Traducido para Rebelión por Caty R.
Luis Vitale nos dejó el 27 de junio pasado y con él una gran parte de la historia del movimiento obrero chileno (y latinoamericano) que representaba junto a figuras como Clotario Blest. La presencia militante en sus funerales en Santiago, así como en el momento de la ceremonia en torno a sus cenizas en la ciudad minera de Lota (en el sur del país) demuestra que permaneció fiel a sus compromisos y a un riguroso pensamiento marxista durante toda su vida. Los suyos, hasta su último aliento, fueron siempre los y las «de abajo», los trabajadores, los oprimidos, el pueblo movilizado contra cualquier forma de explotación o dominación. «Lucho», como le llamábamos cariñosamente, fue ciertamente un hombre extraordinario, por su trayectoria biográfica, por sus múltiples compromisos: sindicalista, militante revolucionario, historiador marxista prolífico, pero también por su personalidad cálida y brillante.
Nacido en Argentina, muy pronto vinculó su destino al pueblo chileno y a sus luchas. Su trayectoria se inscribe en la línea de la historia del movimiento trotskista de ese país, junto a Manuel Hidalgo, Luis y Pablo López Cáceres, Héctor Velásquez, Joaquín Guzmán o Humberto Valenzuela (1). Por otra parte fue este último, importante líder obrero y fundador del trotskismo chileno en los años 30, quien le reclutó en 1955 como militante del Partido Obrero Revolucionario (POR) (2). En 2002, durante una entrevista que «Lucho» nos concedió sobre su vida militante, recordaba: «Las actividades que he vivido no sólo fueron como miembro de la sección de la IV Internacional en Argentina y Chile, sino también como líder sindical. Nací en Argentina, sin embargo cuando llegué a Chile, fundé el primer sindicato de los trabajadores de laboratorio, a partir de ahí me convertí en dirigente de la Federación de Química y Farmacia; en 1958, junto a Clotario Blest llegué a la CUT (Central Unitaria de los Trabajadores). Fui dirigente nacional entre 1958 y 1969. Eso me permitió conocer a todo lo largo del país el movimiento sindical chileno. El conocimiento, y también el hecho de enamorarme allí, dieron a entender que iba a pasar en Chile el resto de mi vida. En aquella época existía en Chile el POR (Partido Obrero Revolucionario) que constituía una sección de la IV Internacional. Dicho partido representaba, si mal no recuerdo, la segunda sección del trotskismo en América Latina» (3). Así, la militancia de Luis Vitale está marcada por la corriente internacional dirigida por Pablo (Michel Raptis) y Ernest Mandel. Sin embargo Vitale fue de los que rechazaron la estrategia de adhesión total al Partido Socialista chileno en 1955, siguiendo a la minoría dirigida por Valenzuela, y convirtiéndose junto a éste en uno de los dirigentes del POR.
Observador atento de las convulsiones de América Latina, Lucho era un defensor apasionado de la revolución cubana. Especialmente en la estela de ese nuevo período que se abría el POR participó en la creación del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR), en 1965, junto a otras organizaciones. Lucho fue el redactor de la declaración de principios del MIR. Mientras que algunos militantes vieron en esa fusión-creación una «liquidación» del POR, Vitale siempre defendió la fundación del MIR el cual, por otra parte, jugaría un importante papel durante el proceso prerrevolucionario de la Unidad Popular (1970-1973): «Desde nuestro punto de vista no se trataba de una operación de «liquidación», sino más bien, teniendo en cuenta lo que significaba la revolución cubana en el ámbito latinoamericano, de intentar una práctica política que permitiera avanzar» (4). Cuatro años después fue la vieja guardia obrera y trotskista la que abandonó el MIR (incluido Vitale) empujado afuera por una nueva generación (entre ellos Miguel Enríquez) que llama a boicotear a Allende y las elecciones presidenciales de 1969. Los militantes de la IV Internacional formaron entonces el Frente Revolucionario, convertido en el Partido Socialista Revolucionario (PSR) en 1971, organización que intentaría radicalizar las luchas de los Cordones Industriales durante el gobierno de Allende. El golpe de Estado de 1973 significaría para «Lucho», como para cientos de miles de personas, la tortura, los campos de concentración (conoció al menos 9) y después el exilio a partir de 1975 (5). Siguió militando en Europa y después en Venezuela (El Topo Obrero 1980-85) intentando a su regreso a Chile, a principios de los 90, mantener un nuevo movimiento revolucionario. Sin embargo la ruptura de 1973 (personal y colectiva) también marcó el final de su trayectoria como dirigente político, pero no de su función de intelectual comprometido.
