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La recta final de las elecciones

Fuentes: El Siglo

Los perros guardianes de la derecha se han desatado, la jauría ladra fuerte, les indignan los avances de la Justicia y no comprenden que, como seguirá sucediendo por años, los ecos de la muerte en dictadura no se apagan y mientras haya un corazón bien puesto en este país no se detendrá la lucha por […]

Los perros guardianes de la derecha se han desatado, la jauría ladra fuerte, les indignan los avances de la Justicia y no comprenden que, como seguirá sucediendo por años, los ecos de la muerte en dictadura no se apagan y mientras haya un corazón bien puesto en este país no se detendrá la lucha por verdad y justicia.

La derecha se desespera y los medios de comunicación que controlan desarrollan la macabra teoría de que lo sucedido en materia de derechos humanos no es más que una «maniobra electoral». La burgesía es incapaz de percibir el profundo sentimiento de amor y de justicia que estuvo presente en el alma de los miles y miles que acompañaron a Victor Jara en su histórico funeral. Los reaccionarios no tienen alma, tienen billetera.Sus pasquines, radios y TV minimizaron la magnitud del adiós al gran creador y revolucionario.

Ahora la derecha califica de «aprovechamiento político»el procesamiento a algunos de los asesinos de Frei Montalva, como si el juez hubiera estado obligado a esperar el resultado de las elecciones del domingo para decidir si juzgaba o no. Falta ahora que caigan los civiles responsables. Sergio Fernández era el Ministro del Interior en ese momento y la DC anuncia hacerse parte. Jurídica y éticamente corresponde dirigir la acción penal contra los autores intelectuales del crimen. Esperamos que tengan el valor de encarar a Fernández.

La semana pasada fueron detenidos varios oficiales en retiro de la Armada y de Carabineros por sus crímenes en el barco de la muerte, «La Esmeralda», entre ellos los vicealmirantes Mackay, Barra, Riesco y López ; cuando los efectivos de la Brigada de DDHH de la PDI, les hacían ingresar a la Corte un periodista de una radio local preguntó en directo al otrora poderoso vicealmirante Mackay su parecer respecto de estas decisiones de la justicia. El procesado contestó : «Como las huevas». No fue elegante su respuesta, pero fue sincera. Los torturadores de ayer y sus compinches de la derecha no soportan que se les juzge, por blanda que sea la mano de los tribunales. Cobardes como son, aman la impunidad.

Todo sucede a horas de las elecciones en una campaña electoral en que grandes temas como las Fuerzas Armadas y los Derechos Humanos no han sido tratados con la profundidad que se requiere ; más bien han estado ausentes de la franja y de los discursos. Y vaya que se trata de asuntos de futuro y de alta incidencia en la estabilidad democrática del país. Como también lo es el Museo de la Memoria, una buena iniciativa, pero con un desarrollo repleto de interrogantes. ¿Qué hacen allí los representantes de la derecha?¿Porqué no hay nadie de las organizaciones de DDHH, o de familiares de las víctimas o de las fuerzas que sufrieron las violaciones y que lucharon por la democracia?

¿Porqué nepotismo en los cargos y hasta ejecutivos «vitalicios» pagados por todos los chilenos? ¿Adónde apunta La Moneda? ¿Porqué no están los representantes del mundo de los DDHH? ¿Porqué la presidente dice que se podrá ver allí cine de crítica al socialismo real? Bien, y de la dictadura de Pinochet, ¿qué? ¿O se trata de hacer algo aguachento, que no moleste la delicada epidermis de las FFAA? ¿Se hablará allí de la resistencia popular a la tiranía, las protestas o los actos heroicos del FPMR, o eso fue «terrorismo»? ¿Se mostrarán de veras los crímenes y robos de los golpistas del 73? ¿Habrá un espacio para Sola Sierra, para Gladys Marín, para el cura Maroto, para Clotario Blest, para Sebastián Acevedo, para el sacerdote Aldunate y otros hombre de Iglesia como él, o para abogados como Andrés Aylwin, José Galiano, o Chela Alvarez?

No recoger la historia real será una ofensa a las víctimas. Es para tenerlo en cuenta estas horas y sobre todo el domingo. Los sectores que sustentan la candidatura de Piñera son los mismo que sustentaron la dictadura. Son los que estuvieron tras la mano que disparó contra Victor, o la que torturó en La Esmeralda, o la que dispuso matar a Frei Montalva. Sólo la Izquierda, la única que existe, y su candidato Jorge Arrate, representan todo el honor de la lucha por el respeto a los derechos humanos y por impedir el retorno del pinochetismo al poder político.