Recomiendo:
0

Anuncian campaña en defensa de la soberanía alimentaria y contra la resolución 970

Encuentro de campesinos rechaza la mercantilización de las semillas y los bancos transgénicos

Fuentes: Rebelión

Proclama por la Dignidad y el Respeto a la Vida y la Felicidad de Los Pueblos de Colombia DECLARACIÓN DEL VI ENCUENTRO DE PRODUCTORES/AS Y SABIDURÍAS POPULARES ECOVIDA El VI Encuentro Nacional de productores ecológicos y sabidurías populares, las organizaciones, los hombres, jóvenes y mujeres participantes en la construcción de una Colombia incluyente, libre de transgénicos […]

Proclama por la Dignidad y el Respeto a la Vida y la Felicidad de Los Pueblos de Colombia
 
DECLARACIÓN DEL VI ENCUENTRO DE PRODUCTORES/AS Y SABIDURÍAS POPULARES ECOVIDA

El VI Encuentro Nacional de productores ecológicos y sabidurías populares, las organizaciones, los hombres, jóvenes y mujeres participantes en la construcción de una Colombia incluyente, libre de transgénicos y agrocombustibles, democrática, con respeto por sus saberes ancestrales, la seguridad y soberanía alimentarias, reunido los días 26, 27, 28 y 29 de agosto en las instalaciones de la Universidad de Caldas, patrimonio Público de los colombianos,

Considerando
DECLARATORIA PÚBLICA POR LA VIDA

«Desde que el viejo Adán está en condiciones de aniquilarse a sí mismo y de paso al resto de los seres vivos, sólo cuenta con la razón, que debería elevarlo por encima de los animales, y se encuentra sólo y huérfano de Dios. Ha caído en sus propios brazos, lo rodean sus obras, que cobran vida propia. Harto de la razón, está descubriendo la naturaleza, sobre todo desde que está languidece llena de achaques. ¿Salvará la naturaleza al viejo Adán? ¿Le ofrecerá salida y refugio? ¿Lo ilustrará?»
GÜNTER GRASS

El pasado 10 de marzo el instituto Colombiano Agropecuario (ICA) profirió la resolución número 970 «Por medio de la cual se establecen los requisitos para la producción, acondicionamiento, importación, exportación, almacenamiento, comercialización, y/o uso de semillas para siembra en el país, su control y se dictan otras disposiciones».

Por medio de esta resolución, se contraría el excelso texto constitucional colombiano, «la norma de normas» pionera de la sana convivencia civil cotidiana, pues al mercantilizar y tecnificar algo tan simple como la semilla, (hija y madre simultánea de la tierra), se condena a la marginalidad, a la exclusión y se perpetúa la condición minoritaria de nuestra comunidad campesina: colectivo que se erige en la memoria de la historia de un país que se debate en un proceso de modernización «impuesto desde arriba», colisionando por lo mismo con las culturas ancestrales, aquellas que cómo las campesinas deben ser arrasadas avasalladoramente del camino de ascenso del «tercer» al «primer» mundo, el progresista y tecnificado, en el que no existe espacio para la inclusión de las minorías, en el que la promesa y el delicioso sueño del Estado social de derecho, soñado por la constituyente de 1991, no trasciende del espectro utópico de las palabras, «perras negras» en términos cortazarianos.

La resolución le ha robado a la tierra las semillas, hijas de la naturaleza como homenaje por la vida y para la vida, ahora secuestradas por la privatización, corporatizadas, transformadas en patentes de propiedad intelectual para un pequeño grupo de empresarios afortunados. Hasta ahora habíamos padecido y aceptado silenciosamente la privatización de lo público: los espacios y los servicios, silencio culpable y de aquiescencia que nos enfrenta hoy, ya no al intercambio privatista de materias y de espacios, sino a la usurpación de la naturaleza misma, de las raíces propias de la vida. Al hombre moderno, en su afán de protagonismo antropocentrista, no le bastó con el agotamiento de las posibilidades de subsistencia para las generaciones futuras, nos impone ahora el reto de reivindicar la libertad de las dadoras de vida, de las semillas: espadas y bastones de los campesinos colombianos.

La fe racionalista moderna y las nobles pretensiones de ilustración, en proceso de desarrollo desde hace cerca de tres siglos han llegado hasta sus últimas consecuencias: el hombre se liberó de la superstición, se educó, creó pararrayos, luz eléctrica, aprendió a cepillarse juiciosamente los dientes después de cada comida, en fin, cumplió con disciplina las condiciones indispensables para el surgimiento de una humanidad nueva, mejorada, lectora infatigable de noche y de día, aquella liberada de la superstición y forzosamente sana, destinada a la paz perpetua y la justicia social…decepción inasible la de Descartes y Kant, su hombre del mañana, su superhombre, terminó con el exterminio de todo su contexto vital , desde la «otredad» hasta la génesis simple de la vida representada en una semilla.

El silencio culpable que nos enjauló en las «jaulas de hierro» weberianas ha de ser roto so pena de que el día de mañana una hermosa gota de rocío sea patentada, perdiendo su estética función vital de adornar las cosas del mundo tecnificado del insaciable hombre moderno.

