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Reseña del libro de Luis Hernández Navarro «Cero en conducta. Crónicas de la resistencia magisterial»

Fuentes: Rebelión

Reseña del libro de Luis Hernández Navarro. Cero en conducta. Crónicas de la resistencia magisterial. México: Fundación Rosa Luxemburgo y Para Leer en Libertad A.C., 2011.

El libro de Luis Hernández Navarro —Cero en Conducta, Crónicas de la resistencia magisterial-va más allá de los propósitos explícitos de su autor: testimonio personal, historia de un sindicato y su disidencia, ensayo interpretativo, crónicas y álbum de fotos de sus protagonistas. Constituye, en realidad, una incisiva y comprensiva mirada de lo acontecido en nuestro país durante las últimas cuatro décadas; una radiografía de los intrincados mecanismos del poder que van desde su capacidad de cooptación de los sectores más débiles –moral e ideológicamente– de los movimientos sociales, pasando por la manipulación y utilización apócrifa de causas y reivindicaciones democráticas, hasta el uso sistemático de la estigmatización mediática, la fuerza armada y policíaca, el aparato judicial, y, cuando lo guzga «necesario», la contratación de sicarios para aniquilar físicamente a los irreductibles. Es también una etnografía de la capacidad del pueblo mexicano para resistir a los poderosos en sus variadas expresiones ciudadanas, civiles, comunitarias, guerrilleras, barriales, gremiales; una obra que refiere a la rebeldía, la inconformidad, la defensa de los intereses colectivos y la dignidad nacional de los y las trabajadoras de la educación en México.

Luis reclama que su libro no es ni pretende ser un «trabajo académico», aunque la acuciosidad de los datos con los que sustenta sus tesis políticas sobre las realidades del país y los movimientos sociales, comprobados a través de entrevistas, documentos y bibliografía –y a partir de un subyacente marco teórico– satisface ampliamente los rigores del mismo. También se asume que la obra no es «objetiva», ya que -afirma el autor– es un escrito nacido de un compromiso político que se hace claro al lector, pero pregunto: ¿no es esa la verdadera objetividad, deseable y necesaria en una investigación?

Así, Cero en conducta inicia su larga trayectoria de 504 páginas poniendo las cartas sobre la mesa: Luis Hernández ha vivido una intensa experiencia sindical como secretario general de la D-II-24, una combativa organización gremial de los trabajadores técnicos, administrativos y manuales del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Participando yo mismo en la rama académica sindical de esta institución, estoy consciente del significado e impacto de dicha experiencia en el autor, quien junto a sus compañeros participó activamente en la fundación de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE) y en las movilizaciones y negociaciones nacionales, redactando multitud de documentos de balance y táctica. De esta manera, las crónicas de la resistencia magisterial están escritas desde adentro del movimiento, desde quien recorrió prácticamente todo el país dando conferencias, cursos, talleres, seminarios y participando en las reuniones y asambleas, durmió en escuelas, casas de maestros y en los modestos hoteles que algunas secciones sindicales tenían; de quien conoció el estilo de vida del magisterio, sus familias y bibliotecas llenas de libros que habían leído; de quien adquirió «una formación sindical no libresca» que sería muy útil para comprender más adelante, ya como analista, la dinámica del movimiento magisterial. Cero en conducta, en suma, en palabras de Hernández: «…busca narrar una historia del movimiento desde abajo, o si se quiere, desde la dirección del movimiento. Fue escrito no mirando al Estado, ni a las contradicciones en las élites, sino a los maestros de aula y sus dirigentes.» (P. 15)

Los protagonistas del libro, los héroes de la trama, son quienes conforman la base social informada y politizada del movimiento magisterial, los maestros y las maestras de base. «Ellos demuestran su voluntad de hacerse cargo de su propia lucha, sin intermediarios y sin depositar el futuro del movimiento en «lúcidas» vanguardias.» Ellos y ellas son quienes integran la CNTE, «…una isla de honestidad en el mar de corrupción del sindicalismo nacional y una fuerza anti-corporativa». (P. 22) Como sostiene nuestro autor: «Los maestros democráticos llevan ya más de tres décadas caminando carreteras y acampando frente a edificios públicos. Se niegan arriar sus banderas de lucha y olvidar a sus muertos. Para sus enemigos merecen un cero en conducta. Sin embargo, en las aulas y en las calles se han forjado así mismos. Ellos desempeñan un papel central en la lucha por un México distinto. Cumplen con un papel de primer orden en la generación y divulgación de un sentido ético-político alternativo hacia las clases subalternas.» (P. 28)

Luis no presenta, con todo, una visión idealizada y maniquea del movimiento. Así, afirma: «Pero no todo es miel sobre hojuelas. Algunos de ellos han sido cooptados, sobre todo a partir de 1989, por Elba Esther Gordillo. Otros han traicionado a sus compañeros y se han convertido en todo aquello contra lo que siempre lucharon. Algunos más hasta se volvieron paramilitares. Así sucedió con Solidaridad Campesino Magisterial, de Chiapas.» (P. 24)

