un momento en que la situación había alcanzado mayor gravedad, cuando ya, más allá de las sombras, la derecha chilena (incluido un amplio sector de las FFAA) con el apoyo estadounidense, se preparaban para el golpe de Estado perpetrado el 11 de septiembre de 1973.

La inminencia del golpe, la noticia del levantamiento de los marines en Valparaíso precipitó un caos en el interior de las fuerzas de izquierda, y una conmoción en el pueblo chileno que había depositado su esperanza en el gobierno de la UP. La orden de detención para los dirigentes del MIR no se había hecho esperar, mientras los mismos trataban de reorganizar sus miembros para la lucha contra los golpistas. Esas horas en que todo se desarrolló aceleradamente no estuvieron exentas de enfrentamientos con los militares. Miguel Enríquez preparaba una vía de «rescate» del presidente Allende que se hallaba en La Moneda, quien a través de su hija, comunicó al líder del MIR que no se movería de allí. El mensaje de Allende fue claro y contundente: «yo no me moveré de aquí, cumpliré hasta mi muerte la responsabilidad que el pueblo me ha entregado. Ahora es tu turno Miguel [29]

El MIR, que había intentado construirse como un grupo de vanguardia para llevar adelante el cambio revolucionario, debía ahora acatar la orden de repliegue y el paso a la clandestinidad. El MIR no alcanzó un peso político ideológico necesario para remontar el reflujo que comenzó en 1973. [30] Miguel Enríquez declararía después: «si bien todos fuimos invadidos por la sensación de cólera e impotencia, las condiciones objetivas imponían el repliegue». [31]

En la difícil situación que impone la clandestinidad, el MIR debió soportar, en lo inmediato al golpe, el asesinato de uno de sus líderes: Bautista Van Schouwen. A través de un documento del 17 de febrero Miguel Enríquez proponía la unidad de la izquierda para constituir el Frente Político de la Resistencia; sustentándolo en los movimientos de masas cuya representación estaría dada por los Comités de Resistencia. A pesar de la persecución sistemática a la que el gobierno de facto sometía al MIR, sus miembros continuaron la lucha desde la clandestinidad. El 5 de octubre de 1974 Miguel Enríquez cayó en combate contra un grupo de las FFAA, junto a otros compañeros y su esposa que fue «trasladada» herida.

El MIR continuó avanzando en su restructuración. El análisis del MIR era que la represión había forzado al movimiento de masas a un repliegue, pero que no habían podido aplastarlo. [32] El MIR continuaba movilizándose desde la clandestinidad, en la creencia de que lo que había caído era el reformismo, pero no la revolución. Sin embargo, lo cierto es que la dictadura impuso un vaciamiento a las fuerzas populares, al menos, en lo que podría haber sido la contraofensiva revolucionaria. No obstante, el MIR atravesó el período dictatorial reorganizándose. En nuestros días el MIR continúa siendo una fuerza política en la izquierda chilena, con la misma base política que se formara en el candor revolucionario de los años ’60. [33]

A MODO DE CONLUSIÓN

Las preguntas que trataron de desarrollarse en el trabajo, no hacen sino poner en discusión el eje político que, en las décadas del ’60 y ’70 se instaló en Latinoamérica: la lucha revolucionaria, el objetivo de construir el socialismo para brindarle al pueblo una sociedad más justa. Chile representa, en tal sentido, una experiencia única, un antecedente histórico para las izquierdas no sólo latinoamericanas, sino del resto del mundo. La vía pacífica al socialismo discurría entre el planteamiento de las agrupaciones armadas y la convicción en que la construcción revolucionaria no necesitaba de armas, encabezada por Salvador Allende Gossens.

El MIR constituía una organización marxista – leninista, como ya se ha explicado, y de ninguna manera puede tomarse la cuestión de la lucha armada, como una simple respuesta «rebelde» al sistema impuesto sobre América Latina. El MIR ha sido mucho más que eso, se ha construido desde la base y con las bases, desde la conciencia de estudiantes, obrero y profesionales que leyeron profundamente el sufrimiento, la necesidad y la realidad del pueblo. El MIR construyó junto éste, una fuerza popular innegable. Las preguntas que surgen en esta instancia mínima de exploración en la historia del MIR, se hallan vertebradas por la construcción de la Unidad Popular. Volvamos a preguntarnos, ¿qué rol tuvo una agrupación como el MIR en el desarrollo de la vía pacífica al socialismo? Lo que parece estar claro, en principio, es que el MIR, sin abandonar sus lineamientos políticos, acompañó («apoyo crítico») al gobierno de la UP. El reformismo que el gobierno de Allende representaba para los miristas, era el camino abierto para la transformación revolucionaria.

Otras preguntas han surgido al observar retrospectivamente el desarrollo político del período. ¿Hasta dónde ese camino abierto a la transformación revolucionaria no era también lo que planteaba Allende? ¿Las diferencias entre el MIR y la UP, fueron realmente más graves que las propias diferencias internas entre los partidos que conformaban la Unidad? ¿Cómo fue posible que el MIR continuara hasta nuestros días aun atravesado por la fase de persecución, desapariciones y asesinatos a manos del gobierno militar?

En un momento histórico, donde la memoria atraviesa la necesidad historiográfica de estos últimos años, plantearnos estas hipótesis en torno a lo que fue para el pueblo chileno la destrucción de una utopía revolucionaria, contribuirá tal vez como una gota de lluvia en la sequía. Sin embargo, es necesario volver la mirada, reconstruir los acontecimientos y los procesos en función de salvar, para las generaciones presentes y posteriores, las discusiones profundas que se debatieron más allá de los ámbitos teóricos. Cuando la revolución era una posibilidad y, al menos, el intento estaba vivo en hombres como Miguel Enríquez o Salvador Allende.

