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Entrevista a Esteban Silva, dirigente del socialismo allendista

«Este nuevo ciclo del socialismo en América Latina debe basarse en una alianza amplia de izquierda»

Fuentes: Rebelión

– Esteban, Jorge Arrate fue para muchos, personalmente hablando, el mejor de los candidatos, Sin embargo el recaudo electoral marco una avance más bien modesto. ¿A qué atribuye esto usted que fue director ejecutivo de la campaña? – En mi opinión el 6,2% de votación nacional obtenida por Jorge Arrate como abanderado del Juntos Podemos […]

– Esteban, Jorge Arrate fue para muchos, personalmente hablando, el mejor de los candidatos, Sin embargo el recaudo electoral marco una avance más bien modesto. ¿A qué atribuye esto usted que fue director ejecutivo de la campaña?

– En mi opinión el 6,2% de votación nacional obtenida por Jorge Arrate como abanderado del Juntos Podemos y del Frente Amplio tiene un alto valor político estratégico cualitativo y cuantitativo con proyección de futuro. Sobre todo, si tomamos en cuenta las condiciones en que se desarrolló su campaña en relación a las otras candidaturas y a todas las campañas anteriores de la izquierda, ellas fueron:

Primero, debido a la necesidad de concentrar fuerzas para perforar el sistema electoral binominal nuestra campaña presidencial tuvo candidatos a parlamentarios en tan solo 12 de 60 distritos y no tuvo ningún candidato al senado en las circunscripciones impares. Aquello nos perjudicó electoralmente e hizo más difícil el despliegue de la campaña de Arrate en todo el territorio nacional.

Segundo, la feroz invisibilidad y exclusión sistemática a la que fue sometido Arrate y sus propuestas, por parte de los grandes medios de comunicación.

Tercero, las maniobras y discursos públicos de las campañas de Eduardo Frei y de Marco Enríquez Ominami, para debilitar la opción de Arrate con el mañoso argumento de que votar por Arrate era darse un gustito y que este no era competitivo. Sumemos también el agresivo ataque del empresario y jefe político de MEO, Max Marambio, de que Arrate era un candidato complementario o «galleta» de Frei, debido al pacto instrumental entre el Juntos Podemos y la Concertación. A lo anterior, hay que agregarle el enorme despliegue de recursos y medidas coercitivas hacia su base de la cúpula del socialismo concertacionista para tratar de impedir el que los socialistas se redomiciliarán finalmente en la izquierda, reconociendo en los socialistas allendistas y en Arrate el legado de Allende como culturalmente necesario para reconstituir un proyecto de transformación antineoliberal para el Chile del siglo XXI, a partir de una nueva alianza social y política transformadora desde la izquierda.

Otro factor en los resultados, fue el impresionante poder del dinero expresado en publicidad millonaria, tal como quedó claramente de manifiesto en los impactantes montos millonarios gastados y reconocidos ante el Servicio Electoral por las campañas de Piñera, Frei y MEO. La relación es absolutamente asimétrica si se las compara con los modestos y casi irrisorios recursos de Arrate.

A pesar de todo ello, la izquierda con Arrate obtuvo su mejor votación en 20 años gracias al esfuerzo voluntario y ad honorem de miles de independientes, dirigentes sociales y militantes de las fuerzas que participaron en la Asamblea Nacional de la izquierda en abril del 2009.

¿Cree que ese apoyo a Frei que se podía colegir de las palabras del candidato le perjudicó?

– Creo más bien que los factores descritos en la respuesta anterior influyeron en la votación de un segmento del electorado, el que ha envejecido sustantivamente. Sin embargo, lo más interesante es que obtuvimos una alta votación entre los jóvenes que se inscribieron y votaron por primera vez. Déjeme decirle que Arrate con sus planteamientos atrajo de manera entusiasta a un gran contingente de jóvenes menores de 18 años, los cuales fueron muy activos en la campaña. No tengo dudas de que las nuevas generaciones saben y sabrán distinguir las propuestas de una izquierda verdaderamente transformadora y no se dejan engañar por el falso dilema etáreo o generacional para establecer la diferencia entre una propuesta política verdaderamente transformadora y transgresora en relación a la política actual dominante, farandulera y desprovista de contenidos. En definitiva, engañosamente conservadora y reproductora del estatus quo neoliberal. Por lo mismo, creo que los jóvenes tampoco se dejaran engañar por la majadera frase cuñera de Enríquez Ominami de motejarnos de ser una izquierda conservadora.

-¿Qué de positivo deja la campaña de Arrate?

