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Full metal jacket

Fuentes: Quilombo

Antes de que acabara con la vida de trece personas e hiriera a otras treinta en la base militar estadounidense de Fort Hood (Texas) Nidal Malik Hasan había sido militar, psiquiatra, palestino, americano, musulmán y muchas cosas más. Conforme avanzan las horas, y los medios de comunicación (re)construyen la historia, Malik Hasan es, sobre todo, […]

Antes de que acabara con la vida de trece personas e hiriera a otras treinta en la base militar estadounidense de Fort Hood (Texas) Nidal Malik Hasan había sido militar, psiquiatra, palestino, americano, musulmán y muchas cosas más. Conforme avanzan las horas, y los medios de comunicación (re)construyen la historia, Malik Hasan es, sobre todo, musulmán, asesino e ingrato (el ejército «pagó sus estudios», destaca la prensa). Palabras que en el lenguaje racista de los más ciegos se vuelven sinónimas. Hasan se asimila de este modo a un virus mortal que se ha introducido en el cuerpo de la nación americana y que permanecía aletargado hasta el pasado jueves. De ahí a la hipótesis terrorista sólo hay un paso.

El periodista busca saber si dijo o no «Alá akhbar» antes de abrir fuego, si leía o no el Corán, qué tipo de mujer deseaba en su vida, si criticaba o no la «guerra contra el terrorismo». Poco a poco, que Hasan hubiera trabajado -antes de llegar a Fort Hood en abril- durante ocho años tratando a los soldados que regresaban de Iraq y Afganistán con estrés postraumático va perdiendo importancia. Si Hasan vivía aterrorizado con la posibilidad de ir a Afganistán se debe simplemente a una reacción natural, por tener que ir «contra los suyos», en la que apenas contarían las experiencias traumáticas de las que ha sido testigo privilegiado como psiquiatra.

En esta narración se escamotea información que ayude a contextualizar lo sucedido de otra manera. En mayo un soldado estadounidense mató a cinco compañeros en Bagdad…en un centro de tratamiento de estrés. En Fort Hood, gigantesca base militar que alberga nada menos que a 50.000 soldados, muchos de ellos destinados o de regreso de las guerras de Iraq y Afganistán, este año ha habido una media diez suicidios al mes: en julio la cifra de muertos por suicidio este año se elevaba ya a 75. Tampoco se mencionan los miles de soldados que han desertado en los últimos años.

En la atribulada personalidad de Nidal Malik Hasan no hay por qué descartar una identidad desgarrada, sobre todo si se confirma que efectivamente sufrió acoso por sus creencias religiosas. Pero esta circunstancia sólo puede valorarse si comprendemos el significado de la guerra y de la disciplina brutal de esa institución que es el ejército.

Fuente: http://www.javierortiz.net/voz/samuel