Pero fue gracias a su trabajo teórico y de historiador por el que Vitale ha conseguido tener un impacto considerable, además a escala internacional. En efecto, después de haber sido sindicalista se convirtió en académico (1968) gracias a un trabajo de investigación reconocido por su seriedad y originalidad. En los años 60 inició la redacción de su obra principal: Interpretación marxista de la historia de Chile (8 tomos reeditados en 2000 por la editorial Lom). De ese modo se afirmó como uno de los historiadores marxistas más leídos en Chile y América Latina, ofreciendo una lectura materialista de la historia del continente (6) donde se pone el acento en las luchas de clases, en el papel del movimiento obrero, en el imperialismo y el lugar de América Latina en un desarrollo capitalista mundial injusto y maquinado. Al mismo tiempo debatió ardientemente dentro de su corriente historiográfica con investigadores e ideólogos vinculados con el estalinismo y los partidos comunistas, rechazando sus teorías de la «revolución por etapas» o su análisis del feudalismo latinoamericano. Siempre ha mantenido el empeño de combinar sus numerosos escritos (67 libros y más de 200 artículos) (7) con una reflexión política y estratégica anticapitalista comprometida. Atento a las pulsaciones de la sociedad, también se mantuvo alegre y festivo. Enamorado del tango, del buen vino y las largas veladas para rehacer el mundo, recibía en su humilde apartamento a estudiantes, militantes y vecinos siempre con algunas buenas historias y mucho humor. Así, supo luchar contra cualquier obrerismo o dogmatismo, abriendo sus investigaciones a la historia de la mujer y el feminismo (La mitad invisible de la historia. El protagonismo social de la mujer latinoamericana, 1988), a la problemática indígena, a la música popular, aportando a la cuestión ecológica y a la historia anarquista (Contribución a la historia del anarquismo en América Latina, 2002). Todo esto, en muchos casos, decenios antes de que estos temas se convirtieran en inevitables. Poco antes de su muerte escribió: «Mi compromiso al lado de los pueblos de Nuestra América se expresa en mis publicaciones […] Actualmente soy un marxista libertario que contribuye a la lucha de los movimiento sociales por una sociedad alternativa al capitalismo ‘neoliberal’, capitalismo que es antes conservador que liberal».
Su gran apertura de espíritu al servicio de un marxismo crítico vivo y su colaboración multiforme con numerosos colectivos explican la diversidad de los homenajes que se le rinden hoy: organizaciones libertarias, trotskistas o anticapitalistas, comités de barrios, sindicatos, colectivos de estudiantes o indígenas Mapuche, todos afirman al unísono: ¡Lucho Vitale presente!
Notas
(1) Véase al respecto: Dolores Mujica, Retratos: Hombres y mujeres del trotskismo. La cara oculta de la clase trabajadora chilena, Biblioteca obrera, 2009, www.bibliotecaobrera.cl/wp-
(2) Militó anteriormente en el POR argentino (1952-1954)
(3) F. Gaudichaud, «Contribution à l’histoire du mouvement révolutionnaire chilien: conversation avec Luis Vitale», en Autour du mouvement révolutionnaire chilien, Dissidences, Nancy, nº 14-15, enero de 2004 ( www.dissidences.net/ )
(4) Ibid.
(5) Sobre su experiencia de la represión, así como la de su pueblo: F. Gaudichaud, «Luis Vitale: Memoria de la tortura», Rebelión, 2004, http://www.rebelion.org/
(6) Véase especialmente: Historia general de América Latina, 9 tomos, 1984; De Martí a Chiapas. Balance de un siglo, 1995; Historia social comparada de los pueblos de América Latina, 1998.
(7) Varias obras y textos de Luis Vitale están disponibles en línea: http://mazinger.sisib.uchile.
Inprecor: http://orta.dynalias.org/inprecor