«Exigimos la salida de las bases militares del Gobierno y de la insurgencia de nuestro territorio», proclamaron los toribianos después de analizar el contexto que viven, de reconocer las dificultades internas y de pensar salidas colectivas al conflicto armado, durante la Audiencia Pública realizada en Toribío Cauca. Toribío: corazón de la resistencia Toribío es un […]
«Exigimos la salida de las bases militares del Gobierno y de la insurgencia de nuestro territorio», proclamaron los toribianos después de analizar el contexto que viven, de reconocer las dificultades internas y de pensar salidas colectivas al conflicto armado, durante la Audiencia Pública realizada en Toribío Cauca.
Toribío: corazón de la resistencia
Toribío es un territorio marcado por las huellas de la resistencia, sus grandes montañas resguardan historias y luchas permanentes desde el pueblo Nasa. Allí, precisamente el 24 de febrero de 1971 nació el Consejo Regional Indígena del Cauca-CRIC y en 1980 se creó el primer Plan de Vida llamado Proyecto Nasa (1). Proceso que sumado a otras luchas populares realizó las más grandes recuperaciones de tierra y de conciencia colectiva para promover el proceso político organizativo con el que en la actualidad contamos.
En Toribío las comunidades organizadas además de resistir sometimientos militares, económicos e ideológicos de un modelo de codicia que se sirve del accionar de todos los actores armados para desplazar, despojar y privatizar los bienes comunes, han logrado promover algunas alternativas para seguir siendo desde el territorio. Vale recordar que todo ese esfuerzo ha sido merecedor de innumerables reconocimientos, como el premio a mejor Plan de Desarrollo del País en el 2002 y el Premio Ecuatorial por el destacable manejo ambiental en el 2004. «Toribío es un territorio montañoso, un lugar privilegiado, donde los climas se sobreponen en las montañas. En donde el agua fresca no falta. Aquí nacen los ríos que descienden para crear valles fértiles. Además en este territorio se encuentran los páramos, lugares sagrados donde la estrella y la laguna se juntaron para dar origen a los indígenas Nasa» (2), dicen los mayores.
Desde hace casi 30 años en 14 ocasiones la guerrilla se ha tomado el pueblo, dejando un sinnúmero de civiles heridos y muertos, y en los últimos años ha aumentado la presión y la violencia contra las comunidades y las organizaciones indígenas. Paralelo a esto, la fuerza pública que también proclama defender y darle seguridad al pueblo, persigue, maltrata, y agrede indiscriminadamente a los civiles. Ambos actores pretenden controlar y someter valiéndose de la fuerza de las armas para aniquilar la fuerza de las ideas, de las palabras, de las acciones, de los pensamientos que emanamos los pueblos en resistencia. «Si los grupos armados son la solución. ¿Por qué tantas muertes y un país en destrucción?». «Un fusil no escribe ni educa», fueron los mensajes en carteleras y en pasacalles que caminaron convocando a la paz durante la marcha que se realizó en el casco urbano de Toribío, justo antes de iniciar la Audiencia Pública (3).
Acciones armadas serviles al despojo
La toma guerrillera perpetrada contra Toribío el pasado 9 de julio fue una acción demencial de las Farc, no sólo por las vidas que cegó y las familias que afectó psicológica y económicamente, sino también por su insistencia en atacar con sevicia el corazón de la resistencia pacífica en Colombia. Porque aunque insistan en mentir descaradamente, el ataque sí fue contra el pueblo, contra los civiles, contra los indígenas, contra la dignidad y la resistencia que se teje desde el norte del Cauca. «Nos sorprende que siempre que atacan dicen que es contra la fuerza pública, pero las casas destruidas son las nuestras. Recuerdo que hace varios años en Jambaló fue lo mismo, en el último ataque fuerte la mayoría del casco urbano nos desplazamos a los sitios de asamblea permanente para dejarlos que pelearan entre ellos y no pasó nada», manifestó con indignación uno de los afectados por las explosiones en Toribío.
