La abogada de las víctimas de un falso positivo (asesinatos de civiles cometidos por la Fuerza Pública presentados después como «guerrilleros dados de baja en combate») que tuvo que viajar a Valledupar, se encontró en el vuelo de regreso con el sindicado el teniente Carlos Andrés Lora Cabrales. El militar que, teóricamente, paga una condena […]
La abogada de las víctimas de un falso positivo (asesinatos de civiles cometidos por la Fuerza Pública presentados después como «guerrilleros dados de baja en combate») que tuvo que viajar a Valledupar, se encontró en el vuelo de regreso con el sindicado el teniente Carlos Andrés Lora Cabrales.
El militar que, teóricamente, paga una condena por otro falso positivo, llegó como cualquier otro pasajero al aeropuerto, tomó su vuelo, y en Bogotá no lo recibió ninguna escolta, ni militar ni del INPEC.
Antes de volar, el teniente había dicho que no podía asistir a las audiencias de su propio juicio por problemas de seguridad. Pero en el aeropuerto nadie le escoltaba ni evitaba que disfrutara de la libertad, como sus otros compañeros condenados en la prisión militar de Tolemaida.
El teniente del Ejército Carlos Andrés Lora Cabrales está condenado a 30 años de cárcel por la muerte de un indígena cancuamo, y está en juicio por un falso positivo. Pero la abogada de las víctimas del último caso (una estudiante y un joven comerciante asesinados presuntamente por efectivos del Ejército en 2003), lo encontró sin seguridad y sin ningún acompañamiento viajando en un vuelo comercial e Valledupar a Bogotá.