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Embajador Jorge Edwards declarado Persona non Grata por chilenos en Francia

Fuentes: Piensa Chile

Desde 1990 la tradicional fiesta de celebración del 18 de septiembre de las asociaciones de chilenos en Francia -Fedach-, ha contado con la participación de miembros de la representación diplomática chilena. El 11 de marzo de 2010, Sebastián Piñera, encabezando la derecha chilena, heredera del legado de Pinochet, ha asumido la presidencia del nuevo régimen, […]

Desde 1990 la tradicional fiesta de celebración del 18 de septiembre de las asociaciones de chilenos en Francia -Fedach-, ha contado con la participación de miembros de la representación diplomática chilena.

El 11 de marzo de 2010, Sebastián Piñera, encabezando la derecha chilena, heredera del legado de Pinochet, ha asumido la presidencia del nuevo régimen, quien nombró al escritor y diplomático Jorge Edwards como su representante en París.

En recientes declaraciones con motivo de la llegada de cubanos a Chile, el flamante embajador chileno en Francia, ha tenido la osadía de declarar, que Chile siempre ha sido y es «el asilo contra la opresión». La actual existencia de numerosos prisioneros políticos mapuches desmiente tales propósitos. En efecto, el empleo sistemático de leyes anti-terroristas ilegítimas contenidas en la Constitución pinochetista, y aplicadas también por los cuatro gobiernos precedentes, para reprimir la lucha de los mapuches por sus reivindicaciones ancestrales, revela que en Chile no se respetan los Derechos Humanos en general, ni de los Pueblos Originarios en particular. El mismo día de la difusión de las declaraciones de Edwards, un grupo de mapuches interpuso una demanda contra el Estado chileno ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas por ser víctimas de «constantes atropellos por parte del Gobierno y de violencia policial».

Hasta hoy rige en Chile la Constitución implantada por Pinochet -sin participación soberana de los chilenos-, que margina importantes sectores políticos y sociales del país, impide la recuperación de los recursos naturales para el beneficio de todos los chilenos e impone el modelo económico arbitrario y excluyente ultra liberal. Chile no fue, bajo el régimen de Pinochet, ni puede ser actualmente, un asilo cuando aún hay numerosos de chilenos privados de sus derechos o impedidos aún de retornar a su tierra. El embajador Edwards falta a la verdad.

Entre las luchas más tenaces de los demócratas chilenos desde el golpe de Estado sobresale aquella por los derechos humanos y contra la impunidad de los criminales. Los delitos imprescriptibles contra los derechos más elementales del ser humano, frutos del terrorismo de Estado, no deben ser tolerados por una sociedad que quiere acceder a una sana convivencia. El señor Edwards ha descollado como uno de los más conspicuos impugnadores de la búsqueda de verdad y justicia. Lamenta, además, que violadores de los derechos humanos, comenzando por Pinochet, hayan sido siquiera interpelados por la justicia. Edwards, con aire doctoral, acusa a las víctimas y sus familiares -tildándolos de «grupos vociferantes», «perfectamente minoritarios», «testarudos» e «inflexibles»-, de impedir la reconciliación nacional y termina exigiéndoles el perdón para los victimarios y el olvido de sus crímenes.

En numerosos artículos publicados en la prensa chilena y española el escritor Edwards, abogando por la conciliación sin justicia, acusa a sus detractores, simulando una postura salomónica, de «falta de cultura política», «exceso de pasión» y de «persistencia de visiones ideológicas del siglo pasado». Al poner su pluma al servicio de la impunidad, Edwards demuestra no estar dispuesto a tolerar en Chile que otros chilenos piensen distinto a él, ni que éstos tengan iguales derechos, trata al fin, de socavar los principios fundamentales de la nación y, de hecho, contribuye a hipotecar la convivencia futura del país. Un país no puede construirse bajo el imperio de la impunidad. En Chile, los importantes avances, desde el fin de la dictadura, en la humanización de la sociedad, han sido obtenidos gracias al tesón de fuerzas sociales, políticas, sindicales y en particular de las organizaciones de las víctimas y sus familiares, todos ligados a la defensa de los Derechos Humanos.

Una de las reivindicaciones más sentidas y persistentes del exilio chileno ha sido la recuperación de sus derechos cívicos reclamando su participación en los comicios electorales, incluso si éstos están viciados por la ilegítima ley electoral binominal. Esta demanda demuestra, por si sola, el interés que los chilenos exiliados prestan a la suerte del lejano país. La ex-presidente Michelle Bachelet presentó un proyecto de ley para otorgar el derecho a sufragio en las elecciones presidenciales a los chilenos expatriados. Empleando el veto parlamentario y diversos pretextos, la derecha chilena se negó a aprobar la ley. Así, hoy los chilenos en el extranjero se encuentran aún excluidos, después de 20 años, de participar a la vida política nacional.

El diplomático Edwards nunca tuvo, ni en el pasado ni ahora, respeto por el Presidente Allende.

En 1971, Edwards no tuvo la honestidad de permanecer fiel a la misión diplomática en La Habana que le encomendara el Presidente Allende, pretextando, a posteriori, un supuesto complot en el que habría participado incluso un periodista, actual director de Punto Final.

En el presente, Edwards comete una ignominia pretendiendo responsabilizar a Allende y su gobierno de desencadenar la asonada golpista de septiembre del 73. El escritor intenta no solo empañar la imagen de Allende sino además ocultar a los verdaderos responsables del golpe militar tanto en Washington como en Santiago. Procura así, se supone que de manera benévola, ocultar la mano ajena que denunciara Allende en su último discurso.

En toda su trayectoria, Edwards ha demostrado con creces que no es un personaje fiable, ni intelectualmente honesto, ni leal.

Chilenos en el exilio en Francia, imposibilitados, a causa de la ilegítima Constitución pinochetista y el veto del mismo sector político y social del señor Edwards, de ejercer nuestros derechos básicos de ciudadanos, no nos queda otra opción, para expresar nuestro rechazo a su persona y a su política, que declararlo, para el Bicentenario de la independencia de Chile, Persona non Grata durante nuestra celebración.

Embajador Jorge Edwards declarado Persona non Grata por chilenos en Francia

Asociación Casa Chile.

Asociación Ex-presos políticos chilenos en Francia.

Asociación Tierra y Libertad para Arauco.

Asociación Orly-Chili Solidarité.

Asociación Salvador Allende.

AFAENAC.

Asociación Culturelle Franco-chilienne de Nantes.

Asociación SFC pour le Droits de l’Homme.

Asociación Proyecto Aconcagua en Grenoble.

Partido Comunista de Chile en Francia.

http://www.piensachile.com/content/view/7656/7/