«El supuesto control de la fuerza pública en el territorio es para manejar el narcotráfico», expresó un comunero en una de las comisiones previas a la Audiencia Pública, quien ve con malos ojos la entrada masiva de militares al norte del Cauca. Seguramente, porque él como muchos otros hemos sido testigos de que son los mismos soldados y policías los que negocian con los narcotraficantes y hasta protegen las rutas claves para procesar y sacar la droga. Pero también es el control territorial que necesitan ejercer contra las resistencias y las alternativas de vida del movimiento indígena, para abrirle camino a las transnacionales y a las multinacionales que quieren entrar a hacer y deshacer en nuestro territorio. «(…) cada vez tenemos menos dudas de que la guerra es funcional al modelo de colonización minero-energético, de la expansión de los agrocombustibles y de la expropiación de los territorios indígenas y de los afrodescendientes y campesinos, impulsada por las transnacionales. Tanto la invasión de nuestros territorios por el Ejército oficial, como la ocupación de nuestras comunidades por la insurgencia armada, promueven un modelo territorial y económico extractivo y dependiente de las rentas de los bienes comunes, reproduciendo un sistema de despojo y aniquilamiento que los indígenas conocemos desde hace siglos», ratifica el texto final de la Audiencia Pública.
Añade el texto que «(…) ambos bandos comparten la misma estrategia, disparan, hacen estallar explosivos o bombardean indiscriminadamente, con la supuesta certeza de que los civiles muertos o heridos, por estar cerca de sus enemigos, también son blancos legítimos». Así sabemos, entendemos y ratificamos que ningún actor armado nos protege, ambos nos utilizan como carne de cañón, mientras aseguran defendernos. Y lo peor de todo no es sólo que los civiles somos los que más perdemos en este conflicto, además nos preguntamos ¿quiénes se benefician con esto?, porque la consecuencia del ataque del 9 de julio es aumentar la fuerza pública y recrudecer la guerra. Por eso, la ACIN, «rechaza de manera contundente la orden del presidente Juan Manuel Santos respecto de destruir las casas de los indígenas, campesinos y pobladores urbanos de Toribío, Caldono, Jambaló, Corinto y Caldono, donde la guerrilla se ha escudado y desde donde presuntamente dispara sus armas y lanza artefactos explosivos. Resulta totalmente inaceptable que luego de que la guerrilla de las FARC en un ataque demencial destruye y afecta cerca de 330 casas en el área urbana de Toribío y 150 casas en Corinto, el señor Presidente de la República ordene destruir las casas que han quedado en pie y seguidamente ordene la construcción de un batallón de alta montaña en el Corregimiento de Tacueyó». A lo mejor con esas acciones contra el pueblo, lo que pretender es consolidar nuestros territorios de vida en teatros de operaciones para la muerte y para la acumulación de unos pocos.
Mirada crítica necesaria para caminar la palabra
Previo a la Audiencia Pública, multitudinarias comisiones conformadas por toribianos y acompañadas por representantes y delegaciones de otras etnias y otros procesos populares del país, se sentaron a dialogar e intercambiar sobre la situación actual, donde también hablaron de algunos puntos álgidos y de gran preocupación para las familias y la comunidad. «Hay muchos jóvenes milicianos, pero qué vamos a hacer si el control no empieza desde la misma familia», sostuvo con angustia una maestra del reguardo de Toribío, porque ha visto cómo en los últimos años son jóvenes y niños indígenas los que engruesan las filas de las guerrillas. «En la primera toma al municipio que creo que fue en 1983, eran paisas, costeños y caqueteños los que atacaban al pueblo, ahora son nuestros jóvenes, nuestros niños, los que están atacando a su propio pueblo», menciona Gilberto Yafué, recordando las palabras del Alcalde de Toribío.
Es una situación muy complicada para las familias, para la comunidad, para la organización y para el movimiento indígena, «por eso es hora no sólo de seguir haciendo mandatos, declaraciones y pronunciamientos. Es hora de actuar. No hay que preguntarle a la gente qué hacer. Desde hace años lo hemos dicho. Necesitamos actuar ya», agregó la maestra. Frente a esta gran dificultad, además de proponer la salida de todos los actores armados del territorio se pide a las autoridades «exigir que los milicianos indígenas se definan, no involucren a sus familias y se alejen de las comunidades», solicitó un comunero de Tacueyó.
«Tenemos que revisar la prepotencia de algunos líderes, nuestras estructuras, nuestras autoridades y nuestras acciones dentro del territorio, porque las asambleas se están mermando. Creo que otros nos están ganando gente», manifestó otro comunero de Tacueyó haciendo referencia a decisiones autoritarias de unos líderes que han roto los procesos de consulta con las bases. Aclaró también que aunque no son todos, las decisiones y las acciones contradictorias de una sola persona en nombre del proceso afectan a todo el movimiento. «Los líderes y autoridades deben llegar y acompañar más a las comunidades. La consejería debe orientar más y tomar decisiones consultando a la comunidad», se solicitó en las comisiones de trabajo. «Revisemos la dignidad, la solidaridad, la igualdad, la equidad, la hermandad. Es una tarea que tenemos como urgente para recuperar la confianza en nuestro territorio», completó Gilberto Yafué, replicando la voz de la gobernadora de López Adentro. Así, la tarea urgente que se avecina es volver a las bases, escucharnos, reflexionar y tomar decisiones colectivamente para fortalecer nuestro proceso político organizativo que viene siendo agredido no sólo por el modelo económico de muerte y por la insurgencia armada, sino también por nuestra falta de coherencia al caminar la palabra.
