Sí, sí, sí. Si dos afirmaciones representan una negación, cabe la posibilidad de que sea burlesca, tres afirmaciones significan una afirmación en toda regla; de ahí que Black, black, black -Negro, negro, negro- título de la última novela de Marta Sanz, esté aseverando que lo que vamos a leer es, más allá de toda duda, […]
Sí, sí, sí. Si dos afirmaciones representan una negación, cabe la posibilidad de que sea burlesca, tres afirmaciones significan una afirmación en toda regla; de ahí que Black, black, black -Negro, negro, negro- título de la última novela de Marta Sanz, esté aseverando que lo que vamos a leer es, más allá de toda duda, negro, negro, y solo negro.
Si la novela negra en ocasiones lleva consigo alguna denuncia, ésta de Marta Sanz, sí, sí, sí es una bofetada a la organización social que promueve la diferencia entre las personas. Con el tortazo a la concepción que se oculta tras los personajes, se tambalea la idea fatua, soberbia y agresiva con que el sistema ha colonizado las mentes de quienes se creen el cuento de la diferencia, discurso para oprimir a los débiles.
Black, Black, Black invita al lector a desmentir la verdad que se le implanta, los personajes dicen más verdades mintiendo, y para que el lector no se vea conducido de principio a fin Marta Sanz echa abajo el género y la estructura tradicional y hace una parodia del entretenimiento y las truculencias con que la industria ha explotado la novela negra. Es una novela contra la seducción y contra el acomodamiento que engaña a los lectores, para conseguir tal propósito se dispone todo para que el lector dialogue con el texto, plantee las contradicciones, le cree dudas y que el libro sea en si mismo una denuncia de la organización de la violencia que circula oculta en la sociedad, busca que la violencia de la literatura sea el reflejo de la violencia que se ejerce desde los estamentos que controlan la sociedad, lo raro -dice Marta Sanz- es que no ocurran más cosas.
De las tres partes de la novela la primera con sus personajes tan distintos a los habituales, pero tan reales, y su modo de investigar, hace saltar por los aires la idea de los personajes y el sistema de investigación característicos de este tipo de novelas.
La segunda es el diario de una mujer que cuenta su enfermedad y escribe sus historias inventadas de crímenes en la comunidad de vecinos, que luego tendrán su utilidad para el lector; es un capítulo metaliterario en el que al lector le queda la pregunta de si somos responsables de lo que escribimos, y resulta un ejercicio contra la escritura llena de trampas para los lectores, contra la enfermedad comercial de la literatura.
Y el tercer capítulo retoma el primero para aclarar dudas.
Frente a la idea que transmite Sherlock Holmes de que el mundo está bien hecho, o que está mal hecho según Hammett, Black, Black, Black, es ante todo una novela sobre el discurso de la violencia y una parodia de la novela negra. Es una novela de interiores y exteriores, como aquella película de Hitchcok, La ventana indiscreta, en la que prima el entretenimiento y no hay otro fin, y en Black, black, black además de eso nos adentramos en la presión sicológica que habita la vida doméstica, los crímenes en la vida cotidiana, la convivencia en crisis, los mundos que se han ido alejando y alejando y que si se cruzan producen un estallido, en definitiva se respira todo el sistema de planificación económica y social del capitalismo, el motor que crea las circunstancias, la mano en apariencia invisible que dispone a las personas para que cometan el delito, que fermenta y fomenta la violencia que es ejercida día tras día sobre los personas y la incitación a que ésta mismas personas la descarguen verbal y físicamente contra quien se encuentre al lado o debajo, y no se les pase por la cabeza devolverla al responsable de las causas sociales y políticas: si, si, si, esto es lo negro, esta es la novela de investigación que nos corresponde.
Título: Blac, black, black.
Autora: Marta Sanz.
Editorial: Anagrama.
Ramón Pedregal Casanova es autor de Siete novelas de la memoria Histórica, editado por la Fundación Domingo Malagón y Asociación Foro por la Memoria.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.