Hace algunas semanas el Servicio Nacional del Consumidor (SERNAC) reveló que había recibido 13.000 reclamos sólo en los meses de Enero a Mayo del 2010. Todos ellos se refieren a diversas formas de abusos cometidos por multitiendas y bancos en contra de indefensos consumidores individuales dependientes de créditos bancarios y comerciales y especialmente de las […]
Hace algunas semanas el Servicio Nacional del Consumidor (SERNAC) reveló que había recibido 13.000 reclamos sólo en los meses de Enero a Mayo del 2010. Todos ellos se refieren a diversas formas de abusos cometidos por multitiendas y bancos en contra de indefensos consumidores individuales dependientes de créditos bancarios y comerciales y especialmente de las tarjetas de crédito, cuyo número en circulación es ya superior a los cinco millones.
Entre las infracciones a los derechos de los consumidores que cometen las grandes empresas se cuentan: 1) La suspensión o el cambio unilateral del contrato, sin informar ni dar razones 2) Calificación exagerada de insolvencia para acelerar el cobro de la deuda 3) Considerar el silencio del consumidor como aceptación 4) Mandatos imprecisos que permiten a la empresa contratar servicios a nombre del consumidor 5) Autorización a los consumidores para que las empresas soliciten a terceros que manejen sus datos personales y de su cónyuge 6) Las empresas se eximen o limitan anticipadamente de su obligación de indemnizar al consumidor en el caso que corresponda 7) Las empresas se eximen de la obligación de identificar al usuario de la tarjeta, ni se hace cargo de errores
administrativos 8) Cláusulas que hacen responsable al consumidor por fraudes, hurtos y robos de tarjetas 9) Costas y gastos de cobranza que no se ajustan a normas legales 10) Las empresas toman decisiones a nombre del consumidor sin rendirles cuenta y 11) Las empresas destruyen documentos que respaldan la compra en plazos fijados por ellas unilateralmente.
El malestar de millones de chilenos modestos y de capas medias, por estos atropellos, se hizo presente durante la campaña electoral del año pasado. La candidatura de Arrate, el Juntos Podemos y otros sectores políticos los denunciaron. Aún más, pusieron como condición entre los conocidos «12 Puntos» para apoyar en segunda vuelta a Frei, la adopción de medidas «para una mayor protección de los usuarios, frente a los abusos financieros». Como candidato, Piñera comprendió que no podía guardar silencio y siguiendo su estratagema demagógica aseguró en uno de los foros televisivos que él crearía «un Sernac financiero», destinado a acabar con las referidas infracciones.
Lo sucedido en esta materia muestra a las claras el verdadero carácter de este régimen derechista. Hasta ahora sigue pendiente en el Congreso una legislación sobre la materia, a la espera de lo que va a decidir en definitiva el Ejecutivo. Pero, éste se ha demorado en conciliar el compromiso con los electores y el resguardo de los intereses de banqueros y grandes tiendas, a los cuales deben atender ante todo, por Presidente y Ministros pertenecen a la misma clase. Entretanto han aflorado también aquí los celos entre el Ministro Fontaine de Economía y el Ministro Larraín de Hacienda. Además Fontaine pertenece a la UDI, mientras Larraín se alinea con RN., partidos que se pelean abiertamente la hegemonía en la derecha.
Como resultado de las disputas, la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF) emitió en un plazo de dos meses, dos circulares contradictorias entre sí. Mientras la primera condenaba las ventas «atadas» o condicionadas que obligan a los deudores hipotecarios a comprar determinados servicios de la entidad vendedora, la segunda circular autorizó esta práctica abusiva, con el nuevo nombre neutro de ventas «conjuntas». Sin embargo, después de emitida la segunda circular, los bancos continuaron con sus ventas condicionadas, las que desde ya son ilegales. El Mercurio, (23 de Noviembre) en un sondeo en terreno, aseguró que uno de cada tres bancos estaba exigiendo abrir una cuenta corriente para la entrega de préstamos hipotecarios.
Las grandes tiendas, bancos y supermercados, por supuesto, no están nada de contentas con todo este barullo. No quieren que se las controle, están acostumbradas a imponer su voluntad sobre los indefensos compradores individuales, sobre los controladores, las pymes, los medios de comunicación, los parlamentarios a quienes financian sus campañas. Gracias a ello es que Falabella, Cencosud, los bancos y otros grandes consorcios han acumulado tan descomunales ganancias que Chile les quedó chico y ahora se expanden por toda Latinoamérica.
El resultado de la tramitación en el Congreso del proyecto de ley de Sernac Financiero es incierto. No hay garantía que el gobierno de derecha cumpla sus promesas. Para obtener algo positivo se necesita una actitud clara, al menos de toda la oposición unida. Se requiere que las asociaciones de consumidores, movilizando a sus bases, juntas de vecinos y otras organizaciones nuevas (como, por ejemplo, usuarios de tarjetas) participen activamente en la tramitación de la ley.