Propuesta para construir colectivamente
Previo a la Audiencia Pública también se discutió acerca de algunas propuestas concretas para el Plan de Protección de los territorios. «Reflexionar más ampliamente en la comunidad y con las autoridades sobre las implicaciones de declararnos territorios de paz y de autonomía», y se propuso «declarar los territorios en resistencia y en desobediencia al conflicto armado y a las leyes del Estado. Realizar barridos veredales de información y de reflexión en todo el territorio. Que la fuerza pública y la insurgencia armada saquen sus males de nuestro territorio», fueron otras voces que se escucharon en las comisiones de trabajo.
En el documento final se propuso una Minga de Resistencia por la Autonomía y Armonía Territorial y por el cese de la guerra, para «la desmilitarización de los territorios indígenas y el freno a la militarización promovida por el ejército y las FARC; para convocar al gobierno nacional y a la guerrilla a Diálogos Humanitarios en territorio indígena del Cauca para exigir el cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario; y para reactivar los Debates públicos con el gobierno y la insurgencia, sobre los proyectos políticos y territoriales que están en juego».
En medio de agresiones, contradicciones, alternativas y acciones para la defensa de la vida toda, intentamos armonizar palabra y acción para vivir en equilibrio y en armonía con la Madre Tierra y para buscar la coherencia de nuestro discurso con nuestros actos desde el territorio. En ese camino espinoso y lleno de contratiempos que todos los movimientos sociales y populares recorremos, exigimos a los señores de la guerra y ahora con más vehemencia a las Farc, que no le brinden el pretexto al régimen asesino para ocupar militarmente territorios de la dignidad y la autonomía, pues con acciones como la del 9 de julio, lo único que logran es «alimentar la amargura, el odio, la rabia, el dolor. Dejando devastados a quienes han tenido que reconstruir una y otra vez sus pueblos y hogares además de resistir leyes, gamonales y políticas de despojo» (4). «Señor presidente: la guerra no se termina con más guerra; eso ya está suficientemente demostrado en más de 50 años de confrontación armada en Colombia. Señor Cano: su guerra popular hace rato se convirtió en una guerra contra el pueblo. Es hora de dialogar para encontrar una solución política a este conflicto que nos extermina» (5), concluyó la ACIN un comunicado denunciando el cruel ataque a Toribío hace 15 días.
Leer Pronunciamiento de la Audiencia Pública realizada en el corazón de la resistencia: http://www.nasaacin.org/component/content/article/1-ultimas-noticias/2389-terminar-la-guerra-defender-la-autonomia-reconstruir-los-bienes-civiles-y-construir-la-paz
Referencias:
Leer Pronunciamiento de la Audiencia Pública realizada en el corazón de la resistencia: http://www.nasaacin.org/component/content/article/1-ultimas-noticias/2389-terminar-la-guerra-defender-la-autonomia-reconstruir-los-bienes-civiles-y-construir-la-paz
Referencias:
(1) Ver información general del Proyecto Nasa, ver en: http://nasaacin.org/planes-de-vida/90-plan-de-vida-proyecto-nasa/213-planes-de-vida
(2) Tomado de «La alegría y la unidad de Toribío no se quedaron entre los escombros», ver en: http://nasaacin.org/component/content/article/1-ultimas-noticias/2371-la-alegria-y-la-unidad-de-toribio-no-se-quedaron-entre-los-escombros
(3) Ver convocatoria a la Audiencia Pública realizada el 20 de julio: http://nasaacin.org/component/content/article/1-ultimas-noticias/2379-a-toribio-a-parar-la-guerra-y-reconstruir-las-poblaciones-destruidas-
(4) Leer El Mismo día y la Misma Hora en: http://www.nasaacin.org/component/content/article/1-ultimas-noticias/2340-el-mismo-dia-y-a-la-misma-hora
(5) Leer comunicado en: http://www.nasaacin.org/component/content/article/1-ultimas-noticias/2344-senor-presidente-reconstruir-toribio-y-corinto-no-destruirlos
http://www.viva.org.co/cajavirtual/svc0264/articulo02.html
Edición N° 00264 – Semana del 22 al 28 de Julio de 2011