– Pese al inmovilismo actual, al trauma creado por el mega terremoto que azotó a nuestro país y que nos cambió parte de las prioridades de la agenda y al transformismo que vemos hoy producto de los primeros meses del gobierno de la derecha y a pesar de la ausencia-espero momentánea- de una oposición y disidencia de izquierda diferenciada de la Concertación, pienso que la izquierda tiene hoy mejores posibilidades de ampliarse, confluir y retomar iniciativa gracias a la campaña de Arrate, pues ella dejó un arsenal de ideas y convocatoria suficiente como para transformarla en un punto de partida, en el impulso de un nuevo camino para construir una nueva hegemonía cultural, social y política transformadora. La izquierda con Arrate presentó una franja presidencial de TV con un alto nivel de contenidos con creatividad, demostrando que se puede comunicar ideas potentes y claras aún con escasos medios mediante un formato culturalmente moderno y de calidad.

Arrate retomó sin titubeos el legado de Salvador Allende. Abogó por enfrentar las causas que generan la desigualdad. Fue el único candidato que propuso e insistió sobre la necesidad de una Asamblea Constituyente para una nueva constitución. Propuso la renacionalización del cobre y la nacionalización del agua, la democratización de la propiedad de los medios de comunicación, el término de los intereses abusivos y una verdadera reforma tributaria. Una educación laica y pública de calidad, desmilitarizar la Araucanía y el término del binominal. Todo eso se encuentra absolutamente vigente y debemos instalarlo como prioridad en la agenda nacional.

– ¿Por qué cree usted que perdió Frei, si la derecha es objetivamente minoría en el país?

– Para obtener la victoria, la derecha con Piñera tuvo que disfrazarse, presentarse sin programa, mostrarse continuadora en lo esencial de los gobiernos concertacionistas. Pero la verdad es que no tuvo que hacer un gran esfuerzo ya que la gran derrota sufrida por la Concertación es sistémica y profundamente cultural.

En 1997 lo señaló acertadamente Tomás Moulian en su libro Chile: Anatomía de un Mito: la Concertación abandonó desde sus inicios su programa de democratización y recuperación de la soberanía económica, legitimando y garantizando la reproductibilidad del modelo neoliberal impuesto por el pinochetismo. La Concertación se niega todavía por conveniencia y temor a reflexionar sobre las causas estructurales de su derrota pues no quiere asumir esta gran verdad.

Hoy los poderes fácticos de ese conglomerado en crisis siguen bloqueando un debate necesario. Siguen los mismos lobistas de grandes empresas presidiendo o apadrinando sus centros de pensamiento. Se auto asignan roles de promotores de nuevas figuras emergentes para renovar esa coalición y lo hacen a través de trascendidos o publireportajes amigables publicados por sus amigos de la cadena Copesa y del Mercurio. Otros escriben libros sobre la derrota de Frei, sin hacerse cargo de sus propias conductas. Conductas políticas que llevaron a la metamorfosis y al abandono de sus objetivos primigenios a esa coalición a lo largo de los 20 años de gobiernos concertacionistas. Todo cambia para que nada cambie.

– ¿Cómo ve las respuestas gubernamentales a la catástrofe del terremoto?

– Las respuestas han sido lentas y burocráticas frente a las necesidades urgentes que viven miles de compatriotas. Sus propuestas y medidas reflejan la primacía del sector privado y reflejan un Estado subsidiario y privatizado que continuará siendo impotente como tal en las urgencias dependiendo para su respuesta de la organización de teletones y de instituciones de caridad tipo Techo para Chile.

Los damnificados mismos e incluso los Municipios no tienen participación real en las soluciones. Por otra parte, en relación al financiamiento para la reconstrucción sería iluso haber esperado una reforma tributaria de fondo por parte de Piñera como lo exigió la concertación, coalición que no quiso asumir el tema durante 20 años. Ahora so pretexto de obtener recursos frescos se pretende privatizar los últimos activos del Estado en las empresas sanitarias que no vendieron los anteriores gobiernos concertacionistas. Piñera propone un impuesto temporal y un royalty que no es tal y que en definitiva favorecerá en el mediano y largo plazo a las grandes corporaciones de la minería privada.

En su discurso presidencial del 21 de mayo, Piñera presenta un verdadero ofertón característico su llamada «nueva formar de gobernar». Aprovecha de retomar su llamada agenda pro crecimiento claramente pro empresarial, la que se traducirá en una mayor privatización de la economía y de la gestión del poco Estado que va quedando con el consiguiente recorte de sus programas sociales.

Otro aspecto extraordinariamente grave, es la exacerbación e incremento de una política represiva de control social para asegurar y blindar el modelo económico, reprimiendo drásticamente toda protesta o contestación social importante.

Coherentemente con aquello, se presentan arbitrariamente como parte de un todo, los operativos represivos adoptados para el día del joven combatiente con la necesaria lucha contra la delincuencia y el flagelo de las drogas en nuestro país. Un botón de muestra, es el anuncio presidencial de aumentar las sanciones y penas frente a la figura del «maltrato de obra y palabra a carabineros». Gracias a esa tipificación, durante la dictadura, se procesó y encarceló arbitrariamente a miles de opositores, particularmente a estudiantes y pobladores.