BIBLIOGRAFÍA

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Documentos y artículos:

_ Documentos del MIR consultados en http://www.mir-chile.cl y http://www.archivochile.com

_ Garretón, Manuel A.: «Reflexiones en torno de la (s) izquierda (s) chilena (s) y el concepto de país». Artículo publicado en: http://www.manuelantoniogarreton.cl



[1] La teoría de la dependencia fue e laborada prácticamente al mismo tiempo tanto por estudiosos procedentes del marxismo como por economistas latinoamericanos procedentes de la Comisión Económica para América Latina de las Naciones Unidas .

[2] Se entiende como izquierda revolucionaria al sector de la izquierda que ve como imposible la construcción del socialismo como un proceso gradual de acumulación de fuerzas dentro de un sistema político institucional, ya que éste es un instrumento de la burguesía.

[3] Garretón, Manuel A.: «Reflexiones en torno de la (s) izquierda (s) chilena (s) y el concepto de país.» Artículo. En: http://www.manuelantoniogarreton.cl

[4] Pascal Allende, Andrés: «El MIR chileno, una experiencia revolucionaria». Ed. Cucaña. Bs.As. 2003. Pág. 37.

[5] Valdés Navarro, Pedro: «Elementos teóricos en la formación y desarrollo del MIR durante el período 1965 – 1970». Tesis académica para la Licenciatura en Historia, Licenciatura en Educación y Ciencias Sociales por la Universidad de Valparaíso. Chile. 2006. Ed. Centro de Estudios Miguel Enríquez.

[6] Pascal Allende, Andrés: Op. Cit. Pp. 28-19.

[7] «El Rebelde», editorial, septiembre de 1968. En: Sandoval Ambiado, Carlos: La estrategia mirista de 1967: la vía armada. Ed. Centro de Estudios Miguel Enríquez.

[8] Pascal Allende, Andrés: Op. Cit. Pág. 40.

[9] La reforma agraria para los miristas, en realidad, está caracterizada como «revolución agraria».

[10] Sandoval Ambiado, Carlos: «Los cambios internos en el MIR en 1967». Ed. Centro de Estudios Miguel Enríquez. Chile. 2005 .

[11] Este fragmento pertenece al Documento escrito por Miguel Enríquez en Marzo de 1971, con la intención de escribir más adelante la Historia del MIR.

[12] La Unidad Popular congregaba al Partido Comunista, el Partido Socialista, el Radical, grupos pequeños de izquierda y dos desprendimientos de la Democracia Cristiana; el MAPU y la Izquierda Cristiana.

[13] Israel, Ricardo: «Chile 1970 – 1973. La democracia que se perdió entre todos.» Ed. Mn. Santiago de Chile. 2006.

[14] No se desarrollará este punto más de allá de los objetivos propuestos en el presente trabajo.

[15] Israel, R.: Op. Cit. Pp. 99 – 101.

[16] Garretón, Manuel A.; Moulián, Tomás: «La Unidad Popular y el conflicto político en Chile». Ed. CESOC. Santiago. 1993.

[17] Pascal Allende, A.: Op. Cit. Pág. 47.

[18] Declaración pública del MIR en septiembre de 1970.

[19] Valdés Navarro, Pedro: Op. Cit. Pp. 182 – 183.

[20] Pascal Allende, A.: Op. Cit. Pág. 49.

[21] Pascal Allende, A.: Op. Cit. Pág. 53.

[22] Negheme, Fara; Leiva, Sebastián: «La política del MIR durante la Unidad Popular y su influencia sobre los obreros y pobladores de Santiago»; Tesis de grado para la Universidad de Santiago de Chile, Facultad de Humanidades, Departamento de Historia. Santiago. 2000.

[23] «Carta del MIR al PS», diciembre de 1972. Cecilia Radrigán y Miriam Ortega editoras. CEME.

[24] Pascal Allende, A. Op. Cit. Pág. 67.

[25] MIR: «Pueblo, Conciencia y Fusil». Aproximación a su contribución en la

Historia de Chile (1965-1975). Prólogo de Claudia Videla Sotomayor. En, Amorós, Mario: «MIR, la memoria rebelde». Testimonios sobre el exterminio del MIR de Pisagua a Malloco (1973-1975). Santiago. 2004.

[26] Pascal Allende, A. Op. Cit. Pág. 70.

[27] Mazzeo, Miguel: «El sueño de una cosa» (Introducción al Poder Popular). ED. El Colectivo. Buenos Aires. 2007. Pág. 138.

[28] Palma, José Antonio: «Tensiones y distensiones entre el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y el gobierno de la Unidad Popular (UP)». Una aproximación a la problemática de la política militar durante 1970-1973. En: http://www.archivochile.com (CEME) Santiago. 2009. Pág. 7

[29] Testimonio de Beatriz Allende, hija de Salvador Allende.

[30] Naranjo Sandoval, Pedro: «La vida de Miguel Enríquez y el MIR.» En: http://www.archivochile.com (CEME). Santiago. 2006.

[31] Pascal Allende, A. Op. Cit. Pág. 86.

[32] Pascal Allende, A. Op. Cit. Pág. 92.

[33] No es objeto del presente trabajo desarrollar la historia del MIR posterior al golpe del 11 de septiembre de 1973.