Tres de los ocho premios de la XXV edición del Festival Internacional de Films de Friburgo (FIFF) que acaba de terminar el último fin de semana de marzo recompensaron a películas latinoamericanas. El público otorgó su máxima distinción a «Los Colores de la Montaña», primer largo metraje del realizador colombiano Carlos César Arbeláez, quien también […]
Tres de los ocho premios de la XXV edición del Festival Internacional de Films de Friburgo (FIFF) que acaba de terminar el último fin de semana de marzo recompensaron a películas latinoamericanas. El público otorgó su máxima distinción a «Los Colores de la Montaña», primer largo metraje del realizador colombiano Carlos César Arbeláez, quien también logró la presea del Jurado Ecuménico . La producción guatemalteca «Las Marimbas del Infierno», de Julio Hernández Cordón, obtuvo el premio especial al talento. «Sin Retorno», del argentino Miguel Cohan recibió una mención especial de parte del Jurado Internacional.
«Ventanita para la reflexión sobre el desplazamiento»
«El premio del público es un galardón trascendente…para mí, tal vez, el más importante que puede otorgarse en todo festival», señala el director colombiano Carlos Arbeláez instantes después de conocer su designación.
Comprueba una intuición «que tuvimos desde el mismo momento que terminamos la película: que iba a tener una muy buena acogida, incluso en la salas comerciales. Porque remueve y moviliza la sensibilidad de la gente». El premio de Friburgo «es un espaldarazo, un voto de confianza significativo», enfatiza.
La reflexión del joven director colombiano se confirma en la distribución y el impacto de su film. «En apenas quince días desde su estreno en mi país bate ya un record de 200 mil entradas. Pensamos que superaremos el medio millón».
Además, explica, «mi película comenzará a distribuirse en las salas comerciales suizas a fines de marzo -con 9 copias vendidas-, y el 12 de abril en Francia – con 40 copias vendidas-. Será presentada en 20 países, lo que es algo jamás visto para una producción colombiana».
El film presenta la vida en un pequeño pueblo de las montañas del país sudamericano. Con el drama cotidiano de una comunidad atenazada por el conflicto bélico entre los diferentes actores armados.
Trágica realidad vista a través de los ojos de Manuel (Hernán Mauricio Ocampo), un niño de 9 años, el protagonista principal, que asegura una actuación superlativa. Éste, con sus amigos Julián y Poca Luz, aportan una poesía y un humanismo particular al drama de una comunidad condenada al desplazamiento forzado.
Mientras el gran desafío de los adultos del pueblo es el de poder mantenerse en sus tierras, la principal obsesión de Manuel es recuperar su balón de fútbol caído accidentalmente en un campo minado.
«No pienso que una película pueda cambiar toda una realidad social. Pero espero, simplemente, poder abrir una ventanita de reflexión entre el público colombiano que se muestra cansado por el conflicto y por realidades crueles como el desplazamiento…
…Me gustaría que esta mirada cinematográfica pueda ayudar a que se visualice mejor ese enorme drama del desplazamiento que afecta a más de 5 millones de personas, en su gran mayoría campesinos», argumenta Arbeláez.
«Contar vivencias con mirada universal»
«Me demoré 9 años en todo el proceso de Los Colores de la Montaña. El rodaje lo realizamos en 7 semanas en el pueblo de Jardín, en el suroeste de Antioquia, cuya capital es Medellín. Y pudimos terminarlo en el 2010 gracias a que el guión obtuvo el Premio Cine en Construcción de Toulouse, Francia», explica Arbeláez.
Un desafío particular que «me llevó casi dos años fue conformar el elenco. Todos -menos un actor principal- son amateurs», explica.
Los niños intérpretes fueron designados entre «más de 7 mil candidatos y le dediqué ocho meses de trabajo, encuentros informales, paseos, para que los protagonistas infantiles se hicieran amigos y pudieran transmitir con veracidad esa relación clave para el contenido».
Uno de los retos esenciales de Los Colores… – complementa- fue presentar las relaciones de amistad que pueden ser rotas por un desplazamiento forzado.
La película se estrenó en el Festival de San Sebastián en septiembre del año pasado, «donde ganamos el premio Kutxa a los Nuevos Directores. Y desde entonces no ha dejado de darme enormes e inesperadas emociones».
En su corto recorrido Los Colores de la Montaña obtuvo los premios del público y de la Comunidad Católica en el Festival de Cartagena de Indias, Colombia; el del público y mención especial del jurado en el Festival del Cine de Ronda, España; así como la Espiga de Plata en la muestra «Spirit of Fire», en Rusia.
Creo -enfatiza Arbeláez- que algunos cineastas colombianos «estamos aprendiendo a contar vivencias de una manera más universal, más intimista, más comprensible para la gente».
No significa renegar «de explicar la realidad y lo cotidiano, pero encontrando otros caminos que no sean tan frontales como los que usábamos. No es aceptable que por narrar una realidad tan compleja rehuyamos a la poesía… Y tal vez éste es el principal aporte del cine colombiano actual al conjunto de la cinematografía latinoamericana», concluye.
*Sergio Ferrari, en colaboración con swissinfo y E-CHANGER
Premios y público
Películas de Colombia, Guatemala y Argentina obtuvieron tres premios -entre ellos el del público- y una mención especial del Jurado Internacional.
La «Mirada de Oro», principal presea del FIFF, fue otorgada a Poetry, del realizador sudcoreano Lee Chang-dong.
Dicho film ganó también el premio otorgado por la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica.
El Jurado Internacional entregó su premio especial a Please Don’t Disturb del director iraní Mohsen Abdolvahab.
El premio E-CHANGER, concedido por la ONG del mismo nombre con sede en Friburgo, Suiza, y otorgado por el Jurado de Jóvenes – 6 miembros de Suiza y un representante de Francia- galardonó a Late Autumn, del director Kim Tae-Yong, de Corea del Sur.
La Federación Internacional de Cineclubs entregó su «Don Quijote» a Autumn, del realizador Aamir Bashir de India.
El conjunto de los premios se eleva a unos 77 mil dólares estaodunidenses.
Los organizadores contabilizaron 32 mil espectadores, lo que significa un aumento del 5% en relación a la XXIV edición del 2010
En su sesión de clausura -donde se entregaron las preseas- el FIFF presentó «Tropa de Elite II», de José Padilha, film brasilero éxito de taquilla en su país. (Sergio Ferrari)
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