El libro es una denuncia, asimismo, de uno de los fenómenos más perniciosos que caracterizaron al régimen de partido de Estado que gobernó México por más de 70 años y que sin rubor ha sido continuado por la contrarrevolución en el poder representada por los gobiernos de Acción Nacional: el sindicalismo corrupto, el cacicazgo delincuencial que desde Carlos Jonguitud, hasta Elba Esther Gordillo, en el gremio magisterial, ha detentado el poder gozando de la complicidad e impunidad de los gobiernos en turno. En sus páginas se describen las trayectorias de arribismo, corrupción, traiciones y componendas para escalar en el SNTE, haciendo realidad la máxima de «que todo lo que se arrastra sube». Con nitidez se caracteriza a esta organización como uno de los más importantes tentáculos de los poderes fácticos que controlan el país desde las sombras. Una pieza clave de la maquinaria electoral de la mayoría de los partidos políticos y del sistema electoral. Con incalculables ingresos económicos, la maquinaria del SNTE está presente en el ámbito nacional como una poderosa fuerza política con incidencia en la vida toda del país.

Se hace un recuento histórico de quienes en la contraparte nacional popular se distinguieron en el pasado en la lucha de los maestros dignos, como los integrantes del Movimiento Revolucionario del Magisterio, con Othón Salazar a la cabeza, el «predicador rojo», como lo llama Luis; son los inclaudicables, congruentes con sus principios; quienes desde el magisterio incluso se vieron forzados a optar por la lucha armada, como Genaro Vásquez y Lucio Cabañas. El MRP en su relación con la CNTE, es observado en sus continuidades y rupturas, como una conservación de la memoria.

Indudablemente, que en centro del análisis se encuentra la propia CNTE. Sus corrientes reformistas y radicales, las etapas vividas desde su creación, su carácter de coordinación de movimientos emergentes de base que surge desde las asambleas de escuela y federal a los representantes electos en los centros de trabajo. Sus incansables luchas en las calles, en las carreteras, en las asambleas que parecen no tener fin, en los pueblos indígenas como intelectuales orgánicos, en el intrincado papeleo de los informes y los exámenes, con sus raquíticos salarios, con su convivencia diaria con las estructuras del charrismo.

Las crónicas de la guerra sucia contra el magisterio son impactantes y conmovedoras: las violaciones de hombres y mujeres cómo formas de intimidación y vejación, las amenazas cotidianas, las represalias y sanciones económicas, las torturas, los asesinatos, las desapariciones forzadas, los atentados, las emboscadas, los porros, las golpizas, la impunidad de los victimarios, las averiguaciones previas siempre abiertas, las equiparaciones judiciales con delitos comunes, los cargos prefabricados, todo el arsenal de la represión «legal» y clandestina.

En el libro hay un personaje especialmente siniestro que aparece de principio a fin y que representa, en todos sus matices, la perversión del charrismo sindical, las formas en ocasiones grotescas en que se manifiesta toda la descomposición del sistema imperante: Elba Esther Gordillo, la «maestra», la personalización misma de la corrupción y el cinismo, servidora del poder, cambiante según intereses y correlación de fuerzas, instrumentadora de fraudes electorales, detentadora de una inmensa riqueza y de recursos públicos a través de su allegados en varias dependencias del gobierno. Amiga de «intelectuales», la «maestra» opina que a la prensa se le controla de dos maneras: con información y con dinero. «Fiel a su máxima -afirma Luis-su generosidad ha sido desde entonces proverbial. Conferencias pagadas, publicaciones de libros, viajes, comidas en restaurantes lujosos, regalos, asesorías, trato político privilegiado son algunas de las contribuciones de la líder moral a intelectuales y formadores de opinión pública.» (P. 226)

La obra refiere también a los persistentes esfuerzos de la derecha gobernante por privatizar la educación a través de variados mecanismos, y a partir de denigrar sistemáticamente el trabajo de los maestros y la educación impartida por el Estado, construyendo una opinión pública hostil a la enseñanza que establece el artículo tercero constitucional, desapareciendo a las normales rurales y a todo lo que este asociado con la tradición del cardenismo y la educación socialista que se puso en práctica en este periodo, así como contenidos de educación sexual y la introducción de los libros de texto. «El Centro de su estrategia, como la de Mexicanos Primero, –señala Luis– ha sido inventar una crisis en el sector, fabricar mitos sobre el desastre pedagógico nacional y la ineficiencia de los maestros.» (P. 472)

Cero en conducta deja en claro la complejidad y singularidad de los tejidos sociales, regionales, étnicos, políticos, que dan cuerpo a movimientos sociales de la envergadura e importancia nacional como el del magisterio mexicano. Su decisiva influencia en acontecimientos políticos como los que protagonizó la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, ese extraordinario levantamiento de los de abajo contra un gobernante criminal como Ulises Ruiz. La Comuna de Oaxaca es estudiada con rigor y descrita con entusiasmo. Con este libro, y el trabajo editorial que desarrolla cotidianamente desde el periódico La Jornada, Luis Hernández se perfila -desde la izquierda social– como uno de los más notables analistas y cronistas políticos de nuestro país.

Cuautla, Morelos, a 7 de junio de 2011.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.