– Usted conoce bien el proceso venezolano. La prensa oficial chilena demoniza al presidente y le pone como un excéntrico tiranillo del Caribe. ¿Qué podría usted contar a nuestros electores que no aparezca en la prensa del stablishment?

– Tengo una alta opinión del Comandante Hugo Chávez, a quién conozco desde que llegó a la presidencia de su país, pues tuve la oportunidad de trabajar con su gobierno desde el Organismo Andino en Salud en el Sistema Andino de Integración. Siempre ha sido un líder con una alta sensibilidad social que impulsó y respaldó con mucha convicción nuestros programas de integración andina en salud, y por cierto, impulsó la integración latinoamericana desde lo social.

En el 2006 y a raíz de las agresivas declaraciones del canciller Alejandro Foxley en contra del embajador venezolano en Chile Víctor Delgado, le propuse al senador Navarro viajar a Venezuela para dar una señal de apoyo político y organicé su primer viaje a ese país para presentarle a Ministros, parlamentarios y dirigentes del partido del Presidente Hugo Chávez. En aquella oportunidad, participamos en varios actos de respaldo a la reelección de Chávez en Santa Inés y Barinas. Por la noche, el Presidente Chávez nos invitó a regresar con él hacia Caracas para conversar sobre nuestras relaciones bilaterales, el proceso bolivariano y Allende.

En esa conversación el presidente Chávez expresó su respeto y admiración por el general Alberto Bachelet, padre de la entonces presidenta Michelle, a quién calificó de general patriota, allendista y leal, recordando la amistad que tenía con el general progresista peruano Juan Velasco Alvarado. Chávez se intereso en la izquierda allendista y se mostró muy interesado en como profundizar nuestras relaciones bilaterales, planteándonos el desafío de construir una integración más justa e incluyente y por tanto diferente a la neoliberal imperante.

A pesar de que su gobierno había recibido garantías por parte de un representante de Bachelet de que Chile apoyaría la postulación de Venezuela al Consejo de Seguridad de la ONU, el presidente Chávez fue extremadamente respetuoso con la decisión de abstenerse que luego asumió la presidenta. En el marco de la Asamblea General de la ONU estaba prevista una bilateral entre ambos y al ver la presión negativa de que era objeto Bachelet por parte de la prensa, la derecha y la DC ante su posible respaldo a Venezuela, nos contó que la había llamado para decirle que mejor suspendieran la bilateral pues él no quería que se interpretara aquella reunión como una presión indebida de su parte para asegurar el voto de Chile. Al proponerle suspenderla buscaba aliviarla de presiones internas sobre el tema. Creo que esta conducta lo retrata de cuerpo entero.

Chávez es un hombre con una alta sensibilidad por la historia de nuestros pueblos, por sus hechos y complejidad y sobre todo por los ideales de sus protagonistas históricos como Salvador Allende.

– ¿Qué es y en quÉ está el socialismo allendista del cual es usted dirigente?

– Los socialistas allendistas reivindicamos un socialismo revolucionario, democrático y plural, claramente anticapitalista para el Chile del siglo XXI. Postulamos un socialismo que reivindica el legado de Salvador Allende y las alianzas sociales y políticas que llevaron al movimiento popular a construir un cambio de hegemonía social, cultural y económica verdaderamente transformadora como la que dio origen a la Unidad Popular. Para nosotros, este nuevo ciclo histórico del socialismo tanto en América Latina como en Chile debe reconstituirse cultural y políticamente desde los movimientos sociales y claramente anclado en una alianza y coalición amplia de izquierda con un claro programa antineoliberal, uniendo fuerzas amplias en torno a la necesidad de una Asamblea Constituyente para una nueva Constitución

Somos un movimiento constituido en todo el país constituido inicialmente por un masivo y significativo grupo de dirigentes históricos, regionales y militantes de base que abandonamos el PS-Rossi, pero al que se le han incorporado ahora entusiastamente muchos jóvenes, dirigentes sindicales, poblacionales y de movimientos ciudadanos, así como socialistas e independientes sin militancia anterior. Muchos de ellos se fueron incorporando al calor de la campaña de Arrate motivados por el programa y propuestas de la izquierda.

Junto a otros movimientos que provienen de culturas miristas, comunistas y de nuevos contingentes de jóvenes e independientes de izquierda, estamos decididos a constituir nacionalmente el Frente Amplio de Izquierda (FAI) como un partido de clara orientación allendista, capaz de contribuir con el Juntos Podemos a la unidad de la izquierda y sobre todo contribuir a gestar una nueva confluencia social y política anticapitalista para disputar la hegemonía en nuestra sociedad basada en el protagonismo popular .

Frente la apatía y el inmovilismo actual no nos quedaremos de brazos cruzados, si hoy otra América Latina es posible vamos a luchar con entusiasmo allendista para que otro Chile pueda ser posible.