En consideración de lo anterior, proclama:

Al conjunto de procesos organizativos, sociales, ciudadanos, populares, ambientales, indígenas, mujeres, jóvenes, sindicales, por el agua, las semillas, la defensa y protección del territorio, tendencias de géneros, demás hombres y mujeres del pueblo colombiano defensores de los derechos de las mayorías nacionales a:

1. Que es necesario construir y fortalecer los escenarios de análisis crítico sobre la difícil situación de despojo, desplazamiento y empobrecimiento que sufren hoy los habitantes en campos y ciudades colombianas por cuenta de los procesos de normalización de la vida cotidiana y la imposición, a cualquier costo, de las orientaciones de un concepto de desarrollo que beneficia a un selecto grupo de colombianos ligados a las transnacionales y el gran capital extractivo, especulativo y financiero, que son productos de la lógica del despojo que el modelo de acumulación denominado Neoliberalismo trae para los Estados.

2. Que producto de ellos es vital que los colombianos libren una batalla nacional e internacional por el respeto a los saberes ancestrales, las semillas, la tierra, la dignidad, el agua, como pilares de la paz, la felicidad y la convivencia pacífica, en condiciones de soberanía y autodeterminación para lograr la seguridad y soberanía alimentaria de todos los colombianos, la oportunidad de sembrar productos (omg) libres de manipulaciones transgénicas o químicas y disfrutar del agua como principio de organización social de todos y todas.

3. Que el papel jugado en la construcción de nación por parte de nuestros campesinos y campesinas los sitúa en una condición que no ha sido reconocida por parte del Estado, ante lo cual es vital que se establezca, por norma constitucional dicho reconocimiento, determinando las garantías, ámbito territorial, escenarios de promoción y respeto de sus derechos como constructores de la vida nacional.

4. Que las acciones de cooperación para el desarrollo que otros países realicen en nuestros territorios deben respetar la conducción y autonomía de los colombianos para su ejecución en el marco no sólo del ordenamiento legal nacional sino de la construcción social y popular de una política pública de Tierras, Agua y Semillas para los colombianos.

5. Que las políticas de ordenamiento de los territorios y sus planes, proyectos y programas deben beneficiar con especial atención a los habitantes arraigados en cada rincón nacional en procura de mejorar sus condiciones de vida y de felicidad, de manera que el ordenamiento jurídico nacional debe tener como pilares la construcción autónoma y fecunda de la memoria colombiana al punto de ser los principales beneficiarios de la tierra, sus frutos mineros, energéticos, alimentarios, sus semillas, para que sobre ellos descanse la tranquilidad, el goce y la vitalidad de los distintos pueblos que son torrente de construcción de la paz y la justicia social.

6. Que todas las plataformas que orienten la defensa de los derechos humanos, el territorio, el agua y las semillas realizarán a partir de la fecha una gran campaña nacional que incorpore la organización social, ciudadana y popular, la movilización por la defensa de los territorios y sus legítimos habitantes, el establecimiento de las acciones de orden jurídico en instancias nacionales e internacionales frente al incondicional compromiso que han expresado los distintos gobiernos a favorecer intereses privados transnacionales por encima del bienestar de los colombianos.

7. Que se construirán espacios de coordinación e intercambio de saberes que estimulen la organización social de base en todos los rincones del país

8. A través de acciones de denuncia de los atropellos que se vienen cometiendo como la ley de tierras, el no respeto al referendo por el Agua, la nulidad de la resolución 970 de marzo del 2010 proferida por le ICA, que establece el uso de semillas mediante procesos irrespetuosos y lesivos de certificación orientados por parte de agencias internacionales, los bancos transgénicos de semillas y que únicamente benefician al gran capital y las transnacionales.

9. Que los procesos científicos, de investigación y extensión de alto nivel, en especial de la universidad pública como patrimonio nacional, debe estar comprometida en el establecimiento de procesos que garanticen el disfrute de los recursos naturales, mineros, energéticos, alimentarios, las semillas, el agua y la tierra por parte de los nacionales colombianos, en condiciones dignas y equilibradas de producción.

10. Que articuladamente todos los procesos, experiencias de defensa del territorio, organizaciones y ciudadanos construirán un plan de acción y visibilización que permita la formulación de iniciativas legales, legislativas y autónomas de preservación de los saberes populares, ancestrales, la defensa, el respeto de los derechos humanos y la construcción soberana de procesos de desarrollo armónicos con el ambiente y respetuosos de los habitantes naturales de los pueblos, territorios y ciudades del país.
De esta manera invitamos a todos los colombianos, afro descendientes, indígenas, mulatos, colonos, campesinos, mujeres, jóvenes a resaltar el papel que ha jugado ECOVIDA como escenario de dignidad y construcción alternativa de salidas a la crisis nacional y su conflicto interno, producto de las desigualdades y la entrega de la soberanía de los colombianos a manos foráneas, será un gran torrente de articulación y unidad en el que el respeto por nuestra riqueza material, intangible, cultural, social y campesina, sean la base del proyecto de país.

Manizales, Caldas, agosto 29 de 2010