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Los próximos combates

Fuentes: El Siglo

Estaba previsto. Ya hay señales de lo que viene. Un ex funcionario del dictador, Jovino Novoa, adelantó el propósito de terminar con los procesos judiciales seguidos en contra de asesinos y torturadores. Su par, Juan Antonio Coloma, calificó a su sector como de «demócratas y tolerantes». Demócratas nunca han sido, pero sí han sido tolerantes. […]

Estaba previsto. Ya hay señales de lo que viene. Un ex funcionario del dictador, Jovino Novoa, adelantó el propósito de terminar con los procesos judiciales seguidos en contra de asesinos y torturadores. Su par, Juan Antonio Coloma, calificó a su sector como de «demócratas y tolerantes». Demócratas nunca han sido, pero sí han sido tolerantes. Toleraron los desaparecimientos forzados de miles de chilenas y chilenos, Toleraron los degollamientos, las ejecuciones ilegales ; toleraron que se quemara vivos a dos jóvenes, toleraron las torturas, los campos de concentración, la prisión ilegal, el exilio, el fin de los derechos de los trabajadores, la privatización de la salud, de la educación, de la previsión social. En rigor, más que toleraron, apoyaron con entusiasmo estos horrores, cuando no fueron los propios instigadores. A su turno los empresarios se soban las manos y ya exigen «flexibilización laboral» fin del salario mínimo,etc.

En cuanto al electo, cualquier semblanza suya espanta ; multimillonario súbito, declarado reo en los años 80 por los delitos de estafa y fraude, salvado a última hora por la Corte Suprema de la época, con apoyo de la dictadura y la embajada yanki. Involucrado en líos políticos y comerciales, ha de ser el primer chileno de la historia que llega al alto cargo con tan impuros pergaminos. Casualidades del destino : su abogado, Fernando Barros, es el mismo que vimos hasta el cansancio junto al dictador en los días de su reclusión en Londres. Su entorno no es el mejor. En el exterior sus mejores aliados son personajes como Aznar de España, Berlusconi de Italia, Sarkozy de Francia y, más cerca, Uribe en Colombia, Calderón en México. En cuanto a sus colaboradores en Chile hay dudas. ¿Quién será por ejemplo su ministro de Cultura, cuál el de Educación? ¿Su hermano el «negro»? ¿O el Kike Morandé?¿Tal vez alguno de los Quincheros? ¿Cuál el encargado de DDHH?¿el Mamo?¿Krasnoff Marchenko o Moren Brito? Su canciller, ¿será Moreira?

A su turno, en la Concertación las cosas no parecen mejorar. La vergonzosa patinada del Partido Radical en su breve pacto con la derecha y hechos como el ocurrido a propósito de la designación de representantes de organizaciones de DDHH en el Instituto del mismo nombre parecen indicar que no se aprende la lección. Por si el lector no sabe de este episodio, le contamos que entidades falsas, inexistentes, domiciliadas en Puerto Varas y vinculadas a prohombres de la Concertación, pasando por sobre el Fasic y el Codepu, impusieron sus directores. Se confirma así la razón de las organizaciones reales de DDHH para no cohonestar con su presencia este bochorno.

El Mercurio se pone al día y en sus páginas sociales ha vuelto a figurar la viuda del tirano. Y es tal la conmoción externa causada por la victoria electoral de los trogloditas que en una de las funciones de «Santiago a mil», la actriz azteca Regina Orozco, en la obra «Rosa mexicano», ironizó diciendo que en la actual situación lo mejor sería que la presidenta no entregara nada. Así ven al país desde fuera.

En cuanto a nosotros, los comunistas, las mujeres y hombres de la Izquierda chilena, ya conocemos el camino para enfrentar a las fuerzas regresivas. Organización, unidad, acción, lucha, amplitud para sumar fuerzas. Vienen nuevos combates sociales y estamos preparados. Las fuerzas de izquierda tienen su Programa, están además los 12 puntos acordados en torno a la segunda vuelta presidencial y saldremos al paso de los intentos de retroceso social y político para avanzar hacia la conquista de un gobierno democrático de carácter popular y con justicia social. Nos respalda nuestra propia experiencia de rebeldía y nos anima nuestra insobornable esperanza.